Doha 0 – Realidad 1. La debilidad del petróleo es estructural

La reunión de los productores de petróleo en Doha para intentar acordar congelar la producción ha generado en los últimos días muchos titulares y se ha quedado en nada. Y es que no tiene ningún sentido exigir a los productores de menor coste y más flexibles que reduzcan la producción para que suba el precio y “ayude” a los ineficientes y de alto coste. Y no tenía ninguna lógica congelar la producción porque generaría un efecto irrelevante en el precio y más consecuencias negativas que positivas.

Yo he tenido el honor de asistir a varias reuniones de la OPEP y se ha demostrado desde hace más de una década que, cumbre tras cumbre, se cumplen tres predicciones:

1. Los productores se saltan las cuotas fijadas.

2. La capacidad de influir en el precio del petróleo es menor cada vez.

3. Cuanto más agresivos son los mensajes de los “halcones”, más rápido se desarrolla la tecnología y reduce la dependencia.

Hace unos meses los principales productores y Rusia acordaron “congelar” la producción. Como viene siendo habitual, no solo acudieron a esa cita con la producción de la OPEP y Rusia a máximos, sino que, desde entonces, Irak, Irán y la propia Rusia han aumentado. La propia IEA dudaba de la efectividad de la reunión en Qatar, y la negativa -lógica- de Irán a la hora de recortar o congelar producción hace inútil cualquier acuerdo. Irán, por sí solo, puede suplir la reducción de producción de EEUU y cubrir la cuota de mercado perdida. En estas semanas, la principal fuente de ajuste del mercado no ha sido la decisión de un cártel, sino los cortes temporales por accidentes o mantenimiento no planeado en países como Nigeria. Y aun así se mantiene una capacidad excedentaria de más de 2,5 millones de barriles al día.

En EEUU la producción sí se ha reducido en unos 500.000 barriles al día, pero el que esperaba un desplome brutal no lo ha conseguido. EEUU sigue produciendo 9 millones de barriles al día -más del doble que en septiembre de 2005 y por encima de los niveles de 1985-. Las quiebras de pequeños productores ineficientes sobreendeudados no han afectado al corazón de la industria como hubiera deseado alguno. Las cincuenta compañías que han tenido que declararse en quiebra suponen menos del 1% de la producción de EEUU, según Reuters. Muchos olvidan que quebrar no significa cerrar ni desaparecer. Varias empresas que han hecho impago o reestructurado su deuda -más de 25.000 millones de ampliaciones de capital y equity swaps- se han recuperado posteriormente, con hasta un 30% de aumento de producción.

Pero es que el problema del mercado de petróleo, como ocurrió antes con el carbón, no es el suministro, que es amplio, diversificado y abundante. Es la demanda marginal, la que mueve los precios al alza o a la baja. La inexorable caída del petróleo como rey del transporte está en marcha y es cuestión de tiempo.

El coche eléctrico o de gas natural, de hidrógeno, el avión solar, los combustibles sintéticos, y la eficiencia van erosionando los cimientos del castillo del Rey Petróleo.

En el libro La Madre de Todas las Batallas (Deusto), ya explicábamos como el “arma del petróleo” ha ido perdiendo fuerza y efectividad desde el principio del siglo XXI. El arma de la eficiencia arrasa con el poder del cártel y acaba de un plumazo con las previsiones de los agoreros que llevan 40 años anunciando el fin del petróleo.

 

Captura de pantalla 2016-04-18 a las 18.42.56

 

La eficiencia, según la IEA, resta hasta un millón de barriles al día de demanda potencial cada año. La eficiencia energética ha ahorrado al mundo 57 billones de dólares en los últimos 25 años. La intensidad energética de los países de la OCDE ha estado cayendo cada año, y hoy, para crear una unidad de PIB en las principales economías se usa un 40% de energía primaria menos que hace diez años. El consumo energético de la OCDE es en 2014 tan bajo como lo fue en 2000, mientras que el PIB ha aumentado en $8,5 billones, un 26%. Incluso la cifra China impresiona, pues lleva cayendo a la mitad desde los años 80.

El problema del mercado de petróleo es estructural, le guste o no a los miembros de la OPEP y Rusia. Cuando tuve esa discusión en Viena y Oslo con motivo de la publicación de “The Energy World Is Flat” (la versión inglesa de La Madre de Todas las Batallas, con Diego Parrilla) la reacción general era de rechazo. Hoy pocos dudan de que veremos muchos años de precios bajos, pase lo que pase en las decisiones de los petroestados.

Congelar la producción no sirve para nada cuando hay 2,5 millones de barriles al día de capacidad excedentaria.

Un acuerdo entre productores sin Irán es como una reunión de los Stones sin Keith Richards.

Cuanto más se ataque a los principios de la OPEP de demostrar que son los productores más flexibles, eficientes y baratos, más rápida y negativa será la respuesta de los clientes a la hora de reforzar la seguridad de suministro vía alternativas.

Un ajuste de producción no solo iba a ser incumplido por un grupo heterogéneo que no cuenta con mecanismos de garantizar que se cumplan. Es que aceleraría aún más un proceso de sustitución que no ha parado porque bajaran los precios del crudo-.

No, la industria del petróleo no va a desaparecer. Pero debe adaptarse a lo que fue durante 120 años, un sector que no precisaba de precios crecientes, que se adapta vía costes, y no se lamenta de que pinche la burbuja. Un sector que devolvía a sus accionistas la diferencia entre el precio “normal” y el registrado en una subida, en vez de gastárselo en crear imperio.

Las empresas y estados que esperan que suban los precios para justificar sus adquisiciones erróneas, gastos inútiles y subvenciones desproporcionadas, van a seguir sufriendo. Porque el problema ya era evidente cuando no generaban caja libre a $113 el barril. Era y es un error de mala asignación de capital por acostumbrarse a precios de burbuja, no de cuotas.

 

Publicado en El Español, 18 de abril de 2016.

 

Esperando al Unicornio

Decía mi buen amigo Jim Rickards que el gran error del periodo post 2008 es que hemos pasado de crear burbujas a crear unicornios. Una burbuja, aunque sea fugazmente, es algo tangible, existe antes de pinchar. Un unicornio es algo que no existe. Y estamos rodeados de mensajes de fe en los unicornios.

EL FMI Y LA RECESIÓN DE BENEFICIOS

La ralentización global es ya evidente en lo que algunos ya llaman “recesión de beneficios”. No sólo hemos visto esta semana una revisión de las estimaciones de crecimiento global del Fondo Monetario Internacional (como comentamos en detalle aquí) sino que Capital Economics y varios analistas alertan de la sorprendente –y diplomática- expectativa de aumento del PIB chino e indio.

Los bancos chinos aumentaron el crédito en más de 189.000 millones de dólares en marzo, una cifra que duplica la de febrero. El agresivo aumento de deuda de China para generar menos crecimiento muestra que, lejos de atacar los desequilibrios, el incentivo perverso es perpetuarlos. Con un endeudamiento total que ya supera el 230% del PIB, China necesita casi cuatro veces más deuda para generar una unidad de PIB que hace ocho años, según Morgan Stanley.

 

Captura de pantalla 2016-04-16 a las 11.41.56

 

Pero ¿qué es una recesión de beneficios? Es la constante bajada de expectativas de resultados empresariales a pesar de lo que consideraríamos un “entorno benigno” -bajos tipos, alta liquidez-. En Europa, las estimaciones de beneficio por acción de las grandes empresas para el primer trimestre de 2016 han caído un 12% desde finales de enero.

Incluso si excluimos los sectores ligados a las materias primas, la bajada ha sido del 10%. Según Bloomberg, las expectativas de beneficios empresariales de los principales índices –EEUU, Europa y Japón- no solo se han reducido, sino que muestran decrecimiento en varios sectores bandera. Mientras tanto, la caída de producción industrial de Japón, -5,2%, nos muestra de nuevo que el gas de la risa monetario no imprime crecimiento.

Es importante entender una recesión de beneficios porque es aún más grave que una recesión de balances, que se soluciona desinvirtiendo y reduciendo gasto innecesario. Cuando esperamos unicornios, dos de ellos, los aumentos de ingresos fiscales y el crecimiento de los salarios reales, dependen de manera directa de esta variable. Adicionalmente, Standard & Poor´s estima que la inversión global caerá un 10% en 2015-2016.

La recuperación más pobre de la historia ha durado ya casi 70 meses y en Estados Unidos, tras el mayor estímulo monetario y fiscal desde su creación, el agujero de financiación de las pensiones públicas ya supera en tres veces al PIB de España ($3,4 billones) y el fiscal no baja de $439.000 millones a pesar de aumentar los ingresos un 8%. Se estima que dicho déficit aumentará en 2016 a 544.000 millones.

La represión financiera y el estímulo eterno no están consiguiendo más que aumentar la deuda y generar un agujero que será muy difícil de tapar si no ponemos como pilar de las economías las políticas de oferta, recuperar la renta disponible y bajar impuestos, no subvencionar al ineficiente con los impuestos del que crea valor.

LOS PARAÍSOS PERDIDOS Y EL GRAN UNICORNIO

Y otra semana en la que salen a la luz todo tipo de noticias sobre paraísos fiscales. Recuerdo cuando la gran Lola Flores alentaba a cada español a poner una peseta para cubrir sus deudas con Hacienda. O cuando Rod Stewart hacía un “Atlantic Crossing” (cruzando el Atlántico) porque dejaba Reino Unido para vivir en EEUU (sí, por razones fiscales). De aquella época en la que se usaba a los personajes con proyección mediática como medida ejemplarizante, hemos pasado a la demonización de todo, legal o ilegal, confundiendo gestión fiscal con evasión y atacando a diestro y siniestro antes de analizar si las actividades son lícitas o no. Pues bien, esta semana hemos escuchado el gran unicornio. “Si no existieran los paraísos fiscales, no habría déficit”.

Gabriel Zucman, autor de The Hidden Wealth Of Nations, es uno de los mayores expertos en fraude y refugios fiscales. Estima que a nivel mundial –sí, mundial- se pierden aproximadamente $200.000 millones de ingresos impositivos al año, es decir, no se cubre ni el 50% de un año de déficit de EEUU, no digamos ya del déficit público global, que ha aumentado solo entre 2007 y 2014 en 25 billones (trillones americanos). Si se hubiera recaudado todo lo escondido estimado no cubriría ni un 2% del aumento de deuda pública global en el periodo.

¿Significa eso que hay que ignorarlo? No. Lo dije y lo repito. Hay que actuar con contundencia contra el fraude, pero no caer en el cuento de que debemos o podemos gastarnos hoy lo que nunca recaudaremos mañana. En España se han aumentado las bases imponibles en más de un 10% desde 2013, una buena noticia. Y, además de la recuperación, por la labor de los Inspectores. Los de verdad, que se dedican a trabajar, y no algunos que no lo son y van dando cifras de ciencia ficción de ingresos perdidos.

Hay otros datos positivos. La riqueza financiera neta de las familias españolas ya supera los 1.230.000 millones de euros en 2015, un aumento del 4,8%. La deuda de los hogares está ya a su nivel más bajo desde junio de 2006, 781.512 millones, una caída del 2,9% con respecto a 2014.

El ajuste llevado a cabo por las familias en un entorno de caída de salarios, aumento de impuestos y salida difícil de la crisis contrasta con el modestísimo ahorro de las administraciones públicas. Un ajuste ejemplar, y debería ser modelo para algunos políticos que siguen sin reconocer la importancia de la responsabilidad presupuestaria y se atreven a hablar de “repartir el aumento del déficit” y “derecho a déficit”.

Contar con el unicornio de los ingresos perdidos estimados y gastarlos antes de aflorarlos es un agravio a todos los que luchan cada día para poder pagar sus facturas.Pasarles a nuestros nietos la factura de nuestros observatorios, duplicidades y subvenciones improductivas no es un derecho, es un insulto.

Buen fin de semana.

 

Publicado en El Español, 16 de abril de 2016.

Vídeo: Incumplimiento de déficit y soluciones (La Sexta Noche)

“No pienso recortar de mis colegios y de mis hospitales”, comentaba Susana Díaz al anunciarse la desviación presupuestaria que ha hecho que España incumpla el objetivo fijado. Lo curioso es que se justifica el exceso de déficit utilizando el subterfugio de la sanidad y la educación y el gasto en medicamentos por la hepatitis B.

Un momento. El gasto en hepatitis C ha sido de 1.000 millones de euros y el desajuste de 10.000. Algo no cuadra.

El coste de esta partida no puede ser una excusa para entrar en mayores déficits. Como cualquier país, si se da un coste extraordinario, se debe ajustar en otras partidas, no sumar y olvidar. En Reino Unido hay 200.000 pacientes y el coste total de financiarlo al 100% por la sanidad pública –que no es el caso- habría sido de 7.600 millones de euros, según Pharmaceutical Journal y la NHS. En España hay unos 24.600 pacientes que reciben 100% tratamiento público.

Y es que, como en 2011, se acude al subterfugio de la “educación y sanidad” para justificar la enorme cantidad de gastos innecesarios. En Andalucía, una de las comunidades que más ha recortado en sanidad y educación desde la crisis, el coste de la administración paralela, que engloba a 128 empresas, y 30.000 empleados públicos, supone casi 7.000 millones al año,
incluyendo presupuestos de capital y transferencias de financiación (según los presupuestos de 2015 y analizados por Cornelia Cinna).

El problema de dividir en muchos “chocolates del loro”. Achacan el problema a la Seguridad Social y el Estado Central. El déficit de la Administración Central se redujo el año pasado un 21,8% hasta 28.966 millones de euros, el 2,68% del PIB, casi un punto menos que el año anterior e inferior al objetivo. El de la Seguridad Social es coyuntural porque la subida de gasto en pensiones ha sido del 3% con un aumento de las cotizaciones efectivas del 1,7%. Se soluciona creciendo y creando empleo con mayor intensidad. Mientras tanto, solo tres comunidades cumplen con el objetivo acordado. Y ojo, que no es un objetivo agresivo –los landes en Alemania no tienen derecho a déficit- sino de un 0,7% “del PIB”… es decir, que cada una gasta entre un 12% y un 25% más de lo que ingresa.

Entre las regiones que superaron el límite del 0,7%, algunas lograron reducir el déficit, fundamentalmente La Rioja, Castilla La Mancha, Andalucía, Baleares, Cantabria, Madrid y Murcia. Aragón y Navarra, con aumentos de tres y cuatro décimas, muestran que los gobiernos “del cambio” solo cambian para gastar más y peor, incluyendo embajada en Bruselas. Las enormes subidas de impuestos solo llevan a incrementar los desequilibrios.

Cataluña volvió a ser la Comunidad con mayor déficit (2,7% de su PIB), seguida de Valencia, otro ejemplo del “cambio” que paga usted, con un 2,51%. Cantabria que subió los impuestos diciendo que “es menos que un café” se ha gastado el café y se ha endeudado para pagar el zumo y las tostadas.

Pero lo fácil es decir que hay que centralizarlo todo. No.

El problema del déficit de las Comunidades Autónomas es diferente, y no es porque existan modelos gubernamentales regionales. Los ingresos crecieron con fuerza, más del 3,9%, y el primer dato positivo en tres años, pero los gastos se dispararon al mayor ritmo desde 2009.

Los gastos no se adecúan a los ingresos, sino que cuando suben dichos ingresos se disparan aún más los gastos, agrandando el déficit estructural. El gráfico cortesía de Ramón Diez Guijarro es muy evidente. Con la pérdida de los ingresos extraordinarios que generaba la burbuja inmobiliaria, cuantificados en 40.000 millones, no solo no se ha reducido el gasto burocrático a la situación pre-burbuja, sino que se ha aumentado. Los gastos siguen adecuados a unas expectativas de ingresos que son simplemente imposibles en diecisiete entes cuyo tejido empresarial son sobre todo pymes de las cuales, según el FMI, más de la mitad continúan en pérdidas.

Además, el sistema del Fondo de Liquidez Autonómica se ha convertido en algunos casos en un incentivo perverso por el cual se beneficia el que más incumple, puesto que el estado rescata con condiciones muy benignas. Lo ha alertado Moody´s y la Comisión Europea.

La exigencia de un acuerdo de no disponibilidad de créditos, condiciones adicionales, penalización por incumplimiento del plazo máximo de pago a proveedores, y solicitud de Plan Económico Financiero y vigilancia del presupuesto de 2016 se convierten en males menores comparado con la ventaja relativa –para algunos gobiernos y su estructura- de perpetuar los desequilibrios.

El modelo autonómico tiene ventajas indudables, tanto en cercanía a los ciudadanos como en fuente de promoción de las características únicas y especiales de esa región. La fiscalidad debe estar más cerca del ciudadano que la paga, pero no para “armonizar” subiendo tributos en todas las comunidades solo para sostener el entramado burocrático. El País Vasco cumple con el déficit, tiene mejor fiscalidad y menor paro. Y sin embargo, lo que “el cambio” busca es lo contrario, atacar con una fiscalidad confiscatoria para encima aumentar el déficit y reducir el crecimiento potencial.

El modelo autonómico no debe ser una excusa para que siempre paguen los mismos y cobren los de siempre, y echar la culpa al enemigo exterior. Una cosa es la solidaridad y otra la donación. Necesita revisarse a un modelo que atrae inversión y empresas, con competencia fiscal y servicios de calidad, no observatorios y administraciones paralelas. En el que cada comunidad busque crecer como los mejores, no compararse con los peores.
¿Se imaginan una empresa donde todas las divisiones fueran deficitarias? Exacto. Insostenible.
Es vergonzoso que los mismos que dejaron un déficit oculto de 30.000 millones digan que la mayor parte del incumplimiento de 2015 viene de “una bajada del IRPF electoralista e insostenible del IRPF”. Llamar electoralista a devolver parte del esfuerzo a los ciudadanos que salvaron el país de la quiebra tras el despilfarro es un insulto a familias y trabajadores. Viene de volver a tirar de gasto a la mínima indicación de crecimiento.

Lo que más me preocupa de las cifras de déficit es la constatación de lo que llevo diciendo desde hace tiempo. Las coaliciones de perdedores solo se ponen de acuerdo en gastar y subir impuestos, y es casi imposible garantizar la responsabilidad presupuestaria en gobiernos en minoría. Pero nos dice más. Si queremos que el estado de bienestar no caiga junto a los gastos de época de burbuja cuando haya un shock de deuda, tenemos que trabajar ya, y exigir como ciudadanos, que los gobiernos, estatal y regionales, no lo pongan en peligro. Y está ocurriendo.

(Texto publicado en El Español)