Las reformas esenciales para afianzar la recuperación

Tras el tsunami del voto del ‘brexit’ y las elecciones españolas, la calma… Relativa. Si algo han vuelto a demostrar las elecciones en España es que Twitter no es el electorado, y que los bots no son votos. España votó a favor de la moderación y de continuar llevando a cabo políticas que fortalezcan el crecimiento y el empleo.

Ahora toca que los partidos que han perdido tengan la responsabilidad de dejar gobernar a quien ha ganado de manera clara las elecciones. Les recuerdo que, a pesar del postureo y los tacticismos personalistas, las diferencias son muy pequeñas entre las grandes propuestas y objetivos de PP, PSOE y Ciudadanos en materia de economía, empleo, seguridad y Europa.

FITCH MEJORA EL CRECIMIENTO DE ESPAÑA

Una grata sorpresa de la semana ha sido la revisión al alza por parte de la agencia Fitch de las estimaciones de crecimiento para España, un 2,8% para 2016. Es cierto que esperan una mayor ralentización en 2017, pero de momento, en las últimas seis ocasiones, las agencias internacionales solo han mejorado sus expectativas sobre España. Y eso es positivo. Sorprender al alza en nuestro país era inusual entre 2007 y 2011. Hacerlo en un entorno en el que el consenso revisa a la baja el crecimiento de Reino Unido, EEUU, China y las principales economías del mundo.

España volverá a situarse, con Irlanda, entre los países líderes de la Unión Europea en crecimiento y empleo. La responsabilidad de todos los partidos es facilitarlo desde lo que nos ha hecho un ejemplo para el mundo, la concordia y la capacidad de superar los mayores retos.

MEJORA LA BALANZA DE PAGOS… ¿CAEN LOS INGRESOS?

Siempre me sorprende, como economista, que olvidemos este importante indicador de la situación económica. En términos acumulados de cuatro trimestres, el saldo conjunto de las cuentas corriente y de capital alcanzó un superávit del 2% del PIB, superior al de todo el año 2015 (un 1,9% del PIB). En términos de capacidad de financiación de la economía, supone una mejora de más de 2.000 millones de euros.

Algunos se han alarmado ante la “caída de ingresos fiscales”. Oportunidad de oro para que dejen de pedir y se pasen al lado de los que contribuyen. Pero es que, como explicamos en este vídeo la bajada se da porque el Impuesto de Sociedades da una cifra negativa… ¿Cómo puede ser eso? Y es que la gente no analiza. El Impuesto de Sociedades muestra el impacto de los pagos a cuenta registrados en 2015 y se normaliza a lo largo del año, con lo cual los ingresos normalizados anualizados en realidad serán muy similares, ligeramente superiores a los de 2015.

Antes de que a alguno se le ocurra que hay que subir impuestos, deberían analizar un poco los datos. Bajar impuestos hizo que en 2015 se recaudase casi medio punto más que el crecimiento del PIB nominal. Eso refleja la recaudación de IVA (+3,4%) y el conjunto de impuestos indirectos (+3,7%) que no muestra efectos de “devolución” o pagos a cuenta, como el IRPF y Sociedades. Lo que tenemos que hacer es no gastar más que los 10.000 millones adicionales que ya contemplan los presupuestos.

PERO LOS RIESGOS AUMENTAN

Hay que ponerse a trabajar y ya. La ralentización global no la vamos a suplir creando comités parlamentarios ni soflamas personalistas. El impacto de las dificultades crecientes de China, Brasil o Reino Unido, grandes socios comerciales españoles, no se arregla cavando zanjas y tapándolas, con la inútil llamada a “incentivar la demanda interna”. Con un 25% de sobrecapacidad acumulada de la última apuesta ladrillera -los planes “de estímulo” de 2009 que nos dejaron deuda, exceso de capacidad y desempleo- solo serviría para agrandar el agujero.

Preparémonos para el entorno que viene, bajo crecimiento global, con las mejores armas. Ser un centro global de atracción de capital, no cavando zanjas para rellenarlas después y echarle la culpa a los mercados cuando salte un shock como en 2011.
MEDIDAS URGENTES

Hace unos días me preguntaron las medidas urgentes que debe poner en marcha el nuevo gobierno. La primera, por supuesto, las bajadas de impuestos y bonificaciones a pymes y autónomos que refuerzan el consumo, la creación de empleo de calidad -ya que incentivan la contratación fija- y la actividad económica.

La segunda, reforzar la reforma laboral para que ponga el énfasis en facilitar la contratación y reducir la burocracia, duplicidades y trabas administrativas.

La tercera, continuar con la reforma de la administración que ha ahorrado 30.000 millones de euros, reestructurando empresas públicas deficitarias, reformando el Fondo de Liquidez Autonómica para que se garantice el gasto social y los servicios de valor añadido y se cumpla el déficit a rajatabla atacando los gastos inútiles, las administraciones paralelas, los observatorios, subvenciones ridículas y despilfarro. Para reducir el déficit como lo ha hecho Irlanda, que este año está al borde de superávit, creando empleo y creciendo más.

La cuarta, una Ley Beckham del I+D+i. Tenemos, gracias al Brexit, una oportunidad única que París y Frankfurt ya están intentando capitalizar. La salida de inversiones y empresas del histórico centro de Reino Unido. Tenemos que poner la alfombra roja en toda España para atraer decenas de miles de millones de euros de inversión y empresas que salen de países emergentes y con mayor riesgo y quieren seguridad, confianza y potencial. España, una vez que hemos espantado el fantasma del populismo, es ese país. Las estimaciones de consenso prevén alrededor de 150.000 millones de euros de inversión en los próximos tres años que se implantará en países con atractivo fiscal y con seguridad jurídica. Ese es el verdadero cambio. Así aumenta la productividad, la inversión, el empleo y con más valor añadido, los salarios.

Y la quinta, en Europa. España tiene hoy la oportunidad histórica de unirse a los líderes e influenciar desde el ejemplo, para conseguir que Europa sea una potencia de crecimiento e innovación, no de política del avestruz. Nuestra posición sobre Escocia es un buen ejemplo de tomar las riendas.

Preparémonos para el entorno que viene, bajo crecimiento global, con las mejores armas. Ser un centro global de atracción de capital, no cavando zanjas para rellenarlas después y echarle la culpa a los mercados cuando salte un shock como en 2011. Ralentización global no significa que desaparezcan las oportunidades. Lo sabemos bien, que hemos alcanzado récord de exportaciones y de cuota de mercado global con nuestros grandes socios en estancamiento. Ralentización global significa oportunidad de oro para atraer empresas, capital, innovación y valor añadido que buscan entornos seguros. Aprovechémoslo.

A nuestros líderes políticos, les pido menos pataletas por los votos perdidos y más altura de miras. Dejen las vanidades de perdedor justificándose y pensemos en lo mejor para España. Lo que todos los españoles están haciendo en sus trabajos, empresas y familias. Estabilidad, crecimiento. No repitamos los errores de 2008.

¿Corren peligro los bancos?

“I keep nothing but hundred dollar bills in the bank roll, I got the kind of money that the bank can’t hold” 50 cent

Siempre que los economistas de consenso defienden la represión financiera olvidan que con ella destruyen y ponen en peligro el sistema financiero. Tras añadir más de 58 billones de dólares de deuda en los últimos ocho años, y bajar los tipos hasta niveles completamente desligados de la realidad, el sistema es cada día más frágil. Y un evento como el Brexit se convierte en un tsunami. En dos días se han evaporado $2,5 billones de capitalización bursátil, según Bloomberg, y la cantidad de bonos que ofrecen rentabilidad negativa se ha disparado en 380.000 millones, hasta 8,7 billones de dólares.

Si alguno piensa que la solución para mitigar el riesgo es bajar aún más los tipos o aumentar la liquidez, está loco. Pero me encuentro, a veces con sorpresa, que algunos analistas están comparando caídas en bolsas con riesgo de solvencia de los bancos. El desplome de la banca europea no es una novedad y me aterra que en televisión me digan que capital –solvencia- es lo mismo que capitalización –valor bursátil-.

Que un banco caiga en bolsa no significa que pierda solvencia. El sector bancario europeo ha caído un 18% desde el 23 de julio y un 32% desde principio de año a cierre de este artículo. Sin embargo, según datos del BCE, su ratio de capital de máxima calidad se ha mantenido, de hecho ha aumentado ligeramente.

Desde 2011 la banca europea, según Bloomberg, ha caído un 4% en bolsa y sin embargo sus ratios de capital han mejorado de 9,7% a 12,6%. De hecho, parte de su debilidad bursátil es la prioridad por fortalecer su balance. Ampliaciones de capital, emisiones de cocos (bonos con parte de consideración de capital), hibridos, desinversiones etc. Las provisiones realizadas por pérdidas y el control de los préstamos de baja calidad también ha sido muy importante.

La banca, como no puede ser menos, sufre en un entorno muy frágil. Los tipos de interés muy bajos hacen que la rentabilidad del negocio sea pobre y el riesgo muy parecido. La demanda de crédito solvente no crece de la misma manera que los bancos centrales desearían y la enorme liquidez no se convierte en más crédito.

Pero repito, es un error de libro equiparar comportamiento bursátil con fortaleza de balance. La volatilidad no aplica a todos los componentes de sus activos y hay que valorar la concentración y riesgo subyacente de todos los elementos que conforman eso que se llama “capital de máxima calidad” (CET1). Por ejemplo, los bancos europeos han sufrido la crisis brasileña, mucho más grave que la del Brexit, o la de otros petroestados, pero han mantenido la senda de refuerzo de su balance.

Los bancos deben evitar convertirse en las nuevas discográficas. Agarrarse a un modelo obsoleto y de bajo margen no va a funcionar.

A la banca se le está exigiendo soplar y sorber a la vez. Pero el problema es otro. El mecanismo de transmisión de la política monetaria ultra expansiva no funciona… Porque el problema de Europa no es de falta de crédito o de liquidez, sino de sobrecapacidad y exceso de endeudamiento previo. Porque la política monetaria se ha diseñado esperando que se recupera un nivel de crédito y de endeudamiento que era una locura y una absoluta burbuja. Porque el banco central piensa que hay un problema de exceso de ahorro con respecto a la inversión utilizando como “normal” la década de mayor exceso de nuestra historia.

Y por ello baja tipos de interés pensando que se debe “recobrar” ese nivel. Y no ocurre. Ni ocurrirá. Porque niega la sobrecapacidad y el impacto de fuerzas mucho más relevantes, la demografía en el envejecimiento de la población, la baja competitividad y la fiscalidad que ataca el consumo y la inversión.

No se puede esperar que la banca refuerce su balance, y lleva haciéndolo a ritmo de casi un 1% anual y a la vez que “fluya el crédito” y, por supuesto, se reduzca el riesgo al mínimo. Los reguladores simplemente deliran esperando un enorme flujo de crédito sin riesgo y que se endeude todo el mundo en una Europa de débil crecimiento y sobrecapacidad industrial superior al 20%.

Los políticos y reguladores están haciendo todo lo posible por evitar que se repita la anterior crisis. Y ese no es el problema. La próxima crisis se va a generar, como todas, desde aquellos activos que se consideran con menor riesgo.

Los bancos deben evitar convertirse en las nuevas discográficas. Agarrarse a un modelo obsoleto y de bajo margen no va a funcionar. Se enfrentan a cuatro grandes problemas:

1-Digitalización y oferta diversificada. Los productos bancarios ya no van a ser un monopolio y los servicios no pueden seguir anquilosados en “tiene usted que ir a la sucursal” o basados en comisiones que solo debilitan, porque aparecen los transferwise, los bitgolds, de monopolizar y limitar los fondos en los que quieren invertir sus clientes. Todas esas prácticas de defender un modelo anticuado solo debilitan, y si no se lanzan al futuro les pasará exactamente lo mismo que a las discográficas y a los dinosaurios de las telecomunicaciones.

2-Vivir en un entorno de tipos bajos a casi perpetuidad. Recuerden que hay alguno en MIT que le sugiere a los bancos centrales que la política expansiva no funciona porque los tipos son demasiado altos y se espera que la política se normalice, haciendo que el dinero se vaya a activos líquidos. Recuerden que esos mismos dicen que hay que implementar tipos de -3% -por ejemplo- y a perpetuidad para “obligar” a tomar riesgo (“reprimir hasta que los inversores claudiquen” decía Krugman). Y recuerden que esos economistas están muy cerca de unos estados que escuchan estas locuras con ojos como platos pensando “más déficit y más deuda para mí”.

3-La desbancarización de la economía real es inevitable. Los activos totales de la banca no van a seguir superando al PIB de Europa en tres veces.  Así, la banca necesita asumir que el mundo que ha facilitado su expansión ha desaparecido, y orientarse a valor añadido, menor tamaño, más flexibilidad y mucha mayor innovación.

4-No, los bancos no corren peligro porque “bajen en bolsa”. Han estado durante años mejorando su capital. Que a ustedes no les amarguen con errores de primero de carrera. Pero esa caída, que es ya plurianual muestra muchas cosas. Bajan en bolsa ante riesgos que demuestran que su estructura actual es ineficiente, obsoleta y demasiado frágil. Italia, tras años de ayudas y políticas expansivas, tiene una morosidad del 10% del total comparado con el 5% de la media europea. Los tiempos de exceso de liquidez hay que aprovecharlos para adelgazar, no para engordar. La época en que una entidad se endeudaba 20-25 veces sus activos hace tiempo que se acabó. No entender que 10-12 veces es también insostenible puede ser un error.