Rusia mide su fortaleza: ¿al borde del abismo o en plena estabilización?

Si analizamos lo que le ha ocurrido a la economía rusa en los dos últimos años, lo podríamos calificar de ‘tsunami’. Desplome de las materias primas -no solo el crudo, el gas natural, las agrícolas, carbón y aluminio-, sanciones de la Unión Europea y ralentización de China, su segundo socio en exportaciones.

Rusia es el 3% del PIB global y su impacto no debe ignorarse.

El Fondo Monetario Internacional mostraba recientemente la evolución estimada de dos economías dependientes del petróleo, la rusa y la saudí, y su deterioro desde las proyecciones de abril viene fundamentalmente de retrasar la recuperación de los precios del crudo. En términos corrientes, asume una recuperación en 2016; y en constantes, en 2020.

La inflación se ha disparado en Rusia por encima del 17% y hace que el PIB, en precios constantes, no se recupere hasta 2020 a pesar de hacerlo en precios corrientes en 2016. Hay que reconocer que el Banco Central de Rusia ha tenido una actuación comparativamente seria, que ha evitado que Rusia cayera en el error venezolano y argentino de devaluar y crear una enorme inflación negando los desequilibrios de la economía.

La economía rusa muestra señales de mayor fortaleza de lo que se podía estimar. Arabia Saudí, por el otro lado, ya contaba con enormes ventajas por su casi inexistente deuda y sus amplias reservas de divisas, que le permiten aguantar un déficit del 20%. Pero se debe analizar la menor caída de la economía rusa a la estimada por el consenso y, sobre todo, las señales de estabilización, que no de retorno al crecimiento.

Banco Central de Rusia ha tenido una actuación comparativamente seria, que ha evitado que Rusia cayera en el error venezolano y argentino de devaluar

Teniendo en cuenta que el ministro Siluanov alerta de que el país se podría quedar sin reservas de moneda extranjera en 2016 (avisando que podrían perder hasta 40.000 millones de dólares en 2015), conviene entender si Rusia está al borde del abismo y una crisis de mayor magnitud en 2016 si se quedan sin reservas de dólares, o si las señales de estabilización pueden mostrar una fortaleza superior a lo temido.

Existen elementos a considerar:

– El presupuesto de Rusia tiene una enorme flexibilidad, ya que la parte más importante y creciente, el gasto militar, se hace 100% en rublos. El presupuesto militar ha alcanzado el 4,5% del PIB pero hay muchas partidas adicionales discrecionales que multiplican esa cifra hasta casi el doble.

-Las empresas petroleras, gasistas y acerías tienen en su mayoría ingresos en dólares o euros y, sin embargo, los proveedores de servicios son empresas rusas en moneda local. El Estado puede tirar del balance de los conglomerados estatales, como ha hecho en muchas ocasiones en el pasado.

– En una crisis como la actual, la demografía de Rusia ayuda, aunque no parezca intuitivo. Aunque ha mejorado en los últimos años, Rusia tiene una población en la que el índice de muertes comparado con el de nacimientos ha mostrado pérdida de población desde noviembre. ¿Por qué beneficia en una crisis? Esa población tiene hábitos de consumo más predecibles y en productos internos, reduciendo la necesidad de aumentar importaciones (Rusia importa fundamentalmente coches, computadoras y electrodomésticos).

El consenso de analistas estimaba que por cada 10 dólares de caída del precio del petróleo, el PIB ruso perdería un 2% en términos reales. Sin embargo, esa relación ha demostrado ser exagerada, porque infraestimaba la aportación al PIB del sector exterior mejorada por la caída de importaciones, y la estabilidad del gasto en términos reales por ser una sociedad que ahorraba casi un 4% del PIB anual durante la bonanza.

China volverá a devaluar y bajará los tipos. Esta es la razón

¿Qué puede hacer un Gobierno que ve su economía ralentizarse? Sacar dinero del bolsillo del ahorrador para quedárselo, por supuesto. Es el modelo Roosevelt, que tiene de ‘social’ lo mismo que los Hermanos Dalton.
Les voy a explicar por qué China volverá a recurrir a devaluar y bajar tipos de interés.
Primero, el brutal aumento del endeudamiento hasta el 239% del PIB se ha generado en muy poco tiempo, menos de 10 años. Y la mayor parte de esa deuda se encuentra denominada en moneda local.
Segundo, como comentamos la semana pasada, el crecimiento chino es mucho más pobre de lo que sugiere el PIB, y la deuda aumenta muy por encima del crecimiento nominal.
Pero la razón más importante para meter la mano en el bolsillo del ahorrador se la muestra este gráfico que comentamos ayer en mi intervención mensual en la CNBC: el ahorro privado es demasiado jugoso como para no apropiárselo.
China ahorra un 49,8% de su PIB. Parece una locura en un país tan endeudado, pero lo explica la composición de ese ahorro.
El Banco Mundial define ahorro como ingreso nacional bruto menos consumo total y sumando transferencias netas.
Esta gran cifra hace que sea muy apetitoso solucionar el exceso de una parte de la economía con el ahorro de la otra. La gran transferencia de renta del ahorrador al endeudado, del eficiente al ineficiente, que llevamos implementando en la Unión Europea y la OCDE, con resultados disminuyentes, desde hace 80 años.
… Y tiene dos problemas, especialmente relevantes en el caso de China.
La gran transferencia de renta del ahorrador al endeudado, del eficiente al ineficiente, que llevamos implementando en la UE desde hace 80 años
El primero, esa cifra de ahorro está cuestionada por numerosos analistas por lo que comentábamos la semana pasada, dado que se parte de una sobreestimación del ingreso y una ya recurrente infraestimación de la inflación.
Ese problema hace que, además, la solución keynesiana, quedarse con el ahorro para sostener los sectores rentistas, no funcione. Porque la cantidad estimada no es tan alta. Y porque el mecanismo de transferencia genera, por el camino, el efecto perverso de perpetuar los modelos ineficientes.
No es pequeña la cantidad de economistas que, como hicieron en Japón, recomiendan represión financiera para acabar con esa lacra de la sociedad del unicornio. El ahorro. Y, salvando las distancias evidentes, estoy convencido de que el asalto al ahorrador en China tendrá el mismo efecto nulo que ha tenido en Japón.
Nunca he entendido la política de perpetuar los sectores ineficientes. No existe una sola razón lógica. Y, sin embargo, son los que más hablan de “cambiar al modelo productivo” los que más se empeñan en sostener a los tres beneficiarios del viejo modelo productivo. El subvencionado, el improductivo y el endeudado, los tres tenores, los Bee Gees de la economía.
Hasta que aparece la palabra ‘estratégico’, que lo justifica todo. Es ‘estratégico’ y, por lo tanto, merece que le saquemos a usted, ahorrador, el dinero del bolsillo, por el bien superior.
Atendiendo a las estimaciones de los que analizan la represión financiera, la moneda china podría sufrir otra serie de devaluaciones hasta un 25% adicional.
Me temo que no se va a dar el impacto positivo esperado por los intervencionistas. Pero con decir “habría sido peor”, tan tranquilos.

España. Un ajuste de casi 15 puntos del PIB creciendo y creando empleo

En 2011 escribí un artículo en «The Wall Street Journal» llamado «Receta para la recuperación de España» («Recipe for a Spanish Comeback»). La tarea que se presentaba hacía difícil predecir un cambio rápido. Dicha recuperación se ha dado, y de manera más sólida a lo que los economistas estimábamos. Tanto el consenso como los organismos internacionales han tenido que revisar al alza sus previsiones sobre España más de seis veces en dos años. Standard and Poor’s ha revisado al alza la calificación de la deuda española y el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea han pasado de estimar cero creación de empleo a reconocer que nuestro país liderará la creación de empleo de la OCDE. Desde Bloomberg al «Financial Times», la prensa internacional ha alabado la recuperación española y la importancia de continuar las reformas.

Conviene recordar de dónde venimos. En 2011, España mostraba un déficit público del 9,4% y un déficit comercial de 46.338 millones de euros. Un desequilibrio de la economía cercano al 15% del PIB. El paro subió en 577.000 personas ese año, hasta el 22,85%. Tres millones y medio de empleos destruidos negando la crisis.

Cuatro años después, nos encontramos con una economía que lleva dos años en expansión, con el paro en el 21,8%, la primera vez que baja del 22% en cinco años; crece la afiliación a la Seguridad Social y se ha mantenido el nivel de protección social. Una economía que ha creado más de 600.000 empleos netos en 2015, creciendo por encima del 3%, y que ha reducido de manera relevante sus desequilibrios, alcanzando superávit primario.

Se dice que la deuda pública ha crecido entre 2011 y 2014, pero se olvida que esa cifra incluye el rescate a las comunidades autónomas, facturas impagadas dejadas en 2011 y el rescate a las cajas públicas, que explica casi un tercio del aumento.

En estos años se ha recuperado el pago a proveedores, reducido la economía sumergida un 3%, se han aflorado 124.000 millones de euros en la lucha contra el fraude fiscal, cerrado 2.300 entes públicos deficitarios con un ahorro de 30.000 millones de euros y ha caído la deuda de familias y empresas a niveles de 2006. La riqueza neta total de las familias ya supera el billón de euros.

La creación de empleo es, además, más sólida de lo esperado. En EE UU, por ejemplo, aún no se han recuperado los ingresos de la Seguridad Social de 2009. España, ya en 2015, es el segundo país de la Unión Europea en creación de empleo indefinido. Ha bajado ligeramente el número de ocupados, pero viene fundamentalmente de emigración que vuelve a sus países. Normal en un país donde se recibió a casi cinco millones de emigrantes con la burbuja inmobiliaria.

Las reformas deben continuar para que el crecimiento sea sostenible

Se habla con frecuencia de precariedad y temporalidad, pero ninguna economía de la OCDE se ha recuperado con contratación fija, sea Reino Unido, Alemania o Estados Unidos. A pesar de ello, el empleo fijo crece en España un 15% en 2015 y un 75% de los contratos totales son indefinidos.

Algunos economistas suelen achacar la recuperación a factores externos. El bajo precio del crudo, la devaluación del euro o el plan de recompra del Banco Central Europeo. Es fácilmente rebatible. España ya crecía más que la media de la UE con el petróleo a $113 barril y sin compras del BCE y crece más que Italia, Bélgica o Portugal, con similar exposición a esos factores. Se ha recuperado la confianza inversora y el empleo con reformas tan importantes como la financiera, laboral y la ley de emprendedores, y se debe profundizar en la bajada de impuestos, facilitar la creación de empresas y apoyar a autónomos.

Aún queda mucho por hacer. El paro es alto y las reformas deben continuar para que el crecimiento sea sostenible. Debemos bajar impuestos y convertir a España en líder de creación de empresas de Europa. Es innegable que en todo el mundo se valora que España ha llevado a cabo un ajuste de casi 15 puntos del PIB, creando empleo y creciendo.

El riesgo de caer en los errores de 2008 y deshacer lo conseguido es alto. Seguir avanzando es esencial para convertir la recuperación en crecimiento estable.

Japón, al borde de la Recesión

Los datos de exportaciones publicados hace un par de días en Japón ponen, de nuevo, varios problemas de manifiesto. Fíjense que cuando se habla de la recuperación española se habla de los factores externos -devaluación, precio del crudo bajo y estímulo monetario- como determinantes. Les presento a Japón, país con prácticamente la misma sensibilidad al precio del crudo, la devaluación y los tipos de interés que España (según UBS y DB). Camino de la recesión a pesar del mayor estímulo monetario de la OCDE… Bueno, ‘debido a’ más bien.

Imprimir moneda no hace que mejoren las exportaciones. Aunque el Banco de Japón lleva a cabo la política expansiva más agresiva de su historia -y ya lleva seis planes de estímulo con 22 años de estancamiento-, el déficit comercial -la diferencia entre exportaciones e importaciones- sigue por encima de los 950 millones de dólares en septiembre a pesar de la caída del crudo y el gas, que han ayudado a que las importaciones de materias primas cayeran un 36%.

Las exportaciones japonesas crecen al menor ritmo en meses y encadenan tres meses de datos muy por debajo de expectativas ya revisadas a la baja. En términos totales, un mero aumento de 0,6% en valor, pero una caída del 3,9% en volumen.

Por otro lado, el agresivo plan monetario solo ha conseguido que los salarios reales en Japón estén al nivel más bajo en 29 años.

Sí, Japón tiene un bajo desempleo, pero ya lo tenía antes de ningún plan de gas de la risa monetario y además su deuda sigue creciendo, y ya se sitúa por encima del 230% del PIB, mientras el plan de Shenzo Abe de aumentar el PIB un 20% se considera imposible y se demuestra quimérico (lean).

De hecho, los datos de comercio, producción industrial y consumo indican que no solo no se ha cambiado el estancamiento, sino que estamos ante una posible contracción de la economía japonesa.

Tan complicada es la situación que Moody´s alerta de la dificultad para financiar el desproporcionado incremento de la deuda. Aviso a los podemitas y economistas de “gastar y tirar de déficit porque no hay inflación”. Japón paga alrededor de un 0,6% por sus bonos a 10  años y se gasta un 23% de su presupuesto en intereses.

El riesgo de recesión no es pequeño. Cuando miramos los componentes del PIB japonés, la caída de actividad industrial hace casi imposible que el gasto público supla el declive (lean).

No se pueden solucionar problemas estructurales de demografía, sobrecapacidad y sectores de baja productividad con asaltos al ahorrador

Llevamos alertando de la inútil apuesta por la política monetaria desde que se anunció Abenomics. No se pueden solucionar problemas estructurales de demografía -envejecimiento de la población-, sobrecapacidad, sectores de baja productividad con asaltos al ahorrador y sacando dinero del bolsillo de los ciudadanos. Es un problema de incidencia económica. Medidas que impiden que las generaciones jóvenes consuman más y que las empresas pequeñas y medianas, que son el 87% de las empresas japonesas, desarrollen su actividad, para sostener un Estado hipertrofiado, sectores rentistas y un enorme gasto en pensiones.

No se puede suplir la desaceleración china imprimiendo yenes, igual que no se puede parar un problema de pérdida y envejecimiento de la población dividiendo el pastel una y otra vez.

¿Por qué no se introdujo en Abenomics un plan de reformas estructurales? Sí se hizo, pero se guardó en el cajón. ¿Por qué no bajan impuestos y facilitan que las pymes crezcan y cambien el modelo rentista, endeudado y estancado de los ‘keiretsu’ y el Estado fagocitador? En Japón lo llaman los “intereses especiales”. Vamos, que es más fácil inaugurar puentes que permitir que los sectores de valor añadido respiren.

No me digan que todo esto no les suena. Pues ya saben la fórmula perdedora que se quiere imponer desde Francia y la socialdemocracia europea.