Vuelve el odio a la gran empresa

Hay muchos elementos espeluznantes del populismo más rancio, pero si tengo que elegir uno favorito es ese que habla del Ibex 35 como si fuera el coro de Nabucco. Los populistas inventan soluciones mágicas para problemas complejos desde el convencimiento de que lo que nunca ha funcionado ha sido así porque no estaban ellos para llevarlo a cabo. Pero no me digan que no es hilarante que se llegue al nivel de simplificación más aberrante posible, que es identificar como grupo de objetivos coincidentes a una serie de empresas cuyo único elemento en común es que capitalizan en bolsa más que otras.

Para el especialista en buscar enemigos externos, es fantástico. Si usted, mañana, consigue que su negocio vaya muy bien y entre en bolsa, como ha ocurrido a algunas SOCIMI o empresas renovables que no existían hace diez años, cuando entra en el selectivo se convierte en “malo”.

El odio a la gran empresa no es la defensa del pequeño empresario. Es la constatación de la envidia al éxito. Porque la definición de gran empresa se va rebajando –como la de “los ricos”- hasta que el kiosco de enfrente de casa nos parece Exxon. Porque España no tiene un problema con sus grandes empresas. Con todas sus ventajas y desaciertos, han llevado a cabo una diversificación, crecimiento y transformación espectacular. El problema de España es que tiene muy pocas grandes empresas y que, las que llegan a esa calificación, son muy pequeñas.

Dado que los populistas no tienen problema en inventarse las cifras de los ingresos de las eléctricas (multiplicándolos por diez en algunos casos) o que confunden empresas multinacionales con ingresos y actividad en España, hagamos como ellos, agregar a todas las grandes empresas aunque sean competidoras, rivales o directamente sin conexión alguna de ningún tipo, para recordarles que:

– Según el INE, las grandes corporaciones –ojo, que eso incluye 250 o más asalariados, tampoco ninguna Apple- registraban una productividad media de 77.077 euros, casi el triple que las microempresas y un 38% por encima de la media de la empresa española.

– Según informe de la Agencia Tributaria, las grandes corporaciones no solo han resistido mejor a la crisis, sino que muestran en empleo un desempeño superior (lean), mejores salarios medios que el sector público y que la media de las pymes.

– Solo un 34% de las firmas que cotizan en el principal índice bursátil español ha reducido su plantilla desde la crisis y en ningún caso el porcentaje de recorte de empleo ha llegado a un 10%.

– Las grandes empresas generan 1,21 millones de empleos. Es decir, crean 1,21 millones de puestos de trabajo más que los populistas que las atacan.

De esos puestos de trabajo, de los que más de 472.400 están en España, a pesar de que generan muchos más beneficios en el extranjero que en España. De hecho, grandes grupos eléctricos, renovables y constructores mantuvieron su empleo en España –incluso lo aumentaron- a pesar de generar pérdidas en nuestro país entre 2008 y 2012, gracias a su diversificación e internacionalización.

– La mentira sobre la tributación de las grandes empresas ya la hemos desmontado en varias ocasiones, utilizando los datos de la Agencia Tributaria, las grandes empresas pagan una tasa del 19,8%.

– Nuestras grandes empresas, analizadas por sector, son –en media, y con excepciones muy honrosas-, entre un 20% y un 50% más pequeñas que sus comparables de países anglosajones y, sin embargo, emplean hasta un 30% más en el país donde tienen la sede (es decir, en España comparado con EEUU o Reino Unido) comparado con sus ingresos en dicho país, usando datos de sus informes anuales.

Se llegan a decir tales sandeces para demonizar a las empresas, que uno lee cosas como que el Ibex tiene un valor equivalente al 50% del PIB pero “solo” emplea al 7,3% de la población activa. Con semejante desfachatez se compara capitalización bursátil (valor total, no anual, y encima sin contar la deuda) con PIB (riqueza total, anual), olvidando sus ingresos y empleo en el resto del mundo, donde generan más del 56% de sus ingresos y ya, para rematar, equipara su creación de empleo… ¡“con la población activa”! sin tener en cuenta ni su actividad en el país, ni sus ingresos ni sus inversiones. Es tal colección de despropósitos que solo un político puede decirlos sin morirse de vergüenza.

Un país necesita muchas más grandes empresas porque crean más empleo, lo mantienen mejor durante las crisis y además son más productivas. Demonizar a las grandes empresas solo lleva a que las pymes tengan un desincentivo a crecer –muy evidente en España- ante el ‘tsunami’ impositivo, burocrático y de ataques que reciben, y a que los ingresos fiscales y los salarios del país se estanquen y vayan de crisis en crisis empeorando el patrón de crecimiento.

Tenemos que atraer mucho más capital y empresas mucho más grandes. Porque, lo veamos desde el punto de vista que usted quiera, la debilidad de nuestro sector productivo no se solventa teniendo una estructura empresarial dominada por pymes y microempresas o grupos estatales. Si esa fuera la estructura ideal, Grecia sería el ejemplo mundial de crecimiento. Para los que hablan de crear empleo público y atacar a las grandes empresas nacionalizándolas. Grecia, entre 1976 y 2012 triplicó su número de empleados públicos mientras el sector privado solo lo aumentaba un 25%, y las empresas estatales están entre las más ineficientes de Europa.

Toda esta campaña contra el Ibex no deja de ser una campaña contra el crecimiento. Una cosa es criticar estrategias y otra demonizar cualquier empresa de éxito, sea textil o de consumo. Porque el objetivo no es mejorar el patrón de crecimiento. Esas “puertas giratorias” que tanto critican son las mismas que ellos crean, pero en tamaño portal, en cuanto toman el poder.

Yo soy el primero que he criticado estrategias equivocadas de algunas grandes empresas, cualquiera que me lea o escuche lo sabe. Pero entrar en la demonización de todo lo que huela a multinacional o éxito es solo una estrategia de destrucción. Para luego repartirse la gestión de las migajas.

España tiene que plantearse que la única manera en la que vamos a conseguir mejorar el empleo y la calidad del mismo es con muchas más grandes empresas, y facilitando el crecimiento de pymes y autónomos para que sigan siendo el motor de crecimiento, sin escollos. Y eso debe hacerse pensando en aumentar las bases imponibles con una fiscalidad atractiva. Plantearlo desde un punto de vista cortoplacista y recaudatorio solo lleva a que se repitan las mismas mentiras año tras año, y no se solucione nada.

Al final estaré de acuerdo en algo con los populistas. Es muy malo el Ibex 35. Debería ser un Ibex 335.

Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

Un comentario en “Vuelve el odio a la gran empresa

  1. Me parece que se ha dejado Sr. Lacalle el mayor motivo por el que es fácil generar aversión en los ciudadanos hacia este tipo de empresas, que personalmente creo que es la capacidad que tienen estas empresas para influir en determinadas decisiones que toman los gobiernos de países, ayuntamientos, etc, debido a el gran peso en la economía que llegan a alcanzar.

    También el que puedan tributar legalmente en algunos aspectos en otros países donde les es mas favorable como el caso de Apple en Irlanda, que por otra parte es lo que cualquier persona razonable haría. Habría que plantearse lo conveniente que es para España una fiscalidad mas atractiva, como usted ha dicho, para que esto no pase.

    Y tampoco hay que olvidar la gran inversión que realizan estas empresas en I+D+i, probablemente este sea el motivo de la poca inversión de España en este campo, por la escasez de este tipo de empresas. Este es otro gran motivo para facilitar y potenciar la transformacion de las pymes en grandes empresas como tambien ha dicho en el articulo.

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