Bajar impuestos para crecer y bajar el déficit

El jueves, un amigo me comentaba que lo que más le preocupaba de España es la percepción de algunos políticos de que la inversión y el empleo son favores que conceden ellos por el honor de arriesgar y emprender en nuestro país.

Los datos de la semana en economía:

DEUDA AL 100%

La indignación política en España porque la deuda haya alcanzado el 100% del PIB es simple y llanamente postureo. A ninguno de los que se están rasgando las vestiduras le importa que llevemos 685.000 millones de euros de expansión fiscal desde 2009. De hecho, es cuando menos una broma de mal gusto mostrar “indignación” por el ratio de deuda sobre PIB cuando exigen aumentar y retrasar el objetivo de déficit, programas de más gasto y cuando se tiene un historial atroz de ejecución presupuestaria.

Es todavía más aberrante leer que el problema del déficit es por las bajadas de impuestos. Se han reducido los impuestos y la recaudación ha aumentado un 4%, más que el PIB real. Porque bajar impuestos no es electoralista, es devolver parte del esfuerzo que han sufrido los ciudadanos españoles para cubrir el agujero que dejaron. Recordemos cuando aplicaban las recomendaciones de Stiglitz (no se pierdan las declaraciones aquí) . “Hay margen”, “el déficit no importa”… Y se duplicó la deuda del 36% al 70% entre 2007 y 2011.

Se duplicó a través de gasto inútil, y en 2011 dejaron 30.000 millones de euros de déficit oculto, 45.000 millones de facturas impagadas, un coste de rescatar a las cajas públicas –que decían que tenían mejores ratios de solvencia que los bancos ingleses- de 63.000 millones y 40.000 millones de rescate a las Comunidades Autónomas que, gastando “para crecer”, se fueron a la quiebra.

Y el riesgo es que se duplicará con la monserga de que subiendo gastos e impuestos se reduce el déficit. Porque si el gobierno hubiera hecho lo que reclamaban esos economistas que hablaban de “austericidio”, cuando se ha mantenido el gasto social, el déficit no habría bajado 4 puntos, se habría mantenido en el 8-9%, no creceríamos al 3% ni co-lideraríamos la creación de empleo de la UE. ¿Por qué lo sabemos? Porque con sus “recetas” -gastar más y subir impuestos- Portugal, Grecia, Francia e Italia siguen estancados. Y con ellas, hoy tendríamos una deuda pública al menos 80.000 millones más.

Pero mayor es el riesgo de los incentivos perversos que nos llevaron a esa brutal destrucción de la solvencia de las cuentas públicas. La idea de que los gastos son inamovibles, que el déficit crea empleo o que perpetuar los desequilibrios va a evitar recortes, cuando es al revés. Esos desequilibrios se traducen en menor crecimiento potencial, mayores recortes a futuro –porque no se hacen los deberes con tipos bajos y creciendo- y los empleos creados por exceso de deuda desaparecen por el abuso de la misma, pero se sale de la crisis endeudado y se entra más endeudado aún.

Con un gasto duplicado que las estimaciones más conservadoras, incluyendo las del gobierno, sitúa en 30.000 millones anuales, es una vergüenza que se tilde de electoralista devolver el esfuerzo a los españoles y no a seguir despilfarrando en observatorios, subvenciones y gasto político –que no tiene nada de social-.

IMPUESTO PARA PAGAR LAS PENSIONES “COMO EN FRANCIA”

La última entelequia de los aristócratas del gasto público es subir impuestos para “pagar las pensiones” “como el que hay en Francia”. Curioso, porque con ese impuesto, en Francia llevan recortando las pensiones en varias ocasiones desde 1996. La última en 2015. No solo eso, sino que los propios pensionistas franceses pagan ese impuesto complementario para sostener la Seguridad Social. Delirante.

El sistema de pensiones no se hace sostenible con más impuestos, que cercenan el crecimiento potencial, el consumo y la creación de empleo. Y no se garantiza ignorando los efectos demográficos y la productividad (lean). Se hace sostenible creando empleo, permitiendo que las empresas crezcan, que aumente la productividad y con ella los salarios, generando mayores ingresos a la Seguridad Social a futuro.

Desde la represión fiscal, no. El PSOE sabe perfectamente cómo hacer un sistema de pensiones insostenible porque han gobernado 21 años España y 35 en Andalucía, región campeona de paro de Europa. Destruyendo empleo y entorpeciendo el crecimiento. Durante los 21 años de gobiernos del PSOE el número de desempleados creció en 4,47 millones. Un aumento de 217.000 personas de media al año. La propuesta esconde simplemente el afán recaudatorio de unas políticas que no solo no cuestionan los desequilibrios y gastos inútiles, sino que buscan perpetuarlos.

BAJAR IMPUESTOS PARA CRECER Y REDUCIR DÉFICIT

Acusar a la bajada de impuestos del incumplimiento del déficit es un insulto a los ciudadanos y empresas que han sufrido el impacto de la subida que se hizo para cubrir el desastre dejado en 2011. Y es una afrenta a todos los que trabajan duro cada día y gestionan sus gastos desde la prudencia, y ahorrando. Es el insulto a todos los ciudadanos de una burocracia política y los que pretenden vivir de ella que se niega a ajustar gastos como lo han hecho el resto de españoles.

Una de las cosas que más les molesta a los intervencionistas es que nadie en la Unión Europea ha criticado las bajadas de impuestos, porque han funcionado. Se ha recaudado más y crecemos. De hecho, los países que han mantenido impuestos bajos o los han reducido han salido antes y mejor de las crisis. Reino Unido bajó impuestos a empresas y familias y recaudó 24.000 millones de libras más, y la política de bajos impuestos y contención de gasto ha funcionado en países como Irlanda, la propia Alemania, México, Indonesia, Corea del Sur…

Irlanda, país rescatado y de la UE y que sufrió desequilibrios muy similares a los españoles, ha bajado el déficit, crece más y crea empleo con impuestos bajos y política de apertura. Que no vengan con sandeces de lo que “exige” la Troika. No solo eso, sino que los ingresos fiscales irlandeses se dispararon en más de 3.000 millones de euros por encima de lo presupuestado, un aumento del 7,8%, llevando al gobierno a revisar tres veces a la baja sus expectativas de déficit. Irlanda ha bajado el déficit a la mitad a pesar del coste del rescate de sus bancos y tiene como objetivo el déficit cero en 2017. La deuda pública, a pesar de la losa que supuso el rescate, se ha reducido del 107% del PIB al 93,8%.

Lo que no tienen en Irlanda son partidos que sumen dos y dos salgan veintidós. Ni políticos que justifiquen el despilfarro y la enorme burocracia con el cuento del “gasto social”. Ni economistas que llamen a las duplicidades, excesos, subvenciones y despilfarros “el chocolate del loro”.

El ejemplo contrario, el fracaso absoluto, han sido las “comunidades del cambio”. Con la economía creciendo, han subido impuestos y aumentado gastos políticos con la promesa de recaudar más y cubrir ese dispendio con más ingresos y ¿qué ha ocurrido? Lo que ocurre siempre con las estimaciones de ciencia ficción. Han incumplido el objetivo de déficit, más del triple del objetivo algunas. España, desde 1980, ha sido deficitaria todos los años menos en los tres de la burbuja inmobiliaria. ¿Por qué? Porque cuando bajan los ingresos, se gasta más, y si suben los ingresos, se gasta mucho más. Paga usted.

Es por ello que el gobierno no solo debe defender las bajadas de impuestos, sino convertir las bonificaciones temporales en permanentes para dejar de ser uno de los países con impuestos al trabajo más altos de la OCDE. Para adecuar nuestro sistema de cuotas de autónomos a los de los países líderes y para recuperar los puestos perdidos en facilidad para crear empresas.

Mientras, los que se indignan con la deuda, pero quieren más déficit, que es como indignarse por la obesidad exigiendo más donuts, esos que critican las subidas de impuestos de 2012 pero los quieren subir más, que sigan recomendando las políticas que nos llevaron al borde de la quiebra.

Lo que tiene que hacer el futuro gobierno es leer sus programas, libros y propuestas y hacer lo contrario. El éxito estará asegurado.

Por qué China nos debe preocupar más

Una de las frases más repetidas en estas últimas semanas es que “la economía china se está estabilizando”. Y no es cierto. Es más, aunque pensemos que es un problema exterior, tiene consecuencias muy importantes para todos.

Por un lado, el cambio de modelo económico no se está dando como se anunciaba a bombo y platillo. Transición de modelo industrial endeudado a uno de consumo, con desapalancamiento y mejora de productividad. No solo no se ha reducido el endeudamiento total, sino que se ha acelerado de manera preocupante, hasta casi un 260% del PIB desde un 155% en 2008.

Solo en marzo, la deuda concedida aumentó en $211.000 millones, el doble de la cifra de febrero. Se estima que China creará el equivalente a más de “una España” de deuda este año. China ahora necesita 6,5 unidades de deuda para crear una de PIB –según Morgan Stanley-, es decir, necesita cuatro veces más deuda que hace seis años para crecer mucho menos de lo estimado.

Los préstamos de difícil cobro se han disparado a 706.000 millones de dólares en marzo. No solo una cifra enorme, la más alta en 11 años, sino que está muy cuestionada. Según las autoridades chinas, dicha cifra supone una tasa de morosidad inferior al 1,7%, y muchos análisis económicos, desde Capital Economics a HSBC, estiman que la cifra es al menos el doble.

La productividad de los factores, según The Economist, ha caído de un crecimiento del 5,9% del PIB entre 1991 y 2000, a un 3,6% anual medio entre 2011 y 2015.

Ninguna gran economía ha endeudado tanto ni tan rápido sin acabar en una crisis financiera o un periodo prolongado de estancamiento.

Para el resto del mundo, las consecuencias son importantes:

1. China exporta desinflación al resto del mundo. Si China busca reducir sus desequilibrios incrementando las exportaciones, lo hará reduciendo precios de manera generalizada, para compensar la caída de volúmenes en sectores de bajo valor añadido.

2. Un desequilibrio entre crecimiento de la masa monetaria y el PIB real tan brutal como el que ha vivido China, en particular desde el desastroso plan de estímulo de 2008, que ha creado una enorme sobrecapacidad. Solucionarlo llevaría a cierres, una enorme crisis, aumento de desempleo creado con la burbuja, y una reforma financiera que secaría el crédito. La tentación de esconder los desequilibrios devaluando de manera agresiva vuelve a aparecer, y ello profundizaría la desinflación exportada al resto del mundo.

3. El proteccionismo y medidas intervencionistas que se quieren imponer en algunos países, incluido el nuestro, hundiría nuestras exportaciones a Asia. No es una casualidad que ante el riesgo de los dos elementos mencionados antes, Japón haya firmado el Tratado Transpacífico que reduce su exposición a los desequilibrios chinos y aumenta su comercio con el resto del mundo. Aquí, seguimos silbando subiéndonos a la Torre KIO pensando que vamos a exportar más introduciendo más trabas a las importaciones.

El mayor riesgo que corremos ante los desequilibrios chinos es pensar que el ajuste ya ha terminado y que lo peor ha pasado. Ninguno de los factores antes mencionados, ni siquiera los positivos –aumento del consumo, crecimiento de la clase media- va a poder evitar tomar medidas duras para atajar la bomba de deuda que se puede crear.

Publicado en El Español, 18 de mayo de 2016.

Yo busco soluciones desde la realidad actual, no desde la utopía.

Librería Libre. Economía. Analista financiero internacional CIIA (Certified International Investment Analyst), máster en Investigación Económica, y post-grado por el IESE, Daniel Lacalle, es un reconocido economista, profesor de Economía Global y Finanzas, y gestor de fondos de inversión. Su carrera en gestión de carteras e inversión comenzó en Estados Unidos y continuó en Londres abarcando renta variable, fija, capital riesgo y materias primas. También ha trabajado como analista financiero en ABN Amro (hoy RBS), y ha llevado a cabo distintas responsabilidades en Repsol y Enagas.

Como docente Daniel Lacalle ha impartido clases en la London School of Economics, en el Instituto de Empresa, en el Instituto de Estudios Bursátiles, en la Escuela AFI, y en el master MEMFI de la UNED. Actualmente escribe una columna diaria en el diario El Español, y colabora habitualmente en otros medios de comunicación como La Razón, Inversión, la CNBC, BBC, El Mundo, Intereconomía, 13TV, Espejo Público (Antena 3), La Sexta, y The Wall Street Journal.

Habitualmente reside en Londres, la capital financiera del mundo, pero viaja por todo el mundo. España es el lugar elegido por Daniel Lacalle para publicar sus libros. Lleva seis, todos ellos con Deusto, su casa editorial de cabecera. La última de sus obras lleva por título La Pizarra de Daniel Lacalle, las diez reformas esenciales para una España de futuro.

La mayor parte de sus libros van por la sexta o séptima edición. ¿Cuántas ediciones lleva esta obra?

Salió hace un par de meses y ya vamos a por la segunda edición.

¿Cuál es el secreto para ser un autor tan leído?

Creo que es importante ponerse en la piel del lector y no dar por hecho que dispone de los mismos conocimientos que pueda tener yo, hacer la lectura amena introduciendo experiencias personales y, sobre todo, pensar en qué me atrae de otras obras para evitar caer en el error de hacer el libro un manual de texto de colegio.

¿Qué encontrarán los lectores en La pizarra de Daniel Lacalle?

Creo que ofrece soluciones para que la economía española avance como lo han hecho los países líderes, pero sobre todo desde un punto de vista optimista y constructivo. Los economistas a veces somos un poco cenizos hablando de riesgos y lo que se hace mal. Este libro ahonda en lo que hemos hecho bien, cómo podemos mejorar y los retos que se presentan, no como si fuese un examen que hay que aprobar, sino un proyecto de país que ilusione e inspire.

¿Puede enumerar cuáles son esas diez reformas esenciales para una España de futuro

  1. Una reforma de las pensiones que las haga sostenibles y acordes a nuestro patrón de crecimiento para que nuestros mayores disfruten de un sistema de pensiones similar al de los países líderes.
  2.  Administración 2.0. Una reevaluación de la administración para hacerla eficiente y orientada al empleo y la creación de empresas.
  3. Empleo. Como acabar con la lacra del paro y mejorar en calidad y salarios haciendo lo que llevaron a cabo las economías líderes.
  4. Regeneración política. Un cambio de mentalidad desde la sociedad civil a las instituciones, valorando lo mucho bueno que tenemos sin acabar con lo que funciona.
  5. Deuda pública. Acabar con la lacra de la política deficitaria que luego genera crisis y mayores recortes a futuro.
  6. Educación. Orientada a la excelencia, el emprendimiento y la mejora constante de nuestra posición global.
  7. Fiscalidad. Una fiscalidad orientada al crecimiento y no confiscatoria.
  8. Competitividad, innovación y exportaciones. Pilares esenciales de una economía de progreso.
  9. Energía. Evitar burbujas y crear condiciones para mejorar nuestra posición global desde la competitividad y la sostenibilidad.
  10. Europa y política monetaria. Ser un país que influencie y lidere el proyecto europeo junto a los líderes.

¿España necesitará mucho trabajo para salir de la crisis o un milagro?

España necesita seguir trabajando. El milagro lo hemos conseguido, que es salir de un agujero del que parecía imposible salir, creciendo y creando empleo. Ahora hay que hacerlo sostenible.

La Pizarra de Daniel Lacalle, las diez reformas esenciales para una España de futuro es su último libro, pero no el único. Repasamos a continuación el resto de obras. ¿Cómo definiría su obra Acabemos con el paro?, ¿Es un análisis sobre el mercado laboral o un libro de recetas para acabar con el desempleo?

Es un libro de soluciones. Existen muchos libros que analizan el mercado de laboral desde un punto de vista clínico. Este es un libro que se ha centrado en analizar los problemas, explicar las causas, pero sobre todo, capítulo a capítulo, ofrece soluciones que han funcionado en otros países.

Escribió Hablando se entiende la gente en colaboración con Emilio Ontiveros y Juan Torres. ¿Fue más sencillo trabajar en común o es más fácil hacerlo en solitario?, ¿A qué conclusiones llegaron?

Fue un proyecto apasionante, pero nada fácil. Somos los tres personas muy ocupadas y con ideas muy claras. Las principales conclusiones a las que llegamos es que los problemas de España tienen solución y que, si nos centramos en los grandes retos, tres economistas con ideologías muy diferentes pueden llegar a soluciones de mínimos, tanto desde el lado de las instituciones como de la política de empleo y mejora de la calidad y tamaño del tejido empresarial.

La madre de todas las batallas es un libro escrito junto a Diego Parrilla, publicado originalmente en inglés como The Energy World Is Flat, que despertó gran interés no sólo por el título, sino por su planteamiento. ¿Qué suponía de novedad este libro?

Cuando lo escribimos casi todos pensaban que el petróleo solo podía subir y que el mercado energético es inflacionista. Creo que fue un libro innovador, tanto en EEUU y Reino Unido como en España y Latinoamérica, porque es el primer libro que al menos yo recuerde que analiza el efecto combinado de las tecnologías disruptivas, las renovables, la eficiencia y la desaparición del arma del petróleo.

En estos momentos, ¿cuáles son las batallas que estamos librando y cuál es la “madre” de todas ellas?

La madre de todas las batallas es la que existe entre productores de energía y las tecnologías que están aumentando la eficiencia y la diversificación de suministro.

En Viaje a la libertad económica usted hace un planteamiento muy interesante. ¿Cree que la sociedad actual está preparada para emprender ese viaje?

Totalmente. A medida que vemos que el populismo y el intervencionismo solo nos lleva a repetir los errores del pasado. Es un libro que ha sido muy bien recibido, ya está en la séptima edición, precisamente porque muestra que ese viaje no solo es posible, sino que ofrece mayor prosperidad para todos.

Nosotros, los mercados, editada por Deusto, es una obra atrevida en la que se expone de manera clara la configuración de los mercados en la coyuntura actual. Ha sido traducida al portugués, y actualizada y traducida al inglés con el título Life In The Financial Markets. ¿A qué se debe el éxito de esta obra?

Mucha gente me ha dicho que es el primer libro que explica de forma sencilla y clara, además de rigurosa, cómo funcionan los mercados financieros. Al estar escrito desde una perspectiva personal y desde mi experiencia, también hace que el libro se lea de manera rápida y, como me dijo un lector “como una novela policíaca”.

¿Su planteamiento sigue estando plenamente vigente?

Más que nunca. La deuda sigue creciendo, seguimos viendo la volatilidad y la prima de riesgo como algo extraño que no entendemos. En la versión inglesa comentaba que repetiríamos lo que ocurre al principio, y así ha sido.

¿Cómo resolvemos los problemas del sistema económico que nos atenazan y limitan el crecimiento?

Tenemos que dejar de pensar que el crecimiento viene de la deuda y el déficit, de aumentar el gasto y penalizar el ahorro. Es al revés. Cuando recuperemos las políticas de oferta volveremos a crecer de manera sólida

¿Existen recetas mágicas contra el desempleo estructural que asfixia a algunas economías desarrolladas o la única manera de resolver el problema es recurrir a la ecuación ensayo-error hasta que demos con la fórmula?

Por supuesto. Lo ha hecho Alemania a pesar de unir a todo un país con una estructura obsoleta -el Este-, lo ha hecho Reino Unido, que en 1978 se consideraba el enfermo de Europa, lo ha hecho Irlanda. Pero si pensamos que el desempleo se reduce con las fórmulas de rigidez e intervencionismo, fracasaremos.

¿Para cuándo un nuevo libro?, ¿Sobre qué escribirá esta ocasión?

Me apetece acometer el reto de analizar qué ocurrirá cuando acabe la burbuja de los bancos centrales y analizar el impacto en Latinoamerica y España del auge y caída de los populismos. Espero que mi editor esté interesado.

¿Escribir le supone un esfuerzo, una herramienta para el análisis o un medio de expresión en su trabajo?

Para mí escribir es como respirar. Escribo todos los días y me sirve para analizar y expresar mis ideas, pero también para volver a ellas y evaluar en qué me he podido equivocar.

¿Hemos aprendido la lección después de los errores cometidos en la economía mundial?

En parte sí, como ha demostrado España, y en parte no. De hecho queremos repetir la burbuja y los errores de 2004-2010 y la mayoría de las políticas que se llevan a cabo en muchos países, y las que proponen los populistas, ahondan en esos errores.

¿Qué herencia económica les vamos a dejar a la próxima generación después de esta crisis global?

De momento, una montaña de deuda creada para sostener nuestros privilegios y que ellos pagarán. Pero también una enorme experiencia que espero que ellos no repitan y un período en el que la guerra ya no es una constante en Europa y la OCDE y donde la pobreza es casi historia.

¿Cómo ve el panorama económico internacional dentro de 20 años?

Estaremos mejor, seguro. La tecnología, el crecimiento de la clase media y la progresiva reducción de la pobreza nos llevarán a una sociedad mucho mejor.

¿Y el de España?

Igual. Hace 20 años me decían que nunca estaríamos mejor que en los 80. Es mentira y, a pesar de una crisis, lo estamos.

¿Europa y EE.UU firmaran el Tratado de Libre Comercio?

Si no lo hacen, Europa está condenada a perder en el escenario global. Porque el TPP (el Tratado entre Japón, EEUU y 11 países) ya está en marcha y no lo para nadie.

Usted es un defensor de ese Tratado. ¿En qué le beneficia a Europa?

Europa no se puede conformar con crecer menos, tener más deuda y más paro y una burocracia asfixiante. Las pymes se beneficiarían al poder exportar más, el empleo sería mayor y nos asociaríamos con la economía más potente del mundo.

Si se encontraran dos economistas en una misma habitación ¿sería más fácil que compartieran la misma opinión o que reflejaran dos formas diferentes de entender la economía?

Siempre digo que si nos sentamos dos economistas con los presupuestos del Estado y dos lápices rojos acabaríamos con el déficit en una tarde sin tocar el Estado del Bienestar. De hecho, yo hablo con economistas de casi todas las ideologías y tenemos muchísimas conclusiones comunes. Con quien no se puede hablar es con los dogmáticos del inflacionismo populista, que no solo defienden ideas completamente contrarias a la lógica, sino las matemáticas.

. ¿En Economía siempre dos y dos son cuatro?, ¿Por qué?

Porque de donde no hay no se puede sacar. Pero los inflacionistas populistas viven de vender que dos y dos son veintidós, y cuando gobiernan convierten dos más dos en dos y medio.

. A los economistas se les suele acusar de acertar con las predicciones a posteriori. ¿Es una crítica fácil e interesada o responde a la realidad?

¿Quién quieren que haga predicciones, la Bruja Lola? Los economistas no son pitonisas, analizan y estiman con datos que son muy complejos y que cambian constantemente, pero su trabajo no es dar predicciones como si fueran magia, sino hacerlo para continuar analizando y mejorando. Si es por predicciones fallidas, los que se llevan la palma no son los economistas, desde luego, son los políticos, que se equivocan casi siempre.

¿Por qué resulta tan complejo el análisis económico?

Porque es una ciencia social y las decisiones marginales de consumo e inversión dependen de muchos factores, porque el mundo es muy complejo y con cambios enormes que pueden variar elementos esenciales de lo que considerábamos estable.

¿Los gobernantes y los políticos en general se dejan aconsejar o suelen tener ideas propias sobre la economía?

Escuchan, leen y hacen lo que desean basado en sus incentivos y acuerdos. Pero raramente se siguen las propuestas de los economistas en su totalidad.

¿Cómo se ve la economía mundial desde Londres?

Como una oportunidad. No se ve la ralentización como un problema, sino como una oportunidad para mejorar y desarrollar nuevas tecnologías.

¿Qué consecuencias tendría para Reino Unido la salida de la Unión Europea?

Yo creo que es negativo para ambos, pero tenemos que pensar en una UE que se está haciendo a imagen y semejanza de un modelo burocrático y dirigista que choca con el ADN político y económico de los británicos, pero también los holandeses, finlandeses…

¿Qué disfunciones presenta la situación económica mundial en estos momentos?

Un enorme exceso de estímulos, una alta deuda y una gran sobrecapacidad productiva, que afecta al crecimiento potencial.

¿Cómo economista cómo se definiría sí mismo?

Como liberal-conservador. Posibilista. Yo busco soluciones desde la realidad actual, no desde la utopía.

 

Entrevista original aquí