La batería de bulos del Gobierno para justificar la condonación-trampa de deuda pasará a la historia como uno de los mayores ejercicios de mentira institucional deliberada.

Vamos a desmontar esas mentiras una por una.
Lo primero, y más evidente, es que no se condona ninguna deuda. Los españoles debían antes de la condonación 2,17 billones de euros en pasivos totales de las administraciones públicas y, tras la quita, deberán la misma cantidad, solo que cada ciudadano catalán deberá menos y cada ciudadano madrileño deberá mucho más. La parte que se quita de la cuenta de las comunidades autónomas se asume por el Estado.
Así, la deuda por contribuyente no solo no baja, sino que el efecto es profundamente negativo para los ciudadanos de las comunidades que han gestionado bien sus cuentas. Cuando se analiza el saldo de la condonación por habitante, la quita de Montero es positiva en 307 euros por cada catalán y endeuda en 595 euros más a cada madrileño.
No existe una sola comunidad que tenga una diferencia tan abultada a su favor como Cataluña
El sistema de esta condonación ha sido creado con cuatro criterios de cálculo más que arbitrarios, que tienen como objetivo una mejora sustancial para Cataluña y perjudicar especialmente a Madrid. No solo es un sistema para regalar a los separatistas su “procés” encubierto, liberándoles de gran parte de su deuda acometida por el despilfarro de la Generalitat, sino que está diseñado para ahogar a Madrid con más deuda.
El saldo final, si comparamos la propuesta de Montero con lo que sería ajustado por población e infrafinanciación 2010-2022 supone un regalo a Cataluña de 1.063 euros por habitante, según Fedea, a costa de perjudicar a Andalucía en 410 euros por habitante.
En el cálculo de Fedea se deduce claramente el objetivo del Gobierno al utilizar criterios arbitrarios: No existe una sola comunidad que tenga una diferencia tan abultada a su favor como Cataluña.
Es falso que el timo de la condonación del PSOE suponga 7.000 millones a las CCAA para aumentar gasto.
No solo nos pasan parte de la deuda de Cataluña para mantener a Sánchez en la Moncloa, sino que el PSOE miente diciendo que es “como quitarte la hipoteca” y que supondrá “millones más para gasto social”.
La AIReF ha publicado también que esta quita «no genera un mayor margen de gasto en otras políticas públicas»
El propio ministerio de Hacienda en su documento de consulta pública, página 7, afirma que “el artículo 12 de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera impide que el ahorro de intereses producido por la reducción de deuda de las Comunidades Autónomas sea utilizado para incrementar el gasto”.
La AIReF ha publicado también que esta quita «no genera un mayor margen de gasto en otras políticas públicas».
Es obsceno que el PSOE equipare la condonación-trampa de deuda a que te perdonen la hipoteca. La verdad: es como si te quitan parte de tu deuda, pero te la pasan a otra hipoteca y, además, con parte de la deuda de tu vecino catalán de regalo.
La demostración de que saben que mienten y no les importa es que, aunque todos los expertos y medios han resaltado la falsedad del ejemplo del banco que “te perdona la hipoteca” y la falacia de que puedan gastar más, ellos siguen repitiéndolo, demostrando que no es un error, sino una campaña de propaganda basada en mentiras deliberadas.
Lo más grave de esta decisión del Gobierno es que es la evidencia del pago por el apoyo para mantener a Sánchez en la Moncloa, algo que suena y huele a corrupción institucional, especialmente porque el PSOE siempre había estado en contra de las exigencias de los separatistas en esta cuestión.
El Gobierno de Sánchez encumbra la injusticia, la desigualdad y además perjudica a sus propios votantes
Es, además, un incentivo perverso por el cual se premia a quien más se ha endeudado y se perjudica a quien ha gestionado mejor los recursos. Finalmente, a nadie se le escapa que el PSOE está facilitando el “procés encubierto”: libera a Cataluña de la deuda autonómica que estaba calificada como bono basura recientemente, le regala la Hacienda propia que exige Junts y ERC, redujo las penas por malversación, eliminó el delito de sedición y además prepara el terreno para la cesión de todos los impuestos con el cupo acordado con ERC.
El PSOE dice que ha acabado con el separatismo… dándole todo lo que exigía. Jamás se hubiera imaginado Puigdemont la rendición del Estado a la que asistimos y la cesión en tal cantidad de sus exigencias.
El Gobierno de Sánchez encumbra la injusticia, la desigualdad y además perjudica a sus propios votantes pasando el coste del despilfarro catalán a los ciudadanos de otras comunidades. Para esconder un ejercicio tan obsceno de compra de votos e injusticia, se han inventado una propuesta de condonación al resto de comunidades en la que los cuatro requisitos arbitrarios acentúan todavía más el beneficio relativo a la Generalitat.
Un gobierno que se pasa el día hablando de igualdad y solidaridad está regalando al separatismo un sistema desigual e insolidario basado en el privilegio con tal de mantener a Sánchez en el poder.
No solo es un sistema injusto, que aumenta los privilegios de Cataluña y que perjudica a los habitantes de las comunidades más pobres y peor financiadas, sino que encumbra la irresponsabilidad fiscal y perjudica a los que gestionaron mejor la deuda.
Montero ha lanzado la batería de mentiras antes descritas porque es imposible presentarse en Andalucía con esta cantidad de privilegios a los separatistas sin morirse de vergüenza. Para ello tienen que mentir de manera descabellada y esperar que su control de los medios y su red de propaganda mitiguen el daño electoral de firmar la consecución de todos los objetivos del procés separatista. Para poner la guinda, Illa le regala a Puigdemont la condición de presidente en el exilio con su reunión de rendición.
El sistema de financiación autonómica se ha convertido en un desastre, el separatismo centralista impone que las comunidades autónomas no puedan gestionar su fiscalidad y aquí solo hay autonomía para expoliar, gastar y endeudarse. Esto no es una quita, es un ejemplo más de la miseria que siempre reparte el socialismo.