Todas las entradas de: Daniel Lacalle

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

El próximo gobierno hará más recortes que nunca

El titular tiene un condicional: “Si no crecemos como hasta ahora”. Es el grave error de las propuestas económicas delineadas por Podemos el pasado fin de semana (aumentar el déficit, subir gasto corriente y subir impuestos) y las líneas económicas presentadas por el PSOE (cinco de las cuales implican más déficit, más impuestos y menor crecimiento, como explicaba Juan Manuel López-Zafra). Que atacan directamente a la línea de flotación del crecimiento potencial de la economía española. El propio FMI y otros organismos ya hablan de un impacto de hasta el 0,7% del PIB y al menos 127.000 empleos por la incertidumbre. Imagínense ante la certidumbre de repetir los mismos errores de 2008 punto por punto.

¿Y qué va a ocurrir? Lo bueno de vivir en España es que hemos visto el impacto de las políticas de demanda hasta la saciedad. Cualquier ciudadano sufre, en su ciudad o pueblo, la visión diaria del despilfarro ‘para crecer’ que se llevó 200.000 millones de euros en elefantes blancos “porque hay margen”.

España puede crecer más y evitar un ajuste como el que ha pedido Bruselas, de unos 10.000 millones de euros. Pero es que el recorte será muy superior; de hecho, yo estimo el doble, si no crecemos como estaba previsto.

Decir que España necesita expansión fiscal y subir el déficit cuando lleva un estímulo fiscal anual de más de 60.000 millones desde hace ocho años es una broma

Decir que España necesita expansión fiscal y aumentar el déficit cuando llevamos un estímulo fiscal anual de más de 60.000 millones desde hace ocho años es una broma. Pensar que ese aumento de déficit se va a compensar con impuestos es simplemente falso. Como hemos explicado en muchas ocasiones, está demostrado que los errores a la hora de estimar multiplicadores de gasto público y recaudación esperada de impuestos superan -en media, y ya antes de la crisis- un 1% del PIB.

La media de error en estimaciones de ingresos por nuevos impuestos de los últimos 10 años ha sido del 50%. Un estudio excelente de los profesoresCarvalho y Alfonso de la Universidad de Lisboa muestra que gran parte de las subidas de impuestos de la Unión Europea viene por estimaciones de ingresos optimistas y exageradas (‘Revenue Forecast Errors in the European Union’, 2014).

La media de error (desviación estándar) en las estimaciones de ingresos en España ha sido de un 1% del PIB en el primer año y, atención, del 1,6% el segundo y del 1,8% el tercero. Un país donde en todos los años observados se ha producido una desviación real entre ingresos estimados y reales. El propio Banco Central Europeo lo alerta en su informe ‘Lecciones de las estimaciones fiscales’.

Sobre la ‘novedad’ de “estimular la demanda interna desde más gasto público», existen muchos análisis sobre el efecto embudo de estos planes. El impacto positivo a corto disfraza los problemas estructurales y se convierte en mucho peor a medio plazo. Por supuesto que aumenta el PIB a corto plazo (el PIB, no lo olvidemos, también se aumenta gastando y endeudándose, aunque sea tirando el dinero por la ventana), pero el coste y deuda que deja detrás acaban paralizando la economía, porque con ellos vienen las subidas de impuestos para cubrir los agujeros.

España, durante el mandato en el que sirvió Sevilla, gastó 90.000 millones en cinco años en proyectos de infraestructuras y obra civil sin efecto multiplicador sobre el PIB ni creación de empleo, además de disparar la deuda. La Unión Europea se lanzó a gastar 200.000 millones y en el camino destruyó 4,5 millones de puestos de trabajo, disparando el déficit al 4,1% del PIB. La media, según el Tribunal de Cuentas, de desviación en el gasto previsto fue del 20%.

Y lo quieren repetir.

La irresponsabilidad en los planes económicos no nos debe sorprender. No solo no se ha admitido un solo error en la política desastrosa implementada en 2008, sino que se propone repetir, y dos tazas más.

La realidad es que en estos años se debería haber sido más agresivo con la reducción del déficit y no subir impuestos, pero es cierto que más de un tercio del endeudamiento de los últimos cuatro años vino de rescatar comunidades autónomas, cajas públicas y pagar facturas impagadas.

Es hilarante que el posible pacto de perdedores critique la deuda y las subidas de impuestos, y elija como solución subirlos más y aumentar más la deuda

Pero es hilarante que el posible pacto de perdedores critique la deuda y las subidas de impuestos, y proponga como solución subirlos más y aumentar más la deuda. Es increíble que se llame ‘austericidio’ a haber mantenido el gasto social intacto y el gasto público por encima de los niveles de 2007.

Es por eso que la estimación de Bruselas de ajustes necesarios puede ser muy optimista y llevar a mayores recortes y subidas de impuestos que los 10.000 millones de euros mencionados. Porque el efecto sobre el crecimiento potencial de estas políticas ha probado ser devastador en países de nuestro entorno, incluida Francia. Llamar políticas ‘del cambio’ a gastar más y subir impuestos no tiene nada de cambio, es repetir los errores de 2004-2010 pero a lo bestia. Y, gastando en elefantes blancos y ministerios de Plurinacionalidad, supondrá mayores recortes, de verdad, en los servicios esenciales del Estado de bienestar en pocos años.

Los que fingen defender el Estado de bienestar lo van a dinamitar desde el despilfarro. Porque olvidan que no hay mayor política social que crecer y dejar que los creadores de empleo desarrollen su actividad.

¿Trampa u Oportunidad? Inversión en un entorno incierto

Tressis RdPTressis rdp 2Tressis rdp 3

Vídeo de la conferencia #Tressis2feb @JMMate @TressisSV :

http://www.tressis.com/landing/tressis/video-conferencia-2feb.html
El 2 de febrero 2016, José Miguel Maté y yo tuvimos la oportunidad de presentar en Madrid el análisis de Tressis de las oportunidades de inversión en un entorno complejo.
Los que leen con frecuencia esta columna saben que hemos analizado con cierto detalle los riesgos de la desaceleración china, una posible recesión en EEUU, el impacto del petróleo y la política de tipos reales negativos y expansión monetaria de los bancos centrales.

Estos riesgos se enmarcan dentro de lo que llamo ‘las tres B’, bajos tipos de interés, baja inflación y bajo crecimiento. Este entorno presenta grandesoportunidades de inversión, si somos conscientes de los riesgos y nos olvidamos del mantra que se ha instaurado desde 2008 de “comprar todo lo cíclico porque sube mucho” y que “los bancos centrales apoyan”. Recuperar los fundamentales y evitar las apuestas inflacionistas es parte de ese universo de oportunidades.

Conviene también aclarar que no se dan las condiciones para una crisisfinanciera global similar a 2008. Varios factores ayudan:

  • Las reservas de moneda extranjera de los países emergentes siguen a niveles muy altos, lejos de entorno de crisis.
  • La ralentización se está dando por exceso de oferta y sobrecapacidad acumulada, no por un ‘credit crunch’ (hundimiento del crédito).
  • La deuda privada (empresas y familias) no se encuentra a los niveles elevados de aquel momento.
  • Tras una ‘tormenta perfecta’ en 2015 (atentados, Grecia, escándalos corporativos, China, el petróleo, etc.), no se ha generado un efecto dominó de riesgo sistémico.

La política de los bancos centrales ha ‘disfrazado’ muchos de los riesgos con un manto de enorme liquidez, y la percepción de dichos riesgos se nubla con los bajos tipos, pero si analizamos las rentabilidades exigidas y los múltiplos sin fiarlo todo a la política monetaria, nos encontramos con empresas ysectores que están haciéndolo muy bien, dando dividendos pagados con caja de un 4-5%, que no necesitan devaluaciones o bajadas de tipos para generar rentabilidades superiores.

La política de los bancos centrales ha ‘disfrazado’ muchos de los riesgos con un manto de enorme liquidez, y la percepción de dichos riesgos se nubla

Conviene entender que el 23% del PIB global ya se mueve en tipos de interés reales negativos y que la alta liquidez, la guerra de divisas y los tipos bajos están para quedarse, y que eso no crea inflación sino que perpetúa la sobrecapacidad y el endeudamiento. La volatilidad de ese entorno frágil es a su vez una excelente oportunidad para encontrar valor a largo plazo, con un horizonte claro, y siempre analizando los cambios que se dan en el entorno macroeconómico. Porque los fundamentales cambian, y mucho, y negarlo nos puede llevar a tomar decisiones incorrectas o reiterar errores pasados.

Se trata de volver a la mentalidad preburbuja inflacionista creada con el QE1 en EEUU. Buscar valor y generar rentabilidades superiores a largo plazo es posible porque se dan las condiciones en las que muchas empresas se beneficiarán de las grandes tendencias mundiales:

  • El envejecimiento de la población de los países desarrollados.
  • El aumento del peso del consumo y la tecnología.
  • El crecimiento de la clase media en el mundo.
  • La mejora de la renta disponible por desinflación.

Los próximos meses van a ser apasionantes. Se han puesto las bases de un mundo que presenta un crecimiento débil y frágil, pero donde los que han mostrado cautela durante estos años de gas de la risa monetario serán a la vez los ganadores en rentabilidad y posicionamiento global. La alta liquidez y los tipos bajos pueden ser una trampa, como hemos visto en muchos índices, pero esas correcciones son también excelentes oportunidades para encontrar valor en los sectores y empresas que están ya saliendo reforzados por no haber caído en el espejismo del crecimiento por decreto y la promesa monetaria.

Reseñas:

China, ¿un agujero «mayor que las subprime»?

Hace unos días, el Wall Street Journal se hacía eco de las declaraciones de Kyle Bass, David Tepper y George Soros comentando que la devaluación esperada del yuan, la moneda china, sería de alrededor del 40% en los próximos tres años. Hace ya meses que comentamos en esta columna queChina volverá a devaluar y bajar tipos, y que la principal razón se encuentra en que la enorme burbuja de deuda impagable que se esconde en su sistema financiero está denominada, fundamentalmente, en yuanes. Adicionalmente, como no pueden solucionar su problema de sobrecapacidad y competitividad con reestructuraciones por el riesgo de crear un enorme desempleo, es más fácil atacar la bolsa de ahorro.

Lo interesante de las declaraciones de estos gestores es que consideran la magnitud del agujero chino como “muy superior a la crisis subprime”. Y por ello la devaluación que estiman supera, en mucho, la que comentábamos en esta columna a la hora de “desinflar la burbuja interna” sin crear riesgo sistémico.

A pesar de continuar con enormes reservas de moneda extranjera ($3,3 billones), el banco central chino ha perdido una cantidad récord en los últimos meses.

Adicionalmente, como comenta Jim Rickards, muchos analistas olvidan que China no tiene capacidad de utilizar más de un tercio de esas reservas, porque están comprometidas en sostener los enormes préstamos y compromisos de capital en dólares.

Es cierto que las reservas de oro de China son altas, pero no dejan de ser casi ocho veces inferiores a las de EEUU y aproximadamente un tercio de las alemanas, por ejemplo.

Si a estos datos añadimos la confirmación por parte del Banco Central chino de que harán todo lo posible por mantener dichas reservas de moneda extranjera –dólares-, y que aumentarán la “flexibilidad” de su moneda respecto a la cesta de divisas con las que comercia, no podemos esperar otra cosa que una gran devaluación, sea “controlada” o no.

El efecto de una devaluación continuada del yuan es triple:

  • Desinflación exportada al resto del mundo.
  • Menor capacidad de importación de otras economías
  • Ralentización del cambio de patrón de crecimiento. Al asaltar al ahorro interno y atacar la renta disponible, baja la capacidad marginal de consumo.

Si lo miramos desde el punto de vista positivo, el hecho de que China pinche su propia burbuja dejando que su moneda cotice a un cambio más acorde con su verdadero crecimiento real y su nivel de endeudamiento, es bueno. Porque se evita un efecto dominó al estar el riesgo contenido en su sistema financiero y en su divisa.

Podemos pensar que el Gobierno chino sostendrá su moneda para dar confianza, pero ¿qué incentivo tiene cuando ya es moneda de reserva del FMI y está perdiendo sus reservas de divisas a tal velocidad? Algunos argumentan que debe hacerlo para defender a las grandes corporaciones semiestatales, pero son precisamente estas las que están presionando para que sus costes se reduzcan en moneda local, ya que gran parte de sus ingresos –y parte de su deuda- es en dólares.

Pero desde el punto de vista macro, el motor de crecimiento del mundo va a traspasar al exterior todo lo que pueda delpinchazo de su burbuja, y eso implica menor crecimiento, menores precios y mayor volatilidad.

Pensemos un momento. Si las bolsas y activos de riesgo han sufrido un batacazo como el visto por una devaluación insignificante del yuan y una mini subida de tipos en EEUU (lean “no es el PIB, son los precios”) , es evidente que el mercado no está ni de lejos preparado para una devaluación que sea más del doble que la estimada por los más negativos del consenso. Hay que estar alerta.

El Pacto de Retroceso

El año 2015 se ha cerrado para la economía española con cifras récord en un entorno complejo. El PIB crecía un 3,2%, más de lo estimado por varios organismos internacionales, mientras se confirmaba que el crecimiento anualizado global se ralentizaba. Adicionalmente, la EPA mostraba una bajada histórica del paro, que se situaba en el 20,9%, con más de 18 millones de ocupados y una creación de empleo de más de 500.000 trabajos en 2015. Mucho que hacer, pero mucho conseguido.

Ante esta situación, cuando hemos salido de una crisis tan grave en la que se llegaron a destruir 1.500 trabajos diarios, solo cabe una política, Seguir con las reformas y avanzar por la senda adecuada. Sin embargo, lo que se nos plantea a los ciudadanos desde los mal llamados “pactos de progreso”, es repetir los errores de 2008. Pactos de retroceso.

Este fin de semana, Podemos exigía desde las páginas de un diario económico, “retrasar la reducción del déficit”, subir impuestos y aumentar gastos y subvenciones. Cualquier persona en su sano juicio se sorprendería de que, precisamente en nuestro país, se proponga repetir paso a paso la política económica de 2008, que nos llevó a crear un agujero fiscal anual de casi 100.000 millones de euros y destruir 3,5 millones de puestos de trabajo. Muy social.

Lo peor es que estos señores piden «retrasar la reducción del déficit» -es decir, endeudarse más-, y luego declaran la deuda ilegítima.

Pero lo que se nos ofrece es eso. Repetir las políticas económicas que han hecho de Andalucía, tras 35 años de gestión asistencialista socialista, la región con más paro de la Unión Europea y haber dilapidado décadas sin cambiar el patrón de crecimiento.

Todo en nombre de acabar “con la austeridad”. Es una broma llamar austeridad a mantener el gasto público y ocho años consecutivos de déficits muy por encima del límite del pacto de estabilidad. Porque de austeridad, nada. Llevamos un estímulo fiscal superior a 60.000 millones de euros anuales desde hace más de ocho años. Hemos mantenido el gasto público y, sobre todo, el social, intacto en su gran mayoría. Reducir el déficit no es un capricho, es una urgencia que la propia Comisión  Europea reitera. Y no se consigue con la manida llamada a “subir los impuestos a los ricos”. La evidencia de los pactos PSOE-Podemos en España es que se los suben a todos.

Lo que proponen los del “pacto de retroceso” es agrandar el agujero. Repetir los errores que han llevado a otros socios europeos al estancamiento.