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España

¿Salir del euro? Implicaciones de una muerte lenta y segura

19/5/2012 El Confidencial

Esta semana el debate que circula por el mercado es la posible salida de Grecia del euro y la aparentemente apetecible idea de ¿por qué no España? Apretemos al botón de “reset” y a empezar de nuevo. Sobre Grecia ya hablamos aquí hace tiempo. El estado griego, que tiene más funcionarios que España con cuatro veces menos habitantes, dilapida rescate tras rescate y continúa retrasando sus reformas diciendo que “ya vienen, paciencia”. Y ahora, algunos exigen romper el acuerdo –eso sí- después de haber aceptado el dinero. Una cosa es pertenecer al club europeo con sus obligaciones y derechos, y otra es querer participar solo para la fiesta y no para recoger los vasos… Pero es su decisión soberana de dispararse en el pie.

Para escuchar los argumentos a favor de la ruptura del euro, les recomiendo el interesante y detallado análisis de Jonathan Tepper. Pero me voy a permitir dar mi opinión centrada en España. ¿Salir del euro? No. Y creo que no deberíamos, por las peligrosas implicaciones para nosotros, nuestros socios y el sistema financiero. ¿Por qué?

. Porque España no es rica en materias primas como la mayoría de los países que han hecho impago y devaluación, lo que les permitió contener la hiperinflación.

. Porque incluso si se saliese del euro y realizase un impago, no se libraría de  llevar a cabo ajustes y recortes muy severos por el déficit primario estructural.

. Porque puede salir de su problema de deuda con reformas y contención presupuestaria, siendo un país relevante en la OCDE sin romper la baraja.

Salir del euro, y re-estructurar -impago, quebrar, que es lo mismo- para empezar otra vez es como hacer trampa a las cartas para intentar seguir en el casino sin pagar las deudas, y como tal nos sacan a patadas. Lleva al «engaño» de decrecer a lo bestia -una caída del 25-40% del PIB muy probable, según UBS, con paro del 45%, e hiperinflación, para luego, con suerte, crecer. Si lo hacemos.

Para crecer tras el ‘shock’ de la salida del euro hace falta capital. ¿Quién nos prestaría o invertiría en España tras un mazazo de tal calibre a la seguridad jurídica?No hay más que ver la lista de países que han abandonado las monedas de referencia. O países ricos en recursos naturales o ejemplos de pobreza extrema… Ah, y el Reino Unido,  que se beneficia de esas relaciones post-coloniales en recursos naturales, de ser un centro de atracción de capital financiero mundial y de ser un satélite de EEUU.

En el mejor de los casos se daría un efecto V en el crecimiento del PIB. Un efecto muy dudoso que, de producirse, nos llevaría al mismo punto de partida. De los doce países que han hecho mega-devaluaciones en los últimos 20 años, ninguno generó un aumento del PIB remotamente similar a la devaluación impuesta.Media de devaluación del 40% para una media de aumento de PIB en tres años del 10%. Pobreza inmediata sin aumento de riqueza. Como diría U2, ‘running to stand still’. Correr para quedarnos en el mismo sitio.

Una salida del euro, usando los ejemplos del pasado, según estudios de SocGen, UBS o Goldman, nos llevaría a una devaluación del 35% mínimo, al impago de nuestra deuda, y la contracción del PIB sería enorme, hasta un 20%, pero seguiríamos con un problema de déficit primario, que es del 3% al 4%. El déficit primario es el diferencial entre gastos e ingresos que tiene lugar sin incorporar la carga financiera del endeudamiento público. Y lo tendríamos que financiar… ¿dónde? ¿a qué coste? De hecho, en todos los casos del pasado, el déficit galopante ha sido la primera consecuencia de la salida de una moneda. Con lo cual, habría que hacer recortes muy severos, además de la caída de inversiones y renta disponible.De los ajustes no nos libra ni irse del euro.

¿A qué coste se financiaría el Estado fuera del euro? Un 6%, que hoy nos parece una salvajada, se iría a niveles muy superiores (el seguro de impago de Argentina a 1.196 comparado con España a 500). ¿Y las empresas?

Pensar que no se iba a dar un efecto contagio en Europa y Latinoamérica, nuestros socios financieros y comerciales y su efecto sobre nuestra capacidad exportadora, es también peligroso. España generaría un efecto dominó de quiebra de algunos bancos europeos -nuestros prestamistas- y domésticos, con el consiguiente contagio a Latinoamérica, pero una vez hecho, el país se convertiría en una Argentina o Ecuador… pero sin materias primas y recursos naturales con los que mantener la inflación bajo control.

No olvidemos que España ya es importadora neta de productos básicos, incluidos agrícolas. La hiperinflación en dichos productos nos llevaría a la pobreza extrema, y no se puede re-orientar un país a la autarquía y la agricultura en un año.

Recordemos que los países devaluadores mantuvieron los precios de su petróleo y gas nacional artificialmente bajos para contener la hiperinflación. Y a pesar de ello, la inflación se disparó a niveles del 9%-11%. En España, la hiperinflación nos consumiría, como importador neto de materias primas. Y el ejemplo de otras devaluaciones nos muestra que el paro no se reduce sustancialmente. A pesar de que Argentina dobló su numero de funcionarios desde la pesificación, el paro pasó del 14% a dispararse al 22% tres años después y caer a un 8% “oficial” -11% real- hoy, mas de 10 años después.

Por otro lado, hacer impago (‘default’) en la deuda tendría un efecto dominó financiero. Dada la enorme exposición de la banca mundial a España y sus empresas privadas, se generaría un agujero de crédito (‘crunch’) al menos europeo, si no global. Si ocurre ya con Grecia, donde no sabemos si el impacto son 400 billones de euros o un trillón, imagínense con España, que es tres veces más grande que Grecia.

Pero, además, suponiendo que el sistema financiero internacional se recuperase del efecto «España sale del euro», que se llevaría por delante a una buena parte de los activos de nuestros inversores, nos iba a prestar dinero después Rita la Cantaora. Porque no tenemos ni materias primas, ni oro, ni tecnología en porcentaje suficiente que nos haga capaces de forzar una autarquía que no sea «pobres para 100 años». Nos quedábamos de pastores, agricultores y servicios turísticos de 1960.

En España tenemos españoles, no islandeses.

Parece obvio. La quiebra de Islandia, un ejemplo muy utilizado, fue un acuerdo nacional de empobrecimiento mutuo en un país de 320.000 habitantes. Menos habitantes que Bilbao. Nosotros somos 47 millones. Las implicaciones son devastadoras. Islandia, cuando quebró, no tenía las implicaciones que supone España para la economía global. En 2007, un PIB de  8,5 billones de euros comparado con un trillón de euros (americano) de España. Una deuda, la islandesa, del 800% de ese PIB era nada, minúsculo, dentro del mundo financiero global. A pesar de todo, generó un ‘credit crunch’ (reducción de crédito) que afectó a muchos países. El impacto de la deuda de España, que es 3,5 veces el PIB de nuestro país, es riesgo de un colapso crediticio internacional.

El coste de la salida del euro de Grecia se cifra entre 400 billones de euros y 1 trillón de euros (americanos). El de España rondaría de 2 a 3,5 trillones de euros. Con ese coste, y el impacto en los mercados financieros y en los bancos que podría durar años de provisiones y pérdidas, no veríamos una peseta de financiación externa, lo que hundiría nuestras opciones de crecimiento.

Un problema creado en una década no se soluciona en un día.

España y Europa sufren una resaca de más una década de endeudamiento y borrachera. No se cura una resaca de años en dos meses. Y romper la baraja tiene un efecto colateral monstruoso. Que no puedes volver al tablero.

España tiene que hacer una reducción de su endeudamiento desde el euro, adelgazando su gasto inútil para hacer su credibilidad crediticia más sólida y, por lo tanto, menos cara, mientras reduce deuda absoluta, dejando de acumular intereses. Recuperar ingresos inversores atrayendo capital y tener un Estado con gastos menores y más sostenibles. Adicionalmente, debe reorientar su modelo productivo a sectores de alta productividad, haciendo un entorno atractivo para el inversor, para el emprendedor. No todo obra civil, infraestructuras inútiles, subsidios y ladrillo. Las devaluaciones e impagos solo llevan a echar capital y a hundir la inversión a largo plazo, porque se sabe que a la mínima te hacen otra devaluación, otro impago y te hunden. Y tenemos que saber que no somos EEUU o Reino Unido o Rusia. No tenemos materias primas.

Necesitamos un proceso de desapalancamiento en el sector público y privado, que, por otro lado, este país se puede permitir sin quebrar. Otra cosa es que hasta el día de hoy no se ha querido hacer porque era más fácil esperar a que escampe.

¿Por qué no gusta el proceso de desapalancamiento? Porque no suben los pisos, no suben las bolsas. Pero al ciudadano lo que le está afectando es una política económica basada en intentar inflar los precios de los activos financieros a través de expansión monetaria, con tipos de interés bajísimos que no benefician nada más que a algunos bancos ineficientes e hiper-endeudados… mientras sufren el proceso de asfixia de impuestos y acaparación del crédito de un estado hipertrofiado y entidades financieras colaboradoras.

En definitiva, el desapalancamiento es sano. No dará crecimientos espectaculares, pero limpia los sectores improductivos y destapona el problema fundamental., que el país se endeuda para pagar gastos corrientes e intereses. España, si hace los deberes y adelgaza el gasto inútil, y con él la deuda, seguirá en diez años con un crecimiento modesto de economía madura, pero con un endeudamiento asequible y sostenible adecuado al carácter cíclico de su modelo productivo. Sin romper la baraja

Ladran, luego cabalgamos. En defensa de la libertad económica

El Confidencial 5/5/2012

Si lo que llevamos en las ultimas dos décadas ha sido un catálogo de perlas intervencionistas, la semana no ha podido ser peor. Las declaraciones de la semana de Krugman, Draghi, Bernanke y de los defensores del banco malo –malísimo- son de enmarcar. Los intervencionistas estatalistas –cuya filosofía económica parte de la base de que el Estado es un ente cuyas decisiones económicas son por naturaleza bienintencionadas y como tales deben perdonarse sus errores- esperan que usted se sienta acorralado, que no vea otra solución y que acepte las ruedas de molino que nos quieren vender. La década de borrachera que comentábamos aquí.

La peor rueda de molino, y la más indignante, es la presunción de que hay que ceder mayores cuotas de nuestra libertad económica para que los mismos estados que nos han metido en ésta nos saquen de ella. La crisis de las hipotecas que tan bien diseñaron Greenspan y Freddie Mac y Fannie Mae –empresas públicas ambas- y la burbuja inmobiliaria que tan bien financiaron, entre otros, las cajas españolas –todas públicas- la queremos solucionar con nuevos entes promulgados por los mismos instigadores. Go Obama!, Go Griñan!, Go Fabra!

Desde la petulancia y prepotencia del que nunca ha equilibrado un presupuesto o manejado un negocio, les dicen que ellos tienen más y mejores soluciones que usted. Es curioso, porque yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos.

Por eso defiendo la libertad económica individual. Porque los incentivos perversos y el “riesgo/beneficio” de los estados y sus agencias no están alineados con los suyos o los míos como ciudadanos. Y no se trata de eliminar el Estado, que cumple funciones esenciales. Se trata de evitar el abuso del Estado. Asumir la teoría del buenísmo estatal de que actúan a favor del interés público no puede suponer un cheque en blanco para equivocarse y repetir. A un mal gestor se le quitan los fondos o se le envía al paro, o a la cárcel. A un mal gestor público se le hace consejero cuando pierde las elecciones.

Curioso que los estados y sus bancos centrales, que han endeudado la economía hasta asfixiarla, les digan que merecen que se les ceda aun más poder económico –como si tuvieran poco- en detrimento de las familias y empresas, que son las únicas que se han adaptado –y cómo- a la crisis, y que han actuado con prudencia. Y ladran. Porque para que usted ceda de motu proprio su último resquicio de libertad económica, deben imponer la táctica del miedo. “No hay otra solución” que hacer lo mismo que ya hicimos. ¡Repetiiiir! La patada hacia delante que aquí comentábamos. Y claro, para ello es esencial convencerles a ustedes de que no se puede reducir el gasto, ni reducir impuestos, porque si no, nos cargamos la economía, la que ellos hundieron.

Déjenme darles unos datos, cortesía de mi admirado profesor John B. Taylor (Stanford) y su colega Larry Summers (Harvard). Ninguna de las políticas de intervención-estímulo, desde 1970, ha generado beneficio alguno a la economía (pueden pedir el estudio aquí).

“Un Estado que es lo suficientemente grande para darte lo que quieres es también lo suficientemente fuerte para quitarte todo lo que tienes” (Thomas Jefferson)

 

Las políticas de estímulo son deuda. Y esas inyecciones de liquidez y tipos de interés artificialmente bajos son un robo. Un robo al bolsillo del ahorrador, al eficiente, a las pensiones, para financiar al ineficiente, endeudado y zombi.

Pero, además, no reducen el riesgo sistémico. Desde el año 2001, el impacto de las medidas intervencionistas sobre la volatilidad intrínseca de los activos y los mercados ha sido exponencial. Les recomiendo el informe “Volatility at world’s end. Deflation, Hyperinflation and the Alchemy of Risk” de Artemis (Volatilidad en el fin del mundo. Deflación, hiperinflación y la alquimia del riesgo). Les dejo unos datos. El total de estímulos monetarios aplicados en los últimos tres años y medio ha alcanzado los nueve trillones de dólares (9 billones europeos). Poniéndolo en perspectiva, los bancos centrales, ejemplo del “buenismo estatalista”, han creado masa monetaria falsa, deuda, equivalente a sacar del bolsillo de cada habitante de la tierra el equivalente al precio de un televisor de 55 pulgadas 3D. ¿Para qué? Para crear un crecimiento del PIB adicional cero (¿recuerdan el gráfico con el crecimiento de PIB exdeuda aquí. 

Mientras el balance de la Fed es un 19% del PIB de EEUU, una salvajada, por cierto, el del BCE es ya un 30% del PIB de la Eurozona. Mientras el sistema bancario en EEUU supone un 85% del PIB, en Europa un 300% del PIB. En España la deuda pública alcanza el billón de euros, un 87% del PIB. Más madera.

El umbral del modelo de saturación de deuda, es decir, cuando una unidad adicional de deuda genera PIB cero o negativo, se sobrepasó hace muchos, muchos años. Pero no queremos aceptarlo. “Tenemos menos deuda que Japón” y nos merecemos más. Cuando lo que importa no es la deuda sobre PIB, sino el porcentaje de gastos financieros sobre ingresos, es decir, cuánto nos cuesta pagar esa deuda. Y la aceleración de la misma mientras se deterioran los ingresos. Pero, además, es que yo alucino que nos empeñemos en compararnos con quien lo hace mal o requetemal, y aludamos a nuestro derecho a hacerlo peor.Yo también tengo menos deuda que Donald Trump pero eso no significa que deba, ni pueda, endeudarme igual.

Si lo bancos centrales no intervinieran los tipos permanentemente, y fueran realmente libres, nos encontraríamos que un proyecto de un aeropuerto fantasma no se puede financiar al mismo coste, ni aproximado, que uno rentable y adecuado, por temas obvios. Ese mercado de tipos de interés libres sí que sería liberal y demócrata de verdad. Si los bancos no proporcionaran a los gobiernos el paraguas de facilitarles la financiación “para todo” y tuvieran que encontrarse con el mercado real, se generaría un control y eliminación de los proyectos inaceptables (“estratégicos”, los llaman ahora). Por supuesto, los bancos que se equivoquen en su concesión de créditos, que lo carguen contra sus accionistas y su capital, no contra el bolsillo del contribuyente. Y un poco de código penal.

La deuda es una droga. Una droga muy potente, porque nubla la prudencia analítica ante la vaga promesa de un futuro en el que todo se repaga con crecimiento, y hace que se obvien las alarmas que nos indican que la cosa va mal. Y los administradores de dicha droga continúan esperando que ustedes –y los inversores- se crean el timo de la recuperación en forma de “V” y el efecto beneficioso de la expansión monetaria.

La expansión monetaria crónica es deuda, no humoDeuda que nuestros hijos y nietos, que nacen ya con miles de euros de deuda sobre sus cabezas,pagarán, y que impide la limpieza del sistema productivo, manteniendo la respiración artificial a sectores de baja productividad. Subsidiando al mal gestor sacando del bolsillo del ahorrador y eficiente.

En el año 2005, cuando tuve la oportunidad de conocer a Alan Greenspan, nos decía que las políticas intervencionistas de la Fed “puede que creen burbujas, pero contenidas, y mientras la percepción de riqueza se mantenga, el consumo no cae”. Lamisma fórmula hoy, con Bernanke.

Ante todo debemos aclarar algo. Greenspan, Bernanke, Draghi, Trichet etc no aplican medidas liberales. Intervenir e intervenir más no es liberar, es esclavizar. Decidir qué bancos se salvan y cuáles no, alterar cualquier atisbo de la ley de la oferta y la demanda, e ignorar el modelo de saturación de deuda del que siempre les hablo, no solo es peligroso, es suicida.

Déjenme terminar con unas pinceladas de tragicomedia:

Krugman, el señor del gasto, nos indica el ejemplo a seguir para salir de la crisis… Argentina. Sí, léanlo aquí.

Draghi, el señor de la patada hacia adelante, nos comenta que “las medidas de inyección de liquidez (LTRO) han conseguido evitar un problema de crédito”. Que se lo digan a los miles de negocios a los que se les ha retirado acceso al crédito para comprar deuda soberana insostenible y mantenerle el vial de crack a las empresas zombi “too big to fail”.

Alan Greenspan, uno de los mayores intervencionistas de la historia, y Bernanke, su discípulo más aventajado, nos dicen que “se necesitarán nuevas medidas acomodaticias”… “para que las bolsas y mercados se estabilicen”, cuando en realidad esas políticas lo que hacen es manipular el precio de las cosas. Encima, temporalmente.

Hablan en España de “negociar cómo sacar adelante el banco malo”. ¿Banco malo? No gracias, de esos ya tenemos muchos. Lo peor es que nos digan que se negocia el banco malo -malísimo- con fondos europeos “para que no suponga coste público”. ¿Pero de dónde se creen que sale el dinero del EFSF y de esos fondos europeos? De sus bolsillos, en impuestos. ¿Y sinceramente se creen que unos activos que no se han podido colocar en años van a recibir interés inversor a un valor en libros -muy descontado, me dicen- que no se cree ni Lady Gaga? Eso de que las entidades bancarias no pueden –no quieren- ampliar capital es una filfa. Unicredito hizo una ampliación de 7.500 millones sin problema. Lo que fastidia es el descuento al que hay que hacerla y el precio que la demanda establece. Ya saben, vivimos en el país de “el precio es el precio”, la demanda no importa y esperar a que escampe.Eso de que una entidad bancaria no puede quebrar porque se crea riesgo sistémico es otra filfa. Se crea riesgo sistémico en los puestos de sus directivos. El propio Emilio Botín lo decia en 2006 “hay que dejar que las entidades insolventes quiebren”. Y nada de chorradas de peligro para los ahorros. Peligro para los ahorros son las cuotas participativas y las preferentes.

La solución es simple y la que se ha dado en todo el mundo. Que algunos bancos insolventes quiebren y se subasten sus activos, que bajen los pisos lo que tengan que bajar, que se limpie el sistema y no se posponga la solución agrandando el agujero.Llevamos desde 2008 con este mismo tema…si lo hubiésemos hecho entonces, ya estaríamos hablando de recuperación.

Esta semana he oído palabras sensatas. ¡De políticos! Mucho donde recortar. Adelgazar el Estado. Aumentar la renta disponible a familias y empresas. No al rescate de la banca. Cordura. Unos exigen en la calle el derecho a continuar hundiendo la economía, con tres ministros de trabajo -que acumulan 600.000 parados cada uno- a la cabeza. Ladran, luego cabalgamos.

Diez mitos sobre la crisis y su solución

28/4/2012 El Confidencial

Ya estamos buscando cabezas de turco. Standard & Poor’s ha rebajado la calificación a España y la culpa es del Boogie. Ya saben lo que digo siempre. Una agencia de calificación es un ente cuya función es cobrarle a Paul McCartney para informarle de que los Beatles se han separado. Siempre actúan tarde, mal y con datos desfasados. Pero no pesimistas. En el caso de S&P, las estimaciones de PIB para España siguen en la parte alta de las estimaciones (-1,5% en 2012 y -0,5% en 2013), mucho más optimistas que Funcas, por ejemplo.

Y en medio del debate, me siguen llegando muchos mitos y excusas sobre la crisis, así que me he permitido recopilar algunos:

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Petróleo en Canarias. Demagogia, más demagogia y el cuento de la lechera

24/mar/2012

El paro en Canarias supera la cifra oficial de 276.000 personas. Un entorno nada problemático en el que es absolutamente ‘normal’ que cuando se anuncian posibles inversiones -no subvenciones, inversiones pagadas con caja libre- de hasta 13.000 millones de euros en Canarias, donde “sólo” hay casi un 30% de paro, se lancen a rechazarlas tanto el gobierno autonómico, como las hordas calentólogas y los despistados aburridos. Al fin y al cabo, España es un ‘gran’ productor de petróleo y no importamos más de un millón de barriles al día.

El estallido de la burbuja inmobiliaria en Canarias, que llevó a crecimientos anuales de la construcción del 10%, se ha llevado por delante 5.400 empresas y 50.000 trabajos. No me extraña, con tal éxito, que rechacen inversiones petroleras. Poca manifestación hubo para evitar enladrillar las islas con hoteles a pie de playa y apartamentos chollo-prix, pero tres prospecciones exploratorias a sesenta kilómetros de la costa soliviantan a todo tipo de partidos, cuando en Tarragona, por ejemplo, se explota a menos distancia sin problema.

El PSOE y Coalición Canaria apoyaban «con los ojos cerrados» en 2011 las prospecciones…. Sin embargo, oh sorpresa… El gobierno canario nos sorprendía el miércoles con las siguientes declaraciones: “El petróleo es peligroso y contaminante”. Qué sandez, típica de la política del “no en mi jardín” de nuestros políticos, que sin embargo no dicen una palabra sobre las explotaciones en el Mar del Norte, a pocas decenas de kilómetros de la Bahía de Vizcaya. Como los anti-nucleares, que piensan que los 58 reactores nucleares de Francia no cuentan. Esta perla del “peligro y la contaminación” la ha dicho la consejera de empleo de la comunidad del 30% de desempleo, que ha generado un aumento anual de emisiones de CO2 de casi el 10% por actividad constructora desproporcionada.

El petróleo no es incompatible con el turismo, sobre todo cuando se explora a decenas de kms de la costa. En Brasil se explora y producen 2 millones de barriles diarios sin riesgo cerca de las costas (Campos, cerca de Rio de Janeiro). Igual en Mexico, Escocia, Ghana, Noruega, etc… Las naciones petroleras con alto turismo han visto aumentar sus ingresos por dicha actividad desde 2001 un 10,2% anual.

Demagogia

Demagogia es hablar de riesgos terribles de derrame cuando en el mundo hay 650 plataformas perforando anualmente en aguas de todo tipo y solo se han producido dos incidentes anuales en tres años. Estamos hablando de un riesgo menor al 0,3%.

Demagogia es hablar de riesgos a las playas al perforar a 60km de Fuerteventura y a 50km del área volcánica, mientras en Tarragona y otras áreas se explota con toda seguridad a 45 kilómetros, o menos.

Pero ojo, riesgo de demagogia hay también al dar cifras de producción de hasta 140.000 barriles al día, casi un 10% de nuestras importaciones anuales, cuando aún no se ha probado la comercialidad de estos pozos y todavía no se han hecho descubrimientos económicamente viables en la cuenca.

Los datos

La exploración en aguas canarias se llevará a cabo en concesiones operadas porRepsol en un consorcio junto a Woodside (30%) y la alemana RWE (20%). Repsol posee un 50% y lleva estudiando la zona desde 2002. Las estimaciones de recursos contingentes, no reservas probadas, es de unos 1.000 millones de barriles de petróleo y 495 millones de pies cúbicos de gas.

El principal prospecto se llama Sandía, (todos los bloques tienen nombre de fruta, plátano, etc.) y se encuentra en una lamina de agua de 930 metros, cuyo objetivo principal supondría perforar a 2.000 metros de profundidad, mucho menos que en Brasil, por ejemplo. La roca del objetivo principal son turbiditas del mioceno, nada de rocas volcánicas como dice algún desnortado, y la del objetivo secundario, arenas cretácicas. Evitando tecnicismos, lo que quiere decir es que son tipos de roca bien conocidos por su similitud con áreas similares en Canadá. Se estiman para este proyecto en particular unos recursos recuperables de 330-500 millones de barriles.

El coste en la fase exploratoria sería de unos 350 millones de dólares para tres pozos. De esa cantidad, un 15-20% se invertiría en empleo y creación de servicios en Canarias. Y si se encuentra petróleo comercial, el plan de inversiones adicionalalcanzaría los 12.000 millones de euros, de los cuales un 20% se destinaría a industria local. Eso si se encuentra petróleo, porque si se encuentra gas probablemente no sería comercialmente viable, pero la inversión local por la fase exploratoria se haría igualmente.

Para desarrollar este proyecto, Sandía, se utilizaría una plataforma flotante (FPSO) como las que se utilizan a diario en Brasil, por ejemplo, y se estiman 20 pozos que, de cumplirse objetivos, producirían 100.000/barriles al día.

Si se producen 140.000 barriles al día, el Gobierno canario recaudaría en regalías, derechos e impuestos unos 3.120 millones, aproximadamente el 30% de su presupuesto. ‘Rechacémoslo’. El proyecto crearía unos 5.000 empleos directos e indirectos sin problema, sin olvidar el dinero que se gastan los ingenieros que vayan a trabajar allí.

Las plataformas no tienen por qué afectar al turismo, sobre todo a 60 kilómetros de la costa, y la seguridad es máxima con los equipos que la industria utiliza, particularmente los de última generación, que son los que se van a utilizar. En Ghana, donde se ha descubierto uno de los mayores pozos del mundo, el turismo ha aumentado un 15%. En Brasil nadie ha dejado de viajar a Rio por perforar en aguas cercanas al turismo. Por darles un caso extremo, ya que estamos lidiando con alarmistas, un año después del derrame de BP en Macondo está todo el Golfo al 100% de ocupación.

No olvidemos que Macondo fue un error aislado de una empresa en una plataforma diseñada equivocadamente. Y Obama levantó la prohibición de perforar en poco tiempo en cuanto se comprobó la seguridad en las plataformas. El propio Obama acaba de aprobar el oleoducto de Keystone en pleno año de elecciones… y nosotros aquí, los mejores, “bueno y qué”, rechazando capital. Según los opositores canarios, imagino que piensan que vamos a reducir el déficit pagando en unicornios.

Desde este momento hasta que se produzca petróleo pasarán unos dos años de burocracia administrativa, que tanto nos gusta, y no se estima que haya resultados del primer pozo hasta 2014. Por eso es imposible hacer un análisis sobre el impacto en valoración bursátil, sea en Repsol o Woodside o RWE, excepto el coste de inversión.

Pero esto no es el cuento de la lechera. Es prematuro asumir 140.000 barriles al día de producción, pero nada desdeñable asegurar inversiones en nuestra economía, que no nos sobran las ofertas. Llevo años diciendo que España solo puede salir adelante si atrae capital y pone en marcha el desarrollo de sus recursos naturales, desde el gas pizarra en Cantabria al posible petróleo en Canarias.

Son inversiones que se pagan con caja de las empresas involucradas, no subsidios, que no restan PIB, como lo ha hecho la orgia subvencionadora y el estropicio inmobiliario, sino que lo crean; que no hunden la competitividad sino que la mejoran, y que mejoran nuestra balanza comercial. Poder ahorrar un 10% de nuestra factura petrolera merece la pena. Si queremos salir del atolladero, todo capital inversor es necesario. Estas inversiones, poniendo el máximo énfasis en seguridad y medioambiente, también.