Los cuatro pilares de la política energética deben ser: seguridad de suministro, competitividad, sostenibilidad y respeto al medioambiente.

Ninguno de esos pilares se cumple con la propuesta del gobierno de España de intervenir masivamente el mercado eléctrico. Cuando los ciudadanos muestran su descontento con el sistema eléctrico, el poder político siempre lleva a cabo el truco de hacer mirar a otro lado.
El sistema eléctrico está masivamente regulado e intervenido. Más del 70% de la tarifa en la última década se compone de impuestos y costes regulados. Es el gobierno el que determina el mix energético vía planificación obligatoria, el que fija los cargos y peajes, el que fija la remuneración de las actividades reguladas y el que impone cargas fiscales en toda la cadena. Hasta la parte llamada “liberalizada” está intervenida, con impuestos en la energía hidráulica, la nuclear y un impuesto encubierto como es el precio del CO₂.
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