El cupo catalán pasará a la historia como otra evidencia de que Sánchez es capaz de cualquier cosa para mantenerse en el poder.

Es un acuerdo injusto, que rompe la caja común y además entrega a los separatistas todo lo que exigen, incluso su obsesión de separatistas centralistas de subir los impuestos al resto de comunidades autónomas.
El cupo catalán es una vergüenza que demuestra que el PSOE está dispuesto a perjudicar a sus propios votantes con tal de mantenerse en el poder.
No solo es perjudicial para el resto de las comunidades autónomas, sino que es muy dañino para Cataluña, ya que apuntala el modelo de intervencionismo y altos impuestos exigido por la izquierda separatista.
Muchos me dicen que ya existe el cupo vasco y que no pasa nada. El “cuponazo catalán” de Illa no se parece en nada al cupo vasco. Para empezar, ni el concierto ni el cupo vasco o navarro exigen que se suban los impuestos a los demás.
La solidaridad de Cataluña hacia el resto de las comunidades solo se garantiza “siempre que estas lleven a cabo un esfuerzo fiscal también similar” al catalán, según el acuerdo. Es decir, si otras comunidades mantienen impuestos autonómicos más bajos, la cantidad que Cataluña aportaría a la “caja común” sería nula o imperceptible.
Cataluña tiene una carga fiscal significativamente más elevada en IRPF, Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, y, además, es la segunda región en contribución a la caja común. Por lo tanto, la Generalitat de Illa y su acuerdo con ERC suponen una brutal subida de impuestos a los ciudadanos del resto de las comunidades. Separatistas centralistas.
El cuponazo catalán es también muy diferente al cupo vasco o navarro porque crea su propia Hacienda y rompe la caja común
El acuerdo refuerza que la contribución catalana estará limitada por “el principio de ordinalidad”, una especie de “Cataluña, primero”.
Según el acuerdo, Cataluña no debe perder posiciones en el ranking de recursos estatales por habitante tras la redistribución, por lo que dejará de contribuir si sus gobernantes consideran -como siempre hacen- que no reciben suficiente.
El cuponazo catalán es también muy diferente al cupo vasco o navarro porque crea su propia Hacienda y rompe la caja común, algo que no ocurre con los modelos antes mencionados.
El recorte en la caja común supondrá una pérdida de entre 200 y 600 euros por persona en las comunidades de régimen común, y un coste de al menos 10.000 millones de euros para las comunidades del régimen común.
Bajo la premisa de asegurar una financiación «singular» para Cataluña, este pacto plantea riesgos significativos para la economía nacional, los servicios públicos, la igualdad entre comunidades y la cohesión territorial de España. El PSOE se defiende diciendo que es un modelo que puede aplicarse en otras comunidades. Falso.
El acuerdo, tanto en la creación de Hacienda propia como en el principio de ordinalidad y la exigencia de subir impuestos a quienes tengan menor esfuerzo fiscal, tiene un claro componente de privilegio imposible de replicar en otras comunidades y además excluyente.
Los propios inspectores de Hacienda recuerdan que el coste de recaudación puede ser hasta un 80% superior al del sistema estatal
Es un acuerdo con un claro objetivo: separar a Cataluña del régimen común y a la vez perjudicar a Madrid. Por eso lo llamo separatismo centralista.
Los catalanes que votaron al PSC para reducir el poder del separatismo han conseguido que el separatismo tenga todo lo que exigía y encima se perjudica a todos los votantes socialistas catalanes y del resto de España con un modelo que impide reducir impuestos y fortalecer al sector privado.
Otorgar a la Generalitat de Cataluña la capacidad de recaudar y gestionar la totalidad de sus impuestos implica duplicar organismos y personal. Los propios inspectores de Hacienda recuerdan que el coste de recaudación puede ser hasta un 80% superior al del sistema estatal.
El modelo del cupo catalán atenta contra el principio constitucional de solidaridad entre comunidades autónomas y el propio sistema autonómico al impedir que se puedan gestionar los impuestos de cada una según sea más conveniente, que son pilares esenciales del Estado de las Autonomías.
Al permitir que Cataluña recaude el 100% de los tributos y fije su propia aportación al Estado, además de exigir que los demás tengan el mismo esfuerzo fiscal, se debilita la redistribución de recursos necesaria para garantizar servicios de calidad en regiones menos prósperas y además se pervierte el sistema autonómico convirtiéndolo en un sistema donde solo hay autonomía para gastar y subir impuestos.
El acuerdo supone un cambio radical hacia un modelo confederal y a la vez sin autonomía para reducir la carga tributaria a los ciudadanos
A corto plazo, el nuevo sistema supone una reducción de al menos 8.000 millones de euros en ingresos para el Estado, que ya tiene un déficit superior al 3% del PIB y una deuda total (pasivos totales de las administraciones públicas) de más de 2,17 billones de euros.
Como, además, la Generalitat de Cataluña es una de las administraciones más despilfarradoras, el nuevo exceso de gasto redundaría en más deuda para España en su conjunto. No nos olvidemos que, aunque el acuerdo es muy separatista, la responsabilidad y subordinación de la deuda se mantiene.
Con este acuerdo, el resto de España le paga la aventura separatista a Cataluña.
Para los propios ciudadanos catalanes, la «financiación singular» no garantiza mejores servicios ni menores impuestos, sino más burocracia y complejidad y seguir con elevadísimos impuestos.
El acuerdo supone un cambio radical hacia un modelo confederal y a la vez sin autonomía para reducir la carga tributaria a los ciudadanos, una especie de estado de autonomías del expolio.
El acuerdo es profundamente antisocial, brutalmente intervencionista y encima centralista, y perjudica a todos los españoles, incluso los catalanes a los que se les mintió diciendo que tenían impuestos altos porque España les robaba. Pues bien, ahora saben que los que les roban son sus gobernantes.
El cupo catalán no es simplemente una cuestión de reparto fiscal, es dinamitar el sistema autonómico y obligar a todos a subir impuestos solo porque los partidos gobernantes en Cataluña se niegan a levantar la bota del cuello de las empresas y familias catalanas. El cupo catalán es la glorificación del expolio socialista como única alternativa para toda España.
Enhorabuena, catalanes, votaron ustedes para quitar poder a los separatistas y les han regalado todo lo que exigían y encima seguirán asfixiándoles a impuestos.