Once años de corrupción institucionalizada en el PSOE destapados por la UCO. De nuevo, se demuestra que la desinformación y los bulos no venían de la prensa independiente, sino del Gobierno y sus partidos.

De nuevo, se demuestra que los ultras están en el Gobierno, no en X. De nuevo, se demuestra que el riesgo de desinformación y encubrimiento es del 100% cuando las instituciones están controladas por el Gobierno, sea el que sea.
De nuevo, se demuestra que el socialismo no redistribuye de ricos a pobres, sino de los contribuyentes hacia políticos depredadores.
Pedro Sánchez debe dimitir.
Si no lo sabía, debe dimitir por incompetente. Sí lo sabía, por cómplice.
Sánchez ha aplicado uno por uno los once principios de la propaganda de Goebbels y va a hacerlo de nuevo
La UCO certifica que conocía los casos de corrupción que asolan al PSOE, y que se extienden a amañar esas elecciones primarias que cimentaron la imagen de ejemplo de resistencia y gran luchador de Sánchez.
El manual de resistencia era, en realidad, el viejo manual de manipulación y corrupción. No ganó las primarias por resistir y convencer, sino por manipular.
No gobierna por ganar, sino por acuerdos con separatistas que iban contra lo que prometió en campaña. Así resiste cualquiera.
Sánchez ha aplicado uno por uno los once principios de la propaganda de Goebbels y va a hacerlo de nuevo.
No se preocupen. Como siempre, Sánchez usará la cortina de humo y la propaganda.
Sánchez sacará el despreciable comodín del antisemitismo, que ha convertido en su cortina favorita, organizará algún viaje a algún sitio donde pueda regar de dinero de los contribuyentes a alguna autocracia comunista, sacará el ventilador e intentará tapar su corrupción atacando a Ayuso y a quien pueda.
Sánchez tiene que transmitir la idea de que él es todo y todo lo demás es secundario
Como hacía Goebbels, lo que viene es lo siguiente:
Enemigo único y contagio: la inexistente ultraderecha es el peligro del que solo nos va a salvar él. Y todo el que no está con él es ultraderecha.
Exageración y desfiguración: sacará el comodín de la emergencia climática, del antisemitismo, se inventará un intento de magnicidio como ya hizo.
Transposición: el chivo expiatorio del novio de Ayuso y no sé qué foto de Feijóo para esconder el caso de su número dos y número tres.
Unanimidad, orquestación y vulgarización: usará todos los medios nacionales dependientes del socialismo para asfixiar a los ciudadanos con propaganda y mensajes de inexistentes mayorías y en ello el CIS y las empresas que ha politizado son esenciales.
Sánchez tiene que transmitir la idea de que él es todo y todo lo demás es secundario y, con ello, introducir el veto, la cancelación y la represión.
Sánchez acelerará los trámites legislativos para silenciar y politizar el poder judicial
Sánchez acelerará los trámites legislativos para silenciar y politizar el poder judicial, para amordazar a la prensa independiente y para perseguir personal y fiscalmente a los disidentes.
Sánchez tiene un plan. Es el plan del Grupo de Puebla de dinamitar las democracias desde dentro desmantelando los contrapesos independientes para asaltar el poder y perpetuarse en él.
Utilizará el vergonzoso silencio de Europa para aprovechar la ventana de oportunidad que le queda en los dos años hasta las próximas elecciones y con ello completar el asalto a la justicia, la prensa y el tejido empresarial.
No podemos dejar de denunciar el silencio e inacción de Europa. La Comisión Europea, que es tan contundente e inflexible ante el Gobierno de Hungría, ha blanqueado el expolio, el despilfarro y el asalto a las instituciones independientes de Sánchez mientras asfixiaba a otros países por cuestiones menores.
No es una casualidad que Sánchez, Díaz, sus socios de gobierno, el presidente Zapatero o Baltasar Garzón defendieran sin tapujos a Cristina Fernández de Kirchner incluso tras ser condenada por el mayor caso de corrupción de Argentina. El modus operandi del Grupo de Puebla es el mismo siempre.
Hablan de democracia para imponer el totalitarismo, lanzan soflamas sobre justicia para imponer la aleatoriedad y abuso de poder y llenan sus bocas de la palabra “derechos” mientras extirpan todos los mecanismos del Estado de derecho.
Lo increíble es que haya una parte importante de la población que, a la vez que critica a los políticos como si hubiesen caído del cielo, pide “más estado” y más control político de la economía.
El estado solo funciona cuando el poder político tiene muy poco poder y las instituciones independientes impiden su abuso.
Lo triste es que haya un porcentaje de españoles que está encantado porque piensa que, si las instituciones las asaltan “los suyos”, se verán beneficiados personal o económicamente como aspirantes a comisarios políticos del sanchismo.
Luego llegan las purgas. El caso Cerdán muestra que Sánchez no titubea a la hora de cortar la cabeza al más leal.
España es muy grande y Sánchez muy pequeño, aunque sea presidente
Los que queremos una democracia plena, queremos instituciones independientes, incómodas para los nuestros y los suyos.
Contrapoderes que eviten el abuso de autoridad al que nos ha acostumbrado Sánchez desde la despreciable gestión incompetente y liberticida de la pandemia.
Lo peligroso es que hay una parte de los gurús de la oposición que piensa que va a heredar el sanchismo y solo tiene que esperar.
Lo aterrador es que hay una parte del poder económico, afortunadamente minoritaria y decreciente, pero activa, que considera que no pasa nada porque, de momento, no les va mal. Mientras España es secuestrada por un plan de corrupción y propaganda que se extiende desde el CIS a la Fiscalía, ese pequeño grupo autoproclamado “moderado” que intentó cancelarme y que mi apoyo a Estados Unidos e Israel y mis críticas a las políticas económicas de Sánchez tuvieran consecuencias profesionales, permite que se lleve a cabo este golpe a cámara lenta por comodidad, miedo o ignorancia. Qué moderación.
Lo esperanzador es que todos estos son una minoría aparentemente poderosa, pero irrelevante en una democracia consolidada y en un país de gente trabajadora, independiente y valiente.
España es muy grande y Sánchez muy pequeño, aunque sea presidente.
Conviene recordar a Sánchez lo que él mismo le dijo a Rajoy cuando pidió perdón por confiar en Bárcenas. “Los ciudadanos sienten desconfianza hacia su Gobierno y hacia el sistema. No basta con pedir perdón, hay que reaccionar”, y exigía su dimisión. Adelante, sea consecuente.
La corrupción no es una fatalidad. Es consecuencia de permitir que el poder político tenga una influencia desmesurada en la economía. La corrupción cuesta mucho más de lo que reflejan las cifras de los titulares.
Cuando la corrupción es generalizada, se penaliza la inversión y se centra a corto plazo y en sectores muy dependientes del gobierno, se condena a los ciudadanos a ser clientes rehenes y se empobrece a todos menos a los pocos que roban.
Gracias a la prensa y las instituciones independientes sabemos que el gigantesco lodazal de corrupción que asola al PSOE no es un bulo ni desinformación ni ultras. Los ultras y difusores de bulos están en el gobierno. Lucha.
«Lo esperanzador es que todos estos son una minoría aparentemente poderosa, pero irrelevante en una democracia consolidada y en un país de gente trabajadora, independiente y valiente.» ¿Usted cree? Mi experiencia me dice lo contrario: gente acomodaticia con el poder; gente tragadora de carros y carretas; gente a la que han convencido que hemos alcanzado el nirvana y se lo merece todo, lo que no deja de ser un sarcasmo; gente cínica y sumisa que aspira a aprovecharse de la situación importándole un pimiento la democracia, usted mismo lo escribe «Lo triste es que haya un porcentaje de españoles que está encantado porque piensa que, si las instituciones las asaltan “los suyos”, se verán beneficiados personal o económicamente como aspirantes a comisarios políticos del sanchismo». Le asombraría saber cuantos están dispuestos a ser comisarios de escalera o bloque. Se llevaría una sorpresa. España no es un país normal, en un pais normal un partido como el que nos gobierna hace decenios que hubiera desaparecido.
y que hacemos con el Jefe de la UCO de esa epoca que ahora esta en Acciona como directivo, esa gran empresa que produce tanta riqueza pero que podia ganar mas sino pagase mordidas. Que casualidad que en los medios de comunicación ni la han nombrado
No pagaría mordidas, si se demuestra que es verdad, si los socialistas no extorsionaran. De nada.
Claro, pagar las mordidas no es extorsionar. Viva la libertad, carajo. Podeis ponerlo como ejemplo en vuestro amado congreso economico mundial para ricos que pagan 7500 euros de entrada para no escuchar nada
Pagar las mordidas es ser extorsionado. De nada. Si le da envidia el congreso, coma ajos. La gente paga por lo que tiene valor. Su comentario, por ello, es gratis.
Pagar las mordidas no es ser extorsionado, es participar de la extorsión. Aún quedan personas con moral y ética. En cuanto a auqellas personas pagan por lo que tiene valor es cierto, pero por lo que consideran que tiene valor. Sea una estafa o no. Pregúntele a Milei y su moneda libra
Sí es ser extorsionado. La mafia tampoco «obliga» a que les paguen. Solo te hacen una oferta que no puedes rechazar. Como Sánchez. Lo de Milei tiene de estafa entre cero y nada porque no promovió «su moneda». De nada
«Once años de corrupción institucionalizada en el PSOE destapados por la UCO.» Se olvida Ud. los catorce años de Felipe González y de los años de Zapatero. Tampoco cuenta los años del PP en el gobierno, muchos menos pero también con lo suyo. La corrupción en España es intrinseca a la naturaleza de los españoles y los políticos salen de la masa. Tampoco hay contrapesos que lo eviten o contrarresten, ya se encargan los propios políticos de que no los haya. Por otra parte, el descubrimiento de tales casos no hace que se cambie el voto o que se deje de votar: un partido como el PSOE, corrompido hasta el tuétano, saca siete millones de votos. Es el famoso «no me importa que roben mientras sean los míos», oído por mí. Así que esto no tiene solución. Mientras en otros lugares la corrupción pasa factura a los que se dejan corromper, aquí en España no, sino al contrario: unos, como Felipe González, se muestran como paladines de la ética ante las tropelías de Sánchez; otros, como Zapatero, se muestran como el «azote» de la derecha (¡que viene, que viene!); otros, como Rajoy, un socialdemócrata vergonzante, defraudando a sus votantes y todos amparados en la memoria de pez de los españoles que se quedan en España, mientras los jóvenes, muchísimos sobrecualificados, hartos de aguantar corruptelas, salarios bajos y condiciones leoninas, (todo impuesto por los polítcos, no se olvide) se van fuera para intentar progresar algo. España no es grande ni los españoles son independientes ni valientes, salvo los jóvenes que se van. Somos un país del montón, más bien tirando por lo bajo. Lo veremos en las siguientes elecciones.