“He is a Sinn Fein-loving, monarchy-baiting, Israel-bashing believer in unilateral nuclear disarmament. This is a man who, for more than 30 years, has made a political career out of being explicitly and avowedly on the Spartist Left. He is a frondist, an inhabitant of the semi-Trot margin, an unrepentant lover of oppositionalism” Boris Johnson
Nunca en mi vida he visto más euforia ante la nominación de un candidato laborista… entre los conservadores.
Reino Unido ha creado en los últimos cuatro años más empleo que toda laUnión Europea junta, y gasta en políticas activas de empleo menos de la mitad –con respecto al PIB- que la mayoría de países europeos.
El país lidera el crecimiento de las naciones más industrializadas del G7, con un 4,5%, y el paro se encuentra por debajo de la tasa natural de desempleo, en un 5,6%. A todos los efectos, y considerando que es un país receptor neto de decenas de miles de inmigrantes, pleno empleo.
Como país de PYMEs, donde la meritocracia y el éxito se valoran, aparece Corbyn, que durante 30 años solo ha vivido del sector público y de quejarse de todo
Las dos grandes debilidades de la economía británica son el alto déficit comercial y fiscal.
Ante un escenario como este, no podía ser más lógico que el partido laborista escogiera a un defensor de la política desnortada de tirar de la chequera en blanco. Como país de pymes, donde la meritocracia y el éxito se valoran, aparece un señor, Jeremy Corbyn, que durante 30 años sólo ha vivido del sector público y de quejarse de todo, y pone como “solución”… Tirar aún más de déficit.
No es una sorpresa, por tanto, que ya sean ocho los miembros del gabinete laborista hayan dimitido ante la elección de un líder laborista que propone algunas de las políticas más trasnochadas y fallidas de la historia. A saber, volver a tirar de subir impuestos, endeudar al estado –el señor Corbyn dice que el estado gasta poco, con un actual 44,4% del PIB- y penalizar la actividad privada creando el mayor privilegio estatal jamás diseñado. El QE (quantitative easing) “popular”.
El nuevo líder del laborismo británico, Jeremy Corbyn. (Reuters)
Ya nos hemos acostumbrado a las sandeces de soluciones mágicas de los populistas. Tsipras y su órdago sin cartas,Iglesias y su impago con aumento del límite de déficit, o Le Pen y sus nacionalizaciones. Pero faltaba uno que presentase la tontería monumental.
¿Qué es el QE popular y por qué es una locura?
Recuerden, antes de decir nada, que siempre he criticado el estímulo monetario por ser un incentivo perverso que perpetúa las ineficiencias y alienta a tomar deuda y riesgo excesivo. Pero cuando digan que Reino Unido también ha aumentado la masa monetaria de manera agresiva, y es cierto, parte de dos premisas: la independencia del banco central como pilar central de la política monetaria, y la esterilización de las compras de activos (es decir, que lo que se compra se va vendiendo). El balance del Banco de Inglaterra se ha mantenido estable desde 2012 coincidiendo con el mayor crecimiento de la economía y está por debajo del 25% del PIB.
No olvidemos tampoco que la brutal expansión del balance del Banco Central de Inglaterra coincidió con un gobierno laborista, que estaba feliz con la idea.
La brutal expansión del balance del Banco Central de Inglaterra coincidió con un gobierno laborista, que estaba feliz con la idea
Pues bien, yendo al “QE Popular”. Supone que el banco central pierda su ya cuestionada independencia y directamente se convierta en una agencia gubernamental que imprima moneda cuando el gobierno quiera, pero ese aumento de masa monetaria no se convierta en parte del mecanismo de transmisión que llegue a todas las partes de la economía, sino que el nuevo dinero solo sea para el gobierno, con el Banco de Inglaterra comprando deudade un “Banco Público de Inversiones”.
El error del QE Popular es que parte de la base, correcta, de que la expansión monetaria como la conocemos hoy no funciona, pero en vez de entender que imprimir moneda es simplemente una transferencia injusta de renta de los ahorradores y eficientes a los endeudados, parte de que el QE no es el problema, sino el mecanismo de reparto del “gas de la risa monetario”.
El primer problema es evidente. El Banco de Inglaterra crearía dinero que se utilizaría para elefantes blancos, proyectos tipo Plan E y ciudad del circo, y, al contar el banco público de inversiones con financiación ilimitada, el riesgo de irresponsabilidad en el gasto es claro. En un país donde los ciudadanos son muy conscientes del despilfarro público en infraestructuras, no es cualquier cosa.
Edificio del Banco de Inglaterra. (EFE)
El segundo problema es que las deudas crecientes del banco público de inversiones utilizadas en proyectos sin rentabilidad, y por lo tanto, sus potenciales pérdidas, se cubren sea como sea con impuestos, ya que el capital de dicho banco lo pone el Estado.
El tercer problema es que la inflación creada por esos proyectos la paga el de siempre. El ciudadano que no se beneficia de esa expansión de gasto “indeterminada” (palabras de Corbyn). Subidas de impuestos, mayor coste de vida y, sobre todo, destrucción de una gran parte del tejido empresarial británico porque el Estado acapara con aún mayor crédito privilegiado mayores sectores de la economía.
Subidas de impuestos, mayor coste de vida y, sobre todo, destrucción de una gran parte del tejido empresarial británico que acapara el Estado
El cuarto problema es que esta idiotez ya se ha hecho en el pasado. Es elmodelo argentino de Fernández de Kirchner y su ministro Kiciloff disfrazado con términos anglosajones, un modelo que solo ha creado hiperinflación y estanflación, como comentábamos aquí, es el modelo chino que cada día nos da más sustos y es el error llevado a cabo por Brasil. Todos ellos los hemos comentado en detalle en ésta columna. Es el modelo de los Assignats de la Revolución Francesa. Pensar que el Estado puede decidir la cantidad de dinero y gastarlo en lo que quiera sin consecuencias sobre el resto.
El problema, al final, siempre es el mismo, los aristócratas del gasto público, que jamás han creado una empresa ni contratado a nadie con sus ahorros y esfuerzo, siempre piensan que interviniendo sobre la creación de dinero y la economía van a salvarlo todo.
El ministro de Economía de Argentina Axel Kicillof junto conla presidenta Cristina Fernández de Kirchner. (Reuters)
¿Lo sabe Corbyn y su equipo? A Corbyn le da igual, porque para él el Estado es infalible y se le excusa todo. Pero su equipo ha salido a defender la idea diciendo que “es diferente”. El socialismo tiene un historial de fracasos tan brutal que solo un grupo de pseudointelectuales puede ignorarlo y decir que ellos lo van a hacer distinto.
Si Corbyn implementa su “Plan Kiciloff con Té y Pastas”, como yo lo llamo, algún votante seguirá defendiendo imprimir moneda como locos y, de camino a casa, mientras se pregunta por qué no llega a fin de mes y por qué le suben los impuestos, le echará a la culpa a “lorricos” y se irá a dormir plácidamente, con la tranquilidad que da saber que un señor que jamás ha creado riqueza le dice que no se preocupe, que él lo controla todo.
Si sigue prometiendo estas cosas, Corbyn va a hacer que haya gobierno conservador hasta 2020.
Entrevista en la web C&H Magazine (cima-holzenthal.com) con motivo de mi ponencia «¿Por qué el liberalismo es más social que el intervencionismo? (que puede ver aquí) en @clubdeviernes.
– Argumentos a favor del TTIP
. ¿Qué son los mercados?
– ¿Qué es el liberalismo?
. Desmontando falacias sobre el neoliberalismo y otros calificativos.
– Políticas fallidas: Subvenciones y ayudas fiscales
– Libros recomendados
La cifra de deuda corporativa que vence en los próximos cuatro años es otro riesgo que no debemos olvidar. Solo en EEUU vencen cuatro billones (trillones americanos) de dólares en bonos de empresas que han aprovechado el entorno de tipos bajos para emitir el máximo de deuda posible. Las emisiones de bonos de alto riesgo (high yield) se han disparado un 21% en los primeros seis meses de 2015 ante la inminente subida de tipos de la Reserva Federal.
Si miramos la cifra a nivel global, los vencimientos de bonos corporativos a 2020 alcanzan los diez billones de dólares.
El máximo se alcanzará en 2017, con 1,7 billones de vencimientos de deuda corporativa.
La deuda de alto riesgo, que según S&P alcanza los $2,4 billones, supone un 25% de los vencimientos pendientes hasta 2020. La mayoría de las casas de análisis estiman que la mayoría de dicha deuda se tendrá que refinanciar porque la situación de caja y balance de las empresas no ha mejorado sustancialmente desde 2010. Por lo tanto presenta un perfil de riesgo creciente.
Hablamos de vencimientos globales que superan los $10 billones. Por eso es tan importante que España haya reducido sus necesidades de financiación netas
Todo esto es antes de considerar la deuda soberana. Según Deutsche Bank, se espera que la deuda pública de países desarrollados suba de un 100% en 2015 al 133% del PIB en 2020. En cuanto a la deuda de mercados emergentes, se espera que se mantenga estable alrededor del 40% del PIB, pero la cifra tiene truco. Como bien explica Moody´s, se debe incluir la deuda de empresas estatales y otras garantizadas por el estado. Eso lleva la deuda de mercados emergentes a más cerca del 100% del PIB. Hablamos de vencimientos globales que superan los $10 billones del sector privado mencionado. Por eso es tan importante que España haya reducido a casi la mitad sus necesidades de financiación netas y haya aprovechado este periodo para aumentar plazos de vencimiento al máximo.
¿Qué significa todo esto?
Los planes de estímulo monetario no han reducido el riesgo financiero, solo lo han retrasado. Sin embargo, la perspectiva y capacidad de repago de la mayoría de sectores solo ha mejorado ligeramente. Ante una desaceleración en mercados emergentes y con materias primas a mínimos, la deuda corporativa de los sectores industriales, minero, energético, etc, probablemente sufra de primas superiores. No preveo que volvamos a entornos en los que grandes conglomerados emitan al 4% o 5%, como en 2008, pero el riesgo es claramente al alza.
La manida “gran rotación” fuera de bonos hacia la renta variable va a ser aún más difícil. Cuando gobiernos, empresas y organizaciones internacionales se encuentran con una montaña de refinanciaciones como la descrita, el centro de todos los mensajes es el mercado de bonos. Mantener la calma y dar confianza, asegurar que el riesgo es bajo. Eso implica que si todos los esfuerzos se enfocan a garantizar la estabilidad de la deuda, y a la vez suben los tipos de interés y con ellos el cupón de los bonos, va a ser difícil que los inversores se lancen a romper la burbuja de renta fija que se ha creado con la expansión monetaria.
Por supuesto, existe una enorme liquidez en el sistema a pesar de la posible subida de tipos. Solo el BCE supera ya los 500.000 millones de euros de liquidez extraordinaria.
Pero no debemos olvidar que los últimos años han sido ejercicios de magia planificada. Que la rentabilidad de los bonos basura se encuentra a mínimos de treinta años. Que muchos países dependientes de exportaciones de materias primas han visto sus ingresos fiscales reducirse en un 40-50%. Y que las empresas prudentes han mejorado su endeudamiento, pero no de manera agresiva. La tasa media de endeudamiento de las empresas de mejor calificación crediticia de EEUU se sitúa en 2,7 veces su caja operativa (EBITDA). La media de endeudamiento de las empresas en la OCDE ha superado 3,2 veces el mismo factor, el nivel más alto desde 2002.
La enorme liquidez y el hecho de que, aunque suban los tipos un poco, seguiremos viviendo una época de tasas de interés ultra-bajas, probablemente hagan que el mercado absorba con ganas toda esta montaña de deuda apilada como en la primera escena de la película Wall-E. Pero cualquier director financiero de una empresa hoy debería pensar si su tarjeta de presentación, la caja y el balance, es lo suficientemente atractiva para poder competir en un mercado de deuda donde crece la cantidad de emisiones y refinanciaciones y la demanda inversora no lo hace necesariamente a la misma velocidad.
No podemos ignorar este riesgo. Si todo empeora, y estamos preparados, nos irá mejor que a los demás Si todo va bien, y también hemos hecho los deberes, nos irá aún mejor.
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