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Francia despierta del error intervencionista

“Hollande a confirmé le caractère libéral de la politique économique mise en oeuvre» Jean-Claude Mailly

Hay pocos países en el mundo como Francia. Cuenta con un empresariado potente, innovador, creativo, un afán por la excelencia y potencial para liderar en tecnología, industria y comercio a raudales. Enormes oportunidades para generar crecimiento. Y sin embargo, desde hace mucho tiempo, el erial intervencionista impuesto ha llevado a un país que parece secuestrado por el inmovilismo del modelo ‘dirigido’ que ha ido lentamente fagocitando a la iniciativa emprendedora.

Lo comento en Viaje a la Libertad Económica, hace sólo diez años, Alemania yFrancia tenían déficits y deudas similares. Ninguna de las dos economías era, ni es, un modelo ‘liberal’ ni mucho menos, pero siempre habían cuidado a sus empresas. Alemania tomó el camino de las reformas y Francia el de “aguantar y esperar”, atacando a su propia línea de flotación con políticas fiscales y de gasto confiscatorias para sostener un sector público hipertrofiado.

La última vez que Francia tuvo un presupuesto equilibrado fue en 1980, y desde 1974 nunca ha generado superávit, la deuda pública alcanza el 93,5% del PIB, estancamiento, un paro del 10,8% y en 2012 sufría el mayor déficit por cuenta corriente de la Eurozona.  Alemania registra superávit presupuestario, crecimiento, mucho menos paro (6,9%) y menor deuda (80%). Como en España, es común escuchar que la culpa de los problemas del país viene del extranjero, de ‘la globalización’ o ‘la crisis del euro’, sin embargo las comparaciones con Alemania hunden esos argumentos.

En España nos quieren convencer de que la solución a nuestra crisis es cometer los mismos errores que cometió Hollande, subir impuestos y gastar más. Afortunadamente, Francia siempre ha superado sus dificultades y reconoce sus equivocaciones. El plan de recortes y bajadas de impuestos presentado por el presidente Hollande este martes es una buena noticia, aunque solo sea un primer paso en el camino a recuperar el liderazgo y la competitividad. Y el fracaso de las medidas de 2012 debería acallar las voces que nos exigían “copiar el modelo” en España.

En mayo de 2012, cuando François Hollande ganó las elecciones en Francia, muchos lo celebraron como un ‘jaque al neoliberalismo’. Se lo juro. Un neoliberalismo inexistente en un país donde el gasto publico supera el 57% del PIB, donde los presupuestos de las administraciones públicas han crecido un 12% en cinco años y el 22% de la población activa trabaja para el Estado, administraciones locales y hospitales públicos; donde el salario completo bruto que un trabajador debe ganar para disponer de 100 euros tras todas las retenciones por impuestos es de 230 euros (180 euros en España). Más de la mitad de la renta del trabajo se pierde en impuestos y retenciones. Pero es que hay gente que llama neoliberalismo a cualquier cosa.

La fórmula Hollande era multiplicar los mismos errores que habían llevado a la crisis a la Eurozona. Políticas de ‘crecimiento’ –de gasto- con chequera en blanco, déficits estructurales, deuda desbocada, subidas de impuestos y gasto público.

Francia ha gastado decenas de miles de millones en ‘planes de estímulo’ desde 2009. En concreto, 47.000 millones en 2009, 1.240 millones a la industria del automóvil y dos ‘planes de crecimiento’ en el mandato Hollande: 37.600 (‘inversiones’) y 16.500 millones (‘tecnología’).

En 2009, Francia tenía una media de 2,28 millones de parados y la cifra supera los 3.300.000 en Noviembre de 2013. Resultado: Record histórico de paro. Repetir.

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Pero la realidad es tozuda, y hasta los políticos más intervencionistas terminan reconociéndola. Ante un escenario de estancamiento y problemas estructurales, el presidente Hollande anunciaba, por fin, una tímida reestructuración. 30.000 millones de euros en bajadas de impuestos a empresas (contribuciones sociales) y 50.000 millones de recortes hasta el año 2017.

La reacción, como no podía ser de otra manera, ha sido furibunda por parte de los sindicatos que acusaban al presidente de entregarse al modelo liberal. Y eso que llamar ‘liberal’ a la política económica francesa es como llamar rockero a Justin Bieber.  Una bajada de impuestos mínima y unos recortes ínfimos en un estado hipertrofiado no son medidas liberales, son medidas de ‘aflojar la soga’, que aun aprieta, y mucho.

Hay que ver las medidas con cautela. Primero, porque el periodo  y las cantidades son poco ambiciosas. La presion fiscal sigue siendo muy superior a la media de las economías comparables, un 46,5% del PIB,  y no se han dado detalles de los recortes. Y hay mucho donde recortar en un país con 5,5 millones de funcionarios y 2 millones de empleados públicos sin categoría de ‘funcionariado’, que suponen casi el 48% del presupuesto anual.

Y es que la máquina de exprimir ya no da más de sí, y genera incentivos perversos al inculcar, en un país de tradición creadora y emprendedora,  la idea de que la única salida laboral adecuada es el sector público. El escarnio público y la demonización del empresario y de los ricos termina por hacer mella y la quimera de ‘vivir del estado’  se convierte en la pesadilla donde el estado ‘vive de todos los demás’, como decía Bastiat.

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En 2013 el déficit de Francia ha sido de unos 74.900 millones de euros, muy lejos de los objetivos, a pesar de haber aumentado los impuestos en 20.000 millones de euros.

Las subidas de impuestos han supuesto un serio problema, ya que no sólo han reducido la competitividad, sino que además, según Les Echos, el país ha recaudado 3.500 millones menos de lo esperado. La curva de Laffer en toda su gloria. Más impuestos, menos recaudación.

Francia se encuentra ante un escenario que debe utilizar para llevar a cabo reformas estructurales y mejorar su competitividad. Aprovechar un entorno de crecimiento de la Eurozona del 1,1%, las primas de riesgo a mínimos y las exportaciones creciendo. Es precisamente ahora cuando deben tomarse medidas de verdadero calado para potenciar la economía. En España nos jugamos mucho en que Francia recupere su fortaleza, ya que es nuestro principal cliente en exportaciones.

No, el plan anunciado no es suficiente, ni de lejos. Ni Francia va a convertirse de la noche a la mañana en una economía totalmente abierta, ni mucho menos liberal. Pero es un paso en la dirección adecuada para no sucumbir ante el inmovilismo esperando que el mundo cambie. Y es un paso valiente, si se lleva a cabo, al que debe seguir una batería de reformas que ponga de nuevo a Francia en la posición de liderazgo global que merece. Si no, dentro de unos años el país seguirá estancado, y todavía tendremos a algún desorientado que se atreverá  a escribir que “Francia no crece por las políticas neoliberales”.  Y pedirán más gasto público para ‘solucionarlo’.

El Cuento de la Deflación

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Actualizado 11/4/2014 (El Confidencial)

Government outlays undermine real savings. The larger the outlays are, the more real savings are diverted from wealth generators – Frank Shostak

En mi nuevo libro Viaje a la Libertad Económica (Deusto) dedico un capítulo a los errores de una política económica que muchos países de la Unión Europea llevan a cabo, creada a imagen y semejanza de Francia. El estancamiento, la altísima fiscalidad y la falta de reformas. En la Unión Europea seguimos sin aprender y, con tal de mantener a toda costa estados hipertrofiados y sistemas económicos intervenidos, nos ocurre lo de siempre. Se gasta en planes inútiles a costa de los generadores de riqueza. Y cada vez se genera menos riqueza.

Cuando se vislumbra un cierto entorno de recuperación vemos que los países, en vez de profundizar en las reformas, se relajan, y vuelven a caer en la recesión.

Riesgo para España

El riesgo para la recuperación de España podría venir de un impacto en las exportaciones. España exporta a las mayores economías de Europa el 50% de sus bienes. Pero la razón por la cual veo menos riesgo para nuestro sector exportador es que cada vez dependemos menos de nuestros socios comunitarios.  En el primer semestre de 2013, con un crecimiento del 8% de las exportaciones en España, las ventas en Francia bajaron un 1,7% enAlemania un 0,6% y en Italia un 0,4%. Dependemos menos de la máquina europea y generamos mayor valor añadido y diversificación.

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La inversión extranjera en España entre enero y junio de 2013, además, muestra un componente diferenciador muy importante sobre épocas pasadas. La inversión extranjera de residentes (es decir, españoles que traen dinero de fuera) es solo el 4,9% del total, por lo que el 95,1% proviene de inversores extranjeros.

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Pero en las entrevistas que he tenido esta semana se repetía una y otra vez que la mayor preocupación ante el estancamiento de la UE es el “riesgo de deflación”.

El cuento de la deflación es el del engaño en las medias: Fíjense en el IPC de marzo de 2014. Si usted come equipos fotográficos (-14%), equipos telefónicos (-12%) y joyería (-12%), efectivamente han bajado los precios. Ahora, como usted consuma pescado (+3,2%), leche (+4,4%), fruta en conserva y frutos secos (+6,5%), legumbres (+3,2%), queso (+2,2%), pague gas (+2,3%), electricidad (+6%) colegios (+3,5%), seguros (+4,1%) y agua (+3,3%) lo lleva usted crudo. Y si usted fuma (+3,4%), bebe (+2,4%) o se le ocurre montarse en un avión (+4,4%) mejor ni hablar.

De hecho, utilizando los datos del IPC de marzo de 2014, los gastos esenciales de una familia (comida, escuela, gas, electricidad, seguros y servicios) han crecido en una media del 3,1%

Cinco productos marcan la tendencia supuestamente deflacionista con un descenso muy superior a la media: los equipos fotográficos y cinematográficos (-14%); los equipos telefónicos (-12,2%); los equipos informáticos (-9,3%); joyería, bisutería y relojería (-7,4%). Excluyendo esos bienes, el IPC habría subido entre un 1,6 y un 2%.

Si se creen que en Reino Unido hay una inflación de 1,6% en 2014 (cifra oficial) no me extraña que se crean el cuento de que en España hay deflación

Hay que aclarar que en la mayoría de los países de Europa y en España no hay deflación, hay desinflación por sobrecapacidad. Cuando se han invertido (gastado) centenares de miles de millones de euros en “planes industriales” y capacidad productiva, sobre todo en automóvil, textil, comercio minorista e infraestructuras, lo que estamos viviendo es una reducción de precios sana por competencia entre sectores sobredimensionados hasta en un 40%. Por otro lado, la inflación existe en otros elementos, muy relevantes para la industria y el consumo, desde los costes energéticos en sistemas caros e ineficientes hasta la cesta de la compra básica.

El cuento del riesgo de deflación es la excusa de los estados hiperendeudados para justificar mayor represión financiera. Es decir, continuar bajando tipos, intentar crear inflación falsa aunque los ciudadanos tengan menos capacidad de compra, y… la ultima panacea que nos quieren hacer tragar como una píldora envenenada, planes de estímulos monetarios.

A nadie se le ocurre pensar que los precios bajan porque la renta disponible de los ciudadanos se ha destruido a través de una fiscalidad confiscatoria

Total, a nadie se le ocurre pensar que los precios bajan porque la renta disponible de los ciudadanos se ha destruido a través de una fiscalidad confiscatoria que ya alcanza casi el 40% del PIB de la Eurozona, un 36% en impuestos de actividades laborales. A nadie se le ocurre que el problema es que no se incentiva el consumo y la actividad económica subiendo impuestos y reduciendo la renta disponible de las personas. Es de cajón. Para que se reactive la economía se debe devolver el dinero al bolsillo de los ciudadanos que han aceptado y pagado estoicamente las políticas intervencionistas y planes de ayuda y estímulos que han llevado a la UE a gastar hasta un 3% de su PIB para destruir 4.500.000 de puestos de trabajo y hundir la actividad económica.

Cuando leo cosas como «la inflación ayuda a reducir la deuda» recuerdo el Reino Unido. Entre 2008 y 2013: Inflación +3,3% anual … deuda +15.2% anual.  Pues no, no es cierto que «la inflación reduzca la deuda».

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La economía sigue sin recuperar el crecimiento en Europa, la correa de trasmisión de la política monetaria sigue rota, la deuda, tanto en términos relativos como absolutos, sigue aumentando, el empleo no se recupera y ahora nos dicen que entramos en deflación.

Primero, el crédito al sector privado sigue sin mejorar porque la economía europea sigue extremadamente bancarizada y todo el crédito disponible lo fagocita la deuda de las administraciones públicas, como alerta el Banco Central Europeo, llevando a que la simbiosis banca-deuda del estado se profundice, haciendo al sistema financiero más dependiente y, por lo tanto, más frágil ante cualquier riesgo soberano.

Los salarios siguen sin subir, y pensar que forzar a Alemania a estimular su demanda interna va a tener un efecto expansivo sobre la periferia es incorrecto empíricamente, como comentábamos en esta columna hace meses, donde mostrábamos el efecto multiplicador de atraer capital extranjero e inversión financiera directa es tres veces superior al de los estímulos de demanda interna estatales.

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Hasta ahora, el principal riesgo que contemplaban los mercados era la ruptura del euro, combinado con impagos soberanos. Ahora nos preocupamos de la deflación, la japonización de Europa de la que ya alertaba en 2012 en este articulo, pero que no deja de ser consecuencia de una nefasta política intervencionista y detractora de capital, que lleva a la desindustrialización, alDepardieu silencioso.

Combatir la posible deflación desde políticas de intervención mientras se sigue cercenando la capacidad de consumo de los ciudadanos con subidas de impuestos y se sigue echando al capital inversor, sólo nos lleva a agrandar un agujero que, por otro lado, creamos en la época de la fiesta crediticia y los planes de crecimiento, y empeoramos en 2008.

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Además, las voces que piden estímulos monetarios (Quantitative Easing) similares a los norteamericanos olvidan que la velocidad del dinero, que mide la actividad económica, se desploma, creando un trasvase de dinero a activos financieros, bolsa y bonos, pero el hundimiento de la inversión productiva. Según Citigroup, la velocidad del dinero en Estados Unidos y Reino Unido ha caído a niveles de mediados de los años 60 mientras que el PIB nominal está a niveles de 2001. Pero  la bolsa está a máximos históricos y los bonos de alto riesgo, a tipos de interés mínimos. Es decir, creamos ‘ilusión de riqueza’ en activos de riesgo financieros mientras sostenemos el PIB artificialmente, pero destruimos la creación de riqueza y empleo.

Por ello hay que parar el círculo vicioso de gasto, endeudamiento, empobrecimiento, represión financiera, menos riqueza, menos inversión, mayor desempleo y más gasto y pasar a convertirlo en un círculo virtuoso de ahorro, moderación presupuestaria, mejora de la renta disponible, consumo, inversión y empleo. A ver si aprendemos. La prosperidad no viene de la cría del unicornio, sino del consumo y la inversión productiva.

Lectura adicional: http://blogs.elconfidencial.com/economia/monetae-mutatione/2014-04-23/lo-que-no-les-cuentan-de-la-deflacion_119667/

Ojo con China: el Plan E con esteroides

The most scary thing is that even the central government doesn’t really know how large the size of the local government debt is. – Hu Yifan

Comentábamos la semana pasada en mi entrada Llueve dinero en España ¿o no? que la acumulación de deuda genera mayor fragilidad en el sistema económico. Los índices globales mantienen su fase expansiva, pero se empieza a percibir un cierto nivel de desaceleración. Fitch reducía sus estimaciones de crecimiento global tanto para 2013 –a 2,3%- como para 2014 –de 3,1% a 2,9%-, y las empresas más cíclicas que han publicado resultados siguen cautelosas con sus previsiones para 2014. Debemos tener en cuenta que algunas economías se mueven peligrosamente hacia el estancamiento.Brasil, presa de la política populista de Rousseff, con una inflación disparada, va camino de no crecer en 2015 y los problemas de India, con un creciente déficit por cuenta corriente y altísima inflación en el precio de los alimentos, ya los hemos mencionado en esta columna.

Pues bien, entre la euforia inversora, la trampa de liquidez creada por los estímulos monetarios eternos y los desajustes en países emergentes, nos habíamos olvidado de China. Merece la pena analizar algunos datos.

China sigue creciendo de manera planificada y ópticamente espectacular (9,1% anualizado en el tercer trimestre comparado con el mismo periodo de 2012). La máquina de la que depende el crecimiento global va ‘bien’ siempre que el Gobierno la mantenga bien engrasada. Es el triunfo de la economía masivamente endeudada y planificada. ¿Triunfo? Ahora veremos que no. El propio primer ministro, Li Keqiang, según Reuters, se refería al PIB chino como «artificial y solo relevante como referencia» (“man-made and for reference only”).

Un modelo a copiar… que ya copiamos en España, con resultados desastrosos, en la década de «la deuda no importa». No solo lo copiamos, sino que lo sobrepasamos… En deuda, en infraestructuras inútiles, en ciudades fantasma y en sobrecapacidad… que hoy pagamos.

Credit Boom

El Shibor (el índice interbancario chino) se disparaba de nuevo esta semana, igual que lo hizo en junio. Los tipos de interés de una economía excesivamente apalancada volvían a subir, a pesar de las intervenciones pasadas del Banco Popular de China, poniendo en riesgo a un sistema económico donde no se conoce adecuadamente el riesgo de préstamos de difícil cobro ni la deuda real de las provincias.

– Efectivamente, la deuda de las provincias chinas, obligadas a acatar las órdenes de crecimiento impuestas por el gobierno central, no se conoce realmente. ¿Les suena a nuestro pasado reciente? Los análisis varían entre 2,5 billones de dólares y 5 billones, entre un 30% y un 60% del PIB –en Estados Unidos, por ejemplo, no llega al 18%-. Esta falta de transparencia e información también pone de manifiesto el poco control que tiene el Gobierno central sobre la deuda de las regiones. Tal vez por eso se ha aprobado la creación de bancos malos regionales, para intentar reducir el riesgo sistémico.

– La burbuja de crédito privado ya supera, según Credit Suisse, el 178% del PIB, un 26% por encima del máximo aceptable. La deuda total alcanza el 200% del PIB. ¿Se acuerdan de España en 2007? Teníamos cifras muy superiores. Y el nivel de gasto –inversión- es un 12% superior al de Japón en el cénit de su locura de estímulos. Las inversiones sobre PIB superan el 48%, casi un 10% superior a los países que se industrializaron más rápidamente en el siglo XX. Por supuesto, mucha gente justifica este nivel de inversión por la necesidad de modernizar el país. Sin embargo, en infraestructuras, China está tan sobrecapacitada como España, y con la misma densidad en autopistas, por ejemplo, que Reino Unido o EEUU.

– Todo este crédito no sería un problema si las empresas chinas se estuvieran “forrando” y los márgenes empresariales fueran espectaculares. Sin embargo, el 48% del Hang Seng (índice de las mayores empresas chinas) genera rentabilidades por debajo de su coste de capital y casi el 30% no cubre sus costes financieros con caja libre –es decir, se endeuda para pagar intereses-. ¿Les suena a nuestras «no importa porque la deuda es sin recurso» de 2007?. Los márgenes netos de las empresas chinas son los más bajos (2,5%) de todos los países emergentes (media 6%).

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– Burbuja inmobiliaria muy similar a la española. La inversión inmobiliaria supone un 18,7% del PIB comparado con España en el cénit de nuestra burbuja (22%). Las ciudades fantasma que pueblan la geografía china también son conocidas, tanto como las nuestras. Y cuando el crecimiento ha empezado a ralentizarse, la construcción de vivienda nueva se ha disparado por arte de «ordeno y mando», superando en un 20% a las ventas.

– La agresividad en el proceso de endeudamiento. Hoy se necesita hasta cuatro veces más deuda que en 2010 en China para generar una unidad de PIB.

¿Y cuál es el problema? Los argumentos que sostienen los defensores –o justificadores- del modelo chino son: “Es usted un agorero, lleva siendo igual desde el año 2000”. “Mientras haya crédito y el Gobierno lo decida, China crecerá lo que tenga que crecer, y no hay problema”. “Mientras el riesgo se concentre en sus bancos, no hay contagio al resto del mundo”. “No hay burbuja, solo moderación del crecimiento”. “Mientras crezca por encima del 5%, el resto del mundo va bien”.

Sorpresa, es lo mismo que se oía en 2008 en España. Sólo que China tiene enormes ramificaciones al mercado de crédito global –el segundo mayor comprador de bonos norteamericanos- y al anémico proceso de recuperación industrial –Japón depende en gran parte de China para mejorar sus exportaciones-.

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Pero, además, es que no es cierto que sea irrelevante. Estos datos, segúnGoldman SachsUBS o Credit Suisse en su magnífico informe China: Curb Your Enthusiasm, apuntan a una realidad incomoda. El Gobierno chino tiene ante sí dos alternativas: crecer por crecer y entrar en una crisis financiera de efectos impredecibles al subir los tipos de interés y empeorar la situación de sus bancos, o limpiar el riesgo sistémico de su banca, que, incuestionablemente, lleva a limitar la expansión de crédito, y con ello, parar su modelo de crecimiento endeudado.

A las afueras de nuestra oficina en Pekín se puede leer un cartel que diceNosotros siempre decimos si de una de las entidades financieras ‘no convencionales’.  La cifra de préstamos de difícil cobro en China ya supera los 88.000 millones de dólares. Una cifra que parece ‘contenida’ –ya que es “oficialmente” solo un 1% de los préstamos totales, comparado con un 12% en España- por la enorme cantidad de nuevos préstamos concedidos, y por la metodología, más que debatible, a la hora de considerar un préstamo de difícil cobro, y la enorme cantidad de préstamos ‘escondidos’. Pero todo el mundo, incluso el Gobierno central, reconoce que la magnitud del problema es preocupante.

Un empresario amigo mío, cuando le pregunté si se estaba planteando expandirse a China me dijo: “China es como la lotería, puede salir bien, pero la mayoría paga más de lo que recibe”. ¿Cuánto puede durar la burbuja china? Algunos años, o unos meses. Pero ya no es una cuestión de ‘alarmismo’ o de preocupaciones injustificadas. Bajos márgenes, mucha deuda y multiplicadores económicos que se desploman de manera alarmante siempre terminan en un susto. La magnitud del mismo depende de la decisión del Gobierno chino. Moderar la locura o una crisis financiera. Préstenle atención.

Venezuela y la pesadilla del ‘petroestado’

8/3/2014 El Confidencial

“El petroestado recauda ingentes recursos, pero crea a su vez poderosos e irresistibles incentivos para decidir clientelarmente a la hora de redistribuir”Ibsen Martínez

En apenas dos meses, Venezuela ya registra 2.841 homicidios. Los paramilitares y la Guardia Nacional Bolivariana han provocado 21 muertos. El nivel de represión ha alcanzado cotas que generan titulares diarios en la prensa de todo el mundo.

Decía Milton Friedman que “si dejamos al gobierno a cargo del desierto, nos quedamos sin arena en unos años”. Los logros del chavismo son muy parecidos a lo que indica ese comentario del premio Nobel. Haber perdido la oportunidad generada por sus recursos naturales y hacer un sistema clientelista y subvencionado en vez de una economía moderna y desarrollada.

Hoy, Venezuela, quinto país exportador de petróleo y las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, tiene una inflación del 56% y desabastecimiento de alimentos y productos básicos provocados por una política económica irresponsable.

La política social de devaluar, gastar y endeudar ha llevado a la economía a una situación insostenible de escasez, empobrecimiento generalizado y represión.

De hecho, a pesar de haber visto los precios del petróleo multiplicarse, la deuda de Venezuela y PDVSA, su empresa petrolera nacional, aumentó en 110.000 millones de dólares desde la llegada del chavismo.

El caso de PDVSA merece analizarse. De ser una de las empresas más punteras y eficientes del sector, ha multiplicado su plantilla mientras reducía su producción un 16% desde la llegada de Chávez, y la deuda aumentaba. A pesar de haber disfrutado de unos precios del petróleo en trayectoria ascendente continuada desde que el régimen chavista llegó al poder,Venezuela tiene el triste récord de haber hundido la productividad por empleado de PDVSA a niveles de 1940 y de haber destruido su estructura financiera con una deuda que se ha disparado -un 8,4% sólo en 2013- para financiar proyectos sociales que sorprenden por las cantidades gastadas. La ineficacia en el gasto por obra completada final se puede ver claramente en los barrios sociales de las afueras de Caracas.

A la hora de analizar los supuestos logros del chavismo que muchos medios comentan, siempre hay que recordar que el país se ha beneficiado de unos precios del petróleo que han subido de 18 dólares por barril a 108 dólares.Unos ingresos extraordinarios que se han dilapidado en enormes subvenciones y donaciones políticas a naciones amigas que no han ayudado ni a cambiar el modelo productivo, ni a modernizar y desarrollar las industrias autóctonas, sino a depender aún más de los precios del petróleo, convirtiendo a Venezuela, junto a Irán, en los países que necesitan un precio del crudo más alto para equilibrar sus presupuestos (más de 100 dólares el barril).

Descontando el impacto de la inflación, que en Venezuela supera ratios de doble digito, el crecimiento real de PerúChile o Brasil en los últimos catorce años es más de tres veces superior al venezolano, y sólo la devaluación salvaje de Maduro de los últimos meses ha desplomado la renta per cápita de 13.000 dólares a 9.000.

Venezuela tiene el triste récord de haber hundido la productividad por empleado de PDVSA a niveles de 1940 y de haber destruido su estructura financiera con una deuda que se ha disparado -un 8,4% sólo en 2013- para financiar proyectos sociales que sorprenden por las cantidades gastadas.

La mejora de los indicadores de riqueza en Venezuela palidece cuando se tiene en cuenta la enorme renta petrolera extraordinaria que se ha generado en los últimos catorce años. Más de 380.000 millones de dólares de ingresos “distribuidos revolucionariamente”.

El Índice de Pobreza en Latinoamérica de la Fundación Ethos sitúa a Venezuela entre los tres países más pobres tanto en hogar como entorno, mientras las economías más abiertas -Chile, México y Colombia- quedaban en los puestos de menor pobreza.

Lo explico en “Viaje a la Libertad Económica”. El modelo chavista debilita sus propias instituciones y restringe perversamente las políticas públicas a la decisión personal del líder que firma los cheques. Se crean lo que se llaman los boliburgueses, muy similares a los oligarcas.

Para Venezuela, el petróleo ha sido una bendición y una condena. La enorme renta petrolera recibida enmascara unos resultados de la política de “redistribución revolucionaria” que son mucho más que decepcionantes. Desafortunadamente, ese proceso se ha llevado a cabo con la entrega voluntaria de la libertad de muchos ciudadanos a cambio de un asistencialismo al que hoy le descubren su cara más oscura. Represión generalizada.

Apostar por un estado represor a cambio de una supuesta prosperidad lleva a no conseguirla y además encontrarse, como hoy, con la imposibilidad de salir del sueño redistributivo que se convirtió en pesadilla sangrienta. Los que critican a la oposición parecen olvidar convenientemente que las instituciones han sido tomadas y controladas por el chavismo en un proceso lento, pero inexorable, desde hace más de diez años. A pesar de ello, sigo confiando en que se permita a unos y otros buscar una solución pacífica.

Mientras tanto, los economistas de consenso en España nos quieren convencer de que tenemos que aplicar las mismas políticas. Venezuela sin petróleo.

La salida a este infierno de inflación y desabastecimiento tras años de subvenciones y despilfarro público no va a llegar de la mano de la misma fórmula. Venezuela es un país magnífico con una población capaz, valiente y emprendedora. Sea el gobierno que sea el que dirija el país en el futuro, estoy seguro de que aprenderá  que la política de devaluar, inflacionar y tirar del gasto público y de la deuda es pan –poco- para hoy y desastre –mucho- para mañana. #SOSVenezuela