Los Presupuestos de Sánchez, lo opuesto a lo que necesita España

Los Presupuestos de Sánchez, lo opuesto a lo que necesita EspañaLos presupuestos presentados por Sánchez para 2019 son irresponsables, increíbles e inaceptables. Gastan lo que no tenemos e ingresan lo que no existe.

Lo peor de los presupuestos de Sánchez es que son eso, los presupuestos de la campaña electoral de Pedro Sánchez. No son unos presupuestos que beneficien ni siquiera al PSOE, porque suponen un agravio comparativo insultante para comunidades como Aragón o Extremadura. Solo le benefician a él, aumentando de manera desproporcionada el gasto para financiar gastos corrientes y dispendios clientelares.

El aumento del gasto que recogen estos presupuestos de Sánchez supone 1.195€ por trabajador, un aumento brutal de la cuña fiscal a los contribuyentes. Además, el 75% de las subidas de impuestos afectan de manera muy importante a la clase media, a los autónomos y pymes.

Estos presupuestos incorporan la mayor subida de impuestos de la democracia, mayor que la ya registrada en 2012 ante la crisis, y dejan a España en un triste lugar a la hora de competir a nivel global.

La cuña fiscal total a empresas sube hasta ser una de las más altas de la Unión Europea. El gasto total en impuestos que soportan las empresas (según el informe Paying Taxes 2018 de PWC) es ya del 46,9% y se elevará hasta dos puntos más. Los presupuestos de Sánchez anuncian una falsa “reducción” del Impuesto de Sociedades a las empresas que facturen menos de un millón de euros que esconde una subida. El 60% de las mismas están en pérdidas por lo que la medida es populista pero irrelevante, pero los costes laborales de esas empresas y los indirectos suben de manera muy importante. Además es a las empresas que facturen, no que tengan un beneficio neto de hasta un millón de euros.

Los costes de contratación se disparan de manera completamente inaceptable desde un punto de vista económico e inasumible por la inmensa mayoría de las empresas de España. Contratar un trabajador cualificado saldrá hasta un 14% más caro para los empleadores, un enorme escollo para la creación de empleo de calidad. El aumento mínimo del coste de contratación es de un 10%.

No solo se ataca a la creación de empleo vía enormes subidas de impuestos al trabajo. Un salario medio en España perderá un 2,8% de ingresos netos con las nuevas bases impositivas, y el recorte de renta disponible llega hasta un 7%. España pasa a ser uno de los países con una mayor brecha fiscal salarial –la diferencia entre lo que cuesta el salario bruto y el neto percibido-.

Sánchez no se queda solo en destruir la renta disponible de los asalariados y la capacidad de contratación de las empresas.  Los autónomos van a ver sus impuestos aumentados hasta un 10%, y las familias sufrirán mayores gastos por impuestos indirectos y mayores costes por contratar.

Esa enorme subida de impuestos recae sobre consumidores, salarios, autónomos y pequeñas empresas. La tributación indirecta, que es independiente del nivel de renta y que pagamos todos, duplica su tasa de crecimiento con respecto a los Presupuestos de 2018, y la imposición directa pierde peso con respecto a la indirecta.

Pero además son unos presupuestos falseados en la parte de ingresos, para cuadrar las cuentas de manera artificial y falsaria.

La trampa es tan burda que hasta han incluido un mes más de ingresos fiscales indirectos, un año de trece meses…. Y ni con esos subterfugios se elimina el déficit.

No solo incluye estimaciones de ingresos fiscales imposibles, sino inexistentes. Funcas estima que los presupuestos inflan los ingresos en más de 10.000 millones de euros. La media de economistas que han analizado las cuentas se mueve entre 3.500 y 10.000 millones de euros de desajuste. Estamos hablando de volver a los errores de 2008 a 2011, cuando las desviaciones por estimaciones imposibles de ingresos llegaron a ser de 10.000 millones de euros anuales y alcanzaron los 40.000 millones de euros en un año.

Además, Sánchez inventa ingresos milmillonarios por nuevos impuestos que no solo son dañinos y anti-crecimiento, como la tasa a los consumidores digitales y ahorradores mal llamadas “Google” y “transacciones financieras” respectivamente. Ninguno de esos impuestos se ha presentado oficialmente, ni aprobado ni sabemos su alcance real.

Es tal el despropósito de estos presupuestos que el gobierno, sin sonrojarse, aumenta de manera espectacular las previsiones de ingresos a pesar de que reduce las expectativas de crecimiento y creación de empleo. Un aumento de ingresos estimados que triplica la previsión, ya de por sí optimista, de crecimiento económico.

Pero el tema importante no es la exageración y engaño presupuestario en los ingresos estimados, sino el daño casi irreparable a la capacidad de empresas de contratar, la asfixia adicional a consumidores y salarios y la irresponsabilidad de   poner en peligro el crecimiento, el empleo y la credibilidad.

Estos presupuestos dañan casi irreparablemente lo que fingen defender, el estado de bienestar, al destruir la credibilidad.

Ningún economista serio puede defender un aumento de gastos anuales y recurrentes de tal magnitud, casi el 90% gasto corriente, para financiarlo con impuestos cíclicos y puntuales. Un despropósito.

Todo bajo la falacia de que recaudamos poco. España dice que recauda poco y sin embargo tiene una cuña fiscal (lo que pagan empresas y familias) muy alta. ¿Por qué?

Los datos de la Agencia Tributaria muestran claramente que ningún grupo empresarial paga menos del 14,73% del resultado contable, y que la cifra de tributación efectiva sobre la base imponible se mueve entre el 22,5% y el 27,7%.

 

En el estudio Paying Taxes 2018 de PriceWaterhouseCooper, España aparece como el décimo país con mayor cuña fiscal total a empresas, un 46,9%, muy por encima de Noruega, 37,5%, Finlandia, 38%, casi el doble que Dinamarca, 24,2%, y muy por encima de Reino Unido, 30,7%.

El tipo marginal del IRPF incluyendo sobrecargos autonómicos en España es superior a la media de la UE 27 y los 19 principales países, según Eurostat.

Pero es que el Ejecutivo y sus socios ponen el gasto como único baremo. Por eso nos dicen que recaudamos poco.

España recauda un 11% menos que la media de la Unión Europea sobre PIB, pero tiene más del doble de paro y empresas mucho más pequeñas y frágiles. Incluso las “grandes” son muy pequeñas a nivel global.  Cuanto más suben las cuñas fiscales a familias y empresas más escollos ponen a la mejora de nuestras bases imponibles y nuestro crecimiento y, sin embargo, dicen que recaudamos poco. Porque en vez de buscar recaudar más y mejor con mayores y mejores empresas y menos paro prefieren decirles a ustedes que son unos insolidarios mientras mantienen una brutal red de gasto clientelar, un paro desproporcionado y destruyen empresas.

Los presupuestos que necesita España son lo contrario de lo que ha presentado Sánchez.

Bajadas de impuestos. Ya hemos hablado de la inaceptable cuña fiscal que ahoga a empresas y familias. de atraer más talento, innovación, inversión y empleo, y con ello, crecer más y recaudar mejor. Necesitamos impuestos mucho más bajos para atraer capital, ensanchar las bases imponibles, que aumente la inversión de auténtico valor añadido y para dinamizar el crecimiento y el emprendimiento.

Hay que bajar el IRPF, los impuestos al trabajo y los impuestos a la creación de empleo y a la inversión. En ello se encuentra también la bajada del impuesto de sociedades, eliminando algunas deducciones anticuadas y obsoletas, y haciéndolo más sencillo y eficiente.

Debemos cambiar el chip de la fiscalidad, que está orientado al mayor poder recaudatorio, aunque ponga en peligro el crecimiento potencial y con ello el estado de bienestar y los ingresos del futuro. Es lo que ocurre cuando los intervencionistas se obsesionan con lo que se recaudaba en 2007 sin decirles que era una burbuja.

También debemos reducir toda la imposición a la inversión. La política impositiva supone un escollo para atraer capital. Debemos centraros en traer más y mejor inversión, y dejar que nuestras empresas crezcan y se desarrollen. Un país próspero no genera más bienestar destruyendo grandes empresas, sino creándolas.

Gracias a la bajada de los impuestos al empleo y la inversión podremos recaudar más y mejor. No es Laffer, es lógica. ¿Cómo? De la manera en la que lo hacen los países líderes, esos nórdicos que tanto aman para algunas cosas excepto para sus índices de libertad económica, su rigor presupuestario y sus bajos impuestos al empleo y empresas. Vía mayor contratación, mejor consumo y mayor actividad.

España puede ser un gran centro mundial de inversión tecnológica. Eso no se hace poniendo escollos fiscales a los sectores de alta productividad y subvencionando los de baja productividad. Y eso se consigue atrayendo a las grandes empresas del sector con mayores ayudas fiscales, no poniéndoles impuestos confiscatorios y extractivos.

El reto digital y tecnológico no se soluciona cerrando los ojos y tratando de volver a 1977. El reto tecnológico se lidera, y nadie nos puede decir que no tenemos el talento las condiciones y la oportunidad. Los que lo niegan se lucran de que mantenga el paro a niveles inaceptables.

Austeridad real. España no puede resistir una nueva subida de impuestos, que frenaría el frágil crecimiento económico. El ajuste presupuestario debe venir de acabar con el gasto duplicado y clientelar. En estos presupuestos se incluyen más de 28.000 millones de euros que financiarán administraciones paralelas solo en Cataluña y Andalucía. Eliminar y acabar con los entes públicos fantasma y redes clientelares hace innecesario reducir gasto social y mucho menos aumentar impuestos. De hecho, se pueden seguir bajando racionalizando el gasto y eliminando duplicidades. Defender a los empleados públicos y los servicios estatales y autonómicos es también defender acabar con los llamados “chiringuitos”, el gasto político y las evidentes duplicidades.

Un factor esencial es introducir condicionalidad en los Fondos de Liquidez Autonómica para que accedan a los fondos quienes acometan reformas de calado, en vez de premiar a quien incumple.

Unos presupuestos que nos ayuden a mejorar en los ránkings de Libertad Económica y Doing Business, del Banco Mundial, que mide la facilidad de las empresas para afrontar la burocracia, creando una administración facilitadora y ágil y una fiscalidad competitiva orientada al crecimiento. Trasladar la eficiencia del sector privado al público con mejor tecnología.

Apuesta por la inversión y la I+D real. El gasto en infraestructuras y en investigación también es otra partida que se puede ajustar de forma relativamente simple. Orientarlo a aumentar el número de patentes y el número de empresas que se crean con esas patentes, para que la innovación sea motor de empleo y mejores oportunidades y se evite esconder gasto político bajo el epígrafe “I+D+i”.

Pero lo más importante. Los presupuestos que necesita España deben contemplar escenarios y sensibilidades y tener planes de contingencia. No vale estimar cifras de ingresos falsas y pasar los problemas a los demás. Unos presupuestos serios deberían tener un escenario macroeconómico creíble y una tabla de sensibilidades con acciones concretas si se desvían ingresos o gastos. Se debe fijar de antemano el techo de gasto con estimaciones realistas y ceñirse a esta cifra. Esta es la única manera de mantener la credibilidad internacional.

Los presupuestos que necesita España son unos presupuestos que bajen impuestos de manera generalizada, pongan el crecimiento y la creación de empleo como pilares de la verdadera política social, sitúen a la administración al servicio del contribuyente, no al revés, y que eliminen el gasto clientelar que es un insulto para el servicio público de verdadera calidad y una amenaza para la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar.

Lo que España necesita son unos presupuestos que piensen en el bienestar de España, no en el bienestar de Pedro Sánchez.

 

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

3 comentarios en “Los Presupuestos de Sánchez, lo opuesto a lo que necesita España

  1. Tengo la rara costumbre de leerme el libro amarillo de los presupuestos todos los años, desde 2012. Al margen de las cifras principales de ingresos y gastos, lo peor es el tufillo que desprende la literatura del libro amarillo.

    Solo me atrevo a salvar y con dudas el aumento de gasto en Dependencia, que por cierto va pesimamente explicado y le aplico el beneficio de la duda. El resto desprende el tipico tufillo Zapateril demagogico e irresponsable que nos llevo a la tremenda crisis pasada. Aumento de gasto a modo de riego de manguera y patada hacia adelante, confiando en que el dopaje se mantenga hasta las proximas elecciones, y luego el que venga que se las arregle.

    Respecto a los ingresos, esta claro lo ridiculo de los trece meses de IVA y los impuestos nuevos que ya veremos si llegan a recaudar algo. Los demas segun el modelo que llevo yo en excel no van tan descaminados. Mi estimacion es que van inflados en enos 7000 0 mas o menos. Siendo esto malo, no es para mi lo peor.

    Lo peor es la dinamica de irresponsabilidad en que con la ayuda casi todos los partidos politicos se lanzan a aumentar el gasto en pensiones. Nos estamos metiendo en una burbuja de gasto en pensiones insostenible, que nos puede llevar a otra crisis tremenda y, lo peor es que no se ve que partido puede tener el valor de decir a los pensionistas que no tienen razon y que las pensiones deben ajustarse al dinero disponible, y no puede sacrificar mas las rentas de los jovenes por el egoismo de los viejos.

    1. Dudo mucho que, al ver las manifestaciones de jubilados, el doctor haya tenido una epifanía y decidiera echar el resto con ellos. Mas bien vio la pirámide de edad y se dio cuenta de que cada vez hay mas viejos que votan y los votantes son los que otorgan el bienestar del estado. Esto y quitárselos al otro partido, claro. La pirámide de edad no se cambia de un año para otro, por lo menos necesita una generación, así que lo llevamos claro.
      Además de que en España se penaliza el trabajo desde hace muchos muchos años, ahora el doctor nos regala unos presupuestos que, como asegura la Autoridad (in)dependiente de (Ir)Responsabilidad Fiscal, el Banco de España, y muchos otros como el señor Lacalle, son un petardo, dicho a lo claro, y que le van a poner la lápida al trabajo, que por otro lado ya estaba en la caja de pino y ésta en el hoyo. Aquí no hay egoísmo de los viejos, lo que hay es mucha ideología y de ésta no comen más que los políticos.

  2. Creo que se están dando cada uno de los puntos que Ud. especifica en sus libros y artículos.
    Primero los tres puntos clásicos:
    1-Imprimir dinero a todo tren, que se lleva haciendo mucho tiempo.
    2-Bajar los tipos de interés a cero o negativo, que están así desde hace demasiado tiempo.
    3-Decir que esto es para arreglar el paro.
    Ninguno de estos puntos son nuevos.
    En Bruselas se dice, según parece, que la culpa de que Europa esté como está es del brexit, de Trump y de los presupuestos italianos. Nada de impuestos altos, ni «clientes» ni «amigos» a los que favorecer, ni despilfarros estatales, ni deuda disparada. Fase de echarle la culpa a otros.
    Pero ahora la Comisión Europea reduce la estimación de crecimiento de la eurozona y solo estamos en febrero. Queda todo el año para «corregir» estimaciones. Fase de la corrección.
    Se dan todos los requisitos para la caída.
    ¿Como cree Ud. que será el batacazo, teniendo en cuenta que no tenemos colchón?

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