Bajemos el precio de la luz

Cuando suben los precios de la luz aparece otra inflación inmediata. La demagogia. Y cuando baja, el silencio de los intervencionistas es palpable, mientras que cuando sube, afloran como los hongos poniendo como ejemplo que hay que intervenir. No hay más que ver el exitazo de las empresas públicas eléctricas en Grecia o Italia, donde la gestión pública es tan excelente que los precios de la electricidad son de los más altos de Europa.

¿Por qué sube la luz?

Obviamente hace mucho frío. La Unión Europea está sufriendo una ola de frío que no se había visto en mucho tiempo.

A ello se añade, en el caso español, un periodo extremadamente seco con escasas precipitaciones. Esto es muy importante porque la energía hidráulica es “de base”, es decir, funciona todo el año y sin interrupciones, y es un gran efecto mitigador de los precios de la electricidad. Las tecnologías “de base” son aquellas que son capaces de satisfacer la demanda mínima durante 24 horas sin interrupciones, es decir, la hidráulica, nuclear, carbón y gas. Cuando “fallan” o se cercenan las tecnologías de base en favor de tecnologías intermitentes -solar y viento- o por cuestiones de clima, el sistema tiene que acudir a gas o carbón para sustituir.

Pues bien, además del frío polar que aumenta la demanda -casi un 10% en un mes-, las reservas hidráulicas disponibles para producción hidroeléctrica en el sistema se sitúan por debajo del 39%, comparado con casi un 55% en 2016.

… Pero no entran las renovables

Las energías intermitentes son impredecibles. Sopla mucho menos viento, a pesar de las instalaciones, y en enero la producción eólica ha sido 55 GWh al día inferior a la media histórica. El equivalente a 2 centrales nucleares menos en el sistema.

¿Y la solar? Ha aumentado, pero aun así la producción renovable total ha caído un 42% en lo que va de mes. La solar nos cuesta 10 veces más que el petróleo por las subvenciones (€340/mwh), y tiene un facto de carga que no llega al 30%, es decir, no podría sustituir a las tecnologías de base.

…. Mientras sube el gas y el carbón

Por lo tanto, la pérdida de suministro barato y de base, además de menor producción renovable, se compensa con gas y carbón. Los problemas de suministro en Argelia, con dos plantas paradas, añadido a la ola de frío, y el aumento de la demanda de carbón para generación han disparado la cotización. Pero no es cierto que paguemos el gas a cifras insostenibles. Gracias al suministro vía gasoducto de Argelia y la mejor red de regasificación y contratos a largo plazo de los suministradores, no sufrimos la subida de otros países. En España el gas ha subido lo mismo que en Francia o Italia, incluso que en Alemania donde Rusia suministra gran parte con contratos a largo plazo.

Ahora, a las realidades

Si la producción de carbón y gas no existiera y todo el parque fuera renovable, España sería hoy una batería de cortes de suministro. Ningún sistema 100% renovable habría cubierto la demanda con una caída del 40% de la producción de energía de los molinos.

Podemos hablar del coste

Muchos en España se han pasado años hablando de que debíamos hacer “como Alemania”, desmantelar nucleares y sustituirlas por solar. Los precios de la electricidad para los consumidores en Alemania se han duplicado gracias a esa ocurrencia. No, las renovables no han bajado las tarifas en Alemania, las han duplicado.

En Alemania, “poster boy” del buenismo verde, el precio de la electricidad esta semana se ha disparado a niveles de 2008. Enhorabuena. Adiós nuclear, hola sablazo. Los precios se multiplicaban, pasando de 40 a 83 euros el MWh en Alemania, y a 102 euros en Bélgica. Y en Alemania, tras duplicar las tarifas, los fósiles y nuclear siguen siendo casi el 70% del mix y el carbón disparado. Genial.

En Francia, que disfruta un coste de electricidad un 40% inferior a España por tener el mayor parque nuclear (casi un 77% del mix de generación), también se han disparado los costes de electricidad por el frío. Un 17% en pocos días.

Algunos que dicen que la energía hidráulica se vende a precio de gas caro no tienen ni idea de cómo se forman los precios en el sistema eléctrico o derrochan imaginación. Todos los mercados de generación de Europa son marginalistas, todos. Pero eso no significa que el precio de la energía base sea el del megavatio-hora más caro.

En un país donde se ha multiplicado el coste de la luz más de un 67% entre subvenciones, costes, lo peor que podemos hacer es creer que se va a solucionar el precio de la luz con las mismas políticas que lo dispararon. Más de un 60% de la factura eléctrica son impuestos y subvenciones. Pero, es curioso, cuando se trata de atacar por los precios de la luz, todo el mundo se indigna por la parte que es menos de un 30% de la tarifa y se calla con el 70% que son impuestos, costes regulados, subvenciones -al carbón, a los consumidores interrumpibles, a las renovables… Es maravilloso ver a los “verdes” criticar cualquier cosa menos las subvenciones al carbón.

Las tarifas tienen que bajar. ¿Cómo?

Con un mix de generación orientado a la competitividad, no a la ideología. Que sea flexible y a la vez competitivo. Lo explicamos aquí.

Que los costes de los errores de planificación no los paguen los consumidores, y que pasen a los presupuestos.

Que si quieren “salvar” el clima reduciendo emisiones, llamen a los chinos y les convenzan, no hagan que Europa sea el 100% del coste cuando es menos del 11% de las emisiones.

Ninguna de esas cosas va a ocurrir si se penaliza al eficiente a costa del caro y subvencionado, si se perpetúan energías obsoletas o incentiva a las ineficientes.

Bajar la luz es imperativo. No se va a hacer hundiendo al que supone el 30% de la tarifa para subvencionar al que la dispara.

Mientras toda Europa busca culpar de los precios de la luz a cualquiera menos a la batería de impuestos y subvenciones, en Estados Unidos, hay que ver qué tontos, la combinación de gas natural y renovables compitiendo ha llevado a que sus costes de electricidad sean menos de la mitad y reduzcan más sus emisiones que en Europa. Pues nada, sigamos ignorando el mundo y creyendo en unicornios.

Theresa May lanza el ‘brexit’ duro

El discurso de este martes de Theresa May en Reino Unido, sobre el brexit fue claramente más duro y agresivo de lo que muchos esperaban.

La reacción de la libra, que se disparó tras las palabras de May, fue el ejemplo más claro de un rebote causado por la acumulación de posiciones bajistas en la moneda británica y, en cuanto se lanzaron mensajes de apoyo a la inversión y el comercio global, se deshicieron muchas posiciones. Adicionalmente, las palabras de Anthony Scaramucci en Davos anunciando que el acuerdo de comercio entre EEUU y Reino Unido podría acelerarse en seis meses, supuso un revulsivo. Pero el tema de la libra no es tan relevante, ya que se mueve a 10% de los niveles medios de los últimos ocho años.

Es evidente que Theresa May ha hecho un discurso firme y de confrontación, mostrando nula flexibilidad con respecto a la Unión Europea, porque percibe un apoyo incondicional de la primera potencia mundial. En mi opinión, sería difícil escuchar palabras como “continuar en el mercado único no sería un brexit para nada”. Y May lanzaba una batería de propuestas claramente orientadas a su electorado y los defensores del brexit. Si hubiera sido más conciliadora, los defensores de salir de la Unión Europea se habrían sentido muy decepcionados, y los partidarios de quedarse, también, ya que no aceptan un “medio brexit”. Por lo tanto, un discurso para los conversos.

Las palabras de Scaramucci, un gran gestor y asesor de Trump con el que he coincidido en la CNBC en alguna ocasión, son muy importantes, porque uno de los argumentos negativos sobre el brexit siempre ha sido lo lento y complicado que es cerrar tratados bilaterales. Obama llegaba a amenazar con años de negociaciones. Trump promete pocos meses. Carl Icahn siempre ha dicho que la única razón por la que se retrasan los tratados bilaterales es porque hay muchos comités que pagar.

Theresa May cuenta con otro as en la manga cuando anuncia que “mercado único no, gracias”. La enorme mayoría de los países de la Unión Europea tienen un enorme superávit comercial con Reino Unido, sobre todo Alemania. Es decir, exportan al Reino Unido mucho más de lo que importan. Por ello, muchos defensores del brexit asumen que cerrar acuerdos bilaterales no solo será más fácil de lo esperado, sino a velocidad exprés. No es tan sencillo. La Unión Europea no se guía exclusivamente por beneficios y relevancia económica y, en este caso en particular, podría ser uno de esos en los que prefiere perder unos cuantos miles de millones en actividad comercial, que ceder.

Pero el discurso de May muestra que la prioridad absoluta es tener independencia con respecto a los organismos de la UE, y que cualquier otra consideración es secundaria.

Cuando comentaba que el parlamento decidiría sobre el acuerdo, muchos pensaron que eso llevaría a un voto negativo. Sin embargo, los defensores del brexit cuentan con que, durante estos meses, las razones para querer estar en la Unión Europea sigan debilitándose -inmigración, populismos intervencionistas, crecientes, bajo crecimiento, crisis bancarias- mientras que los motivos para salirse se fortalezcan -negación de las estimaciones recesivas, etc-. Espero que ninguno tenga razón y que ni Europa empeore ni se desplome el Reino Unido. Pero el hecho es que los conservadores están convencidos de una victoria pro brexit en el parlamento, sobre todo tras los comentarios recientes del líder laborista, Corbyn, defendiendo soberanía en inmigración y un discurso completamente diferente al pro-europeísta de antaño.

Adicionalmente, May pone encima de la mesa una importante propuesta. Gestionar su regulación e impuestos para hacer de Reino Unido un centro global de atracción de capital.

En muchas ocasiones hemos comentado en esta columna que el brexit es una oportunidad para Europa de acabar con trabas al crecimiento y bajar impuestos para impulsar la economía, y cuando analizamos, debemos ser conscientes que el riesgo es doble. Por supuesto que hay posibilidades muy importantes de fuga de empresas y talento hacia Europa, pero solo si somos capaces de mostrar que competimos de manera inequívoca en fiscalidad, facilidad para crear empresas y crear empleo.

Los analistas nos hemos equivocado de manera estrepitosa en cuanto a los efectos negativos que supondría el mero anuncio de la victoria del brexit. Los datos macroeconómicos, consumo, empleo, etc han sido mucho mejores a la debacle anticipada ante ese catalizador. Pero el hecho de que las predicciones catastrofistas se equivocaran no elimina riesgos muy importantes de un bloqueo comercial o una negociación poco amistosa. Tampoco podemos olvidar que en Escocia ya han anunciado que les da igual el ofrecimiento de tratado bilateral exprés de Trump.

Europa no puede sentarse mirando a otro lado pensando que el mundo está equivocado. Es una oportunidad de oro para entender el reto de Trump y May y la importancia de las bajadas de impuestos que lleva pidiendo Draghi y gran parte de empresas y familias. Es una oportunidad de oro para que Bruselas recapacite y entienda que podemos sufrir por la salida de capitales. Nomura estimaba una pérdida de la UE de 63.000 millones de dólares por la repatriación de fondos a EEUU.

El Reino Unido propone una bajada del impuesto de Sociedades al 17% -“o donde sea necesario”, según Gove-, EEUU, también. Israel bajará ese impuesto a un rango del 4% al 12%. Sinceramente, si pensamos que no hay riesgo de descapitalización manteniendo con rangos del 25% al 34%, estamos muy equivocados.

Esperemos que la Unión Europea recupere la iniciativa y se muestre ante el mundo como una alternativa de crecimiento, competitividad, atractivo empresarial y empleo. Esa será la victoria para todos de un proceso en el que todos podemos ganar si nos centramos en crecer, no en empobrecer al vecino.

Ojo, porque los medios europeos están hablando de un brexit con movimiento de empresas y capitales en un solo sentido, y puede ser al revés. Demostremos que Europa puede fortalecerse desde el impulso fiscal al crecimiento económico, no al crecimiento de la burocracia.

Entrevista en ABC. Invertir más allá del tuit del presidente

 

Entrevista completa aquí

2017 ha arrancado plácidamente, pero las poco ortodoxas formas de Donald Trump, y potenciales volcanes de incógnitas como el Brexit o las elecciones en Francia y Alemania causarán más de un sobresalto. Daniel Lacalle, director de Inversiones de Tressis y responsable del fondo Adriza International Opportunities, que se ha revalorizado un 6% desde la victoria del magnate, y José Miguel Maté, consejero delegado de la gestora, recomiendan una gestión activa para exprimir el mercado.

¿Renta fija o renta variable?

José Miguel Maté. «El activo estrella será la renta variable, pero también hay renta fija interesante, como high yield en Europa y EE.UU., y algunos tipos de renta fija en el sector financiero. A lo largo del año habrá oportunidades para entrar y salir, sobre todo si se van moderando esas expectativas de mayor inflación, lo que puede dar lugar a una gestión activa de las carteras».

Daniel Lacalle. «La combinación de ambas es lo importante. Hay renta fija que está extremadamente cara, particularmente lo que se percibe como activos de menor riesgo, y una renta variable, especialmente en sectores ultracíclicos, que descuenta unos niveles de crecimiento exagerados».

No dejar EE.UU…

Lacalle. «El efecto de las bajadas de impuestos no está reflejado en las estimaciones de consenso y la posición de las empresas norteamericanas con respecto a su política de dividendo y de recompra de acciones suele dar sorpresas, por lo que hay margen de crecimiento».

Maté. «Los tipos de interés siguen siendo bajos. Por ello, seguimos apostando por EE.UU., pero nos hemos introducido en compañías de tamaño medio y pequeño».

…pero Europa será favorita

Maté. «Europa debería ser la favorita si sigue habiendo una cierta mejoría y se mantiene la política ultraexpansiva por parte del BCE y vientos de cola como un euro débil y un petróleo relativamente barato. Pero también hay riesgos: el sector financiero está por resolver en países clave, hay un gran peso de la burocracia y también tensiones políticas, como el efecto del Brexit o el auge de los populismos en Alemania u Holanda, que van a crear mucha volatilidad».

Lacalle. «El gran riesgo es que ya estamos en el sexto año en el que las estimaciones de crecimiento de beneficios de los analistas son optimistas. Eso es negativo si luego no se cumplen, porque las grandes empresas europeas no tienen una política de remuneración que lo compense».

La crisis financiera colea

Lacalle. «Hay una visión edulcorada de que ya ha terminado. El sector aún tiene en Europa varios problemas. Su peso dentro de la economía es el mayor de todo el mundo desarrollado y, a pesar del apoyo del BCE, mantiene préstamos de difícil cobro por valor de 200.000 millones. Y falla el modelo de negocio en un entorno de tipos bajos y con un proceso de digitalización complicado».

Maté. «Sigue habiendo una sobrecapacidad importante, pero es cierto que por valoración puede haber algunas oportunidades».

El «efecto Trump»

Lacalle. «Con Trump no empezará el proteccionismo, porque ya lleva ocho años creciendo en EE.UU. y China. La diferencia es que la nueva Administración quiere renegociar acuerdos bilaterales para evitar que China pueda romperlos y la culpa recaiga sobre Washington. Probablemente será bastante menos proteccionista de lo que nos tememos, porque su capacidad para maniobrar sin el apoyo del Congreso y del Senado es baja».

Maté. «Otra cosa serán los titulares. Gobernar a golpe de tuit es complicado y puede generar nerviosismo. La parte positiva de su discurso son sus políticas fiscales de estímulo y repatriación de capitales, que pueden tener impacto a corto plazo».

El «tiro en el pie» de la OPEP

Lacalle. «La política que le había funcionado a la OPEP era la de demostrar que era el suministrador más barato, flexible y fiable. Tras el recorte de producción del año pasado el petróleo está a 53 dólares. Enhorabuena: te has pegado un tiro en el pie y aún así sigue muy por debajo de sus máximos. Es el mayor regalo que le han podido hacer al fracking. El petróleo habría tenido un mejor comportamiento a largo plazo si se hubiera mantenido la producción y se hubiese dejado que mejorase el crecimiento y el consumo».

Maté. Las subidas adicionales estarán muy limitadas. Es verdad que la horquilla se ha desplazado ligeramente hacia arriba, pero parece razonable que se mantenga en 50-60, con algún pico.

Buscando las oportunidades

Lacalle. Lo importante es encontrar empresas en las que la generación de beneficios esté concentrada en su negocio base, el pago de dividendos se haga con caja excedentaria, su dependencia del ciclo económico sea baja y que la remuneración del equipo directivo sea en acciones. Es un año en el que hay que prestar especial atención a los beneficios empresariales y buscar las empresas que hayan hecho los deberes en la época de la alta liquidez.