Todas las entradas de: Daniel Lacalle

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

La Parada en Seco de Mercados Emergentes… Más que un Riesgo

«A Glittering Prize, Is it the prize of lost loves” Jim Kerr, Charles Burchill

Hace casi dos años alertábamos en esta columna de lo que se denomina “parada en seco” (sudden stop), que es la desaceleración agresiva de mercados emergentes por tres factores fundamentales:

Comentábamos en mi artículo de 2013 que el impacto podía traducirse en un 0,5% del PIB global en 2013. Efectivamente, la revisión a la baja del crecimiento global se tradujo en un 0,7% menos en diciembre de ese año. Sin embargo, la “parada en seco” está siendo más larga y más intensa de lo previsto.

La caída de las materias primas ha llevado al Bloomberg Commodity Index a su nivel más bajo desde hace 13 años, y ha pillado a economías como Argentina, Venezuela, Brasil, Chile o Sudáfrica sin haber tomado medidas para reducir su dependencia de las exportaciones de petróleo, soja, cobre o carbón. Esto, añadido a políticas intervencionistas equivocadas, orientadas a sostener artificialmente la demanda interna a través de políticas industriales que solo han creado sobrecapacidad y exceso de gasto público, ha llevado a una caída en las reservas de divisas de los principales mercados emergentes de $222.000 millones, la mayor caída desde 2009.

Los analistas que aún confían en el rebote emergente se agarran al hecho de que dichas reservas se mantienen en $7,5 billones, una cifra alta, y a la esperanza casi religiosa de que la Reserva Federal no subirá tipos en 2015. Porque si EEUU sube los tipos, el flujo de dinero a materias primas y mercados emergentes no es que vaya a seguir cayendo al ritmo del 3-4% anual, es que se va a multiplicar al menos por dos. Adicionalmente, los analistas optimistas olvidan que si deducimos Rusia, que ha sido capaz de mantener y aumentar ligeramente sus reservas a pesar de la caída del crudo, el efecto negativo es muy superior.

Contar con un exceso de inversión durante la última década que ha creado sobrecapacidad cercana al 25% en utilización industrial no va a ayudar en un entorno de desinflación de activos.

Los países emergentes se acostumbraron a un flujo excesivo de dinero y han creado exceso de suministro en casi todas las materias primas del planeta

Por otro lado, ese exceso de inversión que comentábamos en esta columna en países como China o Brasil está generando un alto riesgo de estanflación, creando la peligrosa combinación de estancamiento, inflación y pérdida de reservas.

Las monedas de los países emergentes ya reflejan el riesgo de una crisis de crédito en la que esa combinación mencionada lleve a una crisis de deuda. Las monedas del sureste asiático están a niveles de los 90 contra el dólar, y hay países como Sudáfrica cuya moneda cotiza a mínimos históricos con respecto a la de EEUU. Con unos $5,7 billones de deuda, desequilibrios similares a los vividos en los 80, o mediados de los 90 pueden devolver a una crisis crediticia de proporciones descomunales, porque hoy el endeudamiento de los países emergentes es más del doble, según Moody´s.

El problema creado por el dinero barato de la absolutamente desproporcionada expansión monetaria de EEUU y los países de la OCDE viene ahora a mostrar sus peores consecuencias. Los países emergentes se acostumbraron a un flujo excesivo de dinero, a la hiperinflación de activos de riesgo –materias primas incluidas- a la “inversión” en ladrillo sin control donde las valoraciones de las infraestructuras se multiplicaron por tres en media, y han creado exceso de suministro en casi todas las materias primas del planeta. Ahora, tras la enorme ola de liquidez, las consecuencias de la resaca en las economías globales no deben tomarse a broma.

Europa, importador neto de materias primas, sale relativamente beneficiado de esta situación en hasta un 0,6% del PIB

Podrán decirme que todo se soluciona con otro programa de expansión monetaria en EEUU…. Me encanta la gente que busca solucionar la obesidad con donuts. Pero no. El anuncio de un retraso en la normalización de la política de tipos en EEUU o Reino Unido no generaría euforia o confianza, en mi opinión, sino la percepción de que algo va realmente mal cuando no puedes subir tipos 25 puntos básicos después de aumentar el balance de los bancos centrales en 19 billones de dólares.

El impacto que analizábamos en 2013 suponía un 0,5% del PIB global en menor crecimiento. En 2016 esa cifra puede duplicarse, según mis cálculos.
Curiosamente, como ya comentábamos en 2013, Europa, importador neto de materias primas, sale relativamente beneficiado de esta situación en hasta un 0,6% del PIB. Los fans de “depreciar el euro” para exportar se rascan la cabeza porque no entienden que las exportaciones crecían mejor con un euro fuerte. Es sencillo, las exportaciones no son inmunes a las consecuencias de las erradas recetas de expansión eterna  neokeynesiana. Pero el desplome de las importaciones probablemente tenga un efecto positivo mayor sobre el sector exterior que esperar que la guerra de divisas nos permita vender más. Algún día dejaremos de mirar la competitividad exterior desde la intervención en las monedas y lo veremos desde el valor añadido.

Me decía un amigo en Los Ángeles que la política expansiva de los últimos años ha hecho que EEUU exporte inflación y los emergentes se acostumbren, creando los cimientos de la estanflación.

Alguno dirá luego que el problema es que no se hizo suficiente.

Presupuestos de Continuidad

Siempre me sorprende que al Gobierno del Partido Popular se le acuse de “austericidio”. Cuando uno mira la evolución del gasto y las cuentas públicas de los últimos cuatro años es evidente que se ha llevado a cabo un ejercicio de contención presupuestaria moderado, pero que se ha mantenido el gasto social en particular, y el gasto público total, a niveles máximos.

Efectivamente, no se puede tildar de anti-social a un estado que dedica al gasto social el 53% del presupuesto, según el Libro Amarillo publicado ayer. Un 21% del PIB. Dicho gasto social aumenta en estos presupuestos un 3,8%.

La principal clave de estos presupuestos es, por lo tanto, el componente social y la mejora de las cuentas gracias al crecimiento y la creación de empleo, no a los recortes. Son presupuestos de crecimiento económico, y por lo tanto, si se entorpece esa recuperación, se puede cometer el error de volver a caer en la trampa de 2009. Gastar y esperar.

Bajar el gasto público solo un 0,8% pospone hasta 2018 la estabilidad presupuestaria. Dicha reducción viene fundamentalmente por la caída del paro y, con ella, la reducción en la necesidad de gastar más en ayudas al desempleo. La caída de la partida de prestaciones por desempleo, del 21,7%, permite aumentar otros gastos, entre ellos las pensiones.

Por lo tanto, el riesgo de que se paren las reformas o se derogue la reforma laboral como proponen algunos, puede llevarse por delante una de las fuentes fundamentales de ahorro de unos presupuestos muy conservadores.

Otro elemento esencial de ahorro en los presupuestos, que ha permitido adelantar la bajada de impuestos y la subida de las pensiones, es la caída de los intereses de la deuda de un 5,6%. De nuevo, si se imponen las políticas mágicas de algunos y se vuelve a perder la confianza, ese ahorro puede irse al traste, y no habrá Banco Central Europeo que lo solucione. Si copiamos a Syriza tendremos costes de deuda de Grecia. Y aumento de la misma.

Es por lo tanto importante entender que las principales áreas de ahorro dependen de nosotros mismos, de mantener las reformas, seguir creciendo y creando empleo y no caer en la tentación de volver a los errores de 2008-2010.

Me parece muy relevante que se ponga el objetivo de llegar a superávit primario. Sobre todo porque se parte de una estimación de ingresos creíble, que no asume ni la reducción de la economía sumergida del 3% según el Colegio Oficial de Economistas, ni una mejora de la recaudación por expansión económica.

Gracias a los ahorros mencionados se puede adelantar la muy necesaria rebaja de impuestos, en la que hay que profundizar para que la recuperación se convierta en crecimiento sostenible y creación de miles de empresas.

Los presupuestos se encuentran, por lo tanto, con tres retos. Reducir la deuda, el déficit y acelerar la creación de empleo. Son presupuestos de continuidad, conservadores, pues se ha conseguido que España crezca un 3% anual, reduzca los desequilibrios que en 2011 dejaron un enorme déficit fiscal y comercial, y cree un millón de puestos de trabajo. Pero queda mucho por hacer.

Los que siempre se quejan de que España tiene que gastar más deberían explicar a los ciudadanos cómo vamos a sostener déficits anuales superiores al 5%. Y es suicida pensar que la crisis no puede volver si caemos en el error de dormirnos en los laureles de los buenos datos económicos.

Tampoco debemos olvidar que la deuda ha aumentado entre 2011 y 2014 en 300.000 millones de euros ya que esa cifra incluye el rescate a las comunidades autónomas, las facturas impagadas dejadas en 2011 y el rescate a las cajas públicas. Es decir, olvidamos que el ajuste que ha tenido que llevar a cabo la economía española ha sido superior a 15 puntos de PIB y lo ha conseguido creciendo, recuperando la credibilidad perdida y pagando las deudas pendientes de 2011.

Podemos pensar que estos presupuestos son demasiado conservadores y que deberíamos ser más agresivos con la corrección de los desequilibrios. Pero el déficit y la deuda como mejor se reducen es con crecimiento. Si los presupuestos reducen la presión fiscal sobre empresas y familias, dicho crecimiento puede darse de manera sólida. Si se modera el gasto a través del ahorro y menor desempleo, es porque se da un entorno económico expansivo. Pero no debemos olvidar que queda aun mucho por hacer, que hay que profundizar en las reformas, bajar impuestos, reducir gastos, atraer miles de empresas y crear millones de puestos de trabajo. Los riesgos de tirar de la chequera sin fondos ya sabemos como terminan. Con recesión y más paro.

Baja el paro. Las reformas funcionan

“I have to admit, it’s getting better” Paul McCartney

Cuando se habla de las mejoras en las cifras del paro en España parece que alegrarse de que baje y publicar datos positivos es signo de maldad satánica. Los autodenominados “salvadores del pueblo” se revuelven agresivamente contra cualquier noticia positiva. Nada que ellos no hagan puede ser bueno.

Sin embargo, merece la pena analizar las cifras publicadas ayer sobre desempleo porque son muy positivas en muchos sentidos. La tendencia de creación de empleo, aumento de afiliación y crecimiento de horas trabajadas se consolida.

Hace un año y medio los analistas estimaban que España no crearía empleo y la parte más optimista del consenso no estimaba más de 200.000 puestos de trabajo. Pablo Iglesias, en la Sexta, me dijo que era “imposible” crear empleo creciendo tan poco. En los últimos doce meses se han generado 514.900 puestos de trabajo.

La creación de empleo, aumento de afiliación y crecimiento de horas trabajadas se consolida

El ritmo de creación de empleo es muy superior a la correlación tradicional entre PIB y reducción de paro. España lleva un ritmo anualizado de creación de empleo del 3%.

El número de ocupados se sitúa en 17,86 millones de personas, la cifra más alta desde finales de 2011. Con ello, la tasa de participación laboral está a niveles similares a 2008. Para que se hagan ustedes una idea, dicha tasa en EEUU está a niveles de 1978.

La calidad del empleo mejora: En los 12 últimos meses el empleo a tiempo completo ha aumentado en 539.500, mientras que el número de ocupados a tiempo parcial ha disminuido en 26.000. El empleo fijo ha crecido también. La contratación indefinida a tiempo completo crece más de un 18% en lo que va de año.

Esa creación de empleo viene fundamentalmente del sector privado, no del público. Como explicaba Carlos Sánchez ayer, los datos de la EPA muestran que en los últimos 12 últimos meses la ocupación ha aumentado en 486.700 personas en el sector privado y sólo en 26.800 en el público.

No sólo baja el paro sino que aumenta la afiliación. Las horas trabajadas llevan mejorando desde 2012 y la tendencia y tasa de variación son positivas. A la hora de entender las horas trabajadas hay que analizar la demografía y ajustar por esos cambios. En Japón las horas trabajadas también se desplomaron a pesar del bajo desempleo, y los salarios reales están a niveles de hace 20 años.

Todos los que se quejan de que existe empleo precario y temporal deberían al menos reconocer que se han equivocado en todas sus estimaciones. Pero sobre todo:

– No existe una sola economía de la OCDE que haya salido de la crisis desde el empleo fijo. EEUU ha recuperado el nivel de empleo fijo de 2009 en 2015, los ingresos de la seguridad social tardaron seis años en recuperar los niveles de 2008… Y los salarios reales siguen estancados a niveles de 2009.

 

Tenemos pendiente potenciar el autoempleo y el emprendimiento de una manera solida e inequívoca

– Las políticas contracíclicas fallidas de 2008-2009 “para salir de la crisis” han llevado posteriormente a enormes aumentos de impuestos para cubrir el agujero creado a base de tirar de la chequera en blanco, que hacen imposible que las empresas se lancen a contratar como si esto fuera Silicon Valley.

– Las constantes amenazas políticas en materia impositiva y seguridad jurídica entorpecen la inversión a largo plazo y la creación de empleo indefinido.

– Se usa el paro y la desigualdad para justificar mayor burocracia y más gasto. Ninguno de esos problemas se soluciona con más comités, observatorios, cursos y más gasto. Hemos llegado al incentivo perverso en el que los sindicatos y organizaciones empresariales se lucran cuando hay mayor desempleo porque gestionan más cursos. Que se usa el paro para generar “clientes cautivos” dependientes de la subvención y de las migajas que reparte el comité de turno.

– La desigualdad no se soluciona interviniendo. Como explicaba en“Desigualdad, pobreza e ideología”, la desigualdad en España (coeficiente de Gini) se situaba en el 30,7 en 2004 comparado con el 30,6 de los 27 países de la Unión Europea. Entre 2004 y 2011, la desigualdad se disparó un 11% mientras gastábamos en planes sociales, de estímulo, cheques y todo tipo de gastos “protectores”. Mientras, en la UE 27 se mantuvo a niveles de 2004. El que parte, reparte y se lleva la mejor parte.

– La Unión Europea lleva gastando un 0,9% del PIB en planes de empleo y no sólo no ha mejorado la calidad y cantidad de empleo sino que, año tras año, se revisa al alza la “tasa natural de desempleo”.

– Un problema de intervencionismo no se soluciona con mayor intervencionismo.

Aun tenemos por delante retos muy importantes:

Potenciar el autoempleo, que sigue siendo bajo con respecto a la OCDE, y el emprendimiento de una manera solida e inequívoca, bajando cuotas sociales y de autónomos.

Facilitar la transición de PyME a gran empresa, que es muy baja en España, desde una fiscalidad atractiva y un cercenamiento de la burocracia y trabas administrativas. Facilitar en vez de entorpecer.

Aumento de la participación laboral de jóvenes y mayores de 55 años. Que el desempleo juvenil haya caído casi un 9% es una buena noticia. Que se apoye a mantener el valor y la experiencia de los trabajadores experimentados es bueno. Pero hay que hacer más, y de nuevo, el emprendimiento y el autoempleo son claves. Converger a las cifras de los países líderes de la OCDE.

Si queremos mejores condiciones laborales necesitamos muchas más empresas, miles de ellas.  La competencia por el talento no se da desde la decisión de un comité, se da cuando hay empresas que ven atractivo invertir y contratar.

Si queremos mejores condiciones laborales necesitamos muchas más empresas, miles de ellas

La educación debe estar orientada al mundo real, no a acumular datos aprendidos de memoria. Cuando veo en la TV, por ejemplo, que “la generación mejor preparada” viene a Reino Unido, con un 5,6% de paro y cientos de miles de inmigrantes anuales, y “solo encuentra trabajo de camarero”, es la demostración empírica de que nos engañamos con el concepto “mejor preparado” si no somos capaces de mostrar nuestro valor frente a  los miles de franceses, pakistaníes, chinos, americanos, italianos o de cualquier otra nacionalidad que llegan a Inglaterra y sí encuentran oportunidades de calidad.

Se ha hecho mucho por salir de una enorme burbuja inmobiliaria y de obra civil. Se puede hacer mucho más.

España crece más del doble de lo que estimaban los analistas de consenso y la OCDE estima que será el país líder en creación de empleo en 2015 y 2016.Ahora hay que hacerlo sostenido y sostenible. Porque lo que todo español sabe es que tirar de la chequera en blanco y del “gasto social” solo les ha llevado a la cola del paro.

Si queremos los niveles de empleo de EEUU o Reino Unido no los vamos a conseguir con las políticas de Grecia.

Presupuestos de Recuperación y Riesgos Evidentes

“Tonight’s the night when I go to all the parties down my street” Joe Jackson.

Si algo van a demostrar los presupuestos para 2015 es que la mejor receta para cuadrar las cuentas públicas es crecer. Cuando nos hemos empeñado en gastar sin control no hemos conseguido más que deuda y recesión. Pues bien, con todo lo que se puede criticar y que se podría haber hecho diferente, sobre todo en materia fiscal, nadie puede negar que en España se ha pasado de la recesión al crecimiento. Y se ha hecho con recortes muy modestos, aumentando las pensiones y manteniendo el gasto social.

Receta 1 para unos presupuestos expansivos: bajar el paro y moderar el gasto.

Bajar el gasto público desde el 43,5% de 2014 al 38,4% del PIB en 2018, en línea con los ingresos (38% del PIB).

La bajada del gasto público se genera, sobre todo, por la caída del paro y, con ella, la reducción en la necesidad de gastar más en prestaciones por desempleo. Que esto ocurre mientras las pensiones suben un 0,25% es un importante elemento diferenciador. Y es una buena noticia que los autónomos que contraten a asalariados mantendrán el abono de 50 euros mensuales en cotizaciones a la Seguridad Social, la famosa tarifa plana. Una reducción del 50% de la cuota durante los seis meses siguientes y del 30% hasta los 18 meses.

Receta 2 para unos presupuestos expansivos: bajar los intereses de la deuda.

La bajada de los intereses de la deuda del 3,3% al 2,5% del PIB no corresponde “solo” a la política del BCE –como podemos ver con el impacto en otros países como Francia o Italia- sino a una muy hábil estrategia del Tesoro desde 2012, alargando plazos y refinanciando a costes menores. Todos saben que yo hacía la broma “el Tesoro les coloca con éxito” cada vez que emitíamos deuda, pero no se puede negar que un aumento de vida media de la deuda y caída de coste como el conseguido merece valorarse positivamente.

Receta 3 para unos presupuestos expansivos: adecuar gastos a ingresos.

Es curioso que no se haya valorado de manera importante que se busque cuadrar las cuentas y llegar a superávit primario en dos años. Sobre todo porque se parte de una estimación de ingresos creíble, que no asume ni la reducción de la economía sumergida que ya se ha visto en 2013 y 2014 como comentábamos aquí, ni una mejora de la recaudación por expansión económica.

Y creo que merece la pena resaltar los riesgos que ya comentábamos hace un año con los anteriores presupuestos. Esas bajadas del gasto son perfectamente asumibles, sobre todo los gastos del desempleo por la mejora del mercado laboral. Y además, por primera vez veo unos presupuestos donde las estimaciones de ingresos son conservadoras (sobre todo si se da el nivel de crecimiento estimado). Gracias a esos ahorros se ha podido adelantar la muy necesaria rebaja de impuestos que es esencial para cimentar el crecimiento a futuro, así como aumentar las prestaciones de jubilación para las madres de familias numerosas o las políticas activas de empleo. Ya saben ustedes que soy muy crítico con las subvenciones a políticas de empleo. La Unión Europea gasta casi un 0,9% del PIB en políticas activas anualmente y no mejora el paro. Pero en España al menos contamos con la mayor creación de empleo de la OCDE.

Receta 4 para unos presupuestos expansivos: Haber hecho reformas.

Cuando criticamos que la deuda ha aumentado entre 2011 y 2014 en 300.000 millones de euros siempre olvidamos que esa cifra incluye el rescate a las comunidades autónomas, las facturas impagadas dejadas en 2011 y el rescate a las cajas públicas.

A pesar de ello y de las reformas orientadas a ganar confianza –reforma financiera- así como a la creación de empleo –reforma laboral-, la deuda ha continuado subiendo ante una decisión política de ser conservadores y reformar poco a poco sin atacar la mayor parte del gasto público. No se puede negar que se ha hecho un enorme esfuerzo de contención, cierre de empresas deficitarias y reducción de duplicidades, pero también es cierto que los sectores socialdemócratas no valoran la decisión de haber mantenido el gasto social.  Para los que el gasto solo puede crecer, el esfuerzo de contención es “austericidio”. Una broma.

Por otro lado, el gasto público sigue por encima del pico de la burbuja y a medida que se recupera el crecimiento hay que devolverlo a cifras más razonables como muestra el plan presentado. Hay que continuar con la reducción del gasto y la mejora de eficiencia, de manera decidida.

Mucha gente me pregunta cómo se va a pagar la deuda pública si tenemos niveles récord. Como comentaba ayer Carlos Sánchez, el crecimiento nominal del PIB será responsable de una reducción de la deuda equivalente a 15,2 puntos de PIB y España volverá a tener superávit primario (sin intereses) por primera vez desde 2007.

En 2014 comentaba sobre los presupuestos que “el déficit y la deuda como mejor se reducen es con crecimiento. Ese crecimiento sólo va a llegar de manera sólida de las pymes, que generan el 70% del valor añadido y empleo del país, autónomos y familias. Los que han sobrevivido admirablemente la crisis no deben pagar la decisión de sostener las administraciones duplicadas, las subvenciones y el gasto improductivo”.

Mis expectativas de crecimiento y creación de empleo, que fueron duramente criticadas en su momento, resultaron ser conservadoras.

Estos presupuestos son más creíbles que en el pasado, pero históricamente siempre hemos sobrepasado las cifras de gasto. Y si se revierten las reformas y nos acomodamos volveremos a lanzarnos a la recesión.

Pero si retiramos de nuestras prioridades el crecimiento y la mejora de la renta disponible de los ciudadanos, caeremos de nuevo en el error de 2008. Fiarlo todo a las políticas expansivas del BCE.

En estos años se ha recuperado el pago a proveedores, reducido la economía sumergida un 3% según el Colegio Oficial de Economistas, se han aflorado 124.000 millones de euros en la lucha contra el fraude fiscal en tres ejercicios, y se ha bajado la deuda de familias y empresas a niveles de 2006. Se ha llevado a cabo un ajuste de 15 puntos del PIB entre déficit comercial y fiscal,y la economía –según Richard Koo de Nomura- ahorra un 3% del PIB anual. Son datos muy importantes que se tienden a ignorar.

Pero no podemos sentarnos y olvidar los desequilibrios. Con un déficit estructural anual aun superior al pacto de estabilidad y un paro aún muy alto, el objetivo único del Gobierno debe ser que sus votantes, las empresas y familias, recuperen urgentemente la renta disponible para invertir, crear más empleo y consumir. Ampliar la bajada de impuestos, seguir reformando y mejorar competitividad.

Y debemos recordar. Los presupuestos pueden fallar en sus previsiones por muchos lados. Solo uno está en las manos del gobierno. El gasto. Todos aquellos que centran toda su política en aumentarlo ante el unicornio de ingresos fiscales estimados que nunca se materializan pero con gastos muy ciertos y reales, son los que luego llevan al país al borde de la quiebra… Con buena voluntad, claro.

Salir de la crisis es relativamente fácil. No entorpecer el crecimiento, la creación de empleo y de empresas. Todo lo demás son unicornios.