Una de las grandes falacias del intervencionismo es decir que se ha privatizado la sanidad. Identificar titularidad con gestión y servicio. Para el intervencionista el servicio sólo es público si lo gestiona el poder político. Y es falso. Está demostrado, precisamente en esos países que dichos intervencionistas ponen como modelo, que la colaboración público-privada es más eficiente y que un servicio público de calidad se hace mejor con una gestión profesional, privada y no política.
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