El ataque fiscal de Pedro Sánchez

El flamante nuevo secretario general del PSOE ha anunciado un plan “económico” que se puede resumir de la siguiente manera: Podemos con Plan E añadido. Repetir el 2007 pero con más deuda.

Es curioso que el responsable del “plan” diga que quieren “poner bridas al capitalismo, porque si no se nos va de las manos”. ¿Cómo piensa poner bridas al “capitalismo”? Endeudándose. Bravo.

Su plan no solo supone recuperar todos los errores cometidos en 2007, sino hacerlo de manera mucho más irresponsable, ya que entonces a menos se contaba con la “excusa” de que la deuda del país era muy baja. Hoy, con un 100% de deuda sobre PIB tras mantener a toda costa el gasto público, nos pone como ejemplo aumentar desproporcionadamente el gasto corriente, aumentar la rigidez y la dependencia de sindicatos, y fiarlo todo a subir impuestos a todos con la mayor subida de impuestos indirectos (“verdes”), cuotas de autónomos y tributos directos vista en años.

Por supuesto, estima unos ingresos de ciencia ficción de 70.000 millones de euros, pero como demuestra la historia, esos brindis al sol se convierten en incumplimientos de expectativas. Si usamos la desviación media en estimaciones de ingresos por impuestos, supondría lanzar a España a un déficit estructural adicional al ya existente de 70.000 millones de euros, 30.000 que ya piensan saltarse por si acaso y otros 40.000 de error optimista en sus veleidades confiscatorias.

Dependiendo todavía más de los mercados, endeudándose, va a luchar contra el “capitalismo financiero” como un obeso luchando contra su exceso de peso atiborrándose a Donuts.

Es aterrador que un partido que ha visto como el partido socialista desaparecía en Francia y el laborista se desmoronaba en Reino Unido cuando se lanzaban a las propuestas populistas, vea como gran oportunidad inmolarse defendiendo el ejemplo portugués y abrazando las propuestas más ridículas del populismo que sus propios economistas de bandera han observado y desmontado en innumerables ocasiones. Sánchez no quiere para España el ejemplo de los países que salen de la crisis creciendo y creando empleo, Irlanda, Alemania o la propia España. Quiere copiar a Portugal.

Portugal llevó a cabo la mayor subida de impuestos de «la historia moderna», y el nuevo gobierno ha vuelto a subir impuestos a la clase media y pymes, recortó las pensiones y el nuevo gobierno le ha dado un complemento que, en términos reales, no compensa ni de lejos el recorte previo, el nuevo gobierno lleva ya 4.400 millones de euros en rescate a bancos y ha llevado la deuda pública al 131%. Todo un ejemplo.

Las propuestas de mercado laboral son las que llevaron a España a destruir tres millones de puestos de trabajo. Su crítica a la reforma laboral enmascara que, con sus políticas, España ya tenía una media de 25% de temporalidad, y que la media de desempleo durante sus mandatos (22 años en el poder), fue del 18%. El paro subió en 4,5 millones durante los mandatos socialistas y lideran en desempleo, precariedad y presión fiscal en las comunidades donde gobiernan. En los 21 años de gobierno socialista el desempleo aumentó en 217.000 personas de media cada año. Repetir.

 

El paro subió en 4,5 millones durante los mandatos socialistas y lideran en desempleo, precariedad y presión fiscal en las comunidades donde gobiernan

 

Hablan de “redistribuir la carga fiscal” y critican las subidas de impuestos llevadas a cabo para salir de la crisis, pero allá donde gobiernan las familias, clases medias y pymes tienen mayor presión fiscal que la media del Estado. De hecho, en su plan no hay una sola bajada de impuestos, solo subidas -y enormes en el caso de los indirectos, toma progresividad-.

Su plan no tiene nada de innovador. Es lo de siempre. Una carta a los Reyes Magos de un burócrata que jamás ha vivido la realidad de una empresa. Y banca pública, por supuesto, tras el exitazo de las cajas donde Sánchez llevó a cabo una labor excepcional -en Bankia-, repetir (lean los mitos de la banca pública). ¿Y para qué quiere banca pública? Para endeudarla hasta el techo y prestar con criterio político, total lo cubre el contribuyente sí o sí… Eso sí que es luchar contra el “capitalismo financiero”… Inflando el sector financiero con criterios políticos.

Por supuesto, su plan acude a las entelequias de los impuestos a los ricos y a las empresas que luego se convierten en subidas para todos. Pero para entonces, cuando el déficit se haya desbocado y el paro se dispare con el expolio impositivo y el tsunami intervencionista y burocrático, le echará la culpa al… neoliberalismo.

Lo peor es que esta podemización del PSOEsolo sirve para blanquear a los totalitarios y sus soluciones mágicas, y despegarse aún más de sus votantes de toda la vida, la clase media y las pymes.

 

Su plan no tiene nada de innovador. Es lo de siempre. Una carta a los Reyes Magos de un burócrata que jamás ha vivido la realidad de una empresa

 

El PSOE y Pedro Sánchez tenían la oportunidad de convertirse en la verdadera alternativa de centro-izquierda, el partido de gobierno, realista, que defiende la credibilidad y control presupuestario, como fue en el pasado, y que atrae a las clases medias, bajas y empresas con un programa de gobierno ilusionante. Por intentar atraer a unos cuantos de los votantes de Podemos, va a perder a los que le harían gobernar. Y ese es el problema.

El PSOE, entregándose a las soluciones mágicas de los redistribuidores de la nada, pierde a su electorado natural, abandona el centro y, encima, hace buenos los errores fiscales y presupuestarios de sus rivales.

Bitcoin, huyendo del confiscador

Este pasado viernes, Bitcoin, la moneda virtual, aunque yo prefiero llamarlo “reserva virtual”, superó los 1.900 dólares y en una sola semana su capitalización se disparó en 4.000 millones de dólares, llevándolo a máximos históricos. Sobre el fenómeno hemos hablado en esta columna en diferentes ocasiones, y creo que merece la pena analizar las razones por las que sigue creciendo.

Los bancos centrales del mundo están aumentando masa monetaria de manera descontrolada e injustificada. Como hemos comentado en varias ocasiones, más de 200.000 millones de dólares mensuales de recompras en la mayor transferencia de riqueza de los ahorradores hacia los gobiernos. Mientras el ahorrador ve sus depósitos desaparecer con tipos reales negativos y devaluaciones, mientras los bancos centrales buscan a toda costa empobrecer al vecino vía devaluaciones para beneficiar a Estados deficitarios, la represión financiera sigue generando respuestas de los ciudadanos, que buscan salvaguardar sus ahorros del monstruo confiscador de la devaluación.

El principal factor que ha llevado a Bitcoin a subir de manera vertiginosa es esa represión financiera. A principios de año, la demanda de Bitcoin por parte de China se disparó casi un 80% ante los controles de capitales y el miedo -más que fundado- de los ciudadanos a que el Estado intente cubrir los enormes desequilibrios de la economía china con devaluaciones y controles de capitales más agresivos de los ya impuestos. Al fin y al cabo, no se les escapa ni a los economistas más burbujeros y a los depredadores de lo ajeno que China podría mitigar sus enormes problemas de deuda y burbuja financiera asaltando a una población que tiene uno de los ahorros familiares más altos del mundo (48% de ahorro bruto con respecto al PIB, sólo superado por Kuwait y Bermuda). Se confisca ese ahorro vía control de capitales y devaluaciones agresivas, y a correr. Y, como es normal, los ciudadanos se intentan defender.

No sólo China. El trading de Bitcoin de Japón y Corea del Sur se disparaba un 48,6% ante la posibilidad legal de que los comercios empezasen a usar Bitcoin. Con el Banco de Japón “imprimiendo” 70.000 millones de dólares mensuales, Bitcoin se presenta como una alternativa a la represión financiera y como una reserva de valor, ya que la oferta del mismo no se puede decidir unilateralmente por un gobierno o su banco central.

Otro factor importante es que esa “start-up de moneda” que comentábamos hace tres años (lean) ha empezado a ser utilizada de manera generalizada para el comercio. Al dejar de ser un activo financiero únicamente para empezar a utilizarse de manera más amplia para intercambiar bienes y servicios, pierde su condición de “cosa rara incomprensible” que algunos querían darle, para convertirse en una alternativa real monetaria.

Pero no debemos ignorar los riesgos. De momento, los países no consideran a Bitcoin una amenaza, pero si se pone en riesgo de manera relevante su avaricia impresora y devaluadora, no lo duden, se acudirá a la represión legal para intentar pararlo. Aunque no será fácil.

Yo prefiero ver a Bitcoin desde una perspectiva más moderada. A medida que se implemente, con otras cybermonedas, se volverá a la cordura en los bancos centrales.

No olvidemos que los bancos centrales pueden permitirse esta orgía de política monetaria sólo -y no lo olviden los burbujeros– si mantienen la confianza del mercado secundario defendiendo su papel como moneda de reserva. Cuando la confianza y el status como moneda de reserva se pierde, bienvenidos a Venezuela.

Es por ello que estoy convencido de que Bitcoin va a servir como un freno a la expansión monetaria desbocada que llevamos viviendo nueve años con la excusa de que “no hay inflación”, creando disparatadas burbujas en bonos y activos de riesgo y poniendo las bases de la siguiente crisis. Bitcoin puede ser un revulsivo que fuerce a que vuelvan a la cordura los bancos centrales que saben que deben mantener sus divisas como reserva de valor.

De momento, los que predecían un desplome del Bitcoin como una especie de timo electrónico se han equivocado. Yo, que no he invertido en Bitcoin nunca, pero lo veo como una alternativa urgente y necesaria al descontrol de las políticas monetarias mal llamadas keynesianas, cuando son simplemente demenciales, espero que siga creciendo y que, con ello, sirva de freno a las veleidades de los que siempre acuden a meter la “mano virtual” en el bolsillo de los ahorradores -a través de devaluaciones y bajadas de tipos- para solucionar sus errores.

Una parte de la mejor cura a los que piensan que devaluando y con tipos negativos se soluciona el mundo, que es una falacia evidente, es un Bitcoin fuerte.

La OPEP pierde el tiempo

La reunión de la OPEP ha vuelto a ser un fracaso. La decisión de recortar producción se anunció hace meses como un gran triunfo al incluir a países de fuera de la organización. Y fue un error. El resultado, varios meses después del mayor recorte de producción de la historia, no pudo ser más lejano a lo que la organización de productores esperaba. Los inventarios de petróleo en la OCDE aumentaban hasta llegar a máximos de cinco años, EEUU registraba también niveles récord de almacenamiento de crudo y todo ello a pesar de que la demanda de petróleo aumentaba adecuadamente, creciendo más de un millón de barriles al día en términos anualizados. Sin embargo, el precio del petróleo se ha mantenido muy lejos de los niveles que deseaba la organización y, en especial, sus miembros más derrochadores en el pasado, Venezuela en particular.

¿Por qué?

La OPEP ha subestimado la reacción de las nuevas tecnologías y los productores independientes.

El recorte de la OPEP ha sido el mayor regalo al fracking en mucho tiempo. EEUU alcanzaba un crecimiento de producción que sorprendía a los más optimistas y el país se acercaba más a la independencia energética. Que EEUU importe cada vez menos crudo y almacene más, ya que el almacenamiento está en máximos, afecta al precio de varias maneras. Por un lado, los productores estadounidenses han hecho los deberes y han aumentado su eficiencia y reducido costes en más de un 40%, lo que les ha permitido ser competitivos a 45 dólares el barril. Esto hace que el precio del petróleo pierda fuerza ante la evidencia de que el mercado está mejor suministrado y de forma más diversificada. Pero tiene otro efecto muy importante. El “arma del petróleo” que mencionaba Chávez hace años se ha quedado sin pólvora. Al reducirse de manera drástica las necesidades estadounidenses de importación de crudo, la prima geopolítica que históricamente se le concedía al precio del petróleo por la dependencia de EEUU de países políticamente inestables desaparece.

La evidencia de los últimos años nos muestra que el éxito de la revolución energética estadounidense, llevada a cabo sin ningún apoyo de la Administración Obama, todo hay que decirlo, es doble. El sueño de la independencia energética del mayor consumidor de energía del mundo está cada vez más cerca, y la combinación de fracking, renovables, carbón y producción autóctona de crudo convencional y gas natural compitiendo ha sido un factor esencial de competitividad, crecimiento, empleo y, por supuesto, ha destruido el poder de manipular el precio del crudo de la OPEP.

El gran error

Con esta reunión, el cártel ha conseguido cierta volatilidad en el precio a corto plazo, pero su control sobre la cotización del barril a medio plazo es inexistente. Y, lo que es peor, si continúa con los recortes sólo conseguirá que la respuesta de las tecnologías alternativas y la sustitución se acelere. El gran error de la OPEP ha sido pensar que bajando el precio iban a desplazar a las tecnologías alternativas y el avance inexorable de la eficiencia, pero el movimiento suicida fue mostrar que no son lo que siempre habían sido: el suministrador más fiable, competitivo y seguro. Lanzándose a recortes innecesarios, enviaron un mensaje a sus clientes muy potente: merece la pena seguir avanzando a pasos agigantados con las tecnologías disruptivas.

Porque ninguno –repito, ninguno–, de los países de la OPEP está perdiendo dinero con los precios actuales. Los costes de producción y desarrollo de todos los miembros están varias decenas de dólares por debajo del precio de petróleo actual. Pero se habían acostumbrado a financiar subvenciones improductivas y gasto político, a derrochar la renta petrolera. Por eso, a pesar de tener los costes muy por debajo de los 20 dólares el barril de media, casi ningún país de la OPEP equilibra su presupuesto a estos precios. Entre los 20 dólares y los 100 dólares que desearían hay centenares de miles de millones de dólares en gasto político y subvenciones.

Y mira que lo siento, porque he tenido el honor de asistir a varias reuniones de la OPEP y valoro los principios que siempre han informado su política: defender un suministro y un precio adecuado para consumidores y productores, ser un suministrador fiable y seguro. Se lo mostramos hace años en el libro The Energy World Is Flat (Wiley), traducido en España como La Madre de Todas las Batallas (Deusto). La decisión de manipular el mercado sólo conseguirá que dicho mercado reaccione más rápidamente. Hoy, la OPEP se encuentra ante la alternativa del diablo. Si continúa limitando la producción, la respuesta de los operadores eficientes en distintas tecnologías se acelerará, y si recupera los niveles de producción anteriores a los recortes no va a conseguir financiar los excesos de gasto a los que se acostumbraron los países miembros.

La respuesta de la OPEP sólo puede ser una. Demostrar que son los operadores más eficientes y fiables, y que sus Estados dejen de gastar de manera irresponsable una renta petrolera que debería haberse utilizado para diversificar la economía e invertir en futuro y se dilapidó en elefantes blancos. Únicamente de esta manera conseguirán estos países, maravillosos y con grandes oportunidades, seguir siendo relevantes y, además, prósperos.

No lo duden, los precios del petróleo “bajos” son una bendición para los productores, aunque ellos no lo crean. Es el revulsivo que necesitan para despertar de la pesadilla del petroestado, que se duerme en los laureles de unos enormes ingresos inesperados y piensa que puede despilfarrarlos eternamente. Porque las tecnologías disruptivas están aquí para quedarse y sólo tienen un futuro: brillante.