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Una Banca «Sin Crecimiento»

“I’ve watched you change. Now you feel Alive. It’s like you never had wings” .

Deftones

Nadie quiere a la banca. Son los malos de todo. Pero, a su vez, medio mundo exige que fluya el crédito. Si no lo da la malvada banca privada lo dará la pública, que sí que sabe de analizar riesgo y buenos proyectos, como demostraron nuestras queridas cajas o algunos landesbanks o ciertas casse di prestiti, todos modelos de gestión excelente que quebraron por casualidades de la vida, claro.

Qué mala es la banca que no presta por alguna razón inconfesable –fíjese usted qué cosas, una banca que no quiere prestar, es decir, un panadero que decide no vender pan. Crédito, baby. Que llueva. Dame veneno que quiero morir. ¿Para qué?… ah, sorpresa. Lo que importa es que fluya.

En esta columna hemos hablado bastantes veces de un entorno a medio plazo de bajo crecimiento, baja inflación y bajos tipos de interés.

Poca gente parece saber que un banco no está lleno de dinero contante y sonante, sino que se endeuda en varias veces sus activos para prestar a clientes

En ese escenario la banca europea se encuentra con varios retos: 

– Una regulación creciente y cada vez más exigente que demanda mayores niveles de capital. Sorber y adelgazar. Nada malo en ello.

– Una Unión Europea preocupada por la excesiva bancarización de la economía real, ya que en Europa el 80% lo financia la banca, mientras en EEUU o Reino Unido no llega al 20% por la competencia de otros sectores financieros (fondos, capital riesgo, crowd funding, mercados alternativos). Diversificar fuentes de financiación. Nada malo en ello.

– Unos gobiernos que exigen que fluya el crédito sea como sea. Que se “flexibilicen” las condiciones de préstamo a empresas y familias aprovechando los tipos bajos. Soplar y engordar.

Sí, a la banca europea se le exige soplar y sorber a la vez. Fundamentalmente porquese percibe, erróneamente, que está totalmente saneada y que la fiesta ya puede volver a empezar que viene David Guetta con los discos.

Hay que reconocer elementos positivos: La banca europea ha estado recuperando ratios de capital de manera rápida hasta alcanzar los requisitos de la Unión Europea. Es decir, el colchón que se genera cuando se da un préstamo (el banco pone parte del dinero, pero en la mayor parte la entidad financiera se endeuda). Pero aún es frágil, menor al 12%.

Es curioso, pero poca gente parece saber que un banco no es la torre del Tío Gilito lleno de dinero contante y sonante, sino que se endeuda en varias veces sus activos (24 veces o más) para prestar a clientes. Por eso cuando hay una crisis inesperada ese “capital” puede reducirse de manera alarmante rápidamente. O cuando un préstamo de “bajo riesgo” se convierte en alto riesgo, como ocurrió con el hipotecario en algunos países.

Adicionalmente, las provisiones realizadas en los pasados años han reducido el riesgo sistémico.

Por otro lado, el margen de intermediación, es decir, el beneficio de la actividad de préstamo, mejora lentamente.

Sin embargo, la rentabilidad sobre activos sigue siendo muy baja y la rentabilidad sobre el capital invertido es también muy pobre (lean el informe del BCE). Primer gran error cuando leemos “los bancos se forran mientras el crédito no crece”.

En un entorno difícil como el que se presenta en los próximos años, los bancos van a convertirse, poco a poco, en negocios de baja rentabilidad pero alta intensidad de capital.

La banca europea ha estado recuperando ratios de capital de manera rápida hasta alcanzar los requisitos impuestos por la Unión Europea

Es decir: Bancos como “Utilities”, más cercano al negocio de una eléctrica que a un sector super-cíclico. Una banca conservadora con bajos márgenes pero sostenibles, más orientada a valor añadido que a volumen, donde el cliente es el centro y se genera valor a través de ofrecer múltiples servicios, no a través de atraer mayor riesgo.

La demanda de crédito seguirá siendo débil y, aunque ya estamos viendo que aumentan las nuevas operaciones, es posible que sigamos viviendo entornos en los que empresas y familias sean demandantes ocasionales, pero no masivos, de préstamos. Prepararse para un crecimiento frágil es parte del éxito.

Ante ese entorno la banca de éxito seguirá aumentando sus ratios de capital, yreorientará su estrategia a mejorar su rentabilidad por activos y asegurar un dividendo adecuado es parte de lo que un buen amigo mío, gestor especializado en el sector financiero, llama “atractivo de lo aburrido” (“The Appeal of Boredom”). Será así como pase de ser un sector hiper-cíclico a crear valor consistentemente a largo plazo.

El sector financiero y el crédito son elementos esenciales para el progreso. Pero el riesgo y la cantidad del mismo no lo decide un comité estatal o un consejo de ministros. Lo decide un entorno más o menos fácil para el crecimiento. No pongamos como objetivo la cantidad de crédito sino la calidad del mismo. Nos evitaremos muchos sustos.