La propaganda vacía de la entidad estatal de vivienda. Otra cortina de humo socialista

La presentación a bombo y platillo de Casa 47, la entidad estatal de vivienda, se vende por el ministerio de Isabel Rodríguez como “la infraestructura que va a sustentar el derecho a una vivienda digna como quinto pilar del Estado de Bienestar”. La realidad de esta entidad estatal es que es otro chiringuito copiado del peronismo argentino, cuyo único objetivo es la propaganda sin nada en su interior.

La nueva empresa estatal de vivienda es a la vivienda lo que los puntos violetas son a la violencia de género: humo, propaganda y mentira. No solo no es un organismo nuevo, es el Sepes de siempre con otro nombre, y no soluciona el problema de la vivienda, sino que acude a recetas intervencionistas fracasadas del franquismo. Promete 40.000 viviendas que no solo no entregarán sino que ni empiezan a rascar el problema de vivienda de España.

En un país en el que crece el número de hogares en 250.000 anuales y la oferta de vivienda nueva no llega a 130.000 anuales, la promesa vacía de viviendas públicas se une a las más de 250.000 prometidas desde hace siete años que ni existen ni se les espera.

Usted pensará que al menos son 40.000 y algo hacen. Pues no, es mucho más indignante. La ministra Rodríguez anuncia a bombo y platillo 40.000 viviendas en un ejercicio de propaganda exacto al que hizo Alberto Fernández en Argentina en las elecciones.

Rodríguez vende tres veces el mismo burro, pero no dudes que contratará a varios amigos y conocidos para “la nueva empresa”

No son viviendas nuevas, son las que ya estaban en la Sareb, ninguna está en donde hay más demanda, y la inmensa mayoría no están en condiciones para ser alquiladas, por eso llevan enquistadas en el balance de la Sareb desde hace años.

La otra parte ya está alquilada, por lo tanto, es simplemente propaganda sobre lo que ya existe. Esas viviendas ya estaban gestionadas por Sepes. Rodríguez vende tres veces el mismo burro, pero no dudes que contratará a varios amigos y conocidos para “la nueva empresa”.

Es insultante que la señora Rodríguez anuncie como gran novedad que van a dedicar 100 millones a compra pública. Es más, ni siquiera lo hace en firme, ya que dice que “lanzará una oferta pública de compra por 100 millones de euros para ampliar el parque público de vivienda”, que la “compra será selectiva, dirigida a viviendas terminadas o muy próximas a escriturar, con estándares de calidad suficientes para entrar rápido en gestión como alquiler asequible”.

Para que ustedes se hagan una idea, esa cifra es completamente irrisoria comparada con el problema de vivienda, no llega a 500 viviendas, pero además es imposible encontrar esas características que pone como requisitos y se invertirá –si lo hacen- con cuentagotas. 

Rodríguez no es tonta y sabe que está anunciando dos y tres veces lo que ya existe y prometiendo lo que no va a hacer, pero lo hace con la misma estrategia que las cifras anunciadas por otros miembros del gobierno ante cualquier evento. Anuncian miles de millones “movilizados” y se quedan tan tranquilos sabiendo que no van a hacer nada.

El problema de la vivienda se empezará a solucionar cuando se defienda la propiedad privada

Incluso si eres tan ingenuo de creerte estas cifras falsas de la ministra Rodríguez, te indignará saber que el ejecutivo firma gastos cada semana muy superiores para cosas tan urgentes y necesarias como 615 millones para el metro de El Cairo (228 y 387 millones), 1.048 millones al Banco Africano de Desarrollo, 107 millones de subvenciones al cine, y un despilfarro semanal que alcanza los 6.000 millones sin espacio presupuestario repartidos en cosas peregrinas cuyo denominador común es regar de dinero público a entes que difundan la propaganda sanchista.

Isabel Rodríguez anuncia que los contratos de alquiler del nuevo parque público de vivienda durarán hasta 75 años, «es decir, toda la vida», y con prórrogas cada 14 años. «Blindamos la tranquilidad de la ciudadanía», dice. Lo único que blindan es el rostro de cemento que hay que tener para vender esta combinación de humo, medidas franquistas y alquileres ya existentes como una revolución.

La España de los alquileres para toda la vida, llamados de renta antigua, es una rémora del franquismo impuesta por decreto en 1946 y certificada en la ley de arrendamientos urbanos de 1964: Franco impuso la congelación de los alquileres y obligaba a la prórroga indefinida de los contratos.

El resultado fue un parque de vivienda atroz, descuidado, sin inversión, edificios decrépitos y un fracaso que el PSOE eliminó con Boyer en 1985 y la ley de 1994. Pero esa era una época en la que el PSOE no era una máquina de propaganda chavista y peronista. Solo a una máquina de propaganda sin escrúpulos se le ocurre vender una ley intervencionista y trasnochada rescatada del franquismo como una revolución progresista.

La realidad es que el socialismo siempre destruye lo que finge proteger. La ley de la vivienda es la ley anti-vivienda. Desde que se puso en marcha, los precios han subido un 24% y la oferta ha caído un 17%.

En Navarra han tenido que hacer una masiva bajada de impuestos para mantener la oferta, subiendo hasta el 90% la reducción del rendimiento neto para los que pongan un inmueble en la bolsa del alquiler y una rebaja del 50% a caseros. 

La señora Rodríguez cierra su semana de humo y propaganda con un llamamiento surrealista. “Ayer en Bruselas propusimos limitar la acción de los inversores especulativos y potenciar a los inversores sociales para impulsar vivienda asequible”.

¿Qué es inversor especulativo para ella y qué es inversor social? Una estupidez. Supongo que ella es una inversora especulativa, ya que tiene tres pisos en Ciudad Real como parte de un conjunto de siete propiedades en Ciudad Real, Alcorcón y Valladolid. 

Como bien explica Cristian Campos, el inversor “social” de Rodríguez es el que “hace el trabajo del Gobierno construyendo vivienda a pérdidas, alquila su propiedad por debajo del precio de mercado, permite que se la okupen sin quejarse y hace rico al Gobierno con sus impuestos a cambio de quebrar para el resto de su vida”. Brillante e inapelable.

El Gobierno de Sánchez vuelve a demostrar que es solo propaganda y expolio. El problema de la vivienda se empezará a solucionar cuando se defienda la propiedad privada, se elimine la ocupación, se construya lo que demanda el mercado y se eche al socialismo. La pregunta es si la oposición tendrá el valor de hacerlo.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

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