A ningún conductor del mundo se le ocurre ir a 200 km/h por la carretera y decir “aún no nos hemos matado, todo va bien, acelera”. Y si se le ha ocurrido a alguno, sabemos cómo ha terminado.

La idea de que no vamos a tener una crisis de deuda solo porque “aún no ha pasado nada” solo se le ocurre a un burócrata que esté pensando en pasarle el problema al siguiente ejecutivo. Sin embargo, ese argumento irresponsable se repite con peligrosa frecuencia. La deuda se dispara, la inflación se perpetúa y el PIB se estanca, pero no pasa nada porque la prima de riesgo no se dispara. Acelera.
Ese “razonamiento”, si se le puede llamar racional, parte de varios errores.
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