Cuando se abandonan las políticas socialistas y la libertad avanza, cae la pobreza y entra la riqueza. Eso es lo que le molesta a la izquierda depredadora, que crea pobres para servirse de ellos.
Javier Milei ha conseguido en dos años sacar a más de un millón y medio de niños de la pobreza, recuperar la esperanza y relanzar Argentina, que se encontraba en camino de un desastre similar al de Venezuela con las políticas del kirchnerismo socialista empobrecedor.
Cuando Milei llegó al poder, Argentina iba a toda velocidad hacia la hiperinflación y la miseria, en una senda acelerada de devastación económica socialista. La inflación era de un 25% mensual. Con el kirchnerismo socialista y su “política monetaria inclusiva”, la inflación acumulada se disparó: entre 2011 y 2015, Cristina Fernández de Kirchner sumó alrededor de un 175% de subida de precios, y el mandato destructor de Alberto Fernández dejó una inflación acumulada del 1.020%, la más alta de los últimos cinco presidentes, lo que implica que los precios prácticamente se multiplicaron por diez.
Este mal llamado socialismo del siglo XXI, empobrecedor de países y enriquecedor para los líderes políticos, hundió el peso, disparó la inflación y multiplicó la pobreza hasta superar el 41,7% oficial. Alberto Fernández se fue dejando casi 19 millones de pobres y 4,3 millones de indigentes, múltiples tipos de cambio, un cepo devastador y un banco central quebrado con reservas netas negativas de más de $15.000 millones.
El socialismo empobreció a un país rico como Argentina de manera alarmante y muy rápida.
Javier Milei llegó al poder con objetivos irrenunciables: superávit fiscal, frenar la inflación y relanzar una economía hundida. Sus dos primeros años de mandato cierran con un balance espectacular en términos macroeconómicos: la inflación se ha desplomado desde máximos mundiales, la pobreza ha retrocedido hasta niveles similares a 2018, la economía recupera la senda de crecimiento, ha bajado de forma notable la deuda neta y comienzan a recuperarse los salarios reales, todo ello gracias al mayor plan de ajuste y desregulación de las últimas décadas.
Milei heredó una inflación del 25,5% mensual en diciembre de 2023, cercana al 300% anual, la más alta del mundo, y la ha reducido en poco tiempo a alrededor del 2,3% mensual en octubre, el nivel más bajo desde 2018, con previsiones que apuntan a una nueva bajada en 2026. Además, el presupuesto ha pasado de un déficit insostenible a registrar superávit por primera vez en 14 años, gracias a fuertes recortes de gasto innecesario sin perjudicar a los servicios esenciales: fusionando ministerios, eliminando organismos inútiles, reduciendo subsidios y recortando decenas de miles de empleos públicos inflados en el tramo final del gobierno anterior.
Dejar respirar a la economía funciona.
Gracias a las políticas adecuadas, la pobreza se ha reducido de forma espectacular. Las estimaciones de la UCA muestran una caída de casi 20 puntos porcentuales respecto de los picos de la crisis y una tasa en el entorno del 31–36%, el nivel más bajo en seis años, mientras que UNICEF estima que alrededor de 1,7 millones de niños han salido de la pobreza en estos dos años. Los analistas independientes sitúan la “pobreza real” heredada de Alberto Fernández en niveles mucho más altos, del 41,7%, si se ajusta plenamente el tipo de cambio; en cualquier caso, incluso tomando las cifras oficiales, el giro es innegable: muchos menos pobres y más capacidad de compra para los sectores vulnerables cuando se ataca de raíz la inflación.
Argentina estaba en recesión cuando llegó Milei. El PIB de Argentina cayó un 1,6% en 2023 según INDEC, y ya venía en declive desde 2022, con caídas de 2,2% desestacionalizado en el cuarto trimestre de 2022. El PIB cayó 1,3% en 2024 y se disparó el 5,2% en los primeros nueve meses de 2025. Con los datos de crecimiento económico de 2025, se ha recuperado mucho más que el agujero heredado, registrando un crecimiento potente y sano, no inflado con gasto público. El FMI prevé un crecimiento en torno al 4,5%, de los más altos de Hispanoamérica, para 2025. Para 2026, las proyecciones de los principales organismos sitúan el avance del PIB en torno al 3–4%, con un crecimiento acumulado cercano a los 8 puntos entre 2025 y 2026. Este fuerte impulso se compara con el estancamiento crónico dejado por el socialismo, que encima tenía la poca vergüenza de afirmar que su problema era que “crecemos demasiado”, según Alberto Fernández. La confirmación de la caída del PIB en 2023 mostraba que Argentina tenía prácticamente el mismo PIB que en 2011, y eso disparando el gasto público y el déficit para dopar artificialmente la actividad.
El ajuste de Milei se ha traducido en una fuerte reducción de empleo público inflado por el kirchnerismo y pagado con deuda e inflación, mientras el sector privado empieza a tomar el relevo. Con Milei se crearon más de 650.000 nuevos empleos en el sector privado. El empleo total ha crecido en 330 mil puestos de trabajo en dos años según INDEC y, lo más importante, es que cae el empleo público en 370.000 puestos políticos innecesarios dopados por el kirchnerismo y sube con fuerza el empleo privado. El objetivo del gobierno es que el empleo privado formal crezca de forma sostenida a medida que se consolida el rebote del PIB, con una tasa de paro que los distintos escenarios sitúan en el entorno del 6,5% para 2026 si se mantienen las reformas.
La deuda pública llegó a niveles muy elevados a finales de 2023 y desde entonces ha caído de manera espectacular en términos netos. El peso de la deuda sobre la economía ha bajado con fuerza: se ha reducido en decenas de miles de millones de dólares, ha bajado en términos absolutos y sobre PIB, y se ha frenado la dinámica explosiva heredada. Ha pasado de más de un 100% de deuda sobre PIB entre 2020 y 2023, llegando al 155%, a un 70% en el tercer trimestre. No podemos olvidar el agujero de deuda escondido en el Banco Central dejado por el socialismo. Milei eliminó la deuda del banco central para transferirla al Tesoro, como debe ser, y en los dos años de la presidencia de Milei, la deuda total registró una caída neta de 48.512 millones. La labor del ministro Luis Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, ha sido esencial a la hora de desactivar las bombas de relojería que dejó el socialismo para que explotaran en la cara del siguiente. No podemos olvidar la labor del ministro Diego Santilli a la hora de garantizar la seguridad y la tranquilidad de los argentinos ante la amenaza de sabotaje constante, y el trabajo de Manuel Adorni desmontando la propaganda y desinformación socialista.
El superávit primario se consigue recortando gasto y reduciendo el peso de subsidios ineficientes, frenando el crecimiento del empleo público y priorizando partidas sociales esenciales. Menos subsidios para todos y más ayudas a quien realmente las necesita permite bajar la deuda, controlar las cuentas y ayudar a quien de verdad lo requiere.
Desregulación para quitar la bota del Estado de la economía. El DNU 70/2023 y la Ley Bases han desmontado centenares de regulaciones en mercados de bienes, servicios, alquileres, comercio exterior y empresas públicas, liderado por el Ministerio de Desregulación encabezado por Federico Sturzenegger. La eliminación de controles de precios, la reducción de aranceles y la apertura de sectores como el transporte aéreo o el inmobiliario se han traducido en una mayor variedad de productos y mejores precios para el consumidor.
Ahora llega el turno de la inversión, que necesita eliminar la inseguridad jurídica creada por el socialismo. El programa RIGI, orientado a atraer grandes inversiones superiores a 200 millones de dólares, ofrece estabilidad regulatoria y seguridad jurídica, y ya se han anunciado más de 31.000 millones de dólares en proyectos, especialmente en minería y energía.
Es esencial que las empresas españolas apuesten por la Argentina de la libertad como ha hecho Estados Unidos, o se perderán el periodo de prosperidad en marcha.
Todos estos logros macroeconómicos los percibe el votante: en las elecciones legislativas de medio término, La Libertad Avanza obtuvo alrededor del 41% de los votos frente al 32% del peronismo, configurando por primera vez desde 1989 un Congreso donde el peronismo deja de ser la primera minoría y permitiendo acelerar las reformas estructurales.
No es milagro. No es romper esquemas. No es un experimento. Lo que fue un experimento fue secuestrar Argentina y entregarla al socialismo depredador. Milei y su equipo de gobierno han implementado lógica económica y defensa inequívoca de la libertad.
La receta para nuestros países es clara: echar al socialismo, rechazar el gradualismo y defender la libertad sin complejos… y la prosperidad florece.