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‘Fracking’ sí, por favor

8/6/2013 El Confidencial

«Spain must be very rich or very stupid to reject oil and gas investments»

La energía es esencial para el crecimiento, pero debe ser competitiva, barata y abundante. El gas pizarra –shale gas– cumple las tres condiciones. En la Unión Europea lo de barata lo hemos olvidado y nos hemos disparado un tiro en el pie consiguiendo algo que parecería casi imposible: tener una energía más cara que otros países que importan más materias primas que nosotros. ¿Cómo? Hundiendo nuestra competitividad con enormes subvenciones -casi un 1,5% del PIB de la Eurozona- a todo tipo de tecnologías, alcanzando el objetivo inimaginable de tener una sobrecapacidad cercana al 30%, pero a la vez un coste inaceptable. Ineficiente, caro y de baja competitividad.

Según Eurostat, el precio medio de la electricidad y el del gas para los hogares en España se encuentra entre los seis más altos de la Unión Europea. Nuestra factura, además de unos impuestos enormes, incluye grandes costes fijos por mantener tecnologías, tanto las obsoletas como las nacientes, creadoras de sobrecapacidad y costes regulados que solo suben.

Pero, además en Europa la electricidad, según el presidente de la CE, Barroso, es un 50% más cara que en EEUU y el gas industrial, casi un 75% superior. Estados Unidos es autosuficiente en gas e importa menos petroóeo que en 2007, y va camino de autoabastecersecomo vengo comentando en esta columna desde hace tiempo.

Desde que la revolución del fracking -fractura hidráulica- comenzó, el precio del gas en EEUU ha caído más de un 44%, mientras en Europa subía un 23% de media. Eso es un estímulo de verdad. No es una cuestión irrelevante. El coste de la energía supone casi el 30% de los costes totales de las industrias en Europa.

Podemos rompernos la cabeza echando la culpa a las renovables, al carbón o a la nuclear, unos y otros, que la realidad del problema es que en Europa y España no se permite la sustitución, la competencia y el desarrollo de fuentes de energía barata. No solo tenemos que dejar que funcione el mercado y que caigan las tecnologías obsoletas, como ha ocurrido con empresas de carbón, solar o viento ineficientes en EEUU. Tenemos que generar energía barata. El fracking, amigos míos, es la mayor fuente de mejora de competitividad de la economía americana (lean aquí), no imprimir moneditas.

No vale decir que una tecnología «es barata» si no consideramos todos los costes que genera, incluidos los subsidios y primas. Es engañar. Lo que importa es tener una factura final baja. Y el destrozo a la competitividad que estamos llevando a cabo mata las posibilidades de crecer y recuperar actividad industrial, puesto que las empresas se van a países más baratos.

Prohibir el fracking -la fracturación hidráulica para extraer gas- es suicida.

– La tecnología está probada y se desarrolla de manera eficiente y segura en más de 10.000 pozos anuales en EEUU. Antes de que se lancen a contarme historias de miedo de documentales -desmontados- como ‘Gasland’, y para los que quieran entrar en detalle sobre todos los riesgos y las aclaraciones a los miedos infundados, les recomiendo mi articulo con preguntas y respuestas sobre el fracking aquí.

– Ahorraría a Europa 900.000 millones en su objetivo de reducir importaciones y emisiones de CO2 a 2050 combinado con aquellas energías renovables que ya no necesitan subvención.

– En EEUU ha creado 76.000 millones de PIB y 600.000 puestos de trabajo. En Europa se estiman reservas suficientes para cubrir 90 años de demanda (156tcm de reservas de gas pizarra). En España, casi 40 años. Por supuesto, esa cifra aumenta con las mejoras de productividad, como hemos visto en EEUU. Inversiones de decenas de miles de millones que no necesitan primas, subvenciones ni historias.

 

Europa depende en gran parte del gas ruso en invierno… pero parece preferir el riesgo de desabastecimiento si vuelve a enfadarse el Kremlin a desarrollar sus reservas de gas pizarra.

España importa casi el 55% de su gas de Argelia y depende, para tener flexibilidad, de países que cobran por su gas precios muy superiores a lo que costaría el gas pizarra. Incluso asumiendo un coste que duplicase al gas americano, $8/mmbtu, el gas nacional seguiría siendo mucho más competitivo. Casi un 40% inferior al gas licuado importado.

En España tenemos importantes reservas de gas pizarra, concentradas en regiones afectadas por un paro cercano al 30%, y que necesitan como el agua recibir inversiones y crear empleo. La industria del petróleo no solo atrae inversiones sin subvenciones, sino que crea empleo cualificado, además de traer extranjeros expatriados de alto poder adquisitivo. El Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas ha realizado un excelente informe que merece la pena leerse.

Shale IRR

Competitividad, un objetivo posible… con energía barata

Decía un gestor en la conferencia global de Goldman Sachs del martes pasado que «Europa decidió intentar importar menos gas y petróleo subvencionando energías que cuestan el equivalente a $180/barril, y hoy no solo importa más, sino que lo que produce es más caro». Y no me hablen de crear «industrias y tecnologías nacionales» cuando importamos la mayoría de paneles solares y turbinas de China, Alemania y EEUU.

El coste en energía es todo

Algo muy bueno debe tener el fracking cuando entre los grupos que más lo atacan se juntan las empresas carboneras, los gasistas rusos y los sectores subvencionados. Porque son los que sufren si bajan los precios del gas y se desarrolla a gran nivel.

Sí, hay que monitorizar y regular los aspectos medioambientales, pero eso se hace desde la colaboración con la industria, permitiendo la innovación, no prohibiendo. Todo tiene riesgo, pero exagerarlo es rídiculo. Sorprende, por ejemplo, la vehemencia anti-fracking de gente que defiende con uñas y dientes a la minería de carbón. Si por ellos fuera, no tendríamos ninguna industria, que también tiene «riesgo». Y para ellos, el consumo de tierras raras para sus electrodomésticos no importa, porque si contaminase lo haría en China. Que se fastidien. Hoy en EEUU ya hay empresas que ofrecen fracking sin agua -con gas- y se usa agua reciclada de manera masiva. Los reguladores medioambientales norteamericano, polaco y británico lo certifican cada mes.

Hay que seguir apostando por las tecnologías punteras. Todas. Como hace EEUU. Permitiendo la sustitución, no dando subvenciones y primas, sino deducciones fiscales –tax credits-, haciendo que sea el mercado el que determine si una tecnología es valida o no, así se previenen los ‘efectos llamada’ falsos de regulaciones excesivas y se evita la sobrecapacidad. Mostrando al consumidor el verdadero coste de la energía, no escondiéndolo en una tarifa que difiere los costes reales al infinito -como el déficit de tarifa español-…Y, por supuesto, dejando que quiebre el ineficiente.

No se puede sustituir el consumo de gas y petróleo al 100% por energías renovables. Por coste, tanto de subvenciones como por la enorme inversión necesaria en redes, que todo va a su factura. Mientras se siguen desarrollando alternativas que no cuesten hoy los ahorros de dentro de cien años, tenemos la obligación de desarrollar nuestros recursos naturales, como hace el Reino Unido, China, Australia o EEUU.

Decir que los americanos son tontos por crear riqueza y aprovechar de manera exitosa sus recursos naturales, o mejor aún, decirles a empresas petroleras privadas multinacionales que sus negocios son una burbuja y «no son rentables» -se lo juro- es de una petulancia y paternalismo de nuevo rico que no nos podemos permitir.

España necesita inversión y crear empleo ya. Rechazar capital es un lujo que no nos podemos permitir. Escondernos en el «no en mi jardín» subvencionando costes inaceptables esperando que algún día la demanda crezca y nuestro bolsillo lo pague, solo nos hunde más en el agujero de desindustrialización y falta de competitividad en el que estamos. No nos dejemos llevar por historias de miedo y soluciones mágicas.Tenemos soluciones en casa.

El tesoro energético de EEUU que desprecia Europa

12/5/2011 El Confidencial

Novecientos mil millones de euros. Esto es lo que se ahorraría Europa en su objetivo de reducir las emisiones de CO2 un 80% en el año 2050 si, además de profundizar en energías renovables, desarrollase sus reservas de gas pizarra como ha hecho EEUU y ahora va a hacer China según un estudio del sector (http://www.centrica.com/files/pdf/making_the_green_journey_work.pdf)  ¿Saben qué va a hacer Europa? Pues como sigan el ejemplo de Francia, amenazar con prohibir la perforación hidráulica de gas pizarra por el excesivo uso de agua.

La guerra contra el gas pizarra ha puesto de acuerdo al sector carbonero, a las empresas gasistas tradicionales y al lobby solar. Por algo será.

A ninguno de los tres les interesa un precio del gas barato, porque han visto como el gas pizarra ha cercenado los precios del gas convencional en EEUU, y por lo tanto el uso de carbón para generación eléctrica y la posibilidad de suculentos subsidios a la energía solar si cae el precio de la electricidad al aumentar el suministro disponible de gas. Gas europeo, no ruso ni nigeriano ni qatarí. Europeo. Y un 50% más barato si la producción crece tanto como lo ha hecho en Estados Unidos. Qué horror. !Prohibámoslo!

Europa cuenta con nada menos que 156 tcm (billones de pies cúbicos) en reservas de gas pizarra. 90 años de demanda cubierta.

La tecnología, gracias a la revolución del gas pizarra en EEUU, está probada, y el impacto ecológico, nulo. Se han hecho muchos informes alarmistas, incluso una película, Gasland, que fue inmediatamente refutada por el propio departamento de Estado de Energia de EEUU… Lo mejor de todos estos informes alarmistas es que en todos ponen una y otra vez que “no han podido confirmar con precisión ninguna de (sus) afirmaciones” (estudio Cornell).

Punto por punto, merece la pena resaltar:

La tecnología de fraccionamiento hidráulica está probada, se utiliza en miles de pozos en Estados Unidos anualmente con total seguridad, y solamente se han dado uno o dos casos de accidentes menores. Los líquidos utilizados en el fraccionamiento de la roca están compuestos en mas de un 99.98% de agua (94.62%) y arena (5.24%), con una minima cantidad de productos químicos, altamente diluidos, fácilmente almacenables y manejados de manera segura.

De esos productos químicos, la mayoría (acido hidroclórico, etanol, metanol, etileno e hidróxido de sodio) se recuperan perfectamente en el proceso de extracción. Ningún departamento estatal o local en Estados Unidos ha encontrado pruebas que demuestren contaminación del agua de los acuíferos. Se utilizan más de 5 mil toneladas de acero y cemento para proteger los acuíferos. El proceso de fraccionamiento de roca ocurre al menos a un kilómetro y medio de profundidad, lejos de los acuíferos.

Este mapa, el de recursos naturales de Europa es lo que ninguno de los políticos y lobbys mencionados, aficionados a los subsidios, quiere que ustedes vean. Prefieren meterles miedo con lo de la independencia energética. Antes de buscar una solución para desarrollar los recursos naturales del continente de manera eficiente, limpia y competitiva, prefieren prohibir. Y luego se quejan de la dependencia energética.

Mientras tanto, China ya ha pre-seleccionado a seis empresas para empezar a desarrollar sus reservas de gas pizarra. Pues bien, solo con utilizar una estimación basada en la productividad conseguida en Polonia por San Leon o Conoco-3 Legs o las áreas más difíciles de EEUU, en diez años China podrá reducir un 10% su consumo de carbón utilizando una energía limpia y con cinco veces menos emisiones de CO2. Todo suma en un país que consume más del 45% del carbón del mundo.

Europa quiere energía barata, pero no quiere nucleares, y ahora parece que no quiere gas pizarra, a pesar de contar con recursos naturales abundantes y suficientes, ya que un estudio de Statoil y Chesapeake sitúa la productividad estimada media de los campos de gas pizarra europeos en un 60% de éxito, sobre todo en Polonia.

Mientras tanto, en el 1er trimestre de 2011 el coste energético que soportan las empresas y consumidores en nuestro país y sus vecinos se situó de nuevo en el más alto de la OCDE. En España la industria sufre el mismo coste de electricidad que los países nórdicos, a pesar de que los precios del pool eléctrico aquí son un 20%, inferiores, pero por culpa del déficit de tarifa galopante y la marejada de subsidios, al carbón, garantías de capacidad, etcétera (no solo las renovables, oiga) sufrimos costes de energía nórdicos para una economía muy frágil como la nuestra. Pero me había olvidado que, como dicen muchos por ahí, la competitividad no importa, el crecimiento es malo y que lo que ocurra en el mundo es irrelevante porque tenemos razón.

En media, la industria europea soporta fundamentalmente tres costes: el coste financiero incluyendo impuestos, los salarios y la energía. No es de extrañar que la Unión Europea, por tanto, sabiendo que los impuestos no van a bajar, centre demasiado trabajo en la energía, pero si continúa empeñada en evitar cualquier riesgo antes de que ocurra, cercenando las oportunidades de generar energía barata, España y sus socios seguirán siendo el 100% del coste de CO2, el 70% de los subsidios energéticos de la OCDE  y verán reducida su capacidad de competir.

Mientras la producción de gas en EEUU ha llevado los precios del gas y la electricidad a niveles altamente atractivos para la productividad industrial, la política del “no en mi jardín” de nuestro país y sus socios continúa. Es fácil quejarse de los malvados países productores porque sube el precio de las materias primas cuando a la vez se cercena la producción doméstica. En vez de colaborar con la industria y monitorizar con una adecuada regulación que el potencial energético se extrae de la manera más segura y ecológica se prefiere prohibir, con el riesgo de hundir la competitividad con costes energéticos prohibitivos mientras rezamos que el resto del mundo cambie.