Más administración y menos industria, la receta del sanchismo

Cuando Sánchez llegó a la Moncloa, anunció con gran despliegue de medios que iba a potenciar la industria. En la presentación de los fondos europeos hablaron de reindustrialización y de motores tractores.

El aumento de deuda de Sánchez lleva a España a la ruina

La realidad es alarmante. Tras el despilfarro del mayor estímulo fiscal y monetario de la historia y una ingente inyección de fondos europeos, la industria manufacturera supone solo un 11,8% del Valor Añadido Bruto de la economía, cayendo desde que Sánchez llegó a la Moncloa.

Desde 2018, el peso de la industria manufacturera en el valor añadido bruto (VAB) español ha caído aproximadamente 4,6 puntos, pasando del 16,4% en 2018 al 11,8% en 2025.

Lo que es aterrador es que, en el mismo periodo, las administraciones públicas han pasado de un 15,4% del valor añadido bruto nacional a un 16,5%, según los datos de la estructura sectorial publicados por el INE.

La ejecución de los fondos europeos Next Generation es un fracaso monumental

Según el INE y BBVA, la industria manufacturera está a casi 4 puntos por detrás de la media europea y se queda prácticamente a mitad de recorrido del objetivo del 20% marcado por la Unión Europea.

Es importante repetir una y otra vez que el desplome del peso de la industria en la economía viene tras despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia. La ejecución de los fondos europeos Next Generation es un fracaso monumental.

Solo se han adjudicado convocatorias por el 34,7% del importe total, y además un porcentaje significativo se ha ido a corporaciones y empresas públicas. Las áreas como la modernización industrial apenas han adjudicado un 24,6% del total previsto, como explica Santiago Sánchez.

La pérdida de peso de la industria en el PIB español es alarmante.Aunque España presenta cifras positivas de PIB en 2025, la industria pierde protagonismo y el modelo de crecimiento de España en valor añadido bruto es el de siempre: turismo, hostelería y sector público.

Los motores actuales del crecimiento español provienen mayormente del gasto público y servicios, mientras la industria mantiene niveles de producción similares a los de hace décadas, reflejando una verdadera “anemia” estructural.

España sigue ahogada por la regulación, legislación laboral e impuestos confiscatorios que desincentivan la inversión y nos hacen perder oportunidades

El Índice General de Producción Industrial (IPI) publicado por el INE refleja una clara tendencia de estancamiento. En agosto de 2025, el IPI subió únicamente un 0,4% respecto al mismo mes del año anterior, una cifra 2,1 puntos inferior al dato de julio (+2,5%) y que confirma la desaceleración tras los descensos de abril (-5,7%) y mayo (-1%).

Si se ajusta por factores estacionales y de calendario, la producción industrial aumentó un 3,4% interanual en agosto, pero el crecimiento mensual sobre julio muestra ya dos meses consecutivos de caída (-0,1% en agosto, -0,4% en el mes anterior). Es decir, la producción industrial no crece, rebota.

Todo esto no es una casualidad.

España tiene un grave problema de exceso de regulación, administración confiscatoria y extractiva y fiscalidad desincentivadora, añadido a una política energética equivocada, que penaliza la inversión industrial. 

En 2024 y 2025, solo el 10% de las empresas industriales que solicitaron conexión a la red eléctrica han podido acceder a ella, mientras que el 90% de las solicitudes ha sido rechazada por saturación y poca capacidad disponible en la red de distribución. Esa inversión simplemente no vuelve.

Expertos como Rafael Pampillón recuerdan que la industria manufacturera española está lejos de una “transformación hacia la alta tecnología”: la bajísima inversión en bienes de equipo y el lento crecimiento en ramas industriales exportadoras dificultan la transición hacia un modelo productivo más robusto. “Tras casi tres décadas, la media móvil de la producción industrial permanece igual a valores de 1995, 2011 y 2017, lo que denota la ausencia de crecimiento efectivo a largo plazo”.

La evidencia de estos datos es aterradora. España sigue ahogada por la regulación, legislación laboral e impuestos confiscatorios que desincentivan la inversión y nos hacen perder oportunidades.

El patrón de crecimiento de España es puramente débil y de baja productividad, dopado por un gasto público descontrolado y un crecimiento del turismo admirable, pero dando señales de agotamiento e inflado por una inmigración que tiene efectos negativos netos evidentes en la sostenibilidad de las cuentas públicas y las pensiones.

Nos enfrentamos a una década perdida y, de nuevo, ocurre con las políticas energética, regulatoria, fiscal y laboral equivocadas.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

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