Mientras sus señorías se pelean, sube el paro.

02.03.2016 – 20:03 H.

Money’s too tight to mention, I can´t even qualify for my pension.

The Valentine Brothers

Es enternecedor ver como señores que nunca han creado una empresa ni un puesto de trabajo con sus ahorros y su esfuerzo se enfrentan en un Parlamento para increpar sobre empleo mientras las empresas, autónomos y familias se encuentran con la incertidumbre.
El empleo sigue mejorando, aunque ya es muy evidente la ralentización que comentamos aquí en enero (creando empleo en un entorno difícil).
El dato de paro de febrero muestra ese efecto. El desempleo aumenta en 2.231 personas, y además contrasta con los dos últimos febreros. En dicho mes de 2015, el desempleo bajó en 13.538 personas, y en 2014, en 1.949. Sin embargo, utilizando datos desestacionalizados, el paro ha bajado en 21.959 personas. En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, los datos siguen siendo positivos, con un aumento de ocupados de 63.355 personas (+32.492 desestacionalizado), pero menos intenso que en febrero de 2015, cuando fue de 96.910 cotizantes.
Es positivo que siga aumentando la contratación fija. Recordemos que uno de los picos de temporalidad en España se dio en 2005, en plena burbuja de crecimiento, con más de un 35%.

Pero el problema sigue siendo el mismo. Incertidumbre y unas propuestas políticas que, en vez de afrontar el empleo desde la perspectiva correcta -potenciar la creación y crecimiento de empresas-, se empecina en el dirigismo e intervencionismo que ha hecho de Andalucía campeona de paro con más de 35 años de políticas ‘sociales’.

La reforma laboral ya se ha derogado ‘de facto’ porque pocos se atreven a tomar decisiones de largo plazo ante la incertidumbre.

Recordemos que dicha incertidumbre política no es un problema solo de atraer inversión extranjera. Los primeros que deciden ralentizar el ritmo de inversión y contratación, además de consumir menos por el riesgo, somos los propios españoles. Son la inversión y consumo domésticos los primeros que caen ante las promesas de derogar lo que funciona, poner palos a las ruedas, y subir la carga impositiva al sufrido ciudadano para crear un “observatorio de los salarios”. No, señores, no se llega al ‘Top 10’ del índice Doing Business con observatorios, ni con aumentos de presión y esfuerzo fiscal para financiar gasto corriente. Se llega facilitando y reduciendo las trabas fiscales y burocráticas. No creando un comité para analizar si se está “mejorando la eficiencia”.

Ya decía Thomas Sowell que la burocracia es un monstruo que se da a luz a sí mismo y exige baja por maternidad.

En ‘Acabemos con el paro’ (Deusto, lean la reseña aquí) dedico todo un capítulo al riesgo que generan los políticos con sus palabras, con las amenazas constantes de derogar y eliminar, y de introducir aún mayores rigideces e impuestos.
Tenemos, por tanto, no solo que ofrecer oportunidades de inversión, sino con una combinación de seguridad jurídica, estabilidad política, valoración y rentabilidad.
Porque los que invierten exigen que estemos entre los mejores. O se van a otros países. No estamos haciéndoles un favor por invertir ni dándoles un chollo. No tienen la obligación de arriesgar su dinero. Si les ponemos trabas, si acudimos constantemente a la amenaza pública y a la demonización, simplemente no vienen.
Los políticos nunca valoran el efecto desincentivador de sus palabras. Cuando hablan en un debate de investidura de nacionalizar, confiscar, llamar a la actividad de empresas privadas ‘derechos humanos’, cambiar leyes una y otra vez o romper la seguridad inversora, no se dan cuenta de que la gente sí escucha. Y que lo peor para un país son los ‘globos sonda’, esas amenazas ‘a ver qué pasa’ que muchos se piensan que caen en saco roto. No es así. Aumentan el riesgo.

La confianza y el entorno favorable a la creación de empleo no se mejoran haciendo observatorios y acudiendo a mayor intervencionismo. Se construyen durante años, pero se destruyen en segundos.

Si a los políticos les preocupara de verdad el paro, sería una prioridad estatal consensuada que España fuera líder global en creación y crecimiento de empresas, no en derogar reformas que funcionan para crear subcomités de burocracia inútil.

Mañana seguirán diciendo que les preocupa el empleo. Pero muchos utilizan el paro como arma arrojadiza, nada más.

 

Fuga de capital en China. Un peligro creciente

02.03.2016 – 05:00 H.

I like to feel the suspense when I’m certain you know I am there.

Peter Gabriel

 

Hay decisiones que, en vez de calmar, pueden crear mayor nerviosismo.

Que China haya decidido dejar de reportar una cifra esencial para entender la magnitud de sus salidas de capital (Position for forex purchase) es una de ellas. ¿Por qué? Es la cifra que nos explica cuánto está perdiendo la economía china con operaciones en moneda extranjera. Y, por lo tanto, también muestra el riesgo de negar la necesidad de devaluar el yuan mucho más. Cuanto más lo retrasen, los desequilibrios son mayores y será más difícil que el proceso sea lo que el consenso espera. “Ordenado”.
Las salidas de capital de China en 2015 alcanzaron más del 15% del PIB. Esa cifra, por ponerla en contexto, nos puede dar una idea de la magnitud del problema, cuando en crisis de países emergentes previas ha sido de un 3 a un 8%.

En la cifra de salidas de capital, según Deutsche Bank, un 70% se explica por pérdidas en el canal de importación. ¿Qué significa eso? Cobertura de tipos de cambio y deudas en moneda extranjera. Que la parte considerada “fuga de capital” es relativamente baja, aunque creciente. Eso, añadido a lo que el Banco Central chino llama “salidas positivas” –aquellas que se generan por grandes adquisiciones de empresas extranjeras-, nos debería dar cierta tranquilidad, si no fuera porque la cifra total demuestra que las reservas totales, a pesar de tener un enorme superávit comercial, se desploman.
¿Qué significa esto? Que la mejora de la balanza de pagos no viene por crecimiento de las exportaciones sino por hundimiento de las importaciones, lo cual lleva a que las reservas en moneda extranjera sigan cayendo.

No olvidemos que el gobierno chino ha acudido al rescate de la banca pública ya en tres ocasiones en 2016, mientras se mantiene la cifra “oficial” de préstamos de difícil cobro en un más que cuestionado 1,6%. En un contexto tan complicado, la decisión de bajar el coeficiente de caja de sus bancos es un riesgo en una economía que ha aumentado su deuda en un billón de dólares en lo que llevamos de 2016. Sí, China ha “creado” en deuda el equivalente al PIB de España en dos meses.

Lo más peligroso es que el 70% de los bonos emitidos en 2015 fueron a un sector inmobiliario y de construcción ya extremadamente endeudado (según Wall Street Journal), lanzando la deuda corporativa a un 160% del PIB mientras la deuda total se espera que alcance el 290% del PIB en 2019, y me temo que ocurrirá mucho antes.

Lo que nos debe asustar es la velocidad a la que crece el crédito mientras la economía se ralentiza y se empeoran las condiciones de repago. Según Morgan Stanley China necesita hoy cuatro veces más deuda para crear una unidad de PIB que hace ocho años.
Y la respuesta no es positiva… Ese aumento de deuda genera cada vez menos efecto “crecimiento” a medida que se demuestra que la saturación de deuda y sobrecapacidad es mayor (ya en un 38%).

Por eso la decisión de reducir las exigencias en la concesión de crédito no es positiva. Se ha lanzado a la economía a apalancarse masivamente para compensar la pérdida de crecimiento y generación de caja, y se está haciendo refinanciando y volviendo a endeudar a sectores donde la deuda ya es muy alta y la capacidad de repago se ha reducido a niveles de 2006.

Algunos analistas quieren ver un dato positivo en esta combinación, pero lo que me parece ya más que obvio, y llevamos alertando desde 2013 en esta columna, es que el riesgo chino no se está mitigando desde una política prudente.

La aceleración del crédito y la pobre respuesta en reservas de moneda extranjera y crecimiento nos hace temer que China sigue agrandando su burbuja, y más rápidamente.

Pacto PSOE-Ciudadanos: Moody´s alerta sobre los pactos de gasto

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01.03.2016 – 05:00 H.

Hey, big spender, spend some time with me

Peggy Lee

Las propuestas de pactos que se están presentando ante la posible investidura tienen un denominador común: más impuestos y más gasto político.

Si atendemos al programa del PSOE, se aumenta el gasto corriente en 25.000 millones, y si vamos añadiendo otros partidos, se llega hasta la monstruosa cifra de 96.000 millones de euros anunciados por Podemos (lean).

La enorme mayoría de estas promesas de gasto eternas se basan en la mayor falacia de propaganda electoral utilizada en estas últimas elecciones. El inexistente “desmantelamiento” del Estado de Bienestar y la necesidad de “recuperarlo”. Sin embargo, esa premisa es falsa.

España ha mantenido, contra viento y marea, su gasto social, a pesar de una brutal crisis económica donde se perdieron 40.000 millones de euros anuales de ingresos fiscales extraordinarios de la década anterior por la burbuja inmobiliaria y donde pinchó el exceso de obra civil y ladrillo que llegó a pesar casi el 20% del PIB.

Es inaudito que se llame a aumentar enormes partidas de gasto adicional en un país que ya tiene un déficit estructural –el que se genera aunque crezca la economía- cercano al 4%.
Pues bien, en 2011 el gasto social –incluyendo estabilizadores automáticos en un país que enviaba más de un millón de personas al paro en ese ejercicio- era de unos 296.000 millones de euros, y en 2014 de 290.000 millones. Una mínima reducción del 2% que se convierte en casi inexistente si consideramos que el paro se redujo en el periodo, y con él las necesidades de gasto por subsidio por desempleo. De hecho, si consideramos que los gastos por ayudas a desempleados se redujeron en casi 10.000 millones con la bajada del paro, el gasto social se ha mantenido a pesar de un entorno difícil en el que aún no se ha recuperado el PIB de niveles pre-crisis.

Las propuestas de “recuperar” el estado del bienestar, por tanto, son ideológicas y falsas, pero lo peor es que esconden una batería de nuevo gasto político, burocrático, nuevos observatorios, comités y entes estatales que volverán a disparar nuestro déficit estructural.

Pues bien, Moody´s ha alertado ya de que corremos el peligro de no cumplir el déficit ni en 2016 ni 2017, después de ocho años de expansión fiscal superior a 550.000 millones de euros.
Pero además, la agencia de calificación que, como siempre, hace estimaciones cautelosas, alerta de que los pactos anunciados deterioran la posición de solvencia del país, ya que basan todo el proceso de consolidación fiscal en aumentos de ingresos por nuevos impuestos y subidas de los mismos, además de en unos supuestos efectos expansivos de la economía que nunca se han dado a través del aumento de gasto corriente (lean) .
Y eso que, como es habitual, la agencia de calificación valora el pacto PSOE-Ciudadanos con cautela y no entra en la certeza de que los ingresos esperados no se darán y los gastos no generarán el crecimiento deseado. Moody´s sabe, porque la historia ha demostrado que ocurre siempre, que en estos programas las estimaciones de ingresos siempre son optimistas y las de gasto se cumplen con todo rigor.

La agencia crediticia afirma que el pacto va “en contra de la tendencia de la reducción de deuda” al agrandar el déficit a corto plazo –que luego siempre se incumple- y eso que no se ha parado a analizar la carta a los Reyes Magos de un Burócrata del plan de ciencia ficción de Podemos. También considera que acuerdos como éste muestran que no se llevarán a cabo las reformas necesarias para “reforzar el crecimiento de España y con ello el saneamiento de su deuda”. Un pacto «ambiguo en política económica y presupuestaria» que incluye el error de buscar «un ritmo más lento de reducción del déficit pese al aumento del crecimiento de la economía española», cuando se debería utilizar el periodo de crecimiento para continuar reduciendo un déficit que se ha reducido a la mitad en cuatro años, pero aún es demasiado alto.

Lo peor es que se ha llegado a tal nivel de falta de responsabilidad, que cualquier aritmética de pactos pasa, casi por obligación, por aceptar más y mayor gasto político.

Cuando leemos noticias sobre los pactos, es evidente que nos hemos olvidado de la importancia de las reformas estructurales y ajustar –ahora que crecemos- el brutal desequilibrio estructural generado entre 2004 y 2011. Olvidamos que llevamos más de un 55% del PIB en déficit acumulado en ocho años en cuanto hemos tenido un par de años de crecimiento. Volvemos a los errores del pasado. A pensar que el Banco Central lo va a solucionar todo y a negar los desequilibrios estructurales que comentamos aquí.

Nos estamos lanzando, con el aplauso de muchos, a otro posible shock de deuda. Que no digan luego que las agencias de calificación no avisaron.