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Ataque a Arabia Saudí. ¿Impacto letal en el suministro de petróleo? No.

Lean más aquí (Arabia Saudí, Más Reacción Por Riesgo Que Por Suministro )

El ataque con drones a Arabia Saudí ha supuesto un impacto importante en la infraestructura petrolera del país, pero no debemos exagerar el impacto sobre el suministro.

1) Arabia Saudí es el país con mayor capacidad y producción excedentaria de la OPEP. Es solo cuestión de tiempo que pueda restaurar la producción.

Fuentes de Aramco confirman un impacto máximo del 5% de la producción mundial.

2) La influencia de la OPEP en el mercado del crudo es cada vez menor. La IEA ha bajado a 28,3mbd la necesidad de crudo OPEP, 1,4mbd menos que su producción de agosto 2019.
3) La posición de Arabia Saudí no es extremada. PIB creciendo al 1,6% (1T2019), gasto público cayó un 16% en 4T2018 ybsube 1,5% en 1T, consumo crece a 4,8%

4) La OPEP se estaba planteando recortes de producción ante la caída de demanda y pérdidas de cuota de mercado.

La demanda de crudo OPEP se revisó por parte de la misma OPEP a 30,6mbd para 2019, un millón menos que en 2018.

5) Estados Unidos es el gran beneficiado del cambio de patrón de crecimiento del sector de petróleo. Ya produce 12,5 mbd, es decir, más que Arabia Saudí y Rusia.

Tanto EEUU como Rusia pueden suplir la producción perdida por el ataque, además de inventarios y capacidad excedentaria.

6) La OPEP tiene cada vez menor influencia en el mercado de petróleo.

La diversificación y sustitución también son imparables.

DNV GL estima que la demanda de petróleo se estancará en 2030 para caer abruptamente después.

7) EEUU y está ganando la batalla a la OPEP, pero la madre de todas las batallas es la diversificación y sustitución. EEUU está cerca de la independencia energética y la combinación gas natural + renovables es imparable.
8) El siguiente gráfico muestra anteriores cortes de suministro y su impacto en el precio del petróleo. Merece la pena resaltar el impacto cada vez menor tras  la revolución del shale en EEUU. Aramco ha confirmado que  la producción se restaurará completamente el 17 de septiembre (según Bloomberg).
Hablamos, por lo tanto, de un impacto que se absorbe con relativa facilidad ante exceso de capacidad y alternativas pero que puede generar un aumento de precio relevante a corto plazo. En La Madre de Todas las Batallas (con Diego Parrilla) explicamos hace años que el proceso de sustitución y diversificación acelera el cambio y reduce el impacto  inflacionista.

Doha 0 – Realidad 1. La debilidad del petróleo es estructural

La reunión de los productores de petróleo en Doha para intentar acordar congelar la producción ha generado en los últimos días muchos titulares y se ha quedado en nada. Y es que no tiene ningún sentido exigir a los productores de menor coste y más flexibles que reduzcan la producción para que suba el precio y “ayude” a los ineficientes y de alto coste. Y no tenía ninguna lógica congelar la producción porque generaría un efecto irrelevante en el precio y más consecuencias negativas que positivas.

Yo he tenido el honor de asistir a varias reuniones de la OPEP y se ha demostrado desde hace más de una década que, cumbre tras cumbre, se cumplen tres predicciones:

1. Los productores se saltan las cuotas fijadas.

2. La capacidad de influir en el precio del petróleo es menor cada vez.

3. Cuanto más agresivos son los mensajes de los “halcones”, más rápido se desarrolla la tecnología y reduce la dependencia.

Hace unos meses los principales productores y Rusia acordaron “congelar” la producción. Como viene siendo habitual, no solo acudieron a esa cita con la producción de la OPEP y Rusia a máximos, sino que, desde entonces, Irak, Irán y la propia Rusia han aumentado. La propia IEA dudaba de la efectividad de la reunión en Qatar, y la negativa -lógica- de Irán a la hora de recortar o congelar producción hace inútil cualquier acuerdo. Irán, por sí solo, puede suplir la reducción de producción de EEUU y cubrir la cuota de mercado perdida. En estas semanas, la principal fuente de ajuste del mercado no ha sido la decisión de un cártel, sino los cortes temporales por accidentes o mantenimiento no planeado en países como Nigeria. Y aun así se mantiene una capacidad excedentaria de más de 2,5 millones de barriles al día.

En EEUU la producción sí se ha reducido en unos 500.000 barriles al día, pero el que esperaba un desplome brutal no lo ha conseguido. EEUU sigue produciendo 9 millones de barriles al día -más del doble que en septiembre de 2005 y por encima de los niveles de 1985-. Las quiebras de pequeños productores ineficientes sobreendeudados no han afectado al corazón de la industria como hubiera deseado alguno. Las cincuenta compañías que han tenido que declararse en quiebra suponen menos del 1% de la producción de EEUU, según Reuters. Muchos olvidan que quebrar no significa cerrar ni desaparecer. Varias empresas que han hecho impago o reestructurado su deuda -más de 25.000 millones de ampliaciones de capital y equity swaps- se han recuperado posteriormente, con hasta un 30% de aumento de producción.

Pero es que el problema del mercado de petróleo, como ocurrió antes con el carbón, no es el suministro, que es amplio, diversificado y abundante. Es la demanda marginal, la que mueve los precios al alza o a la baja. La inexorable caída del petróleo como rey del transporte está en marcha y es cuestión de tiempo.

El coche eléctrico o de gas natural, de hidrógeno, el avión solar, los combustibles sintéticos, y la eficiencia van erosionando los cimientos del castillo del Rey Petróleo.

En el libro La Madre de Todas las Batallas (Deusto), ya explicábamos como el “arma del petróleo” ha ido perdiendo fuerza y efectividad desde el principio del siglo XXI. El arma de la eficiencia arrasa con el poder del cártel y acaba de un plumazo con las previsiones de los agoreros que llevan 40 años anunciando el fin del petróleo.

 

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La eficiencia, según la IEA, resta hasta un millón de barriles al día de demanda potencial cada año. La eficiencia energética ha ahorrado al mundo 57 billones de dólares en los últimos 25 años. La intensidad energética de los países de la OCDE ha estado cayendo cada año, y hoy, para crear una unidad de PIB en las principales economías se usa un 40% de energía primaria menos que hace diez años. El consumo energético de la OCDE es en 2014 tan bajo como lo fue en 2000, mientras que el PIB ha aumentado en $8,5 billones, un 26%. Incluso la cifra China impresiona, pues lleva cayendo a la mitad desde los años 80.

El problema del mercado de petróleo es estructural, le guste o no a los miembros de la OPEP y Rusia. Cuando tuve esa discusión en Viena y Oslo con motivo de la publicación de “The Energy World Is Flat” (la versión inglesa de La Madre de Todas las Batallas, con Diego Parrilla) la reacción general era de rechazo. Hoy pocos dudan de que veremos muchos años de precios bajos, pase lo que pase en las decisiones de los petroestados.

Congelar la producción no sirve para nada cuando hay 2,5 millones de barriles al día de capacidad excedentaria.

Un acuerdo entre productores sin Irán es como una reunión de los Stones sin Keith Richards.

Cuanto más se ataque a los principios de la OPEP de demostrar que son los productores más flexibles, eficientes y baratos, más rápida y negativa será la respuesta de los clientes a la hora de reforzar la seguridad de suministro vía alternativas.

Un ajuste de producción no solo iba a ser incumplido por un grupo heterogéneo que no cuenta con mecanismos de garantizar que se cumplan. Es que aceleraría aún más un proceso de sustitución que no ha parado porque bajaran los precios del crudo-.

No, la industria del petróleo no va a desaparecer. Pero debe adaptarse a lo que fue durante 120 años, un sector que no precisaba de precios crecientes, que se adapta vía costes, y no se lamenta de que pinche la burbuja. Un sector que devolvía a sus accionistas la diferencia entre el precio “normal” y el registrado en una subida, en vez de gastárselo en crear imperio.

Las empresas y estados que esperan que suban los precios para justificar sus adquisiciones erróneas, gastos inútiles y subvenciones desproporcionadas, van a seguir sufriendo. Porque el problema ya era evidente cuando no generaban caja libre a $113 el barril. Era y es un error de mala asignación de capital por acostumbrarse a precios de burbuja, no de cuotas.

 

Publicado en El Español, 18 de abril de 2016.

 

El desplome del petróleo y la madre de todas las batallas

El petróleo Brent ha llegado a $33/barril, el nivel más bajo desde 2004. Esto ocurre en medio de la mayor concentración de eventos riesgo geopolítico en muchas décadas. Siria, Yemen, Iraq, ISIS, Nigeria, Rusia, Venezuela y, más recientemente, las tensiones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí. Si hay algo que demuestra lo bien suministrado que está el mercado es precisamente que en ese entorno siga cayendo el precio.

No se trata de un problema de demanda. La demanda en 2015 creció a niveles superiores a los de los últimos ocho años.

Es claramente una estrategia de oferta. Las OPEP y Rusia producen hoy a niveles récord, más de 30 y 10 millones de barriles al día respectivamente. Estados Unidos sigue produciendo por encima de 9,5 millones de barriles al día.

He tenido el honor de asistir a varias reuniones de la OPEP y los análisis que leo de algunos medios me sorprenden. Hablar de “el precio que necesitan para equilibrar su presupuesto”, es ingenuo, similar a decir “el salario que necesito para mantener mi tren de vida”. Hace mucho que la OPEP no tiene como objetivo subir precios y, desde luego, sería suicida atacar a sus propios clientes.

El objetivo de aumentar cuota de mercado de los países más eficientes es, por lo tanto, legítimo y lógico. ¿Por qué iba a ser el país de menor coste de producción el que reduzca volúmenes para equilibrar el mercado? No tiene ningún sentido. Cuando, además, sería la oportunidad para que otros vendan mucho más, acudir a estrategias de limitar la oferta es inútil y contraproducente. La OPEP es alrededor del 34% de la producción global. Sólo serviría para aumentar la cuota de los países no-OPEP.

Irán, tras años de embargo, puede poner en el mercado rápidamente entre un millón y millón y medio de barriles al día. En pocos años puede aumentar producción, sin grandes inversiones, entre dos y tres millones de barriles al día. Por ello, Arabia Saudí lleva a cabo la estrategia productora adecuada. En 2016, el Reino Saudí puede producir hasta 13 millones de barriles al día y mejorar cuota de mercado. Eso, añadido al aumento de producción iraní puede llevar a la OPEP a niveles de 33 millones de barriles al día.

Asumir que la reducción de inversiones actual creará un superciclo en el precio posterior es un error porque no valora el exceso de inversiones de toda una década y tampoco que las tarifas de las empresas de servicios petroleros están bajando. Los costes han caído hasta un 55% en 2015. Se sigue invirtiendo más de $800.000 millones anuales, más que suficiente para garantizar el suministro y cubrir la demanda. Y tampoco valora que la eficiencia y el efecto sustitución tecnológico impactan a la demanda potencial de manera inexorable.

Asumir que el fracking en Estados Unidos va a desaparecer en este entorno es, cuando menos, ingenuo. Más del 90% de la producción se encuentra en grandes megaempresas con muy poca deuda. Según Goldman Sachs, el coste de extracción se sitúa en $18/barril y, ahora el gobierno ha permitido que se exporte. Que se haya levantado esa prohibición hace que EEUU, que se ha convertido en seis años en el tercer productor de petróleo global, sea una amenaza no solo para el precio sino para la cuota de mercado. Puede suponer hasta medio millón de barriles al día compitiendo por los clientes tradicionales de Rusia y la OPEP.

Arabia Saudí e Irán no solo compiten entre ellos o con el fracking. Compiten contra las renovables, la diversificación y la eficiencia. Saben que es un error pensar en limitar la oferta. Continuar siendo el suministrador de bajo precio y más flexibles es esencial. Y además, pueden. La guerra por la cuota de mercado se libra mostrando quién es más eficiente y sabiendo que la tecnología seguirá reduciendo la demanda potencial. La Madre de Todas las Batallas está servida.

Vuelve la Energía Nuclear. El Fin del Carbón

I´ve got no car and it´s breaking my heart, but I´ve got a driver and that´s a start” Beatles

La cifra es impresionante. En el mundo hay 437 reactores nucleares operativos, y se están construyendo otros 66, fundamentalmente en Asia.

Japón ha decidido reiniciar uno de sus reactores nucleares y tiene como objetivo seguir el proceso hasta recuperar parte de la generación perdida antes de Fukushima. (Inciso sobre seguridad: comparar la flota nuclear del mundo, que opera con seguridad y garantía, con un accidente en una isla de alta actividad sísmica que diseñó equivocadamente un muro de contención no es infantil, es manipular).

La decisión de China de duplicar su capacidad nuclear con 23GW más y seguir adelante con otros 50GW es parte de su búsqueda de un mix de generación equilibrado y competitivo. Efectivamente, China tiene bajo construcción y planeada potencia nuclear similar a sus instalaciones en energía solar y eólica. Se llama apostar por las nuevas tecnologías con lógica, y la sustitución del carbón sin poner en peligro el suministro ni la competitividad.

Al contrario de lo que nos intentan vender los Talibán nacionales que miran la energía como una pelea entre Darth Vader y Luke Skywalker, lo que demuestra la continuada apuesta por la energía nuclear, además de la renovable y el gas natural para generar electricidad, es lo importante que es un parque de generación equilibrado, con suficiente potencia de utilización continuada –hidraulica, nuclear y gas- que pueda suplir a las energías que no funcionan todo el tiempo –por la variabilidad del factor de carga dependiendo del viento o del sol y de la temperatura-.

En Alemania esa brutal subida de tarifas ha impedido que los consumidores se beneficiasen del desplome del precio del carbón y el gas

Mientras, en Alemania están sufriendo las consecuencias de la retirada de centrales nucleares. No solo se ha disparado la tarifa eléctrica para los consumidores, por las enormes subvenciones, llegando a un punto en el que la electricidad se ha convertido en un bien de lujo, como mostraba Der Spiegel, sino que esa brutal subida de tarifas ha impedido que los consumidores se beneficiasen del desplome del precio del carbón y el gas, que han llevado a los precios de la electricidad mayorista a caer más de un 50% desde los 70 euros por Mwh de hace unos años. Y sin embargo, en ese mismo periodo las tarifas han aumentado más del 40%.

En Francia, a unos kilómetros de la frontera alemana, mantienen 58 reactores y cuentan con la séptima factura de la luz más barata de la Unión Europea, además de ser el mayor exportador mundial de energía por su bajo coste y alta seguridad.

Aparte de los 66 reactores nucleares en construcción, el mundo planea construir otros 166, China, India, Rusia, EEUU, y los países árabes entre los principales promotores.

Si añadimos la capacidad nuclear planeada para los próximos diez años y la renovable, con la reducción de costes que se está llevando a cabo y la revolución tecnológica en seguridad, el futuro del carbón como fuente de generación es cada vez peor.

Impacto sobre el carbón y el uranio

¿Cuál es el impacto total de esta política?.

El carbón seguirá perdiendo peso en generación, y ni siquiera la caída del precio lo hace más competitivo que el gas natural en la mayoría de mercados. Con un nivel de sobrecapacidad productiva que se estima que continúe hasta 2017, y que yo creo que es estructural, la sustitución está garantizada. Como ocurre con el petróleo, la oferta y las exportaciones aumentan mientras la demanda tiene cada vez mayores fuentes para diversificar su suministro. Con China desacelerándose y buscando reducir sus emisiones de CO2, la nuclear, las renovables y el gas son una apuesta que ni las carboneras semiestatales niegan.

En cuanto al uranio, cuidado con las estimaciones. Los proyectos anunciados requerirían unas 66.000 toneladas de uranio, por lo que la demanda aumentaría un 30% por encima de la oferta actual. Pero no funciona así. Como llevo explicando desde hace años con el petróleo, hay que estimar usando la capacidad productiva, es decir cuánto se puede producir si se necesita. La realidad desde 2012 es que la capacidad productiva de uranio siempre ha sido igual o ligeramente superior en algunos casos a la demanda. Asimismo,conviene poner un cierto nivel de duda en la cantidad de proyectos nucleares anunciados, Porque luego muchos se retrasan, la financiación es complicada y cara, y a medio plazo yo siempre estimo que de los proyectos “en planificación” solo se construye un 15%. Si es así, el uranio seguirá en un nivel de capacidad productiva perfectamente ajustado a la demanda. Así que me cuesta ver el precio del uranio repuntar a niveles de 2010. Recordemos que la enorme subida de precio de 2004 a 2007 se produjo por una enorme especulación sobre los planes de China y el famoso “renacimiento nuclear”que era simplemente excesiva imaginación.

Cuanto más bajan los costes y mejora la eficiencia de las renovables y el gas, también se desplazan las necesidades nucleares

A medio plazo mis estimaciones son que la capacidad instalada no aumentará en 166 reactores sino más bien en 70. Eso reduce enormemente la demanda adicional de uranio y, a medida que pasa el tiempo, también se reduce la cantidad necesaria del mineral para generar la misma energía. La eficiencia aumenta. Y no olvidemos que todos esos planes se enfrentan a la inexorable competencia de las tecnologías disruptivas. Cuanto más bajan los costes y mejora la eficiencia de las renovables y el gas, también se desplazan las necesidades nucleares. Así que, nada, a competir.

Y si no les gusta la nuclear, ya saben. A innovar y crear alternativas que sean baratas, eficientes y de muy alto factor de carga. Sea lo que sea, ganamos todos.