¿Qué pasa en la banca europea?

Uno de los instrumentos más utilizados por la banca europea en los últimos años para reforzar capital y diversificar fuentes de financiación han sido los llamados CoCos (lean aquí).

Se trata de bonos híbridos, a los que las agencias dan hasta un 50% de categoría de ‘equity’ (capital). La razón por la que tienen esa calificación es porque el inversor puede perder todo el cupón o una parte del principal -o todo- si el banco pierde su ratio de capital por debajo de un 7% o un 5%.

Estos bonos, de alto riesgo, se han emitido de manera generalizada y con enorme éxito en un mundo en el que los inversores buscaban rentabilidad ante la caída de tipos y en el que se asumía la fortaleza de los bancos y su saneamiento como ‘terminado’.

En 2011, la banca europea emitió 10.000 millones de dólares en estos productos con rentabilidades que llegaban al 10%. Parecía un negocio seguro y el riesgo de impago, mínimo.

La política de los bancos centrales y la represión financiera, de nuevo, llevaban a los inversores a tomar más riesgo por menor rentabilidad

En 2015 se emitieron más de 70.000 millones de dólares con rentabilidades que no sobrepasaban el 4%.

La política de los bancos centrales y la represión financiera, de nuevo, llevaban a los inversores a tomar más riesgo por menor rentabilidad.

Estos productos eran extremadamente populares porque pocos inversores pensaban que los bancos, que aumentaban capital de máxima calidad a un ritmo del 1% anual, llegaban sin problemas a la cifra de 10% y cumplían las exigencias de la Unión Europea. “¡Es un chollo! Un 4% por un bono de un banco que nunca va a bajar del 5% de capital y por tanto no hay riesgo de eliminar el cupón”, “es imposible que se pierda el principal”, escuché en varias ocasiones.

“Imposible” y “sin riesgo” con los tipos a cero y la inflación cayendo. Pues no.

Unos bonos que pueden perder todo su valor en una crisis y que ‘solo’ daban un 4% de rentabilidad porque los tipos bajan a cero. En fin. Gracias, bancos centrales.

Las alarmas saltaban esta semana cuando los seguros de impago de los bancos, especialmente europeos, se disparaban. Varios factores que hemos comentado en esta columna:

El comunicado de Deutsche Bank de ayer confirmando su capacidad de pagar sus AT1 (bonos que cuentan como capital de máxima calidad) sirvió para calmar un poco, pero también para recordar la fragilidad del proceso de saneamiento y, sobre todo, que no existe cero riesgo, y menos en un banco.

Mucho se ha hablado de la exposición a derivados y elevado endeudamiento, con muy baja rentabilidad del negocio, pero lo veamos como lo veamos, es un nuevo episodio de la peligrosa asignación de capital en el máximo riesgo con baja rentabilidad derivada de la represión financiera.

En el caso del gigante alemán, tienen una capacidad de pago de 1.000 millones de euros en 2016, suficiente para cubrir los cupones de abril de 2016. En 2017, la capacidad de pago es similar, incluso considerando las pérdidas estimadas y la caída de tipos.

La capacidad de pago final de los bonos AT1 al final depende de los resultados operativos y movimientos de reservas, pero el efecto de la pérdida de valor de los activos ante la caída de las materias primas y emergentes debe tenerse en cuenta.

Los elementos positivos han sido más que reiterados. Años de provisiones, recapitalizaciones constantes y un perfil de riesgo muy diferente a lo que era en 2008.

Esos bonos CoCo no son un síntoma de fragilidad bancaria. El que los compró debe saber que podía perder todo su capital. Y si se ejecuta esa quita de principal y cupón, es precisamente una señal de fortalecimiento automático del balance. Por lo tanto, esta fragilidad actual del mercado -al menos, de momento- no es por solvencia de las entidades, sino por diferencial entre el riesgo real y el estimado de unos productos financieros.

Lo que está dejando claro el ‘rescate-banco malo’ italiano y la volatilidad en bonos híbridos es que el saneamiento de los bancos sí va a ser contra el riesgo

Lo que está dejando claro el ‘rescate-banco malo’ italiano y la volatilidad en los bonos híbridos es que el saneamiento de los bancos, esta vez, sí va a ser claramente contra el riesgo de sus accionistas y bonistas. Y que, como hemos comentado desde hace tiempo, ese saneamiento no está completado.

Pensar que con tipos negativos y más liquidez se va a arreglar este problema, es simplemente ridículo. No olvidemos lo que comentamos en esta columnaya en 2011, llega un punto en que las inyecciones adicionales no solo no crean un impacto positivo, sino que aumentan la fragilidad, y el efecto placebo dura menos.

El riesgo de impago está aumentando de manera muy rápida en la banca, y eso no ayuda a pensar en oportunidades a corto plazo. Hasta que no se sepa, con claridad, el verdadero impacto del ‘tsunami’ chino y emergente de 2015-2016 en los balances, la cautela debe ser máxima.

Portugal: Coalición de perdedores. Prima de riesgo disparada, más impuestos y más recortes.

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Bienvenidos a los pactos de perdedores. La prima de riesgo de Portugal se ha disparado a  347 pb. Sube 132 puntos en desde la llegada del nuevo gobierno (¡lo mismo que Brasil en $!)… A pesar de que el BCE sigue comprando 60.000 millones de euros de activos mensuales en la Eurozona.

La economía portuguesa es una de las más frágiles de la Eurozona. Mantiene un déficit comercial cercano a los 700 millones de euros, fiscal de más del 4% del PIB y un alto desempleo. El gobierno conservador había conseguido que el país recuperase la senda del crecimiento y que se corrigiesen parte de los desequilibrios. Y en eso llegó la coalición de perdedores. Una unión entre partidos socialistas, radicales y comunistas se unía para desbancar al partido conservador, ganador de las elecciones. El mensaje era sencillo, efectivo y populista. “Acabar con la austeridad”, decían. Muchas “políticas sociales”.

Los primeros meses de ese gobierno de coalición de perdedores no han podido ser más decepcionantes. Muestran la realidad de las falsas promesas del populismo.

Llegaron criticando los ajustes del gobierno conservador de Passos Coelho y lo que han dado a sus votantes es más recortes y peores expectativas de crecimiento.

Lo primero que han hecho ha sido subir los impuestos a todos, en especial los indirectos. El ataque a los ciudadanos ha sido de órdago, con impuestos al tabaco, transacciones, alimentación, alcohol y gasolinas.

El «atraco» fiscal aprobado por Antonio Costa y su “coalición anti austeridad” es de unos 400 millones de euros y se concentra en impuestos indirectos, que siempre perjudican más a los ciudadanos de menor renta. En el caso de los carburantes, la tasa será de 6-7 céntimos por litro, frente a los 4-5 que tanto habían criticado en campaña.

Es una ironía que dicha coalición “anti austeridad” haya aprobado un recorte en los presupuestos de 850 millones de euros y que probablemente lleguen a 1.000 millones. ¿Exigencias de la Troika? Para nada. El gobierno podría haber evitado el atraco fiscal y de recortes a todos solo con renunciar al aumento de salarios públicos. Todo el resto de ciudadanos portugueses sufrirán por ello.

La primera decisión de importancia económica, decidir sobre el futuro de Novobanco, ha mostrado la debilidad de la coalición. El gobierno socialista tuvo que acudir al apoyo del centro derecha ante la negativa de sus propios sociosde buscar una solución que no hundiese a los depositantes.

Portugal, como lo hizo Grecia antes, nos muestra la falacia de las promesas del populismo y la hipocresía de sus líderes, que prefieren asaltar al bolsillo de los ciudadanos antes que moderar el gasto. Si en España se replica, ocurrirá lo mismo.

Lo que faltaba… Sube la prima de bonos de alta calidad

El nerviosismo en los mercados se ha instalado, y no ayuda el hecho de que las reservas de moneda extranjera de China hayan caído en casi 100.000 millones de dólares en enero, un desplome de 420.000 millones de dólares en seis meses. Es cierto que mantiene unas reservas de casi 3,2 billones de dólares, pero no menos cierto que va a ser casi inevitable la devaluación que comentamos aquí. Mientras tanto, no todo son malas noticias en los mercados emergentes, con India creciendo ligeramente por encima de las expectativas, aunque lejos de compensar la ralentización de otros.

En los últimos meses, se ha hablado con insistencia sobre la dificultad de repago en los bonos ‘high yield’ centrados en minería, petróleo y emergentes. Ya mencionamos la montaña de deuda que vence hasta 2020. Si analizamos el riesgo de impago de estos sectores, la parte que nos da confianza a los economistas sobre el bajo riesgo de contagio es:

  • Los bonos de alto riesgo en estos sectores suponen menos de un tercio de lo que suponía el crédito inmobiliario en 2008.
  • La capacidad de estos sectores de recuperarse es relativamente alta, y siendo muchos de ellos de empresas estatales, tienen menor impacto.

Sin embargo, el riesgo sí se está traduciendo en un ligero contagio a los mercados de alta calidad -‘investment grade’-.

El ‘Wall Street Journal‘ mostraba cómo el diferencial entre los bonos de alta calidad corporativos y los del Tesoro se ha disparado a niveles no vistos desde 2012. Pero ese repunte sitúa el diferencial en un 2%, muy bajo todavía y, desde luego, sin comparación con los máximos vistos en 2008 y 2009.

En el caso europeo, Bloomberg muestra que la prima de riesgo de los bonos ‘investment grade’ ha repuntado a niveles de 2013. Pero que el CDS (seguro de impago) sobrepase los 100 puntos básicos aún lo deja lejos de los 180 puntos básicos del pico de la crisis.

Hay varias razones para dudar de este repunte como un efecto contagio más allá del miedo a un crecimiento decepcionante del que ya hemos hablado en varias ocasiones.

  • Los vencimientos de deuda corporativa de alta calidad en 2016 y 2017 son muy inferiores a los de 2008-2009. Las grandes empresas no están, como entonces, metidas en el proceso de digestión de enormes acciones corporativas, adquisiciones, fusiones y planes de inversión megalómanos.
  • La refinanciación llevada a cabo entre 2009 y 2013 ha hecho que las empresas ‘investment grade’ tengan los vencimientos a mucho mayor plazo (siete años) y por cantidades perfectamente gestionables. La cifra de fondos de las operaciones cubre, sin problema, la de intereses por deuda. De hecho, aunque se ha deteriorado un poco, sigue muy por encima de los niveles de 2008 (incluso si consideramos a las petroleras).
  • El propio endeudamiento corporativo se ha reducido a niveles de 2006, tras desinversiones, ampliaciones de capital y reducción de planes de inversión. Es una buena noticia que las grandes petroleras de bajo riesgo como Conoco, Chevron o Exxon hayan recortado dividendo o -en el caso de Exxon- la recompra de acciones.

El repunte de la prima de riesgo de los bonos de alta calidad es obviamente un indicador de nerviosismo, y refleja cierto temor a que la evidente ralentización global afecte a la generación de caja de los grandes conglomerados.

Si bien es cierto que este aumento del riesgo de impago viene fundamentalmente de los conglomerados energéticos y los bancos -por su exposición a emergentes y a cíclicos, además de los tipos bajos, como ya explicamos en esta columna-, conviene monitorizar este entorno.

En 2008-2010, una de las mejores oportunidades que encontraron los inversores fue la de comprar bonos de empresas multinacionales de alta calidad que, por anomalía de mercado en medio de la crisis, se veían obligadas a emitir renta fija hasta 400 puntos sobre ‘midswaps’ (el referente de esos bonos). Es difícil que en un entorno de enorme liquidez y tipos bajos vuelvan a darse esos diferenciales, pero sí es cierto que ni la situación de caja, ni el balance de las grandes multinacionales justificaría un repunte mayor de la prima de riesgo. A menos que pensemos en escenarios de crisis de laeurozona o colapso global, y hoy, siendo realistas, no se da esa probabilidad.

El PSOE, las soluciones mágicas y la amnesia

Ayer (8/2/2016) se presentaron las principales propuestas económicas del PSOE para formar gobierno. Lo más sorprendente es que anuncie como «nuevo» repetir las mismas políticas que nos llevaron al borde de la quiebra sin ruborizarse. Se presenta como el “cambio” volver a 2008.
Las promesas son inverosímiles. Pedro Sánchez tiene «un plan» para reducir el paro a la mitad en cuatro años. Un plan que es la misma política que ha aplicado el PSOE desde 2008, y destruyó 1 millón de puestos de trabajo al año. Pero, si tiene un plan infalible ¿acaso lo han tenido escondido para Andalucía?.
Que un partido político que ha gobernado 22 años tilde de “cambio” a aumentar el gasto y subir los impuestos es irónico.
Que hable de “programa por el empleo” el mismo partido que destruyó 3,5 millones de puestos de trabajo y lleva más de treinta años gestionando la comunidad autónoma con mayor paro de toda la Unión Europea, Andalucía, es una broma. Más de tres décadas de asistencialismo, sin cambiar el modelo productivo, con un 30% de paro y en los últimos años los mayores recortes en Sanidad y Educación de todas las regiones.
Retrasar la reducción del déficit cuando llevamos ocho años consecutivos por encima del objetivo de estabilidad y una expansión fiscal superior a 60.000 millones anuales es simplemente una locura que volverá a disparar la prima de riesgo cuando se constate el incumplimiento.
En la parte de impuestos, subidas generalizadas. El impuesto de sucesiones es injustificable. Se penaliza el ahorro y se hace pagar por cosas que ya han tributado varias veces en renta, IBI, sociedades o plusvalías. Los impuestos a las transacciones financieras ya fueron un fracaso en Suecia, que tuvo que retirarlo, además de recaudar casi diez veces menos de lo anunciado. Igual que los mal llamados «verdes», los paga siempre el ciudadano medio e inversor minoritario.
El presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) ha criticado que el programa supone «una importante subida de cotizaciones» para el 80% de los autónomos. Las subidas de impuestos anunciadas son un ataque directo a pymes y autónomos, que generan más del 80% del empleo y valor añadido en el país. El 80% de los autónomos están cotizando en estos momentos por 267 euros y, de aplicarse la medida que plantea el PSOE, «tendrían que cotizar 440 euros». Casi el doble.
La entelequia de siempre de “subir los impuestos a las rentas altas” con estimaciones alucinantes. Recaudar 25.000 millones más por esos conceptos es a todas luces inalcanzable.

La media de error en estimaciones de ingresos por nuevos impuestos de los últimos 10 años ha sido del 50%, según estudios de la Universidad de Lisboa, y la media de error en las estimaciones de ingresos fiscales en España ha sido de un 1% del PIB en el primer año, del 1,6% el segundo y del 1,8% el tercero, según el Banco Central Europeo.

Todo esto para gastar más, especialidad del PSOE que aumentó el gasto público en España un 41% entre 2004 y 2009, más del doble que la media de la Unión Europea.
Todo ello sin racionalizar el gasto o revisar duplicidades. Burocratizar e intervenir. Gastar en «políticas de empleo» subiendo impuestos cuando en Andalucía han usado 515 millones de euros en cursos en 11 años para acabar con un desempleo récord en la UE.
Derogar la reforma laboral y aumentar la fiscalidad son recetas que no solo no reducen los desequilibrios de la economía, sino que atacan a la recuperación.
¿Cual es el problema del programa? El mismo que en 2008. Aumentar gasto corriente y subvenciones improductivas a cargo de mayores impuestos y mayor rigidez prometiendo ingresos inverosímiles. Luego, cuando esos “ingresos” no aparecen, ya habrán  gastado todo y más de lo anunciado, y subirán los impuestos a todos.
Ya lo estamos viendo en poco tiempo en Portugal. Estas promesas de gasto e impuestos «a los ricos» terminan con más recortes, más impuestos a todos, menos ingresos y la prima de riesgo disparada.
Un programa que garantiza menos crecimiento y menos empleo y cuando se dispare la prima de riesgo, echar la culpa a otro. Pero crea muchos comités, observatorios y subvenciones.
PSOE