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Acerca de Daniel Lacalle

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión. Casado y con tres hijos, reside en Londres. Es colaborador frecuente en medios como CNBC, Hedgeye, Wall Street Journal, El Español, A3 Media and 13TV. Tiene un certificado internacional de analista de inversiones CIIA y un máster en Investigación económica y el IESE.

La Seguridad Social supera los 18 Millones de afiliados

 

Artículo elaborado por Guillermo Julio Sáez.

 

La Seguridad Social supera los 18 Millones de afiliados, su mejor nivel desde verano de 2009.

 

Esta mañana el Ministerio de Empleo presentaba los datos de Paro Registrado y Afiliación a la Seguridad Social que han superado cualquier previsión. El mes de Abril 2017 ha registrado récords en todos los ámbitos, superando las cifras registradas en los años de la burbuja económica.

El Paro Registrado ha descendido -129.281 personas hasta los 3.573.036 parados, su mejor dato desde Agosto 2009. Ha sido el mayor descenso desde que existen datos. Para contextualizar, desde 2002 a 2007, el paro bajó de media en el mes de Abril -43.000 personas frente al descenso de -129.281 de este año. En 2017 el descenso ha sido generalizado en todos los sectores: Agricultura (-11.330), Construcción (-8.944), Industria (-8.264) y Servicios (-96.672).

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la Seguridad Social, ha vuelto a superar los 18 Millones de Afiliados 92 meses después. En Abril 2017 registró 212.216 nuevos cotizantes, hasta un total de 18.122.222 afiliados. Este aumento es el mayor desde que existen datos, nunca antes se había superado la barrera de 200.000 nuevos afiliados en un mes de Abril. Hasta entonces, desde 2002 a 2007, años de la burbuja económica, el aumento medio fue de +110.747 nuevos afiliados. Sin embargo, la mayor subida hasta la fecha fue en 2015, cuando sumó 175.495 nuevos cotizantes.

 

 

 

 

En cuanto a la contratación, en Abril se registraron 1.604.476 contratos, que suponen un incremento del 4’03% respecto al mismo mes del año 2016. La contratación indefinida aumentó 5.552 contratos más que en Abril 2016, hasta un total de 151.448 nuevos contratos indefinidos, que suponen el 9’43% del total (Hay que recordar que en términos históricos, en Abril, el 91% del total de contratos siempre han sido temporales). A su vez, la contratación indefinida y a tiempo completo es la que creció a mayor ritmo, al registrar un avance del 4’23% respecto al mismo mes del año pasado. Por tanto, en los primeros cuatro meses del año se han firmado 631.110 contratos indefinidos, el mejor dato desde 2008.

 

En conclusión, el mercado laboral español ha batido cualquier previsión de desaceleración vinculada a la anunciada ralentización de nuestra economía, que parece no haber llegado todavía, tras revisarse al alza las previsiones de crecimiento de la economía española. Así pues, la Reforma Laboral ha demostrado ser un dinamizador del mercado laboral y que junto a la estabilidad política permiten que la contratación indefinida sea la que crezca a mayor ritmo.

Imponer la Sanidad Política No es Defender la Sanidad Pública

La Comunidad Valenciana, gobernada por PSOE y Compromís, con apoyo de Podemos, está llevando a cabo un equivocado asalto al modelo de colaboración público-privado en la Sanidad. Bajo el engañoso lema de defender “lo público”, solo consigue disparar el coste, empeorar el servicio para convertir la Sanidad de todos en un instrumento político guiado por la ideología y no la eficiencia en la gestión.

Todo parte de una mentira. La falacia de la “privatización de la Sanidad”. La titularidad de la Sanidad Pública siempre ha sido del sector público. Una concesión para la gestión no elimina ni la titularidad, ni el control por parte de los servicios públicos. Una gestión privada es un servicio a los ciudadanos que se mide por la calidad y la eficacia del mismo para todos, y que además es más barato ofreciendo mejores prestaciones.

La decisión ideológica de eliminar las concesiones no responde, por lo tanto, ni a un factor de calidad, ni de servicio y, desde luego, no es “recuperar lo público” porque siempre lo ha sido. Que se use a una empresa líder para gestionar un servicio estatal no significa que deje de ser público y de todos. Se trata de hacer el mejor uso del dinero de los contribuyentes y maximizar la calidad.

El caso de la concesión que vence en 2018 de Ribera Salud es un ejemplo evidente de ideología enfrentada a servicio y calidad. Se trata de una de las diez principales empresas con sede social en la Comunidad Valenciana, con 5.883 empleados. Un ejemplo de empresa comprometida con Valencia, el empleo y la inversión, que cubre el servicio de salud del 20% de la población de la Comunidad Valenciana.

Según los últimos datos oficiales de la propia Generalitat, las concesiones sanitarias gestionadas por Ribera Salud cerraron 2016 con dos meses menos de demora quirúrgica que la media de hospitales públicos. En el Hospital Universitario de la Ribera, la demora media quirúrgica es de 46 días, cifra que se sitúa en los 67 días en los hospitales públicos de gestión directa.

La propia Sindicatura de Cuentas de la Generalitat pone de manifiesto que la colaboración público-privada, el ‘Modelo Alzira’, genera un ahorro del 25%. Según un estudio de este organismo, el gasto público por habitante en el departamento de La Ribera fue de 841 euros (718€ en Denia y 634€ en Torrevieja), mientras que la media en los departamentos públicos de la región se situó en 894 euros.

 

Si es más barato, más eficiente y da mejor servicio, y además la titularidad pública no se ha perdido nunca y el control por parte de la Generalitat es anual, ¿por qué se elimina un modelo que funciona? Porque se trata de una decisión ideológica que busca el control total, aunque el servicio empeore, no tenga fundamentos legales, ni se tengan en cuenta todos los indicadores de calidad asistencial, ahorro y satisfacción de los pacientes.

 

Pero no solo es una decisión ideológica, arbitraria e innecesaria. Es un asalto a la inversión, el empleo y esos ingresos fiscales de los que tanto se quejan en el gobierno autonómico y que volverán a caer al destruir el tejido empresarial que ha apostado por la Comunidad Valenciana invirtiendo y creando empleo y riqueza.  Porque la cooperación público – privada de la sanidad valenciana ha sido posible gracias a la confianza inversora de empresas como el Grupo Ribera en las iniciativas sanitarias de desarrollo conjunto planteadas desde la Generalitat; y ha hecho posible la creación de un modelo de gestión sostenible, innovador y eficiente, que no podría haberse llevado a cabo sin esta colaboración mixta, principalmente porque el sector público no podría haberlo financiado por restricciones presupuestarias y de financiación pública.

Se trata de un modelo de gestión que, desde su implantación en el Hospital de La Ribera en 1999, se ha convertido en un referente global, que ha situado a la sanidad valenciana en esferas internacionales. La Organización Mundial de la Salud recomienda los modelos de colaboración pública-privada para garantizar la sostenibilidad, la calidad, la innovación y la inversión en una mejor salud para todos. La Unión Europea aprobó en 2014 una Directiva (2014/23/UE), relativa a la adjudicación de contratos de concesión, de obligada trasposición a sus Estados miembros a partir de 2016, dentro de una dinámica de fomento de la cooperación público privada.

 

Defender lo público no es defender el control político. Defender lo público es dar el mejor servicio, con más calidad y con un coste más eficiente, asegurando la sostenibilidad, la inversión y el empleo.

Como se hace en toda la OCDE, con modelos de colaboración público-privada eficaces. En Valencia no se está defendiendo la sanidad pública. Se está imponiendo la sanidad política.

 

 

Daniel Lacalle

Doctor en Economía

La revolución fiscal y los cien días de Trump

Se cumplen cien días de la administración Trump y los mensajes de que se iba a generar una debacle total de proteccionismo y desastre no se han cumplido. La realidad, nos guste o no, es que la administración Trump –en materia económica- sigue muy de cerca las políticas de Obama. Por supuesto, Barack Obama era un gran comunicador y un líder carismático. Multiplicaba las medidas proteccionistas con una sonrisa y una llamada al libre comercio (como explicamos aquí)  y deportaba a millones de ciudadanos mientras hablaba de solidaridad. Donald J. Trump tiene de gran comunicador y carismático más bien nada.

Desde 2008 a 2016, el país que más medidas proteccionistas impuso, de lejos, fue EEUU, según Geopolitical Intelligence Service. Entre 2010 y 2015, se implementaban entre 50 y 100 nuevas medidas proteccionistas en los primeros cuatro meses de cada año. En 2016, más de 150.

Obama deportó a 2,5 millones de inmigrantes. Más que los 10 presidentes americanos anteriores juntos.

 

Se lleva a cabo tal angelización de las administraciones demócratas y demonización de las republicanas que nos llevamos las manos a la cabeza por una guerra en Afganistán que lleva ya quince años y un muro en México que empezó Clinton, aumentó Bush y mantuvo Obama.

Como me dijo una vez el ex vicepresidente Cheney, “no te preocupes, que todo lo que hacemos hoy que dicen que es por el mal se dirá que se hace por el bien cuando ganen los demócratas”.

En fin, que los presidentes de EEUU no son ángeles ni demonios. Y que Obama tuvo cosas buenas y la administración Trump también las tiene. Otras son muy criticables. De momento, sus primeros cien días en temas económicos son positivos. Las expectativas de crecimiento, consumo e inversión han aumentado ante sus propuestas.

Y tres propuestas son muy positivas. La reducción del “estado paralelo” que lleva a cabo Rex Tillerson y el ataque a la burocracia inútil aconsejado por Carl Icahn, añadido a la propuesta fiscal de Steve Mnuchin son muy buenas noticias.

Como explicamos aquí los recortes propuestos van mucho más allá de anécdotas. De momento, el Secretario de Estado trabaja con un plan de reducción de costes que superaría los 100.000 millones de dólares, y los recortes incluirán todas aquellas partidas fuera del gasto obligatorio (mandatory), centrándose en el gasto político. Lo que en la administración se llama draining the swamp (secar el pantano). Vaciar el séptimo piso de la Secretaría de Estado y también lo que se había denominado “gobierno en la sombra” creado durante la administración anterior. Una auténtica masa de despidos de personal político. Estamos hablando de 250 oficinas y 30.000 personas.

 

LA PROPUESTA FISCAL

 

Estados Unidos, en los últimos ocho años, ha vivido la mayor transferencia de riqueza de los ahorradores y la clase media al Estado de su historia. $1,5 billones de nuevos impuestos, casi $10 billones de nueva deuda y $4,5 billones de expansión monetaria para un aumento del PIB de casi $3 billones.

Si hay algo enternecedor de los análisis de los economistas intervencionistas es que, los mismos que aplaudían la política de más gasto, más impuestos y más déficit de Hillary Clinton y Obama, hoy se llevan las manos a la cabeza ante las bajadas de impuestos porque… pueden aumentar el déficit. Parece que el déficit es solo bueno cuando nos quitan dinero del bolsillo, no cuando nos lo devuelven.

El plan fiscal de Mnuchin tiene toda la lógica económica y además, es políticamente brillante. Como explica Jeffrey Tucker, de la Fundación para la Educación Económica, es un plan que fortalece el crecimiento y mejorará los ingresos por mayor crecimiento. Y además, sus votantes lo perciben inmediatamente.

Bajada del Impuesto de Sociedades del 35% al 15%.

Bajada del impuesto sobre las plusvalías de 23,8% al 20%.

Bajada de IRPF a todos los ciudadanos al 10%, 25%, y 35%.

La deducción máxima por persona se duplica y las deducciones por hipoteca y gastos familiares se mantienen.

Las bajadas en el Impuesto de la Renta implican que los ciudadanos que ganen menos de 25.000 dólares anuales no paguen IRPF, los de menos de 75.000 dólares, lo hagan sólo al 10%, entre 75.000 y 225.000 dólares, al 20% y para el resto, al 25%, según Mnuchin.

La mayor bajada de impuestos de la historia supondría en las rentas más bajas casi duplicar su renta disponible actual.

Como explicamos aquí, el Banco Mundial estima que estas bajadas de impuestos fortalecerán el crecimiento, y Deutsche Bank considera que son las que debería llevar a cabo la Unión Europea, y estima que podrían duplicar el crecimiento real del PIB en Estados Unidos.

La evidencia del efecto positivo de las bajadas de impuestos es demoledora. El ejemplo de más de 200 casos en 21 países demuestra que son mucho más efectivas las bajadas de impuestos y reducciones de gasto, a la hora de incentivar el crecimiento y la prosperidad, que los aumentos de gasto. Estudios de Mertens y Ravn (The dynamic effects of personal and corporate income tax changes, 2012), Alesina y Ardagna (Large changes in fiscal policy, taxes versus spending, 2010), Logan (2011), o el FMI concluyen que en más de 170 casos el impacto de bajadas de impuestos ha sido mucho más positivo para el crecimiento.

 

Hay muchas cosas que se pueden criticar a la administración Trump, pero aquí no hablamos de ideología o pensamiento económico, sino de sentido común

 

Ya explicamos en esta columna cómo se financiarían estas bajadas de impuestos y la importancia de recuperar el endémico crecimiento económico de EEUU para recuperar su potencial y devolver a empresas y ciudadanos el hachazo fiscal sufrido.

Esta reducción de gasto, burocracia e impuestos de EEUU –si se aprueban, que no es todo tan fácil- tienen un impacto muy relevante sobre el resto del mundo y la Unión Europea. Se estima que solamente la repatriación de capitales de las empresas norteamericanas hacia EEUU podría detraer hasta 95.000 millones de dólares de la UE.

Pero el mayor impacto es que, de nuevo, la Unión Europea se sitúa muy lejos en cuanto a fiscalidad orientada al crecimiento. Hay muchas cosas que se pueden criticar a la administración Trump y es irrelevante. Pero aquí no hablamos de ideología o pensamiento económico, sino de sentido común. Si EEUU quiere seguir siendo el líder de la economía global, debe abandonar el estancamiento de productividad, inversión y renta disponible que ha supuesto el asalto al ahorrador y productivo.

Como decía Rex Tillerson hace muchos años, las bajadas de impuestos no son debatibles como motor de la economía desde un punto de vista de generación de mayor riqueza y de redistribución no confiscatoria. Y ese es el objetivo, recuperar la clase media, que ha pagado la fiesta de los últimos ocho años.

Veremos si se aprueba, y veremos si son deficitarias. El propio Comité para un Presupuesto Responsable tiene estimaciones que indican que no aumenta el déficit y Mick Mulvaney en su presupuesto tiene como contingencia 45.000 millones de dólares de colchón. Pero el hecho de que estas medidas hayan sido criticadas “por aumentar el déficit” por los mismos que decían que hay que endeudarse más y aumentar el déficit (lean Time to Borrow de Krugman ) demuestra que van por el buen camino.

Mulvaney sabe que estas medidas aumentan la demanda global de dólares muy por encima de la oferta, y Mnuchin sabe que el aumento en crecimiento y renta disponible es muy positivo económicamente y políticamente.

 

No se trata de liberalismo, socialismo o conservadurismo. Las etiquetas son irrelevantes en una economía como la norteamericana. Se trata de lógica.