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Geopolítica y el final del arma del petróleo

 

Comentarios sobre geopolítica y petróleo en la presentación de La Madre de todas las Batallas (Deusto 2014), en Madrid.

– El final del arma del petróleo

– Los excesos de los países productores en sus presupuestos

– Las soluciones que previenen el colapso

Y nueva entrevista en Capital Radio aquí con Laura Blanco

Video: Fernando Diaz Villanueva @diazvillanueva

All of Daniel Lacalle’s views expressed in his books, interviews and this blog are strictly personal and do not reflect the strategy or philosophy of any specific firm.

Guerra de precios petrolera: el estímulo escondido

El Confidencial 18/10/2014

La salida de casi un billón de euros de activos de las bolsas vuelve a poner cierta cordura en las valoraciones y aflora oportunidades que no eran atractivas en el entorno de euforia de los pasados meses. Pero no será “cualquier cosa” o “los chicharros suben mucho”. Sean cautelosos que el entorno es muy frágil, mientras debatimos si el ébola va a parar las economías globales o si Europa se enfrenta a una tercera recesión. Recuerden las palabras de Sir John Templeton: “Los mercados alcistas nacen con el pesimismo, crecen con el escepticismo, maduran con el optimismo y mueren con la euforia”. No caigamos en ella. Un entorno de altísimo endeudamiento es muy frágil y hay que evitar jugar a la expansión de múltiplos –comprar valores pensando que solo pueden subir por razones externas mientras sus resultados no mejoran-.

Pues bien, a pesar de reducir las estimaciones optimistas, la economía global va a crecer a niveles de 2,7-3% en 2014-2015 en mis estimaciones (vean el grafico de consenso cortesía de Jeremy Warner). Y mientras todo esto ocurre, la guerra de precios en el mercado del petróleo que comentaba McCoy esta semana va camino de ser un verdadero estímulo para las economías del mundo que no debemos ignorar.

“Estamos en una auténtica guerra de precios”, decía el pasado martes Eulogio del Pino (de la petrolera venezolana PDVSA), tras las bajadas a sus clientes llevadas a cabo por Arabia Saudí y Kuwait. Irán, a su vez, anunciaba que la OPEP podría mantener precios de 80 dólares barril durante varios años y el ministro de petróleo de Kuwait comentaba que era improbable esperar una reducción de producción de la OPEP en su próxima reunión de noviembre porque sería “inefectiva”. No es una casualidad.

El petróleo acumula una caída anual muy superior a la corrección del carbón, por ejemplo, también afectado por un crecimiento chino menos “industrial” y más de “consumo”.

Dicha ralentización de China que comentábamos aquí y una demanda de crudo global que sigue creciendo (+0,8%), pero mucho menos que la oferta (+3%), con EEUU a la cabeza, añadido a las amenazas a la cuota de mercado de los grandes productores, sienta las bases de La Madre de Todas Las Batallas.

La guerra está servida. La OPEP busca recuperar cuota de mercado contra EEUU que, con la revolución del fracking, ya produce más que Arabia Saudí. Se percibe que, dejando que el precio baje, los productores con un mayor coste sufrirán y tendrán que retirarse del mercado. Pero no sólo es una guerra contra EEUU y el fracking, o buscando desestabilizar la economía de Rusia, que necesita 100 dólares el barril para mantener sus enormes presupuestos de modernización militar. Es una batalla contra las renovables, que vuelven a quedar prohibitivamente más caras que el petróleo. Es una guerra contra los vehículos eléctricos y de gas natural. Con el precio de la gasolina en EEUU a 3,7 dólares el galón, ya no es económicamente rentable sustituir una flota de vehículos por gas natural o electricidad.

Un buen amigo de Aramco me decía hace un tiempo: “Cuando los precios del petróleo caen, nosotros bajamos costes; cuando las subvenciones bajan, ustedes quiebran”.

Todas estas tecnologías han vivido al calor de un necesario “alto precio del crudo”, justificándose porque el petróleo solo puede subir y por la mayor de las falacias: que la OPEP necesita estos precios para equilibrar sus presupuestos (como muestra el gráfico de Merrill Lynch). Ese error que he comentado desde hace años en esta columna. Olvida que hasta un 60% del presupuesto de dichos países son subvenciones “sociales” totalmente discrecionales. Es decir, que no son, ni de lejos, los costes de producción o extracción, que se sitúan en una banda de 35-70 dólares por barril, sino que incluyen muchos gastos superfluos.

Cuando baja la marea se descubre quién va desnudo. Y eso es precisamente lo que estamos viendo, una carrera similar a la que comentaba aquí en 2010 cuando el gas barato casi acabó con los operadores de renovables más ineficientes y endeudados. Los nuevos productores de petróleo (shale y tight oil) en EEUU se encuentran ahora con el mismo escenario de competencia, tienen que ponerse las pilas, ser más eficientes y bajar costes. Lo mismo tendrán que hacer las renovables acostumbradas a precios de 200 dólares el barril equivalente. Y Rusia o Venezuela tendrán que limitar sus gastos de “cheque en blanco”.

La tabla inferior (cortesía de JP Morgan) muestra el precio del petróleo necesario para generar una rentabilidad de 10% en cada zona de EEUU. Como ven, la guerra de precios puede enzarzarse hasta precios que hoy nos parecerían inasumibles… Y, tal y como ocurrió en 2008, cuando el petróleo cayó a casi 30 dólars el barril, lo que es probable que veamos es que muy pocos dejan de producir.

Con un mercado en exceso de suministro casi estructural gracias a la revolución del fracking, esta guerra va a poner a prueba a muchos ingenieros y generar muchas mejoras de eficiencia.

¿Y por qué no baja la gasolina en Europa o España? Impuestos. Casi un 50% del precio que pagamos son impuestos. Y estos se han ido aumentando progresivamente en los últimos ocho años.

El precio de la gasolina 95 se divide fundamentalmente en impuestos (48%), coste de la cesta de petróleos adquirida por el país (43%) y el 9% aproximado es el margen de comercialización y refino.

¿Quién se beneficia de la caída del crudo? El consumidor de EEUU, que no tiene que asumir el expolio impositivo de unos estados europeos que son todos muy “verdes”, pero que viven subidos a la joroba de la OPEP como reyes. Y también aquellas economías globales que importan crudo para otras muchas actividades.

En EEUU el precio del galón de gasolina se encuentra hoy –tras la última bajada ésta semana- a 3,17 dólares (según la AAA), el nivel más bajo desde 2011. Teniendo en cuenta que una familia norteamericana gasta al año una media de 2.600 dólares, esta guerra de precios es equivalente a una mejora de renta disponible de 500 dólares anuales.

Si el petróleo baja 10 dólares por barril de manera sostenida, supondría un estímulo a las economías globales equivalente a un 0,4% del PIB mundial, según el FT. Un efecto positivo superior al de los billones de estímulos monetarios aplicados en los últimos años.

De hecho, la guerra de precios que vivimos ya supone un estímulo diario de 1.800 millones de dólares, casi 660.000 millones de dólares anuales, según Brean Capital.

En noviembre publico mi libro La Madre de Todas las Batallas (Deusto) (The Energy World Is Flat en inglés, publicado por Wiley), donde analizo las oportunidades que genera un nuevo orden mundial en el que los productores, las nuevas tecnologías y la revolución energética se baten por una cuota de mercado donde ya no vale el “todo sube” y el cuento del “se acaba, se acaba” como excusa.

La batalla está servida. Como en otras ocasiones, el arma es la eficiencia. Los operadores de menor coste y mayor capacidad de aguante, ganarán. Y con ellos, los consumidores, por fin. Si los impuestos lo permiten.

 

 

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Mitos y errores de la crisis de Irak

21/6/2014 El Confidencial

“There is no military solution for Iraq” Barack Obama

“Rarely has a US president been so wrong about so much at the expense of so many” Dick Cheney

Hacer las cosas mal es peligroso. Empeorarlas es letal. En el caso de Irak, Estados Unidos, tras gastar un billón de dólares en eliminar el régimen de Saddam Hussein, ha dejado un problema de seguridad global que puede ser mayor a lo imaginado cuando decidió retirarse. No es sólo el petróleo. Cualquiera que conociese el Bagdad de Saddam Hussein entiende que el régimen era un peligro global. De igual manera, es esencial entender que el peligro no era sólo el personaje, sino las múltiples facciones enfrentadas que ya existían antes de la dictadura Baath, durante la misma y hoy se desarrollan.  Abandonar Irak puede convertirse en una decisión que Obama lamentará durante mucho tiempo.

¿Por qué abandonó Estados Unidos Irak? 

¿Por amor y paz? No. Porque en 2016 será independiente energéticamente –incluyendo suministro de Canadá-. La necesidad de defender sus intereses en la zona es, hoy, infinitamente menor.

Estados Unidos es ya independiente en producción de gas y produce 11,3 millones de barriles al día de petróleo gracias a la revolución del fracking, convirtiéndose en el mayor productor por encima de Arabia Saudí y superando el máximo alcanzado en los años 70.

Sin embargo, retirar las tropas dejando detrás un polvorín de facciones enfrentadas termina volviéndose contra los propios Estados Unidos y la OCDE, al generarse enormes riesgos de multiplicar las amenazas terroristas. No es un problema energético. Es un problema cultural. Y es una locura pensar que todo va a ir fenomenal dejando a su libre albedrio a países diezmados por enfrentamientos tribales con ambiciones invasoras, como hemos visto en Libia o Egipto. Les recomiendo leer “The Clash of Civilizations” de Samuel Huntington y “The Lesser Evil” de Michael Ignatieff.  No queremos entender la cultura y costumbres de esos países, que distan mucho de nuestra idea de democracia. Aceptar el mal menor de mantener una presencia militar es mucho más lógico que cerrar los ojos y esperar que el mundo se mueva de acuerdo a nuestros deseos.

¿Afecta la crisis de Irak a sus exportaciones de petróleo?

La OCDE confiaba, demasiado, en el inestable gobierno de Al-Maliki. Las tropas norteamericanas fueron desapareciendo y la industria se recuperaba. Parecía que todo iba por el buen camino, sin embargo el riesgo no había desaparecido, de hecho aumentaba con la equivocada decisión estratégica de Estados Unidos de sacar las tropas del país sin dejar un contingente de seguridad.

Y se equivocaron. De nuevo. Esta semana volvía a dispararse el riesgo iraquí ante los ataques terroristas en la parte norte por parte de ISIS (Islamic State Of Iraq and Syria), un grupo yihadista que incluso tiene un informe anual de sus logros sangrientos,  como si fuese una empresa de objeto social macabro publicando su memoria anual. Véanlo aquí (http://azelin.files.wordpress.com/2014/04/al-binc481-magazine-1.pdf ) cortesía del Financial times.

Cuando yo viajaba a Irak me decían: “Bagdad es una ciudad cubierta de oro, pero en el sur es donde está el verdadero oro” (petróleo).

El mapa, cortesía de IHS Energy (press@ihs.com), muestra la situación de los campos y refinerías del país.

Los terroristas han tomado Mosul, la segunda ciudad en importancia de Irak, Tikrit, Tal Afar, Dhiluiya y Yathrib. Sin embargo, no han tomado ninguno de los grandes pozos del norte del país, en especial el gigante Kirkuk, en la región de Kurdistán, al que mis conocidos de la zona llaman “el pasaporte de la independencia kurda”, y que hoy produce 260.000 barriles al día. Los terroristas de ISIS no tienen capacidad de ataque a la parte kurda.

La mayoría de la producción de Irak, el 80%, se exporta y más del 77% viene de los pozos del sur del país, donde los terroristas de ISIS no pueden medirse con las fuerzas locales ni los contingentes de seguridad privados, que llegan desde Kuwait City al sur y en muchas ocasiones ni pasan por Bagdad.  No ha habido ningún impacto a día de hoy en las exportaciones, que se hacen en su gran mayoría a través de buques desde el sur.

¿Es una crisis por recuperar el control de las manos de las multinacionales?

Al contrario de lo que se ha comentado en la prensa, el petróleo en Irak no pertenece a empresas internacionales, ni mucho menos americanas. Todos los grandes pozos son propiedad del Estado donde las empresas internacionales, norteamericanas, rusas, italianas, chinas o británicas, trabajan con contratos de servicio técnico, y se les remunera por mantener o aumentar la producción. Es decir, el Estado, sea quien sea, se beneficia de su experiencia en mejorar la productividad, y por tanto no tiene interés en que estas empresas se vayan. Este tipo de contrato es el que ha llevado a que la producción de Irak haya recuperado máximos históricos en tan poco tiempo.

¿Es todo culpa de Bush o de Obama o de Saddam?

Las luchas y ataques entre sunníes y chiitas no son una novedad culpa de Bush o de Obama. En la época de Saddam Hussein ya era una auténtica locura organizar la seguridad para viajar de Bagdad a la frontera con Kurdistán. De hecho, el acceso estaba vetado incluso para muchos posibles contratistas por los constantes ataques.

George W. Bush cometió un enorme error al pensar, como le comentaba Wolfowitz, que al tomar el país iban a ser recibidos como héroes. En el momento en el que la represión del régimen cesó, las distintas facciones empezaron a luchar enconadamente. Un gobierno débil de intereses cruzados sólo redujo la impresión de riesgo. El mismo error que ha cometido la OCDE en Libia y Egipto.

La administración de Obama cometió un enorme error al reducir hasta tres veces la cifra de tropas de contingencia que iban a apoyar al débil gobierno de Al-Maliki. Al reducir la cifra prometida de 50.000 soldados a 25.000 y luego a 3.000, convirtió la ayuda en testimonial, y por lo tanto, rechazada por el gobierno local.

La desvinculación del resto de países de la OTAN del problema de Oriente Medio es parte del desastre. Mientras silbamos pensando que en Irak, Libia o Egipto iban a abrazar el modelo socialdemócrata, hoy, un Al-Assad crecido por la falta de acción de la OCDE en Siria se ha convertido en la plataforma de lanzamiento de un ISIS fortalecido. Así, aumenta el riesgo de que la zona bajo control de ISIS se convierta en un enorme campo de entrenamiento de terroristas internacionales.

Las propuestas de dividir Irak en tres (Kurdistán, un norte sunní y un sur chiita)reforzarían ese riesgo de otro enorme centro de entrenamiento de yihadistas global.

¿Es la crisis por la escasez de petróleo?

Los sunníes y los chiitas llevan peleándose décadas. El problema es más que petróleo… Porque en el mercado de crudo no hay grandes riesgos.

El pasado 11 de junio se reunía en Viena la OPEP. Los análisis independientes (BP Statistical Review) confirmaban que hay petróleo de sobra. Las reservas globales probadas de petróleo han aumentado hasta 1.687,9 miles de millones de barriles en 2013, suficiente para cubrir 53,3 años de producción global.

Los mensajes de los principales exportadores de petróleo se centraban en algunos aspectos que creo que son extremadamente importantes a la hora de evaluar el riesgo geopolítico y no exagerarlo:

  • El mercado está adecuadamente suministrado, y los inventarios almacenados de la OCDE en términos de demanda cubierta a niveles “muy confortables” (2.548 millones de barriles, 55 días, nivel similar a los 55-60 días de media desde hace años).
  • La capacidad excedentaria, es decir, lo que la OPEP puede producir por encima de la cuota establecida de 30 millones de barriles al día, se sitúa en 3,5 millones de barriles al día.
  • Irak ha alcanzado una producción de 3,3 millones de barriles al día, llegando a máximos históricos.

¿Va a llevar Irak el petróleo a 200 dólares por barril?

No es probable. La capacidad excedentaria de la OPEP es equivalente al 100% de la producción de Irak. Con Estados Unidos produciendo a máximos y la producción no-OPEP creciendo en 1,2 millones de barriles al día en 2014, el mercado seguiría adecuadamente suministrado incluso si Irak deja de exportar.

Libia, por ejemplo, ha bajado sus exportaciones a casi cero desde un millón de barriles al día tras la caída de Gadafi y el petróleo no se ha movido agresivamente. El análisis no es “el petróleo ha subido a 114 dólares por barril”, sino “incluso con las crisis de Libia, de Ucrania y de Irak el petróleo solamente ha subido a 114 por barril…” Y además está en backwardation (el precio a futuro es mucho más bajo que el actual).

¿Va a crear una crisis económica el precio del petróleo?

El petróleo no crea crisis. El exceso de crédito y masa monetaria que dispara los precios de las materias primas muy por encima de los fundamentales son los que lo genera. El precio del petróleo es una consecuencia, no una causa. En cualquier caso, la factura petrolera de la OCDE no llega al 5,5% del PIB, muy lejos de los niveles que se suponen de “crisis”. El exceso de suministro también ayuda a mitigarlo.

El mundo lleva funcionando con crisis de este tipo en países productores desde hace décadas. Y el mercado siempre se adapta. Pero vincular el problema árabe sólo al petróleo es un grave error, por parte de todos los gobiernos.

Al final, como decía Ignatieff, nunca existe una solución ideal. Pensar que Estados Unidos va a terminar con un problema de siglos desde el dominio militar es optimista. Creer que Estados Unidos va a poder desvincularse de la seguridad en Oriente Medio y retirarse sin terribles consecuencias para su propio país es suicida.

Venezuela y la pesadilla del ‘petroestado’

12/3/2014 El Confidencial

“El petroestado recauda ingentes recursos, pero crea a su vez poderosos e irresistibles incentivos para decidir clientelarmente a la hora de redistribuir”Ibsen Martínez

En apenas dos meses, Venezuela ya registra 2.841 homicidios. Los paramilitares y la Guardia Nacional Bolivariana han provocado 21 muertos. El nivel de represión ha alcanzado cotas que generan titulares diarios en la prensa de todo el mundo.

Decía Milton Friedman que “si dejamos al gobierno a cargo del desierto, nos quedamos sin arena en unos años”. Los logros del chavismo son muy parecidos a lo que indica ese comentario del premio Nobel. Haber perdido la oportunidad generada por sus recursos naturales y hacer un sistema clientelista y subvencionado en vez de una economía moderna y desarrollada.

Hoy, Venezuela, quinto país exportador de petróleo y las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, tiene una inflación del 56% y desabastecimiento de alimentos y productos básicos provocados por una política económica irresponsable.

La política social de devaluar, gastar y endeudar ha llevado a la economía a una situación insostenible de escasez, empobrecimiento generalizado y represión.

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De hecho, a pesar de haber visto los precios del petróleo multiplicarse, la deuda de Venezuela y PDVSA, su empresa petrolera nacional, aumentó en 110.000 millones de dólares desde la llegada del chavismo.

El caso de PDVSA merece analizarse. De ser una de las empresas más punteras y eficientes del sector, ha multiplicado su plantilla mientras reducía su producción un 16% desde la llegada de Chávez, y la deuda aumentaba. A pesar de haber disfrutado de unos precios del petróleo en trayectoria ascendente continuada desde que el régimen chavista llegó al poder,Venezuela tiene el triste récord de haber hundido la productividad por empleado de PDVSA a niveles sectorialesequivalentes a 1940 y de haber destruido su estructura financiera con una deuda que se ha disparado -un 8,4% sólo en 2013- para financiar proyectos sociales que sorprenden por las cantidades gastadas. La ineficacia en el gasto por obra completada final se puede ver claramente en los barrios sociales de las afueras de Caracas.

A la hora de analizar los supuestos logros del chavismo que muchos medios comentan, siempre hay que recordar que el país se ha beneficiado de unos precios del petróleo que han subido de 18 dólares por barril a 108 dólares.Unos ingresos extraordinarios que se han dilapidado en enormes subvenciones y donaciones políticas a naciones amigas que no han ayudado ni a cambiar el modelo productivo, ni a modernizar y desarrollar las industrias autóctonas, sino a depender aún más de los precios del petróleo, convirtiendo a Venezuela, junto a Irán, en los países que necesitan un precio del crudo más alto para equilibrar sus presupuestos (más de 100 dólares el barril).

Descontando el impacto de la inflación, que en Venezuela supera ratios de doble digito, el crecimiento real de PerúChile o Brasil en los últimos catorce años es más de tres veces superior al venezolano, y sólo la devaluación salvaje de Maduro de los últimos meses ha desplomado la renta per cápita de 13.000 dólares a 9.000.

Venezuela tiene el triste récord de haber hundido la productividad por empleado de PDVSA a niveles de 1940 y de haber destruido su estructura financiera con una deuda que se ha disparado -un 8,4% sólo en 2013- para financiar proyectos sociales que sorprenden por las cantidades gastadas.

La mejora de los indicadores de riqueza en Venezuela palidece cuando se tiene en cuenta la enorme renta petrolera extraordinaria que se ha generado en los últimos catorce años. Más de 380.000 millones de dólares de ingresos “distribuidos revolucionariamente”, y la pobreza y escasez (27,3%) son enormes.

El Índice de Pobreza en Latinoamérica de la Fundación Ethos sitúa a Venezuela entre los tres países más pobres tanto en hogar como entorno, mientras las economías más abiertas -Chile, México y Colombia- quedaban en los puestos de menor pobreza.

Lo explico en “Viaje a la Libertad Económica”. El modelo chavista debilita sus propias instituciones y restringe perversamente las políticas públicas a la decisión personal del líder que firma los cheques. Se crean lo que se llaman los boliburgueses, muy similares a los oligarcas.

Para Venezuela, el petróleo ha sido una bendición y una condena. La enorme renta petrolera recibida enmascara unos resultados de la política de “redistribución revolucionaria” que son mucho más que decepcionantes. Desafortunadamente, ese proceso se ha llevado a cabo con la entrega voluntaria de la libertad de muchos ciudadanos a cambio de un asistencialismo al que hoy le descubren su cara más oscura. Represión generalizada.

Apostar por un estado represor a cambio de una supuesta prosperidad lleva a no conseguirla y además encontrarse, como hoy, con la imposibilidad de salir del sueño redistributivo que se convirtió en pesadilla sangrienta. Los que critican a la oposición parecen olvidar convenientemente que las instituciones han sido tomadas y controladas por el chavismo en un proceso lento, pero inexorable, desde hace más de diez años. A pesar de ello, sigo confiando en que se permita a unos y otros buscar una solución pacífica.

Mientras tanto, los economistas de consenso en España nos quieren convencer de que tenemos que aplicar las mismas políticas. Venezuela sin petróleo.

La salida a este infierno de inflación y desabastecimiento tras años de subvenciones y despilfarro público no va a llegar de la mano de la misma fórmula. Venezuela es un país magnífico con una población capaz, valiente y emprendedora. Sea el gobierno que sea el que dirija el país en el futuro, estoy seguro de que aprenderá  que la política de devaluar, inflacionar y tirar del gasto público y de la deuda es pan –poco- para hoy y desastre –mucho- para mañana. #SOSVenezuela.