¿Vuelven los beneficios a Europa?

El inversor en empresas europeas parece respirar aliviado. Tras muchos trimestres en los que lo único que hemos visto han sido revisiones a la baja de estimaciones de beneficios, esta temporada de resultados parece ser positiva. De momento ha publicado el 15% de la capitalización bursátil europea, unas 115 compañías, y se presenta la mejor temporada de resultados en ocho años. Los beneficios empresariales apuntan a uncrecimiento del 20% en el primer trimestre, comparado con el año anterior. La tendencia de los últimos ocho años parece revertirse.

El inversor europeo lleva agarrándose al argumento del “valor” como a un clavo ardiendo desde hace años. Todos lo habrán oído varias veces. “Europa está muy barata”… y otra decepción.

Pero ese argumento, repetido hasta la saciedad, escondía la diferencia fundamental entre una bolsa europea plagada de conglomerados de bajo crecimiento y pobre rentabilidad, muy endeudados y sin política de remuneración al accionista potente, comparado con lo contrario en EEUU. Mientras en Estados Unidos las empresas se lanzaban a aumentar dividendos y recompras de acciones ante el exceso de liquidez, Europa seguía con dividendos pagados con acciones o más deuda.

 

Lo interesante es que el consenso, por primera vez en años, está revisando al alza las estimaciones

 

Pero eso está cambiando. El endeudamiento medio de la bolsa europea no ha bajado mucho, pero eso es por el desproporcionado peso de bancos y energéticas.

Lo interesante es que el consenso, por primera vez en años, está revisando al alza las estimaciones, aunque sea un raquítico 1%, pero es que en los últimos catorce años la media de revisión a la baja de estimaciones en los primeros tres meses del ejercicio era de 5%.

Sin embargo, las bolsas han reaccionado de manera cautelosa. La reacción positiva ante los buenos resultados ha sido de una media por encima del mercado del 1%, mientras que los malos resultados se han penalizado con un 5% de diferencia con los índices. Esto demuestra la cautela de los inversores, que ven a las empresas muy tímidas en sus expectativas a medio plazo. Efectivamente, el “guidance” o estimaciones propias de las empresas sobre beneficios anuales no ha mejorado de manera relevante.

No debemos olvidar que una parte muy importante de la sorpresa positiva de la temporada de beneficios viene del llamado efecto base. ¿Qué significa eso? Que algunos beneficios aumentan porque se comparan con periodos anormalmente débiles. En el sector energético, la recuperación desde mínimos históricos de las materias primas, y en el financiero las menores provisiones y el ligero aumento de la inflación y tipos explican el 90% de la sorpresa positiva.

La cautela de los inversores está justificada porque, a pesar de la mejora de estimaciones, los márgenes no están aumentando significativamente y la generación de caja, tampoco.

Por lo tanto, no es evidente que estemos ante el final de la recesión de beneficios, sino ante un rebote. Pero, sea como sea, ese rebote sí justifica que se ponga un suelo a las valoraciones y que las expectativas de empeoramiento se disipen. La losa que pesaba sobre la bolsa europea era la combinación de pobre rentabilidad, bajo crecimiento y desastrosa política de remuneración al accionista, pero al menos ya parece descartado un escenario de constantes bajadas de expectativas.

 

La cautela de los inversores está justificada porque los márgenes no están aumentando significativamente

 

Merece la pena resaltar esa mejora de resultados, pero conviene recordar que los grandes retos de las grandes empresas europeas se mantienen. La sobrecapacidad no se ha reducido -ha aumentado en el sector industrial en particular-, y el problema de bajos márgenes y alto endeudamiento sigue pesando sobre las multinacionales. Muchas de ellas siguen digiriendo la comilona de 2004 a 2007. A ello se añade el culebrón eterno de los riesgos políticos y el aumento de la presión fiscal.

No podemos decir que se haya terminado la recesión de beneficios, pero sí merece la pena resaltar que parece que los beneficios de las bolsas europeas empiezan a respirar.

¿Está la Unión Europea creciendo o engordando?

El índice de sentimiento económico en la Eurozona se encuentra en máximos de cinco años. El índice (ESI) subió a 109,6 y lleva creciendo desde hace cuatro años. Con estimaciones de crecimiento del consumo que se mueven entre 1,5 y 1,7%, y de la inversión de 2,5%, se confirma lo que indican los índices manufactureros, que también se mantienen en expansión.

A los datos positivos se añade que los resultados empresariales empiezan a acompañar. Del Eurostoxx 600 han publicado 186 compañías con un aumento de ventas decente, pero mejora –por el efecto base- de beneficio neto muy superior a las ventas.

No se puede negar el fortalecimiento, porque además ocurre a la vez que se han fortalecido los balances. ¿Es una consecuencia directa de la política del Banco Central Europeo? No necesariamente. La política del BCE ha afectado negativamente a los resultados del sector financiero y los márgenes de las empresas se mantienen pobres en el negocio doméstico, mientras que el desapalancamiento se llevó a cabo de manera mucho más intensa entre 2011 y 2013.

 

No se puede negar el fortalecimiento, porque además ocurre a la vez que se han fortalecido los balances

 

No se puede negar que los mensajes de “palo y zanahoria” de Mario Draghihan sido esenciales para evitar que se genere una burbuja inmobiliaria, pero no deja de ser relevante que casi el 30% del crédito concedido al sector privado vaya a inmobiliario, servicios y administración. El nivel de crecimiento no es preocupante, pero sí el hecho de que el aumento de la inversión y el crédito vayan a sectores de bajísima productividad.

El crecimiento de la inversión es un elemento de cautela. No es solo el hecho de que el crecimiento de la inversión es muy pobre porque los tipos bajos y el exceso de liquidez han sido factores esenciales a la hora de perpetuar una sobrecapacidad endémica (25%) y zombificar los sectores de baja productividad. Es que casi la mitad de la formación bruta de capital en las grandes economías viene de la construcción, como alerta Claus Vistesen.

El crecimiento del crédito del 2,4% en marzo nos muestra que el aumento de la masa monetaria sigue siendo muy superior al crecimiento de los principales indicadores, sean crédito, consumo o inversión, y si esa mejora se genera en sectores cuya rentabilidad y supervivencia dependen del gas de la risa monetario porque sus márgenes y valor añadido no aumentan, puede generarse un riesgo importante. Por eso merece la pena analizar una ratio que los analistas tendemos a olvidar en Europa, que es la de inventarios sobre ventas.

Es decir, la acumulación de bienes producidos con respecto al ritmo al que se vende. Esa acumulación, de momento, no es preocupante en la Eurozona, pero no podemos ignorar el riesgo de que las condiciones de crédito extremas empujen a perpetuar un modelo de pobre valor añadido. Cuando más del 50% del crédito total concedido –público y privado- se va a gasto corriente y áreas de baja productividad, el breve efecto “placebo” de la política mal llamada expansiva se convierte en un efecto boomerang después. Como cuando nos decían que se tomara una cerveza para “curar la resaca”. En realidad no la cura, perpetúa la borrachera.

 

Según Moody’s el riesgo es enorme cuando una parte muy significativa de las empresas y estados no podrían absorber un aumento de tipos de interés del 1%.

 

Por eso es tan relevante el mensaje de Draghi sobre la importancia de reformas estructurales y recordar que la política monetaria no es una barra libre para aumentar desequilibrios. Pero desafortunadamente, y a pesar de sus mensajes, la perpetuación de esos desequilibrios y el incentivo perverso que supone para aumentar el peso de los sectores de baja productividad es enorme. Es bien evidente. ¿Quiénes son los sectores y empresas cuya decisión de inversión depende de que los tipos sean bajos? Los de pobre valor añadido, bajo margen y débil productividad. Con todo el esfuerzo que se lleva a cabo por parte del BCE para evitar los incentivos perversos, es imposible limitarlos porque el mayor incentivo perverso es la política mal llamada expansiva en sí misma.

Lo que pasa es que, cuando ese pobre efecto de crecimiento y productividad que se da por el gas de la risa monetario deje de surtir su efecto placebo, se dirá que “no se hizo suficiente”, y que hay que repetir.

Hay elementos positivos. Los bancos de la eurozona pagaron €3.600 millones al Banco Central Europeo por el exceso de liquidez en 2016 que, a cierre de este artículo, sigue situada en 1,27 billones de euros. Eso demuestra que no se están lanzando a hacer préstamos como locos, y prefieren ser penalizados a volver a entrar en los errores de 2007.

 

En realidad el problema de la Eurozona no ha sido nunca de liquidez ni de acceso a crédito, sino de exceso de deuda, bajo valor añadido y sobrecapacidad

 

El crecimiento del crédito que empieza a darse no será en sectores de alta productividad y márgenes altos, pero los resultados de la encuesta del Banco de España, por ejemplo, muestran que los criterios de aprobación de préstamos a sociedades no financieras se han endurecido ligeramente durante en el primer trimestre de 2017, manteniéndose estables los de los créditos a hogares para adquisición de vivienda, y relajándose los de los destinados a consumo y otros fines. No me gusta la palabra “endurecer”, cuando es prudencia y lógica.

Ustedes podrán decir que los sectores de buenos márgenes y alta productividad no necesitan crédito, o al menos en la cantidad que los demás y probablemente tengan razón. Pero piensen en el razonamiento. Si es así, y lo es, entonces el baremo de crecimiento de crédito como factor de mejora de la economía es un error. Porque expone el apalancamiento a sectores que no pueden acometer un cambio de ciclo con fortaleza.

En realidad el problema de la Eurozona no ha sido nunca de liquidez –ya había exceso de la misma en 2013- ni de acceso a crédito, sino de exceso de deuda, bajo valor añadido y sobrecapacidad. La solución no debería haber venido de una política monetaria que incentiva el endeudamiento, por mucho que alerte Draghi, sino de eliminar ese exceso de gasto improductivo y favorecer el cambio de patrón de crecimiento desde la tecnología y el valor añadido. Pero a la represión financiera se le ha añadido la fiscal. Y por mantener los desequilibrios de la década de exceso estamos perdiendo la oportunidad de prepararnos para el futuro.

Estamos muy lejos de una situación de burbuja, lo miremos de la manera que lo miremos. Pero en Europa estamos perpetuando la sobrecapacidad y el peso de los sectores de baja productividad y renta de posición, esos que llamamos “estratégicos” desde el dirigismo, y aumentando deuda para sostener gasto corriente. Y eso no nos hace más fuertes, nos hace más gordos.

La Seguridad Social supera los 18 Millones de afiliados

 

Artículo elaborado por Guillermo Julio Sáez.

 

La Seguridad Social supera los 18 Millones de afiliados, su mejor nivel desde verano de 2009.

 

Esta mañana el Ministerio de Empleo presentaba los datos de Paro Registrado y Afiliación a la Seguridad Social que han superado cualquier previsión. El mes de Abril 2017 ha registrado récords en todos los ámbitos, superando las cifras registradas en los años de la burbuja económica.

El Paro Registrado ha descendido -129.281 personas hasta los 3.573.036 parados, su mejor dato desde Agosto 2009. Ha sido el mayor descenso desde que existen datos. Para contextualizar, desde 2002 a 2007, el paro bajó de media en el mes de Abril -43.000 personas frente al descenso de -129.281 de este año. En 2017 el descenso ha sido generalizado en todos los sectores: Agricultura (-11.330), Construcción (-8.944), Industria (-8.264) y Servicios (-96.672).

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la Seguridad Social, ha vuelto a superar los 18 Millones de Afiliados 92 meses después. En Abril 2017 registró 212.216 nuevos cotizantes, hasta un total de 18.122.222 afiliados. Este aumento es el mayor desde que existen datos, nunca antes se había superado la barrera de 200.000 nuevos afiliados en un mes de Abril. Hasta entonces, desde 2002 a 2007, años de la burbuja económica, el aumento medio fue de +110.747 nuevos afiliados. Sin embargo, la mayor subida hasta la fecha fue en 2015, cuando sumó 175.495 nuevos cotizantes.

 

 

 

 

En cuanto a la contratación, en Abril se registraron 1.604.476 contratos, que suponen un incremento del 4’03% respecto al mismo mes del año 2016. La contratación indefinida aumentó 5.552 contratos más que en Abril 2016, hasta un total de 151.448 nuevos contratos indefinidos, que suponen el 9’43% del total (Hay que recordar que en términos históricos, en Abril, el 91% del total de contratos siempre han sido temporales). A su vez, la contratación indefinida y a tiempo completo es la que creció a mayor ritmo, al registrar un avance del 4’23% respecto al mismo mes del año pasado. Por tanto, en los primeros cuatro meses del año se han firmado 631.110 contratos indefinidos, el mejor dato desde 2008.

 

En conclusión, el mercado laboral español ha batido cualquier previsión de desaceleración vinculada a la anunciada ralentización de nuestra economía, que parece no haber llegado todavía, tras revisarse al alza las previsiones de crecimiento de la economía española. Así pues, la Reforma Laboral ha demostrado ser un dinamizador del mercado laboral y que junto a la estabilidad política permiten que la contratación indefinida sea la que crezca a mayor ritmo.