Parar la destrucción empresarial es urgente

«Stop, in the name of love before you break my heart». Lamont Dozier, Eddie Holland.

El Gobierno siempre repite que esta crisis le está pasando a todo el mundo igual. No solo somos el país que más ha caído, que menos ayudas ha dado al tejido productivo y que ha dejado la peor evolución del desempleo de nuestros comparables, el problema actual y potencial de destrucción empresarial es alarmante.

Parar la destrucción empresarial es urgente

En España, se han perdido más de 100.000 empresas en un año. Se ha destruido más tejido empresarial neto que en ningún país comparable. La cifra exacta es de 101.086 empresas menos, el 6,8% del total, en 2020. En España, en el año 2020 se crearon 79.151 sociedades, un 15,8% menos que en 2019 y el número de sociedades disueltas fue de 20.259, un 13,1% inferior a 2019, según el INE.

Entonces, ¿cuál es el problema? El grave problema de esa cifra aparentemente aceptable es que ya en 2019 la creación de empresas cayó y la disolución aumentó. Es decir, que la aparentemente decente cifra de España esconde la mala tendencia ya evidente en 2019. La creación de empresas cae a pesar de haber caído también en 2019 y la disolución «cae» en 2020 porque aumentó en 2019.

Esto es lo preocupante. La pobre creación neta de empresas desde hace años con la obsesión de mantener o aumentar una fiscalidad extractiva. Lo más graves es que el número total de empresas cotizando se desploma. Incluso con los datos del INE mencionados se han creado menos empresas que en Grecia.

Lo preocupante es la pobre creación neta de empresas desde hace años con la obsesión de mantener o aumentar una fiscalidad extractiva

El problema de insolvencia corre peligro de dispararse en 2021porque, de momento, se está refinanciando todo lo que se puede. CEPYME alerta del riesgo de que 300.000 empresas cierren y el Banco de España avisa de que casi un 40% de las empresas españolas están en grave situación financiera, incluyendo un 25% al borde de la quiebra.

La pandemia y los cierres forzosos le han pasado a todos los países de nuestro entorno. El desastre en el tejido empresarial de España y el riesgo acumulado es especialmente grave.

En Portugal, en 2020 ha aumentado el número de empresas (+9.155) un +0,6% sobre el total, según el Observatorio de Estadísticas del Mundo Empresarial de Portugal. Si añadimos los meses de 2021, un aumento de empresas de 4.331. El peso del turismo sobre PIB de Portugal  es del 13,7%, el de España es el 12,4% y ha tenido la misma pandemia que España.

El número de empresas en Grecia creció en 2020 también. Se crearon 84.122 y se destruyeron 37.345 (Hellenic Statistical Authority, 26 Febrero 2021). El peso del turismo es del 18% PIB.

En Italia, el número de empresas aumentó un 0,32%, 292.000 inscritas y 273.000 cesadas. Incluso si usamos la cifra de empresas registradas de 31 diciembre a 31 diciembre, no llega a una caída del 0,2%.

El número de empresas en Reino Unido  también creció en 2020 un +1.9% (+113,000 empresas).

En Alemania, no solo ha crecido el número de empresas en 2020, sino que la creación neta de empresas ha sido además, generalizada en todos los estados federados. Solo en uno, Turingia, se han destruido más empresas que las creadas (229 empresas).

Estas cifras deberían hacernos reflexionar, en especial ante la insistencia propagandística de que esto le está pasando a todo el mundo y que el turismo tiene la culpa de todo.

Todos los países arriba mencionados han sufrido la pandemia. Dos de ellos tienen más dependencia del turismo.

¿Cuál es la diferencia que debemos cambiar? Las políticas de apoyo al tejido empresarial.

Ninguno de los países arriba mencionados ha aumentado los impuestos, trabas burocráticas y escollos laborales. En la mayoría se han dado compensaciones directas por el cierre forzoso, y se han tomado medidas serias para atraer inversión (crear empresas en un entorno difícil) y preservar en lo posible el tejido productivo. No olvidemos que los ERTE no son una ayuda del gobierno a las empresas, sino un salvavidas de las empresas al estado, ya que u trabajador en ERTE es mucho más barato para el estado que uno en paro.

Y que los préstamos parcialmente avalados por el ICO no son un chollo. El Estado cobra por avalarlos, y cuestan al empresario entre un 3% y un 3,5% de interés. Además son préstamos para pagar impuestos en el futuro.

España no puede estar contenta con tener menos empresas cotizando que en el peor momento de la crisis anterior, 2011.

España no puede estar contenta con tener menos empresas cotizando que en el peor momento de la crisis anterior, 2011

En España, el Gobierno dijo que no iba a dejar atrás a nadie, y no se equivocó porque ha dejado atrás a todos. No solo son 100.000 empresas menos, que suponen unos 12.000 milones de euros anuales de ingresos fiscales perdidos para siempre. A esa cifra hay que añadir más de 500.000 autónomos al cese de actividad, 900.000 personas en ERTE y cuatro millones de parados además de los desempleados en cursos de formación.

Esta semana tuve la oportunidad de debatir con el gran economista Santiago Carbó, catedrático de análisis económico de la Universidad de Granada, y con Gerardo Cuerva, presidente de CEPYME en un webinar organizado por ORFIN (El Futuro de las Ayudas a Empresas y Autónomos). En dicho debate comentamos la urgencia de tomar medidas serias ante lo que ya es un problema único en Europa. Les ruego que vean el vídeo para entender la gravedad del problema.

Hace ya casi un año expliqué qué medidas se tienen que tomar para evitar caer en un problema que nos lleve a un duro rescate.  Termino recordando puntos esenciales:

Cercenar de los Presupuestos todo el gasto innecesario, que es mucho, porque del déficit de 2020 y 2021 vamos a tener que salir preservando lo que es importante y deshaciéndonos de lo accesorio.

Dotar de líneas de liquidez sin recurso (lo que se llaman ahora «ayudas directas») para autónomos y pymes.

Eliminar los impuestos a la creación de empleo, a la inversión y a la actividad económica. El enorme espacio fiscal que nos va a permitir la Unión Europea debe usarse para preservar el tejido productivo y permitirle hibernar durante el cierre forzoso. Cero impuestos para cero ingresos.

El Estado no tiene ningún problema para financiarse y proveer los servicios sanitarios y de seguridad además de los costes de desempleo. No olvidemos que cuenta con el apoyo constante del Banco Central Europeo y de la Unión Europea.

España debe utilizar el espacio fiscal para permitir sobrevivir a las empresas, porque sin empresas no hay recuperación.

La mejor política social es apoyar al tejido empresarial. Sin empresas no hay sector público y sin empleo no hay recuperación.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

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