Así es el ‘impuesto a la muerte’

En esta ocasión contamos qué es y qué consiste el impuesto de sucesiones. Un impuesto tremendamente injusto y con carácter confiscatorio que grava por un bien por el que se ha tributado en varias ocasiones con anterioridad.

. Desde un punto de vista jurídico:  El Impuesto de Sucesiones y Donaciones es injusto, viola el principio de igualdad, viola el principio de capacidad económica, viola el principio de equitativa distribución de la carga tributaria y para colmo tiene alcance confiscatorio (lean).

. España aplica el segundo tipo más alto en Sucesiones de la Eurozona. En España se tributa hasta el 34% de la herencia; en la Eurozona, el 12% (lean).

. En la mayoría de Europa es un impuesto residual o inexistente (lean). En 10 de los 19 Estados que comparten el euro no se exige ningún tipo de tasa a la hora de heredar.

No solo es así sino que el sistema de valoración en España (inflando al valor catastral) lleva a pagar unos impuestos exagerados sobre una cantidad completamente desligada del valor de mercado.

La diferencia entre valor catastral y precio ‘infla’ impuestos a inmuebles hasta un 30%

En el caso de tributar por el impuesto de Transmisiones Patrimoniales o el de Sucesiones, el impuesto a pagar puede llegar a estar ‘inflado’ entre un 20% y un 30%, según la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI).

. Hace diez años se renunciaba a 3,4 herencias de cada cien. El año pasado, 2017, la cifra aumentó a diez de cada cien, según datos del Colegio de Notarios . «Una de las principales causas es, precisamente, la imposibilidad de los herederos de afrontar el pago de los gastos. Si bien es cierto que en Madrid, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones se encuentra bonificado al 99% y no supone por tanto un gran desembolso para el heredero, en otras comunidades como Extremadura, Cataluña o Andalucía, este impuesto es mucho más elevado» Guadalupe Fernández-Blanco, abogado.

En nueve meses de 2017, de enero a septiembre -últimas estadísticas disponibles hasta la fecha- el número de renuncias creció un 11,7% en comparación con el mismo periodo de 2016. El incremento es relevante, más aún si se tiene en cuenta que entre 2007 y 2016 el número de renuncias a herencias ya había acumulado un aumento del 250%.

En 2011 fueron unas 11.000 las renuncias. En 2010 se superaron las 16.000, tres años después se rozaron las 29.000, en 2016 se contabilizaron casi 39.000 y en 2017 superaron las 40.000 renuncias a herencias.

Cada día, 117 españoles rechazan una herencia por no poder pagar el impuesto.

. No es igual porcentaje de renuncias en todas las comunidades.  Desde 2015, una media del 9% de los herederos en Madrid rechazan percibir la transmisión de bienes. A nivel nacional, las media es el 10,5% para los mismos años. La media la baja Madrid por el elevado volumen. El abandono de herencias es mayor cuanto mayor es el impuesto y mayor el diferencial catastral mencionado: Tres puntos más en Andalucía y hasta cinco puntos más en Asturias. Datos colegio de Notarios 2017.

. Ello convierte a las comunidades autónomas en enormes agentes inmobiliarios. Se quedan los inmuebles en los que las familias no pueden sufragar los impuestos calculados con un valor catastral inflado, y luego los subastan a descuento sobre precio de mercado. ¿Quién compra esos inmuebles expropiados? Los ricos, que son los que pueden comprar paquetes de inmuebles por decenas de millones de euros. Es un impuesto profundamente anti-redistributivo y regresivo.

España es el segundo país que más castiga el Patrimonio de la UE. Usar «solo» sucesiones esconde la liosta de impuestos adicionales que penalizan el patrimonio. Si sumamos el Impuesto de Patrimonio, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados y el Impuesto de Plusvalía Municipal, encontramos que España recauda el 1,5% del PIB por este concepto (Eurostat 2016).  La media comunitaria es mucho más baja: no llega al 1% del PIB. Tras 2019, cuando se eliminó el impuesto de Patrimonio (IdP) en Francia, España será el único país de Europa que mantenga IdP.

. La OCDE y el FMI no «recomiendan subir» este impuesto y ya está. Recomiendan bajar muchos otros. Lo que dice la OCDE es que «se ha concluido que el uso de los impuestos sobre sucesiones resulta menos distorsionador y menos perjudicial para el crecimiento que otros impuestos«.  Nótese la palabra «Menos».

Casualmente lo que piden es bajar cotizaciones sociales, impuestos a las empresas y al empleo, pero eso no lo dicen los intervencionistas. En cualquier caso, lo que pida la OCDE y el FMI siempre está orientado a sufragar el gasto existente, no a ser más eficientes y gastar menos desde el sector público.  La OCDE también recomienda subir el IVA y los impuestos de los carburantes, lo cual es igualmente criticable, con lo que sus recomendaciones son, como mínimo, irrelevantes desde el punto de vista de defender el impuesto de sucesiones.

Recordemos que los defensores del impuesto de sucesiones no tienen ninguna intención de bajar ningún impuesto, solo subirlos.

. No tiene nada de redistributivo. La recaudación por Sucesiones no sufraga sanidad o educación, sino la enorme red de gasto clientelar de las comunidades autónomas que cuesta más de 28.000 millones de euros anuales en España. En Andalucía se ha aumentado esa red clientelar mientras se recortaba en Sanidad y se expoliaba a los herederos (lean).

. No tiene nada de liberal. Adam Smith o John Stuart Mills defendían un impuesto a las herencias cuando no existía la inmensa cantidad de impuestos que paga una renta o patrimonio actual, impuesto sobre bienes inmuebles,  plusvalía municipal, al ahorro, al patrimonio, impuesto sobre transmisiones jurídicas, impuesto sobre la renta y el valor añadido y toda la enorme cantidad de impuestos que existen hoy en día, que dejan el ahorro en un acto de heroicidad (lean). No vale decir «los liberales clásicos estaban de acuerdo con el impuesto de sucesiones» sin decir que ya se grava mucho más la renta, el ahorro y la riqueza de lo que ellos jamás imaginaron.

Por qué no se hizo caso a los técnicos en Bankia

Ayer, en EL ESPAÑOL, se detallaban los correos electrónicos que han servido para investigar a los responsables del Banco de España y la CNMV durante la salida a bolsa de Bankia.

Por supuesto, la investigación seguirá su curso y no debemos llegar a conclusiones apresuradas, pero al lector le parecerá curioso que las autoridades prefiriesen lanzar una oferta pública de acciones antes de una recapitalización privada vendiendo Bankia a otra entidad financiera solvente que absorbiese el agujero patrimonial. La segunda hubiera supuesto reconocer el enorme agujero de las cajas públicas, y eso no era “posible”.

Detrás de estas decisiones, que no son nuevas ni excepción en Europa, siempre se encuentra un problema de diagnóstico, de ingenuidad y de incentivo perverso.

– Diagnóstico: Todos ustedes recordarán aquellas soflamas diciendo que “las cajas tienen mejores ratios de solvencia y liquidez que la banca británica” y que todas las alarmas eran “envidia” de un modelo de éxito por parte de fondos de inversión “bajistas” (el término más ridículo jamás inventado).

– Ingenuidad: En España, también lo hemos visto en otros países del mundo, aunque los técnicos alerten de los graves desequilibrios de las entidades financieras, se tienden a negar esos problemas porque el consenso de economistas y políticos tiene una visión siempre optimista de las perspectivas futuras. Puede que se leyeran con detalle los alarmantes análisis de los técnicos del Banco de España, pero en una Europa –un mundo- que fía todo en el mercado financiero a las frases “a largo plazo todo sube” y “el año que viene mejora”, se decide aguantar la respiración a ver si baja el agua. No solo ocurre con el sector financiero, ocurre con las adquisiciones y crecimiento inorgánico, con las inversiones ruinosas –que se justifican con el mantra de ese largo plazo- y la fe en que las bolsas solo suben. Esa era la idea, como “todos” –ejem- los analistas decían que la bolsa estaba muy barata y los bancos suben mucho, sacar a bolsa y luego llevar a cabo sucesivas ampliaciones de capital –que los inversores “engullirían vorazmente”- y todo solucionado.

– Incentivo perverso: ¿No se han preguntado nunca por qué en una Europa tan unida no hay casi fusiones transnacionales en el sector financiero? A los Estados no les gusta perder “sus” entidades financieras porque, como explicamos en “Por qué se sigue rescatando a la banca” se pierde el privilegio de financiarse eternamente usando los balances de los bancos para acumular deuda soberana y de tener acceso prioritario a crédito para financiar elefantes blancos, infraestructuras de rentabilidad cuestionable y proyectos de dudoso cobro.

No es una casualidad que, ante la alarma de los técnicos, se prefiriese una solución –ejem- “moderada”… las fusiones frías de las cajas –para que siguieran existiendo dichas entidades a toda costa- y la salida a bolsa de una entidad creada tras la fusión de varias entidades a todas luces inviables… Total, los mercados lo absorben y luego deja de ser un problema.

Los técnicos no estaban solos en su preocupación. Muchos fondos fueron acusados de “terroristas financieros” por alertar del enorme agujero de las cajas públicas (lean). La propaganda era tal que un buen amigo mío puso como saludo en su cuenta de Bloomberg “No more Bankia calls”… Pero el problema de alto endeudamiento del país se negaba, el dominó de quiebra de pymes ante el impago de facturas de la administración pública se obvió, el ratio de préstamos de difícil cobro se publicaba con cifras claramente cuestionables…

El comodín era esconder, extender y la bolsa. Si se lleva a cabo un proceso de fusiones “frías” las entidades serían más grandes y con ello más fuertes… Pero fusionar a algo insolvente con una entidad poco solvente solo hace de un problema un problemón. Comprar tiempo para que se recapitalizasen “lentamente”. Y pensar que los inversores son tan ingenuos que van a comprar cualquier entidad financiera bajo la premisa de que “subirán mucho”. Se mostraba una ignorancia de los mercados a la que se unía la soberbia de no reconocer el agujero creado en la época de “a crecer”.

Esa negación de la realidad fue muy peligrosa. Porque puso en peligro a las entidades solventes. Se puso en duda a todo el sistema financiero cuando se produjo el resultado inevitable: Las entidades “mejor reguladas del mundo” y “más solventes”, porque tenían políticos y agentes sociales en sus órganos de gobierno, en vez de malvados capitalistas avariciosos, eran cualquier cosa menos lo que nos vendían. El Rey estaba desnudo.

La solución hubiera pasado por una reforma financiera como la que se hizo después, un ejercicio de transparencia que separase a las entidades solidas de las problemáticas. Se hubiera evitado el rescate posterior llevando a cabo un proceso de ventas abierto, en el que incuestionablemente se habrían registrado enormes provisiones y ajustes patrimoniales –como ocurrió después-, pero el impacto sobre el país y el sector financiero hubiera sido mucho menor. Una vez colorado en vez de ciento amarillo, no. Porque fue cien veces colorado.

El problema español de entonces se ha repetido en Italia, y se repite en muchos países. Los estados no quieren perder su brazo derecho, “sus” entidades, y no quieren reconocer un agujero que –en el caso europeo, más de 200.000 millones de préstamos de difícil cobro- se mantiene ya durante años.

Sería deseable que, en el futuro, en vez de apartar y criticar a quienes alertan de riesgos como estos, los gobiernos fueran más prudentes y, sobre todo, menos burbujeros.

La gran lección del desastre de Bankia y las cajas públicas debe ser:

– Juntar varias entidades insolventes no las hace solventes.

– Esperar que pase la tormenta sin hacer nada suele llevar a ahogarse.

– No vuelvan a creer que los mercados absorberán entidades de nula rentabilidad y baja solvencia porque “en bolsa todo sube” y “a largo plazo funciona”

Mientras leen este artículo, varios partidos están promoviendo “bancas públicas” de nuevo. Lean los diez mitos sobre la misma aquí.

Luego, cuando vuelvan a generar un agujero patrimonial irrecuperable a base de financiar “sin objetivo economicista” dirán que la culpa es de… el capitalismo. Me parto.

Recesión de beneficios en Europa. ¿Final o espejismo?

Parece que la temporada de resultados empresariales en Europa nos muestra su cara más amable después de más de seis años de decepciones y revisiones constantes a la baja. La recesión de beneficios registrada no sólo ha afectado de manera muy relevante a la cifra de negocio, sino a las bases imponibles y la capacidad de repago de deuda, que no mejoraba a pesar de la caída de tipos de interés -porque la caja se deterioraba más rápidamente-.

Según Morgan Stanley, de 75 compañías que han reportado -aunque es solamente una parte pequeña, 15% de la capitalización- las compañías han presentado los mejores resultados de los últimos 6 años. El 43% ha batido las estimaciones de beneficios, en un 5% o más, mientras que el 29% ha decepcionado. El resto, “en línea” con las expectativas.

De momento, la fe en la recuperación se centra en cuatro pilares, la recuperación en el precio de las materias primas -que ayuda a petroleras y generadoras eléctricas-, la mejora de los resultados de los bancos con más inflación y menos provisiones, un poco más de crecimiento global y ligera mejora de márgenes.

Aún quedan muchos resultados empresariales por analizar, pero merece la pena resaltar que esa mejora es esperanzadora, aunque no exenta de riesgos.

– Es cierto que un poco de inflación ayudaría al sector financiero a sacar la cabeza del agujero y respirar un poco. Los bancos están probando su propia medicina. Se pasaron años exigiendo estímulos monetarios y ahora, por listos, sufren el desplome de márgenes por los intereses reales negativos. Pero el problema de las provisiones está lejos de acabarse, y el peso de los préstamos de difícil cobreo, que superan los 200.000 millones, no va a evitar que sigamos con un dominó de ampliaciones de capital.

– La subida reciente de materias primas no ha generado resultados positivos como se esperaba en las energéticas. Excepto una, Total, que llevaba haciendo los deberes desde mucho antes de la caída del petróleo, gracias al empeño de mi admirado Christophe De Margerie (DEP), los resultados de los grandes conglomerados son, de momento, bastante pobres, desde BP a otros.

– Preocupa la sorpresa negativa en los resultados de las empresas de consumo, un 7% de sorpresa negativa y un 5% de caída, ya que las expectativas de crecimiento vienen fundamentalmente de mayor consumo.

Por supuesto, analistas y bancos de inversión se animan ante una subida de la inflación. Qué poco burbujeros somos ¿verdad? Sin embargo, tenemos que prestar más atención a la inflación subyacente, ya que nos podemos encontrar con un problema de estanflación si suben los precios por los alimentos y la energía y la economía se mantiene anémica.

Si esa recesión de beneficios no se revierte en 2017, podemos encontrarnos con un problema mucho mayor
Pero, de momento, hay que resaltar lo bueno. Si esa sorpresa positiva se mantiene hasta el final de la temporada de beneficios y, sobre todo, las indicaciones a futuro de las empresas apuntan a mejoras continuadas en 2017, podríamos estar ante la salida de la recesión de beneficios, que es esencial para creernos una verdadera recuperación.

Recordemos que, si esa recesión de beneficios no se revierte en 2017, podemos encontrarnos con un problema mucho mayor. ¿Por qué?

Si en 2017 los beneficios empresariales no empiezan a crecer en Europa, el efecto “viento de cola” de los bajos tipos de interés se disipará antes de que las empresas hayan saneado su capacidad de mejorar márgenes y reducir deuda. Algo muy similar ocurrirá con el impacto positivo de los bajos precios del crudo. Las petroleras europeas sufrirán por el desplome de los márgenes de refino y no lo compensará el repunte del petróleo. Y las empresas importadoras de energía perderán esa ventaja competitiva -al menos en efecto base, no porque se vaya a disparar el crudo-.

Un año fascinante. Europa y sus empresas pueden ser una sorpresa positiva a pesar de las algaradas políticas y el riesgo de que el BCE pare su política monetaria. Porque los miedos a las elecciones y catalizadores políticos, como vimos en 2016, no se trasladan de tal manera a las empresas, y porque nos daremos cuenta de que cuando el BCE deje de dopar al mercado con gas de la risa, no será un drama.

Antes de que alguien me diga que no importa, porque Europa está más barata que EEUU, un apunte. Casi siempre es así. Aparte de por el hecho de que la composición de los índices es muy diferente -tecnología y alto valor añadido en EEUU comparado con bancos y conglomerados de bajo crecimiento en Europa- porque cuando a las empresas norteamericanas les sobra caja y liquidez, recompran acciones y aumentan dividendos. Las europeas, en su inmensa mayoría, no.

Tenemos que seguir esta tendencia. Es tedioso y menos sexy que hablar de conspiraciones políticas, pero sin una mejora evidente e incuestionable de los beneficios empresariales, el rebote europeo no será más que un espejismo… de nuevo.