Guerra de precios petrolera: el estímulo escondido

El Confidencial 18/10/2014

La salida de casi un billón de euros de activos de las bolsas vuelve a poner cierta cordura en las valoraciones y aflora oportunidades que no eran atractivas en el entorno de euforia de los pasados meses. Pero no será “cualquier cosa” o “los chicharros suben mucho”. Sean cautelosos que el entorno es muy frágil, mientras debatimos si el ébola va a parar las economías globales o si Europa se enfrenta a una tercera recesión. Recuerden las palabras de Sir John Templeton: “Los mercados alcistas nacen con el pesimismo, crecen con el escepticismo, maduran con el optimismo y mueren con la euforia”. No caigamos en ella. Un entorno de altísimo endeudamiento es muy frágil y hay que evitar jugar a la expansión de múltiplos –comprar valores pensando que solo pueden subir por razones externas mientras sus resultados no mejoran-.

Pues bien, a pesar de reducir las estimaciones optimistas, la economía global va a crecer a niveles de 2,7-3% en 2014-2015 en mis estimaciones (vean el grafico de consenso cortesía de Jeremy Warner). Y mientras todo esto ocurre, la guerra de precios en el mercado del petróleo que comentaba McCoy esta semana va camino de ser un verdadero estímulo para las economías del mundo que no debemos ignorar.

“Estamos en una auténtica guerra de precios”, decía el pasado martes Eulogio del Pino (de la petrolera venezolana PDVSA), tras las bajadas a sus clientes llevadas a cabo por Arabia Saudí y Kuwait. Irán, a su vez, anunciaba que la OPEP podría mantener precios de 80 dólares barril durante varios años y el ministro de petróleo de Kuwait comentaba que era improbable esperar una reducción de producción de la OPEP en su próxima reunión de noviembre porque sería “inefectiva”. No es una casualidad.

El petróleo acumula una caída anual muy superior a la corrección del carbón, por ejemplo, también afectado por un crecimiento chino menos “industrial” y más de “consumo”.

Dicha ralentización de China que comentábamos aquí y una demanda de crudo global que sigue creciendo (+0,8%), pero mucho menos que la oferta (+3%), con EEUU a la cabeza, añadido a las amenazas a la cuota de mercado de los grandes productores, sienta las bases de La Madre de Todas Las Batallas.

La guerra está servida. La OPEP busca recuperar cuota de mercado contra EEUU que, con la revolución del fracking, ya produce más que Arabia Saudí. Se percibe que, dejando que el precio baje, los productores con un mayor coste sufrirán y tendrán que retirarse del mercado. Pero no sólo es una guerra contra EEUU y el fracking, o buscando desestabilizar la economía de Rusia, que necesita 100 dólares el barril para mantener sus enormes presupuestos de modernización militar. Es una batalla contra las renovables, que vuelven a quedar prohibitivamente más caras que el petróleo. Es una guerra contra los vehículos eléctricos y de gas natural. Con el precio de la gasolina en EEUU a 3,7 dólares el galón, ya no es económicamente rentable sustituir una flota de vehículos por gas natural o electricidad.

Un buen amigo de Aramco me decía hace un tiempo: “Cuando los precios del petróleo caen, nosotros bajamos costes; cuando las subvenciones bajan, ustedes quiebran”.

Todas estas tecnologías han vivido al calor de un necesario “alto precio del crudo”, justificándose porque el petróleo solo puede subir y por la mayor de las falacias: que la OPEP necesita estos precios para equilibrar sus presupuestos (como muestra el gráfico de Merrill Lynch). Ese error que he comentado desde hace años en esta columna. Olvida que hasta un 60% del presupuesto de dichos países son subvenciones “sociales” totalmente discrecionales. Es decir, que no son, ni de lejos, los costes de producción o extracción, que se sitúan en una banda de 35-70 dólares por barril, sino que incluyen muchos gastos superfluos.

Cuando baja la marea se descubre quién va desnudo. Y eso es precisamente lo que estamos viendo, una carrera similar a la que comentaba aquí en 2010 cuando el gas barato casi acabó con los operadores de renovables más ineficientes y endeudados. Los nuevos productores de petróleo (shale y tight oil) en EEUU se encuentran ahora con el mismo escenario de competencia, tienen que ponerse las pilas, ser más eficientes y bajar costes. Lo mismo tendrán que hacer las renovables acostumbradas a precios de 200 dólares el barril equivalente. Y Rusia o Venezuela tendrán que limitar sus gastos de “cheque en blanco”.

La tabla inferior (cortesía de JP Morgan) muestra el precio del petróleo necesario para generar una rentabilidad de 10% en cada zona de EEUU. Como ven, la guerra de precios puede enzarzarse hasta precios que hoy nos parecerían inasumibles… Y, tal y como ocurrió en 2008, cuando el petróleo cayó a casi 30 dólars el barril, lo que es probable que veamos es que muy pocos dejan de producir.

Con un mercado en exceso de suministro casi estructural gracias a la revolución del fracking, esta guerra va a poner a prueba a muchos ingenieros y generar muchas mejoras de eficiencia.

¿Y por qué no baja la gasolina en Europa o España? Impuestos. Casi un 50% del precio que pagamos son impuestos. Y estos se han ido aumentando progresivamente en los últimos ocho años.

El precio de la gasolina 95 se divide fundamentalmente en impuestos (48%), coste de la cesta de petróleos adquirida por el país (43%) y el 9% aproximado es el margen de comercialización y refino.

¿Quién se beneficia de la caída del crudo? El consumidor de EEUU, que no tiene que asumir el expolio impositivo de unos estados europeos que son todos muy “verdes”, pero que viven subidos a la joroba de la OPEP como reyes. Y también aquellas economías globales que importan crudo para otras muchas actividades.

En EEUU el precio del galón de gasolina se encuentra hoy –tras la última bajada ésta semana- a 3,17 dólares (según la AAA), el nivel más bajo desde 2011. Teniendo en cuenta que una familia norteamericana gasta al año una media de 2.600 dólares, esta guerra de precios es equivalente a una mejora de renta disponible de 500 dólares anuales.

Si el petróleo baja 10 dólares por barril de manera sostenida, supondría un estímulo a las economías globales equivalente a un 0,4% del PIB mundial, según el FT. Un efecto positivo superior al de los billones de estímulos monetarios aplicados en los últimos años.

De hecho, la guerra de precios que vivimos ya supone un estímulo diario de 1.800 millones de dólares, casi 660.000 millones de dólares anuales, según Brean Capital.

En noviembre publico mi libro La Madre de Todas las Batallas (Deusto) (The Energy World Is Flat en inglés, publicado por Wiley), donde analizo las oportunidades que genera un nuevo orden mundial en el que los productores, las nuevas tecnologías y la revolución energética se baten por una cuota de mercado donde ya no vale el “todo sube” y el cuento del “se acaba, se acaba” como excusa.

La batalla está servida. Como en otras ocasiones, el arma es la eficiencia. Los operadores de menor coste y mayor capacidad de aguante, ganarán. Y con ellos, los consumidores, por fin. Si los impuestos lo permiten.

 

 

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Ébola y el Cisne Negro

11/10/2014 El Confidencial «Fear gets a bad rap. I don’t want anyone in my outfit that doesn’t get scared»Dustin Hoffman en Outbreak (1995).

La aparición de casos de ébola en la OCDE y España ha disparado las alarmas, e incluso el pánico. Y eso no es malo si a lo que lleva es a actuar de manera rápida y eficaz.

No quiero obviar ni olvidar la tragedia humana, y traslado mi admiración por todos los profesionales sanitarios, que son los verdaderos héroes. Mientras algunos políticos buscan echar balones fuera y crear comités, mientras sale a la luz que tenemos que «coordinar» diecisiete consejerías para hacer algo, estos héroes trabajan a pesar de la burocracia que solo busca autojustificarse.

Nos centraremos en el posible impacto económico, y para ello, el informe de Barclays Banks «A Pale Horse» y los análisis publicados por el Banco Mundial y el Financial Times nos pueden ayudar.

¿Es el ébola un «cisne negro»? Es decir, ¿un evento inesperado que lleva a una crisis financiera?

Empecemos por las diferencias con otros brotes epidémicos.

Este ultimo brote ha causado 7.470 casos y 3.431 muertes estimadas, pero se reduce a 4.087 y 2.071, respectivamente, totalmente confirmadas, según la CDC y la OMS. Esto, dentro de una zona poblada por más de 334 millones de personas. De hecho, el corredor que va de Lome a Abidjan y a Lagos, aunque pase por varios paises, es una «enorme megalopolis», como Robert Kaplan decía ya hace veinte años.

El índice de contagio es muy bajo. Mientras que en el caso del Sida o la gripe aviar éste oscila entre 3 y 6, en el del ébola, según la OMC, es de entre 1,4 y 1,9.

Cada día es un día menos. A medida que pasan horas desde el caso, la probabilidad de una epidemia se reduce aún más. En Nigeria, por ejemplo, con ciudades como Lagos -21 millones de habitantes- se ha controlado de manera rápida y eficaz.

Por lo tanto, el riesgo de una epidemia es muy bajo si se monitoriza adecuadamente y se deja a los profesionales trabajar.

El impacto económico, desafortunadamente, no es tan claro. Como muestra el gráfico de Barclays, el daño a las economías asiáticas por la gripe aviar fue corto, pero relevante.

Precisamente, porque el ébola es menos contagioso, pero más mortal cuando se confirma un caso, hace que el impacto económico pueda ser mayor a los 20-25.000 millones de dólares que estima el Banco Mundial.

Si usamos el indicador de ejemplos pasados:

Caída del comercio internacional, al cerrarse fronteras o aumentar de manera importante los controles.

Pérdida de turismo. El turismo se mueve por riesgo, aunque sea infundado. Una información veraz, clara y constante y un protocolo de contención contundente son esenciales para que otros gobiernos no «recomienden» a sus ciudadanos «evitar» viajar a nuestro país.

Reducción de inversiones. Es normal que un brote ralentice las inversiones ante una posible caída de la actividad.

Riesgo de impago y recesión en economías expuestas a África. Aún no se ha producido un impago o problema crediticio en ninguno de los países afectados. Eso es una buena señal del bajo riesgo.

Es, por lo tanto, razonable llegar a una caída de las estimaciones de crecimiento global y de la Unión Europea. Los análisis que he leído asumen una reducción de 0,2-0,3% hasta 0,5% en el crecimiento de Europa y España, respectivamente, si se cierran fronteras y cae la de manera importante la actividad económica. No tiene por qué llegar a ese nivel y parece una estimación maximalista. Pero debemos estar alertas, precisamente porque vivimos momentos de euforia, endeudamiento barato, excesivo riesgo y valoraciones y estimaciones optimistas. Los sectores más afectados serían los que dependen de turismo y cíclicos.

Por supuesto, si se contiene inmediatamente, la recuperación de esa caída se da rápidamente, en unos 12 meses. La actividad económica en Nigeria ha sufrido un impacto muy pequeño con el brote de ébola. Por ejemplo, las aerolíneas ganaron todo lo perdido en bolsa en un periodo de menos de un año en la crisis de la gripe aviar.

Debemos estar alertas, precisamente porque vivimos momentos de euforia, endeiudamiento barato, excesivo riesgo y valoraciones y estimaciones optimistas. Los sectores más afectados serían los que dependen de turismo y cíclicos

Lo que el ébola ha puesto en las mentes de los economistas es lo que llevamos diciendo años en esta columna. La fragilidad del sistema y que cualquier problema inesperado -cisne negro- puede poner en peligro la débil recuperación y pinchar la burbuja de euforia creada por la expansión monetaria. Ningún banco central va a solucionar el impacto en la economía real, si se da.

En mi experiencia, todas las crisis sanitarias pasadas han sido mucho menos dañinas para la economía de lo que se estimaba y mucho menos graves de lo esperado, precisamente porque la alarma social aceleró una respuesta contundente. Aún recuerdo un amigo que acaparó en su casa decenas de cajas de Tamiflu por si acaso. Y ahí están las cajas. Sin embargo, pensar que todo esto es irrelevante y que los bancos centrales nos van a sostener la burbuja en las carteras de inversión es, cuando menos, irresponsable. Precisamente, por el grado de complacencia y valoraciones exageradas que se dan hoy en los activos de riesgo.

Hacer predicciones agresivas o pesimistas ha sido el denominador común con otros brotes o crisis. Y no es malo. Tal vez es un mecanismo que sirve para ponernos las pilas y evitar cumplir dichas estimaciones catastróficas. Por eso, como decía el personaje de Dustin Hoffman en Outbreak, tomemos en serio y tengamos respeto al virus, no para sacarlo a cenar, sino para matarlo. Menos comités y más profesionales.

PD: Este articulo va dedicado a Teresa y todos los profesionales y religiosos que ponen en peligro y hasta sacrifican sus vidas por los demás.

 

 

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El ABC de una recuperación económica creíble

Fragmentoa de mis obras.

Mi contribución a ABC junto a grandes economistas se puede leer también aquí:  ABC 9 NOV 2014

«Hay que bajar impuestos, Ya. El esfuerzo fiscal en España sigue siendo uno de los mayores de la OCDE. Y no es una carrera a recaudar, como explicaba en “el gasto es el problema“. El juego de sostener el PIB con GASTO HIPERTROFIADO no reduce el paro lo suficiente. Es urgente.
ESPAÑA TIENE POTENCIAL para crear millones de empleos netos. Hay que bajar impuestos ya y no entorpecer la creación de empleo. Se espera una creación de empleo de 650.000 puestos en 2014-2015 (yo estimo 800.000 a 2016)  pero no es suficiente.

El empleo no va a venir de una administración hipertrofiada que consume casi el 45% de los recursos del país (PIB) y donde el gasto en empleo público supone un 11,9% del PIB superando la media del conjunto de países desarrollados, del 11,3%. Eso sin contar asesores (1.000 millones de euros anuales) ni empleados de empresas públicas. Tampoco va a venir de las grandes empresas que ya cuentan con una media del 20% de empleados superior a sus comparables europeos (empleados sobre cifra de negocio en el país, Bloomberg). Va a venir  del autoempleo y las PyMEs.

Para reducir el paro hay que:

– Fomentar el autoempleo. Crear empresas en 24 horas, como en tantos países, no ser uno de los países donde es más caro y lento montar una empresa de la OCDE. El tiempo necesario para poner en marcha un negocio en España es el doble que la media de la OCDE. Que los creadores de pequeños negocios y nuevas empresas no vean que el coste es inasumible con respecto al riesgo que ya supone su iniciativa empresarial.

– Incentivar a las PyMEs que crean el 70% del valor añadido del país. Bajar impuesto de Sociedades y Cuotas Sociales para crear empleo. Las empresas españolas dedican un total del 58,6% de sus beneficios a pagar impuestos, según el Banco Mundial.

 Bajar cuotas a autónomos. Cercenar la inaceptable cuota de autónomos que ha aumentado un 20%. Los trabajadores que hayan montado su propia empresa (administrador societario) y los autónomos con más de una decena de empleados a su cargo pagan una cuota mensual próxima a los 314 euros mensuales, inasumible en un entorno de incertidumbre y riesgo empresarial.

– Reducir impuestos a empresas. Que las nuevas empresas creadas no paguen cuotas sociales e impuestos hasta tener dos años de beneficios, como en Reino Unido.  Y cercenar de manera drástica las trabas burocráticas y la extremada complejidad legislativa de un país de diecisiete regímenes que se autojustifican creando centenares de normas entorpecedoras cada año. Cambiar los incentivos. Menos capataces para “parar y fiscalizar” y más facilitadores.

– Reducir IRPF para aumentar ahorro y consumo. Sí. Ahorro. Sin ahorro, y consumo posterior, la economía no se pone en marcha. Desincentivar el ahorro para sostener el PIB es una política errónea y peligrosa. El salario bruto de un trabajador se deduce un 47,3% en impuestos. Sumando el IVA el sueldo es de 67,4% para el estado

 Cortar gasto político y superfluo, subvenciones y excesos de burbuja, como comentaba en este post. España ha aumentado el gasto público un 48% entre 2004 y 2009 y solo lo ha reducido ligeramente un 5% desde 2010. (Lean). Los que defienden “ser flexibles con el déficit” deben explicar cómo van a endeudar España más de 80.000 millones anuales, que es una locura

Las soluciones no van a venir de las mismas políticas de gasto inútil e intervencionismo que destruyeron 3.000.000 de puestos de trabajo.

Se puede hacer mucho más.

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Entrevista en Sintetia: El sector público es un servicio pagado, y muy bien, no una ONG

Desde la última vez que hemos entrevistado a Daniel Lacalle ya ha sacado dos nuevos libros al mercado: “Viaje a la libertad Económica” y, desde hace muy pocos días, “La madre de todas las batallas” (ambos en Deusto). Con esta entrevista tratamos de ahondar en las ideas de ambos libros. Daniel es un brillante economista, muy especializado en energía, en mercados financieros y ambos libros están repletos de ideas, reflexiones y datos, muchos datos, que nos permiten acercarnos a la realidad desde otros prismas. Sin más, y como ya es muy conocido para los lectores de Sintetia, ¡os dejamos con esta entrevista! 

:: Daniel, déjame empezar directo. Me gusta mucho la definición que usa muchas veces Xavier Sala-i-Martín, sobre lo que significa ser liberal. Le gusta decir que los liberales ‘de verdad’ son aquellos que no le gustan que le metan la mano ni en la cartera (impuestos/gastos públicos) ni en la bragueta (en alusión a la libertad individual y de pensamiento). ¿Cuál es tu definición de liberal? 

Un liberal es el que defiende para el estado lo que quiere para sí mismo y su familia. Libertad y Oportunidad. Los intervencionistas piden para el estado lo que jamás se atreverían a hacerle a sus hijos, endeudarse, gastar por encima de las posibilidades y pasarle la factura a sus nietos. Un liberal es aquel que defiende un modelo de sociedad abierto, con bajos impuestos y meritocracia, que permite a las personas y empresas crecer y ser solidarios sin imponer el paternalismo asistencialista. Que incentiva el progreso económico desde la eficiencia y la libertad. 

:: En tu libro hay un pasaje donde vives en primera persona lo que pasaba al otro lado del muro de Berlín, dices, “Arrebatar, arrancar de las personas la posibilidad de crecer, de equivocarse, de ser felices, de llorar, a cambio de una seguridad que, encima, no tenían”. Libertad versus seguridad, ¿ése es el falso trade off al que se tienen que enfrentar las sociedades? 

En cualquier país por muchos conflictos que tengan, se ven niños riendo y jugando. Ver en Berlín comunista a los niños callados y cabizbajos, aterrorizados ante los comisarios políticos que nos acompañaban a “mostrarnos las bondades del comunismo” me afectó profundamente. Nunca lo olvidaré.

Es triste, pero el intervencionismo, desincentivando el esfuerzo individual, hace confortable la pobreza y crea clientes.

Un estado intervencionista se comporta como un maltratador, que mina la voluntad y los anhelos del hombre para destruir su confianza con la excusa de “sin mí no eres nada” y “quién te va a querer más que yo”. Y los ciudadanos acaban por creerlo. Piensan que, efectivamente, sin la “protección con mi dinero” de ese estado fagocitador, le va a ser imposible sobrevivir. Así se consiguen clientes que nunca salen de la pobreza pero cada vez se conforman con menos. Zombis asistidos.

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:: “La libertad económica y el capitalismo real crean más prosperidad y son más sociales que los sistemas asistenciales”. ¿Cuáles son las piezas fundamentales de ese capitalismo real?

No hay más que ver las estadísticas. Los países con más libertad económica son los más prósperos y con mayor riqueza entre las clases más desfavorecidas.

Lo primero es distinguir entre capitalismo real y “socialcapitalismo de amiguetes” que es lo que algunos denominan erróneamente en Europa “neoliberalismo” y que no es más que una manifestación perfecta del estatismo absoluto, perfectamente comparable a los boliburgueses venezolanos o los oligarcas de la URSS.

El capitalismo real se sustenta en libre mercado, instituciones independientes, en la seguridad jurídica , la competencia y la meritocracia. Ese capitalismo ha llevado a que la pobreza mundial se reduzca como nunca, a que las oportunidades para todos hayan mejorado y a que la clase media florezca, aunque hoy nos parezca que no es así porque estamos muy acostumbrados a los frutos que nos ha dado la riqueza generada en las ultimas décadas de libertad.

El problema es que en Europa, en particular la Europa creada a imagen y semejanza de Francia, que tiene mucho de socialismo intervencionista y bastante poco de liberalismo, nos parece “neoliberal” que el estado se dispare a un 46% del PIB, que el gasto público y el déficit se descontrolen y que se implementen una y otra vez planes de inversión estatales en sectores moribundos. La Unión Europea del gasto y el despilfarro es al liberalismo lo que Justin Bieber al Rock.

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:: ¿Tenemos los españoles una mala definición de lo que entendemos por ‘capitalismo’?

Totalmente. Porque en realidad siempre hemos vivido una economía extremadamente dirigida y muy intervenida, y, reconozcámoslo, muchos sobreviven medio bien bajo el manto represor pero paternalista del megaestado… Hasta que lo tienen que pagar.

Esta imagen irreal del capitalismo nos lleva a afirmaciones aberrantes como que “se ha rescatado a la banca privada” cuando nos hemos tenido que merendar el destrozo de las cajas públicas y las concesiones avaladas por el estado en infraestructuras “para crecer”.

Siempre digo que para muchos españoles la definición de público y privado depende de si le conviene o le molesta.

Si es un fallo monumental, como la megalomanía de obra civil, se sacan de la manga que es “privado”. Con ello se justifica siempre el cuento de “lo público”, esa especie de imagen almibarada e idílica donde todo va siempre bien hasta que aparece algún malvado “capitalista” que rompe el sueño “publico”, que hubiera funcionado magníficamente si su pulcra virginidad no hubiese sido mancillada por el vil sector privado… Que es el que paga los impuestos con los que se sostiene ese engaño. 

:: “Todos iguales en la pobreza, cuando el lema debería ser todos libres para alcanzar la plenitud de cada talento…es la mejor manera de ayudar a los más pobres”. ¿Existe una ‘igualdad de oportunidades natural’ que todo individuo posee para alcanzar esa plenitud de cada talento? Sino es así, ¿Cómo aseguramos una igualdad de oportunidades, que no de resultados?

La igualdad perfecta no existe. Ni en la URSS ni en Cuba. No hay más que ver las fortunas de los líderes de esos regímenes. El capitalismo y el liberalismo son una lucha eterna de las fuerzas que empujan contra las que entorpecen. Y siempre se debe criticar el exceso y lo que no funciona, y luchar para que siga mejorando. Ese exceso y errores no se solucionan desde la intervención, sino desde instituciones y reguladores independientes y fiables. La intervención solo lleva a que el gobierno decida unilateralmente a quien donar favores y sostener al ineficiente siempre que le sea útil, a costa del ahorrador. Evitar crear incentivos perversos es parte de esa lucha constante. Pensar que el capitalismo es perfecto es en sí mismo un error. Pero el capitalismo es el único sistema económico que aprende y evoluciona de sus errores porque los incentivos no están mal alineados desde el punto de partida, como ocurre con el socialismo o el comunismo, que destruyen toda posibilidad de cambio con tal de perpetuar el modelo único y sostener al estado –el aparato burocrático- como objetivo central.

:: Conectando con la pregunta anterior, uno de los grandes discursos arraigado en las distintas sociedades es que precisamente la provisión de bienes públicos como la educación, la sanidad, la seguridad ayudan a asegurar la igualdad de oportunidades: ¿Qué papel le otorgas al Estado y a las administraciones en una economía?

El estado debe facilitar que esos servicios sean de calidad, eficientes y sostenibles, no monopolizarlos ni usarlos como adoctrinamiento.

No estoy en contra de la educación o sanidad públicas, que siempre tienen un sitio, sino de la justificación de sistemas ineficientes solamente porque sean públicos. Cuando se tienen resultados tan desastrosos en PISA a pesar de gastar más que muchos países, se debe criticar y muy alto. Dotar de esa cualidad “angelical”, “infalible” e intocable a los servicios públicos los hace peores y menos eficaces. Hay que promover una educación y sanidad de calidad, privada y pública, en competencia y aprendiendo unos de otros.

Y nunca debemos olvidar que la sanidad y la educación públicas no son gratuitas. Se pagan, por adelantado, en impuestos. El sector público es un servicio pagado, y muy bien, no una ONG. No es un favor que nos concede el estado. Ni algo que debemos agradecer al que presta ese servicio. Es una contraprestación por un pago que cubren, y con creces, nuestros impuestos.

:: Al hilo de esto, como en otras políticas (por ejemplo en I+D), parece que tendemos a asociar “cantidad gastada respecto a PIB” como indicador de la bondad (o no) de un Estado. Por ejemplo, Podemos plantea igualar en gasto público respecto al PIB a la media europea, la pregunta es, ¿y la eficiencia de ese gasto? ¿Qué crees que podría sobrar en España, en gasto público, y no PASARIA NADA?

De nuevo, olvidamos los Invercarias, los Omnium, etc… Yo en mi libro dedico un capitulo completo a lo que llamo el Gasto Político, que supone más de 80.000 millones anuales, y que no tiene nada que ver con los servicios que demanda la gente y que es la burocracia por la burocracia. Y se esconde mucho en esos conceptos “alfombra” donde todo vale como “cooperación”, y también en sanidad y educación. Con poner el término “social” o “verde” a cualquier gasto peregrino ya se puede gastar con alegría.

Mire que casualidad, en I+D esos estudios sobre “practica y discurso en el uso de la bicicleta” o “propuestas de desmercantilizacion de la vivienda”, tantos informes sobre las cosas más peregrinas e inútiles que se esconden bajo I+D… esas subvenciones al cine senegalés, esos 36 “observatorios” de la Junta de Andalucía, incluido uno del Flamenco, esas diputaciones, cabildos, consejos insulares, etc…

:: Te cito: “salgan del círculo del subsidio, usen el talento para crear su propio futuro. No es imposible”. ¿Qué falla en el sistema de incentivos (legales, fiscales o culturales) españoles para salir de esa ‘cultura del subsidio’ y ser una sociedad más emprendedora, más global, más viajada…más arriesgada?

No éramos así, pero se nos ha instaurado a muchos poco a poco el miedo al fracaso, pensar que “sin ayuda del estado” o “padrinos” no se consigue nada, la envidia… La burbuja inmobiliaria y estar “atado” a una casa también hace mucho daño, así como el miedo a salir de la región donde uno nace.

Francisco Umbral (DEP) nos dijo una vez en una conferencia que el español medio iba camino de ser una “combinación de árbitro de fútbol y vendedor de quiosquillo” –juzgar sin participar en el juego y estar sentado esperando que la gente pase y compre-. Y es muy dañina esa cultura, a veces instaurada desde la infancia y desde la familia, de que hay que “colocarse”, vivir cerca de los padres, pasar 25 años de jefecillo de sección en una empresa pública, en la administración o en un conglomerado, y jubilarse. Y eso no es el espíritu español. El español siempre ha luchado, se ha abierto caminos y ha salido adelante luchando.

:: Dices que antes de la crisis, el 74% del sistema bancario estaba en manos de los Estados. ¿Puedes explicarnos un poco más esta afirmación? ¿Cómo casa este dato con el discurso de ‘los grandes imperios de banqueros privados que manejan los mercados?

Porque es falso. Mire las Casse di Prestiti, los Landesbanks, las cajas, la banca pública en Latinoamérica, Rusia, Asia –¡China!-… El peso de la banca pública o gestionada por estados y políticos ha sido determinante en el aumento desproporcionado de los balances. En 2008 el 74% de los activos financieros se encontraban en entidades estatales o semi-estatales. Si el problema hubiera sido solo los malvados bancos privados, la crisis se habría terminado en 2009. Ampliaciones de capital, desinversiones y fusiones. 

:: Una de tus grandes influencias, tanto en el pensamiento económico como en el social, es Hayek. Al respecto quería preguntarte:

1.- ¿Crees que Hayek en España es un gran olvidado? 

Olvidado no. Ignorado a propósito. En la BBC hace poco hicieron programas monográficos sobre Hayek, Keynes y Marx. Muchos españoles que estudian economía en Londres me comentaban que no se podían creer que Hayek estuviese en el mismo nivel de importancia. Hayek, Mises… son deliberadamente ignorados por una academia que se orienta fundamentalmente al intervencionismo. Con muy honrosas excepciones, claro.

2.- ¿Cuáles crees que son las lecciones más importantes que, a tu juicio, están más vivas que nunca de su extensísima obra?

La importancia de la libertad y la falacia del socialismo y la protección del estado. El engaño del gasto público como solución y de la inflación como panacea. Que podemos intentar repetir los mismos errores una y otra vez pero si no entendemos que el estado que genera el problema va a seguir cayendo en los mismos errores, ya que no se ve penalizado por la mala gestión.

:: Dices, “de las burbujas sólo podemos defendernos con sentido común y con análisis e información”. 

1.- ¿Cuáles dirías que son los 3 grandes mitos o desinformaciones más importantes que crees están arraigadas en nuestra sociedad?

a.- Que a largo plazo todo sube. Olvidamos el coste de oportunidad.

b.- Que el gobierno o el regulador va a solucionar nuestros errores.

c.- Que existen conspiraciones extranjeras contra nosotros.

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2.- Una gran burbuja nos ha traído hasta aquí, ¿estamos ante nuevas burbujas?

Sin duda. El endeudamiento total de la OCDE ha aumentado durante la crisis. La mal llamada austeridad no existe, solo se ha moderado ligeramente el crecimiento exponencial del gasto.

Los tipos de interés bajos y la liquidez excesiva nos han llevado a que los bonos de alto riesgo (bonos basura) coticen a los tipos más bajos en 35 años, a que las primas de riesgo se hayan desplomado a pesar de aumentar la deuda y que las bolsas estén en máximos a pesar de que los beneficios empresariales no han mejorado de manera relevante. Todo ello se justifica, se dan excusas, igual que en 2005-2007 cuando se decía que estábamos en un nuevo paradigma y la burbuja inmobiliaria era un mito, pero es una bomba de relojería.

:: Tienes un capítulo entero muy directo, “Bajar impuestos, ya”:

1.- ¿cuál es la fiscalidad que crees que más daño está haciendo ahora mismo a nuestra economía?

Sin lugar a dudas la decisión de “compensar” los ingresos fiscales perdidos con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que suponían casi 40.000 millones anuales, aumentando los impuestos a empresas, PyMEs, autónomos y familias, así como el IVA que ha tenido un impacto letal sobre la mejora del consumo, que, a pesar de repuntar, sube menos de la mitad de su potencial.

No hay nada más dañino que poner escollos a un emprendedor cuando empieza, cuando ya de por sí está tomando un riesgo, y la fiscalidad de nuevos autónomos y empresas es inaceptable.

2.- ¿además de bajar impuestos, simplificarías nuestro sistema fiscal?

Sí, hay demasiados tramos y demasiadas complejidades. Un empresario norteamericano me dijo que no invertía en España porque se lo tenía que gastar todo en abogados y asesores que desentrañen la maraña. Necesitamos un ‘flat tax’, como en Irlanda, que está saliendo mejor que muchos de una crisis brutal.

Entremos un momento a hablar de energía, ‘árbitro del nuevo orden mundial’, como señala la propia portada del libro:

:: ¿Por qué la energía es la madre de todas las batallas?

La energía es el motor del crecimiento. Sin energía abundante y barata el crecimiento se ralentiza o se desploma. No hay más que ver los países que menos crecen, son los que tienen energía más cara y subvencionada. La madre de todas las batallas es la guerra por cuota de mercado, entre tecnologías, operadores con distintos niveles de eficiencia y con un objetivo: ser los líderes en el sector de transporte.

:: Citas a Rex Tillerson, Consejero delegado de Exxon, “Ni tú ni yo vamos a ver el fin del petróleo. La base de recursos es enorme y puede soportar tanto la demanda actual como la de las generaciones futuras”. ¿Hay estimaciones fiables de recursos petrolíferos? 

Por supuesto, de las empresas, la IEA, Wood MacKenzie y centenares de auditores independientes. El hecho de que sea una industria muy fragmentada hace que cada uno lleve a cabo enormes procesos de análisis de las concesiones en las que opera. Además son concesiones en las que se encuentran varios operadores, incluso en los países de la OPEP. Si uno no se creyera las estimaciones, no invertiría. Las teorías de la conspiración sobre los recursos se rebaten fácilmente. En 1991 me decían “solo quedan 40 años de petróleo”… y olvidamos descubrimientos, nueva tecnología y adiciones. Hoy el índice de reemplazo de reservas probadas sigue por encima del 100%.

:: ¿Cuáles son los tres mitos que crees están más extendidos en el ámbito de la energía?

a.- Que el petróleo se va a acabar y crear un futuro distópico a lo Mad Max

b.- Que las materias primas solo pueden subir.

c.- Que el crecimiento de la demanda es exponencial sin atender a la eficiencia.

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:: Te cito: “el dilema no es sólo cómo satisfacer las necesidades presentes, sino cómo satisfacer las demandas futuras y previsibles del modo más eficiente, seguro y respetuoso con el medio ambiente”. ¿Cómo será la futura cesta de combustibles?

En 2050 el petróleo y el carbón seguirán siendo las principales fuentes de energía primaria, pero con una reducción enorme sobre el porcentaje actual, que será reemplazado por el gas natural y las renovables a medida que se mejora el coste y se aumenta la eficiencia. Los grandes perdedores “relativos” de la carrera a 2050 son claramente el carbón, que puede perder casi el 50% de su peso, y el petróleo, que puede perder hasta el 30%.

:: “La impresión de dinero y más de una década de rebaja de los tipos de interés se han traducido en presiones inflacionarias sobre los precios de las materias primas, compensando parcialmente las presiones deflacionarias de la tecnología y la curva de aprendizaje” ¿Qué impacto tiene y tendrá esto en cuanto a los costes de producción y capacidad de competir de las empresas?

La industria se adapta a la inflación y un dólar fuerte y también a un dólar débil, compitiendo. Como lo ha hecho desde hace 158 años. Unos ganarán y otros perderán. Lo bueno de la industria energética, que es la más fragmentada de las grandes industrias, es que los subsegmentos desde servicios –y sus innumerables derivados-, ingeniería, refino, exploración y producción van a tener que ‘ponerse las pilas’ como lo hicieron en el pasado, mejorar costes, mejorar eficiencia y desarrollar tecnología.

:: “El ratio riesgo-rentabilidad de la inversión productiva en la economía real es simplemente inasumible en comparación con la de los activos financieros líquidos”. ¿Nos puedes explicar con más detalle esta afirmación?

El riesgo de invertir en una maquina o planta industrial, incluyendo impuestos, demanda anémica, dificultades operativas, burocracia, comparado con su rentabilidad real (considerando la represión financiera no llega al 2% anual en media en la UE desde 2005 a 2014), supone una combinación de mayor riesgo, menor liquidez y menor rentabilidad que los activos financieros inflados al calor de la misma represión financiera que hunde la economía real. La bolsa sube más que ninguna inversión productiva. Y eso es culpa de la impresión de moneda y las políticas inflacionistas monetarias.

:: ¿Qué opinas sobre la explotación de petróleo en Canarias?

En La Madre de Todas las Batallas explico en detalle la oportunidad. No existe ningún país que pueda encontrar petróleo y rechace las inversiones. En ciudades turísticas como Rio de Janeiro tienes plataformas explorando a 2 kilómetros de la playa sin problema para la industria turística. Aquí nos mesamos los cabellos por exploración de bajo riesgo a 50 kilómetros. En fin, que somos o muy ricos o muy estúpidos para rechazar inversiones no subvencionadas que atraen hasta 5.000 puestos de trabajo directos y muchos más indirectos, sin riesgo para el turismo y que pueden reducir nuestras importaciones un 10%.

Nota: Fotos vía Shutterstock

Daniel Lacalle es economista. Autor de ‘La Madre de Todas las Batallas’, ‘Viaje a la Libertad Económica’ y ‘Nosotros los Mercados’ (todos en Deusto). En ingles, Life In The Financial Markets y The Energy World Is Flat (Wiley)

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