Más Dura Será la Caída… El Desplome del Petróleo es Estructural

«You better start swimming or you’ll sink like a stone ‘cause the times they are a-changin'» Bob Dylan

El Brent se acerca a una semana catastrófica cerrando ayer alrededor de los $55,6, con el West Texas a $50,9/barril.
Hace ya años que en esta columna alertábamos de la revolución del fracking que ha llevado a EEUU a producir casi más que Arabia Saudí y Rusia, a pesar de una caída de las perforaciones muy agresiva desde noviembre.
Esa revolución no solo lleva al eje EEUU-Canadá-México a ser casi autosuficiente en petróleo, sino que ha probado que las predicciones de los agoreros de un desplome de la producción por precios bajos no se han cumplido. En ocho meses después de recortar explotaciones, EEUU ha alcanzado la cifrs récord de 9,56 millones de barriles/día… A pesar de los bajos precios. Mejorando eficiencia en un 35% de media en la industria, según Devon y Anadarko. Bajando costes haste en un 55% según Halliburton. La guerra de precios petrolera que mencionábamos aquí ha llevado a que la competencia entre productores se lleve a cabo desde el campo de la mejora de productividad. Y los resultados son positivos para todos.
Uno de los problemas del petróleo, como en 2013 y 2014, es de exceso de oferta. A día de hoy, no solo Estados Unidos produce a nivel récord

Ya en 2013 anunciaba que «sobra petróleo». Uno de los elementos clave que trato en el libro La Madre de Todas las Batallas (publicado en inglés como The Energy World Is Flat) es la inexorable pérdida de poder del arma geopolítica, añadido al impacto devastador -para los productores- de la eficiencia energética y de la tecnología en las materias primas fósiles.
¿Por qué cae el petróleo si sube la demanda?

La IEA (agencia internacional de la energía) publicaba en su análisis de 2015 que se espera un crecimiento de la demanda de 1,3 millones de barriles/día y con los datos de junio la demanda evoluciona positivamente.

El problema, como en 2013 y 2014, es de exceso de oferta. No solo EEUU produce a nivel récord, sino que la OPEP mantiene al máximo sus cuotas mientras Rusia sigue a niveles históricos e Irak aumenta la producción a cifras previas al derrocamiento de Sadam Hussein.
Pero olvidamos Irán. El mercado empieza a descontar un desbloqueo de las sanciones a Irán y un acuerdo con los países del G7. El consenso estima que Irán podría añadir 500.000 barriles al día a un mercado en el que la OPEP ya cuenta con una capacidad excedentaria de 2,5 millones de barriles al día. Mi buen amigo Sadad Al-Husseini siempre comentaba que el mayor riesgo para un mercado con sobrecapacidad es que Irán puede aumentar hasta en 1,5 millones de barriles al día su producción rápidamente.
En este entorno los productores van a seguir luchando por mantener cuota de mercado. El que apueste por reducciones de cuotas de la OPEP ya debería estar escarmentado, pero si no ha aprendido, debe recordar las palabras que escuché la última vez que me invitaron a la reunión de la OPEP en Viena: «la OPEP tiene como objetivo ser el suministrador fiable, flexible y de bajo coste». Cualquier decisión que ataque esos principios pone en peligro su propia posición, ya que las acciones en pro de buscar la independencia energética de los países consumidores se aceleran. Hay que demostrar ser competitivo, no manipular los precios a corto plazo, porque, como dijo el ministro de petróleo de Kuwait, es «ineficiente, ineficaz y contraproducente».
Hoy estamos viendo que todas esas quiebras y entelequias del «precio que necesitan» eran excusas… Y compiten. Arabia Saudí puede afrontar un déficit fiscal del 20% porque sus reservas de divisa son enormes. Lo que no puede afrontar es un declive constante de su cuota de mercado. Por eso se ha demostrado que la política de no intervenir de la OPEP es acertada… Si miras al largo plazo.
¿Y China?
China consume casi el 10% del petróleo producido globalmente, por detrás de EEUU. La desaceleración china a un modelo menos intensivo en industria no solo es una gran noticia para el mundo entero, sino que reduce la presión sobre el mercado de petróleo.
¿Y la eficiencia?
Mi querido Adam Sieminski de la Agencia Internacional de la Energía, cita a la eficiencia energética como uno de los elementos positivos a la hora de mantener el mercado bien suministrado. Dicha eficiencia «retira» del mercado casi 2,5 millones de barriles/día de demanda estimada adicional. La cantidad de barriles de petróleo necesarios para generar una unidad de PIB se ha reducido un 40% en pocos años (según Bloomberg y la IEA).
… Y las renovables.
El petróleo se usa fundamentalmente para el transporte. La OPEP y cualquier productor sabe que la tendencia es clara. Cada vez menos.
Piensen en los vehículos hibridos, eléctricos, de gas natural, de hidrógeno… Y el avión solar que ya ha demostrado cubrir 8.500 kilómetros. Muchas de estas tecnologías son ya competitivas y el asalto al gran «intocable», el fuel de aviación, empieza a dar frutos, con combustibles alternativos.

Hace meses, cuando publiqué el libro, en una presentación en Oslo, muchos dudaban de este triple efecto «exceso de suministro-eficiencia-tecnología».
En esa conferencia, una de las empresas comentaba que el coste medio de extracción había bajado un 30% en dos meses. Las mayores compañías de servicios (Schlumberger, Halliburton-Baker Hughes) ya hablan de 45-55% coste total y de mejoras continuas de eficiencia.
La era de contar con precios elevados y tirar del riesgo geopolítico ha terminado. El arma del petróleo ya no funciona cuando, en medio de conflictos en Siria, Irak, Yemen, Nigeria y Rusia el petróleo cotiza a menos de $60/barríl.
Sobra petróleo y, lo que es mejor, seguirá sobrando. La sustitución cuando la tecnología es eficiente es simplemente imparable. El petróleo seguirá siendo la principal fuente de energía primaria a largo plazo, pero decreciente. Y cuanto más avance la tecnología, tanto de producción petrolera como de energías alternativas, más dura es la caída, como cantaba Jimmy Cliff. Los que sobrevivirán son los que sepan competir y ajustar costes.
Porque la tecnología avanza más rapidamente que la mente de un agorero Malthusiano.

Las Consecuencias Reales de un Impago

Siempre que los populistas hablan de impago-reestructuración, etc., lo venden como si se pudiese hacer default y, a la vez, gastar más y, por supuesto, barato.
Un chollo, vaya. Pues no. 

Según el estudio de 275 casos de impago de los profesores Boreinstein, Panizza y Levi-Yeyati, las consecuencias son:

– Un impacto negativo en el crecimiento del país de un 0,6% a un 1,2% mínimo.

– Un desplome del crédito concedido, al perder la confianza internacional, del 40% de media.

– Caída del comercio exterior del país del 8% de media.

– Quiebra generalizada de pymes porque se seca el crédito. La pérdida de acceso a los mercados internacionales es inmediata y no solo el Estado, sino las empresas, encuentran costes más caros, plazos más cortos… si hallan financiación.

– Y lo menos importante, una pérdida en intención de voto al Gobierno que hace impago del 17%.

En el momento que un país comete impago, las huchas de la Seguridad Social y pensiones quiebran.

El 90% de la hucha de la Seguridad Social y de las pensiones españolas o griegas está invertido en deuda soberana. En el momento en el que un país hace impago, quiebran ambas. Y no se puede ‘desligar’ el impago a ‘sólo los extranjeros’ o ‘todos menos la SS y las pensiones’.

Primero, los pleitos internacionales contra el país se sucederían. El “default técnico” llevaría, como ha ocurrido en todos los países que lo han hecho, a hundir su capacidad crediticia privada y estatal.

Los “recortes” que tanto odian serían inmediatos y reales porque el país no tendría acceso a financiar el déficit y los ingresos fiscales caerían una media del 10%.

Eso sí, ahora hablan de «impago selectivo», que es hundir la seguridad jurídica igual, autoconcederse la decisión de quién impaga y quién se queda de pagafantas y, además, no genera ninguna confianza. Es como decirle a alguien que le vas a pegar medio puñetazo.

Pero incluso si «solo hacen impago al FMI»…

Fíjense en la lista de países que han hecho impago al FMI. Sierra Leona, Zimbabue, Cuba, Somalia… Todos han visto más sufrimiento y dificultades para familias y empresas tras sus impagos y un periodo prolongado de entre siete y ocho años hasta empezar a ver la luz tras el default.

¡Pero seremos libres!

Recordemos a Ecuador, donde Correa hizo impago de 3.200 millones de dólares para acabar dependiendo de China a un coste muy superior (7,5%) a menor plazo (8 años). Y Ecuador tiene petróleo… Bueno, lo tiene ahora China.

O Argentina, donde en 2005 Kirchner rechazó al FMI para entregarse a préstamos de Venezuela al doble de interés.

¿Qué hacemos? ¡Imprimir!

Cuando Néstor Kirchner asumió el poder, el dólar no llegaba a los tres pesos. Hoy es cercano a 9,10 (el oficial, el real es casi 13). Sólo unas pocas monedas han perdido más valor que el peso argentino entre 2003 y 2015: las de Guinea, Venezuela, Bielorrusia, Seychelles y Congo. Argentina ocupa el sexto lugar en cuanto a destrucción monetaria, seguido de Etiopía. Empobrecimiento de todos. ¡Y tiene petróleo!

O Islandia, un país más pequeño que Bilbao. Siempre recomiendo leer «Qué es lo que realmente ocurre en Islandia, (porque estoy harto de que difundan mentiras)» –»What is actually going on in Iceland (because I´m tired of you people spreading untruths)»–.

En dicho artículo, se explica el papel dominante que sigue ejerciendo localmente el Fondo Monetario Internacional, cuyas recomendaciones han sido implantadas completamente y prueban que Islandia es un país intervenido.

Otra falsedad es la idea de que Islandia no rescató a los bancos. Les inyectó, sólo a sus nuevos bancos nacionales, alrededor de 0,27 billones de coronas, casi el 20% del PIB del país.
Pero la crítica más furibunda se produce cuando aborda la cuestión de la falsa condonación de las deudas a los ciudadanos locales. Léanlo.

¡La culpa es del que me prestó por fiarse! Magnífico. Pues gracias por decir que no es usted fiable y sus propias estimaciones de solvencia eran falsas. Y no te prestan más. Adiós credibilidad y acceso a mercados.

En cualquier caso, lo veamos como lo veamos, lo que no ha existido NUNCA es el cuento que nos venden los aprendices de brujo totalitarios disfrazados de ángeles sociales: impago y mayor gasto público real. Nunca.

La Arcadia feliz de un país que no cumple sus compromisos pero puede gastar más es un unicornio que se convierte en pesadilla cuando se desploma la recaudación por falta de acceso a mercados… aunque se dedique a imprimir una moneda que nadie quiere, ya que sólo crea hiperinflación y corralitos cada vez que las reservas de divisas se vacían.

Y ya es para caerse de risa hablar de impago y aumentar el límite de déficit. ¿Quién va a financiar ese déficit?

Por supuesto que existen reestructuraciones de deuda en muchos países y sectores privados. Pero NINGUNA supone reestructurar y gastar más. Ni mucho menos endeudarse más.

Al final, las soluciones mágicas salen muy caras y a lo que se pretende ayudar es lo que más sufre. Las familias y clases bajas.

El impago no tiene nada de social. Es la constatación mundial de que no somos fiables. Y eso se paga. Siempre.
El Confidencial 3 de julio 2015

Una Recuperación más sólida

Hace dieciocho meses la media del consenso de grandes instituciones y analistas estimaba que España crecería en 2015 un 1,5%. Hoy, las estimaciones más conservadoras ya asumen un 3,5%. Los analistas han subestimado el potencial de crecimiento de España y han tenido que duplicar sus expectativas. No solo para 2015, sino para 2016.
España se sitúa a la cabeza de la Unión Europea en cuanto a crecimiento y las razones son mucho más estructurales que coyunturales.

La excusa fácil es achacar ese crecimiento a la devaluación del euro, al Banco Central Europeo y al bajo precio del petróleo. Sin obviar esos factores, debemos recordar que España crece mucho más que otros países como Portugal o Italia, que tienen sensibilidades similares a dichos factores externos.

Además, España ya empezó a sorprender al alza y crecer por encima de las expectativas en 2013, con un euro fuerte, un petróleo caro y sin recompras del Banco Central, mientras las exportaciones alcanzaban niveles record.

De nuevo, el error del consenso neokeynesiano es que siempre sobrevalora los efectos supuestamente mágicos de la política monetaria y subestima los impactos positivos de las reformas estructurales.

Analicemos tres factores esenciales.

Primero, la reforma laboral, que muchos decían que iba a destruir empleo neto, ha contribuido a crear empleo neto durante 22 meses consecutivos, aumentando afiliaciones a Seguridad Social y reduciendo el paro mucho más de lo que dictaría la tradicional correlación entre PIB y empleo. ¿Temporal y precario?. No existe un solo país que haya salido de la crisis desde el empleo fijo. EEUU ha tardado seis años en recuperar el nivel de empleo fijo de antes de la crisis.

Segundo, la reforma financiera ha despejado las dudas sobre nuestro sistema bancario y ha permitido una recuperación rápida de la confianza, la inversión y el nuevo crédito concedido.

Tercero, la Ley de emprendedores, la tarifa plana y la reforma fiscal han contribuido a mejorar las perspectivas de trabajo y de facilidades para crear empresas. Aun así España, con datos de 2012, había perdido 22 puestos en el índice de libertad económica de la Heritage Foundation. Es por ello que debe profundizar en mejorar la renta disponible y las facilidades de contratación.

El consenso de analistas también ha tenido que duplicar sus estimaciones de crecimiento de consumo en dieciocho meses. Y conviene recordar por qué empezamos a mejorar antes de lo previsto, ya a mediados de 2013. Un euro fuerte y precios bajos –no deflación– habían sido esenciales para fortalecer la posición de las familias. No solo no afectaron a las exportaciones, también ayudaron a que la riqueza de las familias, fundamentalmente depósitos, alcanzase niveles de 2007. Contar con precios bajos ayudó a que las familias sufriesen un menor impacto de la caída de salarios en crisis.

La política de contención del gasto público, sin embargo, ha sido moderada e insuficiente. Pero no olvidemos que el Estado ha tenido que atender a facturas impagadas pendientes en 2011 y acudir al rescate de algunas comunidades autónomas con un impacto en el gasto muy relevante. Aunque la deuda sigue creciendo, España ha pasado de tener necesidades netas de financiación de más de 100.000 millones de euros a menos de 65.000 en tres años. Reducir también el desastroso déficit comercial de las políticas de “incentivar la demanda interna”, que llegó a ser del 10% del PIB, a casi superávit, ha sido otro elemento esencial de la recuperación.

España ha llevado a cabo un ajuste de casi 15 puntos del PIB en cuatro años, y lo ha hecho creciendo más que sus países comparables y creando más empleo de lo esperado. Queda mucho por hacer, pero no podemos negar lo evidente.

España molesta a algunos porque ha sido el éxito de las políticas de austeridad que nadie quiere admitir. Austeridad moderada. El error es caer en la complacencia de una recuperación frágil y revertir las reformas estructurales para caer en un “laberinto griego” de recesiones recurrentes.

Expansión 2 de julio 2015

Un acuerdo griego que no soluciona casi nada

“You shaped my life with Technicolor carving knife and now I don’t know what to feel”  Elliott Murphy

En la serie sobre el culebrón griego que llevamos en esta columna (vean “el laberinto griego” y “el plan B de Syriza” y de 2012 «el colapso griego«) nos faltaba analizar por qué la Troika no termina de acordar con los países una fórmula que promueva el crecimiento y a la vez solucione los desequilibrios de las economías.

La propuesta de Syriza filtrada a los medios y considerada como un “avance” muestra parte del problema.

Syriza propone subir el IVA, recortar las pensiones y aumentar los impuestos al trabajo. Un ajuste de 1,51% del PIB en 2015 y del 2,87% en 2016.

El mayor recorte es en las pensiones, subiendo la edad media de jubilación de 62 a 67 años y eliminando jubilaciones anticipadas.

La subida del IVA y un impuesto “temporal” del 12% a todas las empresas con beneficios superiores a 500.000 euros es un torpedo a la línea de flotación de lo que queda del barco griego, el consumo y las pymes. Por descontado, no van a recaudar ni de lejos los 680 millones de euros adicionales por IVA puesto que probablemente afectará al consumo y mucho menos los 945 millones por el impuesto “temporal” del 12% a los beneficios. Atención al cálculo de cuento de la lechera que ha tenido que hacer el gobierno de Syriza. Para llegar a esos 945 millones tendríamos que asumir que las empresas griegas con beneficios superiores a 500.000 euros, o se duplican en un año, o en 2015 van a aumentar beneficios sobre 2014 entre un 70 y un 80%. Magia.

Todo muy “social”. Syriza vuelve a imponer las mismas medidas que los gobiernos anteriores. Y conseguirá los mismos resultados.

¿Qué significa esto?. De nuevo, el gobierno griego prefiere atacar la creación de empleo y valor añadido además del consumo antes de atacar el gasto clientelar. El estado griego mantiene cientos de “comités” de “análisis” que emplean a más de 10.000 personas y cuestan alrededor de 200 millones anuales (el doble de lo que quieren ahorrar en 2015 cortando pensiones), según el profesor Michael Mitsopoulos. Más de 70 empresas públicas con una media de empleados que llega a ser un 30% superior a cualquier comparable europea, y la mayoría generadoras de pérdidas. Muchos se rasgan las vestiduras con el gasto en defensa de Grecia y pocos dicen que el 70% son salarios y que Syriza no ha propuesto reducirlos ni despedir a nadie, en ningún momento.

Pues bien, con las medidas anunciadas se pone otro palo en las ruedas de los sectores creadores de riqueza y empleo, se ataca la renta disponible del sufrido ciudadano griego y se incentiva aún más el fraude. Imagínense cuantas empresas van a pasar automáticamente a publicar menos de 499.999 euros de beneficio.

Y dentro de tres años, hablamos de Grecia y su crisis “social” otra vez, mientras le ponen otra piedra en el zapato a las empresas y consumidores.

Siempre se dice en los medios que la Troika “exige” y que la UE “demanda”… Y no deja de ser una falacia. Los países no tienen por qué seguir las recomendaciones, a menos que lo que quieran es seguir endeudándose y gastando muy por encima de sus ingresos. Es el gobierno el que decide cómo ajustar. La Troika solo pide adecuar gastos a ingresos, no la forma de hacerlo. Propone toda una batería de medidas y luego, como siempre, se elige la más cómoda para el aparato de gasto. Oídos sordos a las propuestas de reducir cotizaciones sociales y facilitar la creación de empresas.

¿Y por qué Grecia no hace como Irlanda?

Cuando los medios usan la manida frase de “la Troika exige subir impuestos”, siempre olvidan –convenientemente- todo lo demás que propone…. Y el ejemplo de Irlanda.

Irlanda, país rescatado y con enormes desequilibrios tras el pinchazo de su burbuja inmobiliaria, ha podido salir de la crisis mejor y más rápidamente que Grecia y otros países rescatados con una fórmula: bajos impuestos, alfombra roja e incentivos fiscales a la creación de empleo y facilidades para montar empresas.

¿Qué ocurre? ¿Tenía Irlanda bula para saltarse las “exigencias”? ¿Contaba con enchufe?. No. Son los gobiernos los que deciden, para mantener el gasto político a toda costa, tirar de “ajustes” por el lado de los ciudadanos, no de su último “comité de seguimiento”.

Desafortunadamente, la Troika no se mete en los errores monstruosos que se cometen en estos ajustes de “escollo al crecimiento”. De hecho, si la Troika quisiera fortalecer su imagen y su prestigio, debería rechazar de plano estas propuestas que solo llevan a más gasto inútil, menos creación de empleo, menos riqueza y menos crecimiento.

Todo se fía, de nuevo, a la política monetaria. Se piensa que el gas de la risa monetario va a compensar las zancadillas constantes al consumo y al empleo. Y luego, no pasa. Ni se recaudan las cifras mágicas que proponen ni se promueve el crecimiento.

Dentro de cuatro o cinco años, volvemos a lo mismo. Pero como sube la bolsa, no pasa nada.