
Análisis sobre el mercado laboral en España.

En los últimos años y más en estos tiempos electorales que parecen no acabar nunca, uno de los argumentos más utilizados por la clase política es el de la precariedad laboral extendida, la ausencia de empleo indefinido y que en España solo se crea empleo temporal. Argumentos totalmente falsos pero efectivos en la disputa de votos para ver quien pilla más sillones en nombre del pueblo.
¿Es cierto el argumento «En España solo se destruye empleo indefinido y los nuevos empleos son temporales»?
Este argumento es totalmente falso pero hay que matizarlo. Primero debemos entender que el empleo temporal no es precario por que sea de duración determinada puesto que actualmente la tasa de temporalidad del mercado laboral es 9 puntos más baja que en el año 2006 (Aquellos «buenos» años de la economía) donde el 34% de los asalariados tenía un contrato temporal frente al 25% del IT 2016.

La explicación la encontramos en el modelo productivo en el cual España basó su crecimiento durante casi una década, la construcción. Este sector demandaba mucha mano de obra que dependía de las carteras de pedidos de las empresas que variaban enormemente según periodos del año y que además requerían de especialistas para realizar puntualmente ciertas actividades lo que hacia la modalidad temporal la más conveniente.
Otro hecho que confirma que la alta temporalidad se debía al sector de la construcción lo encontramos en la EPA al ver la evolución del número de asalariados según el tipo de contrato. En contra de la opinión general, cuando llega la crisis económica, las empresas principalmente se deshacen de todos aquellos trabajadores temporales, que eran temporales básicamente por un motivo, porque la empresa consideraba que en una situación normal la plantilla de la empresa debería ser menor y que su contratación responde a un exceso de demanda que no será sostenible en el tiempo.
Si observamos la siguiente tabla elaborada a partir de los datos del INE recoge la evolución de los asalariados según su modalidad contractual (no ocupados, ya que en los ocupados se incluyen autónomos y empresarios). El estallido del sector de la construcción se da en 2008 lo que supone una fuerte destrucción de empleo, pero si se observa en el periodo 2008-2009 la destrucción se concentra en los puestos temporales de los cuales se destruyen 900.000 frente a los apenas 80.000 indefinidos en el mismo periodo de tiempo. La respuesta la encontramos en lo arriba comentado, el sector de la construcción tenía gran parte de los contratos temporales existentes en España por lo que al estallar la burbuja inmobiliaria las empresas comienzan a deshacerse de la plantilla no fija para intentar adaptarse a la nueva situación.

A partir de este momento la economía entra en shock por multitud de causas, familias endeudas por el «efecto riqueza» al creer que sus activos inmobiliarios tenían un valor que en realidad era mucho más bajo, cientos de miles de parados cada trimestre que reducían su consumo extendiendo las malas expectativas al resto de empresas que seguían los mismos pasos que las empresas de la construcción despidiendo a parte de la plantilla. (Durante los primeros años de la crisis casi 3.000 personas diariamente perdían su puesto de trabajo). Una vez realizado el ajuste en la plantilla temporal el ajuste fue hacia los empleos indefinidos, lo que suponía un enorme gasto para las empresas muchas de las cuales eran incapaces de hacer frente a las indemnizaciones debido al alto coste en España. A pesar de ello previo a la reforma laboral se destruyeron 450.000 puestos de trabajo indefinidos entre 2008 y Febrero de 2012 y 650.000 en los 2 años posteriores hasta que en el IVT 2013 las empresas ya habían reestructurado sus plantillas para poder adaptarse al nuevo entorno económico que junto con una mejora de la economía favoreció la creación de empleo gracias también a la reducción del Umbral de Creación de Empleo, es decir, el crecimiento mínimo a partir del cual la economía de un país comienza a crear empleo neto.
Si ahora nos vamos a la fecha de recuperación de empleo en 2014 y 2015 se observa como la creación de empleo indefinido aumenta como también aumenta el empleo temporal, sin embargo a ritmos muy distintos, el empleo indefinido crece a menor ritmo que el temporal. NO NOS ASUSTEMOS ES ALGO NORMAL, del mismo modo que el empleo temporal se destruye a un ritmo muy superior al indefinido a la hora de crear empleo es igual. La respuesta es muy simple, no somos adivinos para tener la certeza de cual será la situación económica en el futuro, por ese motivo, no se contrata de forma indefinida porque en caso de errar en nuestras previsiones sobre el futuro el coste de despedir un trabajador indefinido es muy superior a la de un temporal, por este motivo, cuando la economía y la política garanticen un entorno certero y una amplia seguridad jurídica será cuando comience a aumentar a un mayor ritmo el empleo indefinido. Os dejo este gráfico para que veáis la estabilidad del empleo indefinido tanto en fase de destrucción/creación frente a la volatilidad del temporal en las mismas fases.
Algo que ha de quedar claro tras leer este post es que la volatilidad del empleo es mayor en el empleo temporal por el menor coste indemnizatorio y acabar con el mito de que en España solo se ha destruido empleo indefinido para que todo el empleo sea temporal. Falso, si hacemos balance 2008-2015 el empleo indefinido ha caído un -9% frente al -24% del empleo temporal.
Por otra parte he realizado un gráfico para observar visualmente como es el empleo que se ha creado desde el IVT 2013 hasta finales de 2015. Podemos ver como se han creado 704.400 empleos asalariados, es decir, trabajadores de una empresa (no estamos contando los que se han hecho empresarios o autónomos). De estos nuevos empleos creados el 60% son temporales frente al 40% de indefinidos, algo totalmente normal, incluso es un buen dato, puesto que de cada 10 personas que han encontrado empleo en España en los últimos 3 años, 4 han conseguido un contrato indefinido.

Ahora si eres uno de esos que estás empeñado en negar que la economía mejora vendrás con el cuento «Nos estás engañando, dicen en la tele que 9 de cada 10 contratos que se firman son temporales»
Si has pensado eso me alegro, puesto que estás a punto de darte cuenta que te equivocabas, te engañaban o que intentas engañar con un argumento totalmente falso. Primero porque NO se debe confundir empleo creado con contratos firmados, me explico, un trabajador con empleo indefinido como su nombre indica tiene un empleo con una relación contractual indefinida, es decir, no tiene fecha límite, no se sabe cuando acabará. Sin embargo un contrato temporal tiene una duración determinada que dependerá del servicio para el que ha sido contratado. No se debe confundir el total de contratos firmados puesto que en España se firman de media 18 Millones de contratos al año y obviamente esto no quiere decir que se creen 18 millones de puestos de trabajo, simplemente quiere decir que una persona sin empleo indefinido puede firmar multitud de contratos a lo largo de un año cosa que un trabajador indefinido no lo hará porque su empleo no tiene una fecha final determinada. Debes saber que en los años 2004, 2005, 2006 y 2007 donde la economía crecía a un ritmo hasta entonces nunca visto por el boom de la construcción en España se firmaban hasta 20 Millones de contratos al año, pero ello no significaba 20 millones de empleos nuevos, y en estas fechas de la fiesta económica y gasto descontrolado también 9 de cada 10 contratos eran temporales habiendo meses en los que el 95% de los contratos firmados eran temporales.
Y la respuesta es muy fácil, España es un país con gran peso en el sector servicios y dentro de este, el turismo y el comercio cuyas empresas sufren variaciones de demanda muy fuertes en ciertas fechas tales como fines de semana, festivos, verano, Navidad, lo que lleva a cientos de miles de empresas a contratar temporalmente a trabajadores para poder atender a la demanda, que en ocasiones se alarga lo que lleva que un mismo trabajador firme varios contratos, siendo lo más habitual aquellos que realizan contratos de unos días en Semana Santa para encadenar otros para la campaña de verano. Si esto no te ha convencido vendrás con otro argumento tan utilizado como falaz, pero que sirve para captar votos. Este consiste en tergiversar lo que se ha expuesto en este post deduciendo que como rescindir unilateralmente un contrato temporal es más barato que un indefinido la solución es encarecer la indemnización intentando crear una causalidad de a más caro el coste del despido habrá menos despidos. Podría ser, pero la realidad no es así, básicamente porque las variaciones de la plantilla responden a variaciones de la demanda, a X demanda una empresa necesita Y trabajadores y la primera variable no es controlada por el empleador, por tanto si la demanda baja pero has encarecido tanto el despido de todas las modalidades contractuales la empresa no podrá hacer frente a un ajuste de plantilla por lo que directamente cerrará la empresa quedando todos desempleados, mientras que si el coste es razonable, el empleador podrá ajustar la plantilla a la demanda y mantener la actividad de la empresa y a los empleados necesarios para que la empresa funcione.
En conclusión, ha quedado claro, que no todo el empleo que se crea en España es temporal, también se crea indefinido y lo más importante es que se está creando empleo sin apoyarse la economía en ninguna burbuja en ningún sector de su economía. La única forma de fomentar la contratación indefinida es la estabilidad política y económica que en un mundo tan globalizado y vulnerable a la vez aporten un poco de claridad al futuro aunque sea a corto y medio plazo.
Vuelve el drama griego (Sí, se puede… Empeorar)
Una de las mayores falacias que se han vendido a los ciudadanos durante la crisis es la de que “no podemos estar peor”. Syriza, el Podemos griego, ha demostrado que se puede empeorar una situación ya de por sí pobre. Y el problema del culebrón griego, que resurge cada cierto tiempo, es que hay que volver a recordar los errores que llevan a estas crisis.
La producción industrial caía un 4% en marzo tras una bajada del 3% en febrero, y nos muestra la extrema fragilidad de la economía. El resultado de la gestión de los populistas ha sido devastador. Una pérdida de más de 16.000 empresas en 2015. Eso supone unos 45.000 empleos menos y una reducción del valor añadido a la economía de hasta un 1%. En el primer trimestre de 2016, 3.824 empresas menos según datos oficiales del GEMI.
Todo ello por hacer lo contrario a lo que hizo Irlanda -país rescatado, y uno de los que más crece y crea empleo en la UE- y lo que recomendaba la Troika. Se sugirió una bajada de cuotas sociales, de impuestos al trabajo y mejora de la facilidad para crear empresas y reducir gasto político. Syriza decidió mantener el estado hipertrofiado y subir impuestos. Resultado, hundir la creación de empleo y huida de empresas. Una subida de impuesto de sociedades del 20% al 29% y con ello, caída de ingresos por este concepto del 2% a cerca del 1,3% del PIB.
Grecia tiene algunas de las cotizaciones sociales e impuestos a sociedades más altos de la UE y se encuentra entre los peores países en cuanto a facilidad de crear empleo y montar empresas según el índice Doing Business del Banco Mundial. Syriza no ha hecho nada por mejorar estos datos. Al contrario. Y, como siempre ocurre con los populistas, han conseguido el hundimiento de lo que fingen defender. Recorte de pensiones de hasta el 35%, varias huelgas generales y más recortes que nunca ante el desplome de la actividad económica.
Aumento de impuestos… a todos. También las clases bajas y medias. No solo un tipo de un 22% para las rentas menores de 25.000 euros, además de subirlo a las altas, sino que el aumento de cargas indirectas y eliminación de deducciones aumentan esa cifra a un 5%. La economía, como no podía ser de otra manera, se contraerá otro 1,3% en 2016. Los populistas siempre olvidan que para que haya un sector público hacen falta ingresos de un sector privado potente.
– Del ajuste que ha hecho el Estado griego desde que comenzó la crisis, el 90% ha recaído en los ingresos, a través de subidas de impuestos y sólo el 10% ha consistido en recortes de gasto.
– El 74% de las medidas pactadas no se han aplicado. Y del resto, buena parte se han realizado de forma incompleta. La lista de incumplimientos es amplia y toca a buena parte de los temas más importantes: reforma de la Justicia, reforma de los mercados, reforma contra el fraude fiscal, cambios en el sistema de la Seguridad Social, lucha contra monopolios y cárteles apoyados por el poder político, reforma de la administración…
– Muchos de los cambios sólo han consistido en deshacer lo realizado anteriormente. Por ejemplo, el Código Fiscal ha sido reformado (en ocasiones de forma contradictoria) 18 veces en 17 meses.
Hundir la iniciativa privada solo agranda el agujero. Y, como comentábamos en 2015, volver a otra crisis de deuda. Una encuesta publicada por Mega TV recientemente indica una bajada de 10 puntos para el partido de Alexis Tsipras en intención de voto. Pero el daño del populismo ya está hecho. Los controles de capitales se mantienen, el cierre de empresas es constante y Syriza ha convertido lo que era un problema de renegociación de condiciones en un estado al borde del colapso.
Y nos dicen que “el rescate a Grecia se fue en un 95% a los bancos”. Les recomiendo que lean lo que explicaba en ‘Mitos y Mentiras sobre los Rescates. Un rescate no es una donación. Es un préstamo. Todos los rescates en toda la historia se usan para pagar vencimientos actuales y refinanciarse más barato. Todos. No existe un solo caso que no sea así. Se supone que la quita y las mejores condiciones de financiación se utilizan para revitalizar la economía, no para sostener el gasto improductivo.
La presión fiscal en Grecia no es solamente creciente, sino que tiene el mercado laboral más rígido, y con ello el mayor paro, de Europa. El gobierno de Tsipras, ante el rescate, se ha negado a tomar ninguna medida de las propuestas por la OCDE, el FMI o la Troika que alivie a empresas y familias. Se les sugirió reducir el gasto en defensa y, oh sorpresa, Tsipras se negó. Solo ha llevado a cabo políticas aún más confiscatorias para mantener el privilegio de un sector público ineficiente y se ha convertido en confiscatorio.
Para entender bien la crisis griega les recomiendo leer el libro de Michael Mitsopoulos “Understanding the Crisis In Greece. From Boom To Bust” (2011) que desmonta los mitos de la izquierda sobre el problema griego. No es un problema de una inexistente austeridad, sino de un sector político clientelar y confiscatorio. El gasto público sobre PIB en Grecia es del 55%. De 1995 a 2011 nunca se redujo por debajo del 49%. Desde 1976 el número de empleados públicos casi se ha triplicado mientras que el empleo en el sector privado solo ha crecido un 25%. Y aun hablan de solidaridad…
Como he explicado en esta columna en varias ocasiones, Grecia ha recibido desde 2012 el 254% de su PIB en rescates, incluyendo el último. Añadido a una quita y avales del BCE, supone más de doce veces lo que recibió Alemania en el año 1953 tras la Segunda Guerra Mundial. Y Alemania fue un estado intervenido por los aliados al que se le exigieron años de recortes y superávit presupuestario.
EL DESTROZO DEL CORRALITO
¿Austeridad? Grecia, tuvo una media del 7,3% del PIB anual de déficit en los 20 años antes de entrar en la UE, y una media del 8% anual desde que ha entrado en la eurozona (https://www.dlacalle.com/un-acuerdo-griego-lleno-de-sombras/) . ¿De verdad piensan que con un déficit superior habrían salido de la crisis_ ¿De cuánto?
¿Del 10% anual? Da igual que se haga una quita de gran parte de la deuda. Cuando se gasta la mayoría del presupuesto en gasto corriente y con enormes déficits, mientras se echa al capital inversor y se penaliza a los creadores de riqueza, en cuatro años vuelven a tener el mismo nivel al aumentarla con esos déficits astronómicos. La solución a Grecia existe, pero el entramado político y burocrático la rechaza.
Se trata de hacer las reformas que ha hecho Irlanda o España, atraer inversión y facilitar la creación de empresas. Una reforma laboral que facilite el empleo, no entorpecerlo y una fiscalidad que atraiga la inversión y la entrada de empresas, no que las ahuyente. Lo llevo diciendo hace tiempo. Lo que está ocurriendo en Grecia es típico del populismo. La promesa de soluciones mágicas se convierte en la realidad de la crisis económica. Prometen “subir los impuestos a los ricos” y, para mantener el elefantiásico estado depredador griego, se los suben hasta a los agricultores.
Tenemos mucho que aprender de la crisis griega. Nuestros populistas locales dicen que en España sería distinto porque somos una economía importante y la UE tendría que aceptar lo que ellos decidan. Sorpresa, eso es exactamente lo que decían Varoufakis y Tsipras. Hoy, tras el corralito y el destrozo del sector privado, uno da conferencias y el otro lleva a cabo recortes muy superiores a los de otros gobiernos.
Sí, se puede. Empeorar.
Publicado en El Español, 12 de mayo 2016.
Sumamos para quebrar. Intervencionismo y más impuestos
El “programa” presentado por Podemos con Izquierda Unida, “50 Pasos para Gobernar Juntos” se puede resumir en: Más impuestos, más gasto político, más deuda y referéndums para el separatismo.
Lo primero que hay que admirar es la intención evidente de ambas formaciones de “semi-diluir” sus propuestas para hacerlas asimilables para el PSOE y los nacionalistas.
El problema es que es el programa de Syriza en Grecia, que tan buenos resultados ha dado. Sobre todo en lo que nos preocupa a todos, el empleo y la fiscalidad.
La solución para todos los problemas es más rigidez, un mayor endeudamiento y mayores impuestos. Para dos formaciones que repudian los mercados, sorprende lo que les gusta la deuda.
En términos económicos, es una carta a los reyes magos de un burócrata. Pero, sobre todo, es un documento que -como los previos, más alucinantes, de Podemos e IU separados- agranda los desequilibrios de la economía española acudiendo al gasto corriente y los elefantes blancos, fiándolo todo a un déficit creciente -más deuda- pero, eso sí, guardándose la posibilidad de hacer impago si les conviene.
Présteme mucho -y barato-, verá qué risa cuando no se lo pague.
Si uno escucha los comentarios de políticos, nos parecerá que mucho de lo que se dice aquí es de lo más “normal”. Y es que se nos ha vendido el cuento del austericidio a pesar de 685.000 millones de euros de expansión fiscal.
Se nos dice que el gasto social se ha cercenado, aunque en 2015 se destinen casi 4.000 millones de euros más a sanidad que antes de la crisis, gastemos un 14% más que la media de la OCDE en educación por alumno y el gasto social directo e indirecto haya aumentado a 249.166 millones en 2016, un 17% más en los últimos cuatro años.
Y es una sarta de mentiras defendida por la élite de la burocracia para justificar que usted gana mucho y ellos gastan poco. Y sobre todo les promete una arcadia feliz de gasto que no solo nos llevó al borde de la quiebra en 2011 sino que volverá a hacerlo, mientras les echan a ustedes, a los empresarios o a otro chivo expiatorio, la culpa.
El documento solo habla de gasto y nada de productividad. Nada de eficiencia, de eliminar duplicidades. El objetivo es gastar. Paga usted. Si tenemos más déficit y más impuestos creceremos más y crearemos más empleo.
Empieza con mantras históricos de ambas formaciones. Intervenir el sector energético y, mientras defiende el ahorro energético y medidas de eficiencia (con diferencia lo mejor del documento), plantea salvajadas que llevarían a un problema de deuda al estado y al sector con una auditoría del déficit y de los costes creado durante la época de lo que ellos defienden, la planificación de burbuja y la fiesta renovable. Como si no existiera hoy en día, tanto externa como la supervisión de la CMC- .
Imaginen el impacto en la deuda pública española cuando los campeones de ‘Quebremos’ pongan la garantía estatal de las titulizaciones en duda. La semi-nacionalización de algunas fuentes de generación vía intervención de precios es otro error. Un sistema que ha supuesto en Grecia un desastre para su eléctrica estatal, una de las más ineficientes del mundo. Todos los mercados eléctricos de Europa son marginalistas. Intervenirlo es volver a los errores del desastroso marco que supuso endeudamiento, quiebras y peor servicio. En vez de profundizar en competencia, para reducir costes, hiperregulación, que los ha disparado. Eso sí, muy verdes ellos pero de acabar con las subvenciones al carbón, solo vaguedades de “a medio plazo” bajo el genérico “energías fósiles” … que se nos enfadan los sindicatos.
Volver a la rigidez laboral de los 80-90 no solo no reduce la temporalidad, sino que ataca el empleo y aumenta la precariedad.
Entre 1977 y 1985, con los sindicatos al mando del mercado laboral, el desempleo se disparó al 21,6% y estuvo 11 trimestres por encima del 20%. Antes de la entrada en el euro, estuvo 20 trimestres por encima del 20% de paro y llegó al 24,5%. La temporalidad en España era del 35% antes de la crisis y el porcentaje de contratos temporales sobre fijos era la misma que hoy antes de la reforma laboral de 2010 y 2012 que quieren derogar.
Y es que el documento fía la garantía de derechos laborales al intervencionismo y el control sindical, dos factores que no han mejorado el mercado de trabajo en toda la democracia.
La ignorancia de la estructura empresarial de España se evidencia en la delirante propuesta de regulación del despido. En España el despido es un último recurso y en la inmensa mayoría de casos se da por cierre de actividad. Eso sí, de facilitar la contratación, reducir la burocracia y mejorar la posición de España en facilidad para crear empresas, nada.
El hecho de que, adicionalmente, se aumenten impuestos fijando un mínimo efectivo de sociedades, llevaría a acabar con la creación de empleo y nacimiento y desarrollo de empresas. Adiós sector del automóvil, para empezar. Pero ataca a la línea de flotación de la inversión al eliminar deducciones. En Grecia hemos visto como medidas similares destruyen 3.800 empresas al trimestre y 45.000 empleos.
Las estimaciones de ingresos son de ciencia ficción (más mala que Alien 3) son otro clásico del populismo (lean El cuento de subir impuestos a los ricos). Podemos e IU piensan aumentar la recaudación más de lo que se ha conseguido subiendo todos los impuestos, aflorando economía sumergida y creciendo y creando empleo… Pero destruyéndolo. Teniendo en cuenta que el déficit ya se aumentaría en sus propias previsiones, tras años incumpliendo el objetivo, no es difícil llegar a un 8-9% de déficit anual estimando la batería de nuevo gasto y la experiencia histórica de la UE en cumplimiento de previsiones de ingresos fiscales. Eso nos lanzaría, con o sin apoyo del BCE, a un shock de deuda y un 123% mínimo de deuda sobre PIB en 2019.
Subir el salario mínimo es una medida muy populista pero irrelevante. ¿Por qué no lo suben a 2.000 euros, digo yo? Destruirá empleo en sectores de baja productividad y condena al paro a muchos trabajadores en proceso de transición a nuevos sectores tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
El programa supone mucho más paro y volver a los errores de intervención del mercado laboral que hacían que España tuviese tasas de desempleo superiores al 18% en el pasado. La hipersindicalización, poniendo los convenios sectoriales por encima de los de empresa, ignora que nuestro tejido empresarial es un 90% pymes y condena a las empresas a emplear menos.
Podemos e IU hablan de “indexar al IPC” las pensiones y aumentar impuestos para pagarlas. Si las pensiones se hubieran indexado al IPC habrían bajado en los últimos dos años. Subir impuestos para pagar pensiones es un error de incidencia económica de primero de carrera. Se penaliza a las clases medias, que son las que consumen, tienen hijos y se labran el futuro para cubrir un déficit de las pensiones que no necesita de represión fiscal, sino de mayor crecimiento, más empresas, mayor productividad y, con ello, mayores salarios e ingresos de la Seguridad Social.
A los autónomos, Podemos e IU les regala con un aumento de impuestos a más del 90% aumentando las cuotas de acuerdo a los rendimientos por encima del salario mínimo, lo cual supone el desincentivo más evidente a la creación de empleo autónomo y emprendimiento.
Lo terrible del programa es que, a pesar de pasarse el día criticando en medios de comunicación, no reduce ninguna de las duplicidades, gastos inútiles y se lanza a hablar de Investigación y Desarrollo desde el gasto (público, claro), no desde el número de patentes y empresas.
¿Qué vamos a decir de la banca pública que no hayamos sufrido los españoles con las cajas? Ah, que ellos piensan que sí van a funcionar porque las van a gestionar ellos. Los errores de la banca pública son evidentes (lean). Existen muchos estudios que muestran que la banca pública presta con fines políticos, tiene peores ratios de capital, caja y calidad crediticia (aquí)
La glorificación del gasto público y el encorsetamiento del sector privado hasta ahogarlo impregna el 90% del documento. Y, como hemos visto en la Grecia de Syriza, la consecuencia es que las promesas de arcadia feliz estatista no se cumplen.
Lo más triste, y preocupante, de este documento, es que, al leerlo, ustedes habrán pensado: “pues es más o menos lo que proponen casi todos los demás”. Y eso, tras los esfuerzos llevados a cabo por todos para salir de la crisis, tras conseguir remontar la recesión creando empleo y creciendo, es descorazonador. Que pensamos que volver a 2008, pero a lo bestia, es la respuesta.
Y, con una sonrisa, volveremos al precipicio.