«La parada en seco». El riesgo en mercados emergentes

24/8/2013 El Confidencial

Did anyone ever notice that the emerging markets of today are the same emerging markets of the 1890s?” – David Callaway

“The Fed’s policy can have unintended consequences”- Richard W. Fisher

¿Se acuerdan en el cenit de la crisis europea cuando nos decían una y otra vez que nuestras empresas estaban muy baratas por su exposición a Latinoamérica? ¿Saben por qué no se oye ahora? Los mercados emergentes están mostrando enormes señales de debilidad. La última,México, que mostró un decrecimiento del PIB del 0,7% en el segundo trimestre comparado con las expectativas de crecimiento de 0,3%. Un país cuyo crecimiento depende enormemente de las exportaciones, mostraba una caída no esperada.

Pero México no es un enorme problema. Seguirá creciendo al 1,8% en 2013. El riesgo de los mercados emergentes no es solo de crecimiento menor de lo esperado en Brasil, México, India, o China. El gran dilema es lo que en laCity se llama el sudden stop. Una parada en seco en el flujo de inversión de capitales.

Una de las consecuencias de los planes de estímulo monetarios de los últimos años ha sido la inflación extrema en los activos de riesgo. Lo hemos comentado muchas veces en esta columna. Estados Unidos exporta inflación a las economías semi-dolarizadas y emergentes. Y algunos de los activos favoritos han sido los bonos de mercados emergentes. Hasta tal punto que, como comentábamos en La gran burbuja, hemos visto a emisores de bonos de bajísima calidad crediticia acceder al mercado a tipos extremadamente bajos.

Sin embargo, ante la posibilidad de que los estímulos innecesarios de laReserva Federal se reduzcan, hemos visto una oleada de retirada de fondos sin precedentes.

– Las reservas de los bancos centrales de países emergentes han perdido ya 81.000 millones de dólares pero las necesidades de financiación han aumentado un 7% y los déficits por cuenta corriente dan señales de alarma.Morgan Stanley y Citigroup lo alertaban en sus respectivos informes ¿Qué pasa si se para la marea? Y El optimismo está en la playa.

– La inflación excesiva y el desplome de las monedas locales han disparado los déficits por cuenta corriente de los países latinoamericanos. La inflación llega hasta el 40% en Venezuela, el 25% en Argentina, y las cifras alcanzan el 8-10% en la mayoría de mercados en desarrollo. Fíjense en India, donde los precios de algunos alimentos básicos se han disparado hasta un 46% en un año.

– El acceso a crédito barato y dólares a todo trapo de la máquina de imprimir de la Reserva Federal ha hecho  que gran parte de los países y empresas de mercados emergentes hayan tomado esa liquidez excesiva, a razón de 10.000 millones de dólares mensuales, según cálculos de varios bancos de inversión, como algo normal. Una inflación de activos de riesgo de renta fija del 150% medida como capital adicional y menor coste de financiación. Y lo hemos comentado muchas veces, los periodos de liquidez excesiva no se utilizan para reducir riesgo y fortalecer las economías, sino que se asumen como un nuevo paradigma de normalidad. Hasta que baja la marea, y se ven los bañistas que van desnudos.

El riesgo no es fácil de cuantificar, pero según nuestro análisis interno puede llegar a un 0,5% del PIB global en 2013. Recuerden el impacto de la pinza de crédito credit crunch en la OCDE en 2008.

Desde luego, las consecuencias sobre el crecimiento y la estabilidad económica de los países emergentes pueden ser muy relevantes. La combinación de altísima inflación, déficits por cuenta corriente y pérdida de reservas de dólares en los bancos centrales nunca ha sido una ecuación ganadora. Y las tres variables se deterioran muy rápidamente.

Indonesia ha perdido el 13% de sus reservas de divisas en tres meses,TurquíaUcrania, India han mostrado cifras parecidas. Argentina un 12% en cuatro. Esto es importante porque para los países es muy necesario contar con dichas reservas ante un escenario incierto y de dificultades financieras.

Muchos de estos países y empresas tienen deuda externa en dólares y cada vez menos divisa norteamericana para cubrir sus compromisos.

La situación de inestabilidad económica de muchos de estos países no había sido un tópico de discusión en la Reserva Federal hasta que el mundo empezó a preocuparse por el brutal colapso de la rupia india de 55 contra el dólar a 65 esta semana. Varios amigos en Washington empezaron a preguntar, de manera diplomática, sobre los riesgos. Y desde luego, no son pequeños, con la inflación disparada y un déficit por cuenta corriente del 4,8% del PIB, India no ha visto sus exportaciones mejorar ni siquiera con el colapso de su moneda.

Un sudden stop tiene efectos globales. Tiene un impacto relevante sobre labanca europea, muy expuesta a Latinoamérica, y en las empresas multinacionales del viejo continente, que empieza a vislumbrar la salida de la recesión. Porque el riesgo de impago se dispara. Y tiene consecuencias directas muy importantes en la banca británica y americana, por su exposición a Asia y África. Pero, sobre todo, genera dificultades para que estos países en desarrollo, con necesidades de refinanciación creciente, acudan a los mercados de capitales tras la bonanza de los años del helicóptero monetario.

Pero ojo, para España y la Unión Europea no son tan malas noticias. Los países emergentes no están exportando mucho más, entre otras cosas por el recorte de demanda interna de la OCDE, y la salida de capitales de países en desarrollo a ‘países de bajo riesgo’ eleva las posibilidades de entrada de dinero y caída de las primas de riesgo en Europa. No es que sea un beneficio enorme, pero la rotación de activos financieros saliendo de alto riesgo a países defensivos siempre ha beneficiado a la Unión Europea y Estados Unidos. Aunque sea un beneficio a corto plazo, ya que el riesgo de que se dispare el euro y el dólar contra las otras monedas, y a la vez se contraiga el crecimiento de los mercados de alto potencial, hace que todo el sistema entero vaya hacia la desaceleración.

¿Cómo se evita un sudden stop? Me dirán, con razón, que es mucho mejor no haber creado este enorme océano de liquidez artificial y de riesgo. Que hubiera sido mejor no hacer creer al mundo que cada año se creaba un billón de dólares de boleto de lotería para inflar activos. Pero ya está hecho. Ahora no es fácil, pero la mejor manera de evitar un susto en algún enorme país en desarrollo es precisamente hacer lo que está haciendo la Reserva Federal.  Meter el pie en el agua pero no mojarse mucho, decir que sí va a parar los estímulos y luego decir que no. Jugar, como decía Al Pacino en The Devil’s advocate (Pactar con el Diablo, de Taylor Hackford, 1997) a ser el “peor casero del mundo”.

Estaremos atentos. Puede ser un susto manejable o una bola de nieve, pero no es irrelevante.

España, tocando fondo

27/7/2013 El Confidencial

“It’s not how far you fall, but how high you bounce that counts.” ― Zig Ziglar

Hace ya un par de meses que comento en distintas entrevistas que los indicadores mostraban que España está tocando fondo y dando señales de mejoría. Nadie puede negar que en el pasado siempre he dudado de los llamados “brotes verdes”, pero la acumulación de datos esperanzadores es significativa.

Merece la pena resaltar dos cosas:

  • Los datos positivos empiezan a parecer plausibles para la comunidad inversora, cautelosa con los eternos “estamos mejorando” de nuestro país que terminan por ser espejismos. El informe de UBS Spain is getting better, y los análisis de muchos fondos lo ponen de manifiesto.
  • Hay que evitar el riesgo de complacencia y entregarse al voluntarismo. La fragilidad de la economía sigue siendo enorme y, como vimos en el pasado, ralentizar las reformas y mantener los problemas estructurales puede llevar al país a estancarse. Tocar fondo y mantenerse en él es el mayor riesgo que llevo mencionando meses. La japonización de España y otra década perdida.

Los datos de la EPA esta semana y los que se esperan del PIB lo confirman. Que el paro baje hasta el 26,26%, 225.000 personas menos, es positivo. Incluso si queremos tomar los datos con toda la cautela del mundo por estacionalidad, muestran que la tendencia de acabar con la destrucción de empleo, que empezó a mostrarse tímidamente en abril, es ahora evidente.

Pero hay datos que me parecen muy relevantes. El Índice de Gestores de Compras (Purchasing Manufacturers Index) se situó en 50 en junio, que es el nivel a partir del cual la economía se empieza a acercar a la posibilidad de expansión. Los depósitos bancarios también han crecido después de años de caída, subiendo un 0,46% a 1,48 billones de euros en junio.

Pero el más relevante para mi es la fortaleza de las exportaciones, tanto en volumen como en margen para las empresas, que muestra cómo un país puede vender fuera de manera espectacular sin caer en la trampa fácil de devaluar.

El ministro Luis de Guindos resaltaba esta semana la importancia a largo plazo del ajuste interno llevado a cabo por España. Es muy relevante porque, al contrario que la devaluación de la moneda, no supone un aumento desproporcionado de las importaciones y de la inflación. Un ajuste mucho más duradero y positivo a largo plazo que devaluar para nada.

Comparen el impacto del ajuste español en las exportaciones y las cuentas del Estado comparado con Japón y su alocada decisión de hundir su moneda. Nuestras exportaciones han alcanzado un máximo histórico absoluto y relativo a Europa, pero nuestro balance por cuenta corriente –diferencia entre lo que vendemos y lo que importamos- no se ha deteriorado; de hecho, ha mejorado hasta ponerse en superávit. Mientras tanto, Japón exportaba un 10% más, pero sus importaciones se disparaban, agrandando su agujero con un déficit por cuenta corriente astronómico, a máximos históricos (180.000 millones de yenes).

Esta mejora no es solo por la muy necesaria caída de la demanda interna. No necesitamos más planes E y gasto inútil. La mejora de las exportaciones y sus márgenes demuestran una combinación de esfuerzo empresarial y apuesta por el valor añadido.

Otro elemento importante a resaltar es que el endeudamiento de las empresas se ha reducido a niveles de 2006 y que, tras las caídas generalizadas de los últimos años, empezamos a ver a grandes compañías multinacionales mostrar mejores cifras en España (IBM, L’Oreal, Carrefour)

¿Dónde debemos centrar la atención para confiar en esta tímida recuperación?

El consumo sigue cayendo. Es esencial que el gobierno comprenda que la renta disponible debe mejorar, no por aumentos forzados de salarios, que llevarían a que el paro se mantenga a máximos al no incorporar a trabajadores potenciales, y prolongar la recesión, sino por bajadas de impuestos. Es la única manera de mejorar el consumo y reactivar la economía. En el informe de BBVA Consumption Outlook First Half 2013 muestran claramente esa importancia.

Déficit y deuda excesivos. El hecho de que no haya presión para reducir el déficit por debajo del 6,5% en 2013 y 5,8% en 2014 no quita el riesgo de que tal cantidad de nueva deuda, más de 130.000 millones de euros, suponga un enorme lastre para una economía que ya supera el 90% de deuda sobre PIB. Y que el entorno actual de tipos bajos, apetito inversor y primas de riesgo moderadas puede cambiar en una economía global en desaceleración.

Reforma de la administración y ajustes. El gobierno resalta que el ajuste estructural ha sido de 4 puntos de PIB y que se han reducido 300.000 puestos públicos, pero eso no quita que el gasto en salarios no ha bajado significativamente y que el peso del gasto público es aún extremadamente alto (casi el 50% del PIB incluyendo empresas publicas). Relajar los ajustes manteniendo el gasto excesivo tiene un efecto negativo inmediato, en una economía tan frágil, sobre la inversión, el consumo y el empleo. No quiero contarles lo que puede ser si se ponen a aumentar gastos. La emisión bruta de deuda (€136.000 millones) y la neta (€76.000 millones) sigue a máximos históricos, casi cuatro veces superior a la media de 2005-2007. Merece la pena vigilar este problema porque España sigue a un paso de bono basura según Moody’s y S&P. Una bajada de calificación y se desmorona el castillo.

La mora bancaria seguirá subiendo, hasta probablemente el 13% por el proceso de reconocimiento de préstamos refinanciados que son incobrables, lo cual seguirá dificultando el crédito, pero la banca española ya no es un peligro de caja negra donde nadie sabe lo que se esconde. Se ha llevado a cabo un proceso de transparencia y exigencia de capitalización que no es comparable a otros países de Europa. Ya saben que mi miedo está más en la banca francesa y alemana que la nacional.

La reforma energética, como comentábamos la semana pasada aquí, ha generado inquietud entre los inversores ante el riesgo de que los recortes se extiendan. El hecho de que el ministro Soria haya discutido con inversores y reconocido abiertamente las decisiones y el enorme problema de sobrecapacidad que sufre España es una iniciativa importante que debe repetirse a menudo para que en el gobierno entiendan las preocupaciones, oportunidades, riesgos y consecuencias.

España ha hecho avances, pero está lejos de la línea roja, y ha perdido 10 puestos en la clasificación de países con mayor libertad económica de la fundación Heritage fundamentalmente por las subidas de impuestos. Ahora toca profundizar en las reformas, bajar impuestos y liberalizar de verdad, y así recuperar esos diez puestos y otros tantos más.

En el mercado se percibe un interés genuino porque España demuestre ser el primer gran éxito de la mal llamada “austeridad” europea, que no es más que moderación presupuestaria. La prueba de que la solución más acertada y adecuada para corregir los excesos de la década de borrachera inmobiliaria y obra civil es el ajuste interno. Lo demostró Alemania con su exitosa “Agenda 2010” lanzada en 2003, un ajuste muy agresivo que garantizó que el empleo bajase del 11 al 7,2%, la seguridad social tenga hoy superávit y el país cercenase su déficit estructural. Espero sinceramente que no nos relajemos y pensemos que lo hecho hasta ahora es suficiente, porque no lo es, y demostremos lo que todo el mundo dice en Londres. When Spain does well, it rocks. Cuando España lo hace bien, se sale.

Me voy a tomar unos días de vacaciones para terminar mi próximo libro,Viaje a la Libertad Económica, que publicará Deusto en invierno. Espero que nos volvamos a encontrar llenos de energía a final de mes. Les deseo un feliz verano. 

Vivir por el BOE, morir por el BOE

20/7/2013 El Confidencial

“Central planning is as futile as trying to strap on wings and fly like a bird – and potentially as calamitous” – Don Boudreaux

Recuerdo que hace décadas me dijo un ejecutivo de una empresa energética: «No hay nada peor que un activo cautivo». Es la definición de una inversión que depende de unos ingresos garantizados por el Estado. Una vez invertido, no te puedes escapar. Y la historia está plagada de regulaciones cambiadas, revisadas o eliminadas.

La política de planificación de burbuja que se ha llevado a cabo en España ha sido muy dañina. Y su coste, brutal. Hoy la sobrecapacidad cuesta… a todo el mundo. Y la decisión salomónica a la bola de deuda recibida ha sido que todos la paguen.

– La capacidad excedentaria construida con las sucesivas políticas de apoyo todas las tecnologías, sin permitir que se retirase ninguna, supera el 40%

– La electricidad ha subido un 70% en seis años

– Las empresas eléctricas y renovables se encuentran entre las más endeudadas (3,9 veces el EBITDA) y con más baja rentabilidad sobre el capital empleado en su negocio doméstico (4%) de Europa

– Los bancos acumulan más de 40.000 millones de euros de préstamos, muchos de ellos de difícil cobro, al sector renovable.

Los gobiernos crearon efectos llamada con suculentas subvenciones, estimaciones de demanda de fantasía y permisos descontrolados, para luego retirarlos, creando sobrecapacidad, clientelismo, sobrecoste y deuda. Lo comentaba, ofreciendo soluciones, en mi artículo El problema de fijar el precio de la luz en los despachos y no en los mercados.

Y dejó empresas entrampadas. Se presume erróneamente que de esos efectos llamada se benefician los malvados capitalistas, porque la gente no valora el impacto de la deuda y la bajísima creación de caja libre. Olvídense del beneficio contable y miren los balances y flujos de caja de todas las empresas de estos sectores.

¿Cómo puede ser que los costes se hayan disparado pero las rentabilidades sean pobres? Acumulación y dispersión. Como con nuestras Comunidades Autónomas, municipios y presupuestos del Estado. Muchos pequeños chocolates del loro, que suben cada año o se actualizan con la inflación por ley, y luego suman mucho. Lo que yo llamo el chocolatón. Y mucha deuda.

¿Que sobra capacidad? Que quiebre el que tenga que quebrar y se limpie el sistema. Ah, no. Bajo ningún concepto. Ninguna región permite que se cierren plantas. Y pregúntele a los sindicatos qué les parece que una de las empresas quiebre y mande a 20.000 empleados a la calle.

La sobrecapacidad cuesta. Mucho dinero. Unos 5.000-6.000 millones anuales en el sector energético desde la fiesta de «a crecer que superamos a Alemania», según fuentes del sector.

Ante esta situación, con una herencia atroz y consciente de que no hay muchas alternativas, en el Gobierno han optado por la «jibarización del sector completo». Ha sido una decisión de urgencia, cercenando costes, y a la vez intentando que se repartiera salomónicamente.

Sin embargo, la última reforma eléctrica tiene un impacto de entre el 9% y el 23% del beneficio de las empresas afectadas, acumulando un recorte medio desde 2011 del 25-40%, dejando a grupos que ya estaban muy endeudados aún más débiles. Pero lo más importante es que ninguna de las empresas va a generar caja libre en España y puede poner en peligro su calificación crediticia, como comentabaFitch. Además, sitúa la rentabilidad de muchos proyectos afectados por debajo del coste de capital de muchas de ellas. No lo duden, veremos quitas y pérdidas en los proyectos más endeudados.

Sin embargo, llevamos con el riesgo de inseguridad jurídica y cambios regulatorios constantes desde 2004. Cada vez que se anuncia un decretazo alguien se lleva las manos a la cabeza diciendo que nadie va a invertir en España, y sin embargo… no pasa. De hecho, a pesar de cambios brutales de regulación y derechos reconocidos en el BOE, se construyeron decenas de miles de megawatios de nueva capacidad.

¿Por qué? Los cuatro errores que han llevado al sector eléctrico europeo a hundir su rentabilidad.

– «A mí no me va a pasar»: el error más típico de las grandes multinacionales energéticas en los países es llegar y decir que a ellos no les van a tocar. El sector europeo que ha tenido que dotar provisiones por pérdidas de más de 30.000 millones desde 2005.

– «Tengo renta de posición»: invertir sabiendo que la rentabilidad es pobre o el riesgo es alto, pero por lo menos tomo cuota de mercado y así, si las cosas van mal, tengo influencia sobre el regulador y me da subvenciones. 22.000 megawatios construidos sabiendo que la demanda se había estancado.

– «Si gasto hoy, ya me lo reconocerán mañana»: inversiones de 10.000 millones anuales que no se justifican económicamente pero se espera que en algún momento se apruebe una mejora retributiva.

 

– «Que recorten a otro, no a mí»: sectores que son conscientes de que sus rentabilidades son sospechosamente generosas y esperan que, cuando salte el problema, se le pase la factura a otro.

El problema de esta última reforma, en mi opinión, es queel Gobierno no podía hacer más sin llevar a la quiebra a algún operador, y busca lidiar con la herencia del sobrecoste, pero no lo cercena. En el escenario más optimista que he leído (Morgan Stanley), las tarifas tendrán que seguir subiendo a razón del 2-2,5% anual, y a pesar de ello se seguirá generando un déficit –pequeño-, pero todo cuenta. En el escenario más conservador, las tarifas tendrán que subir aún otro 3% anual hasta 2017 para acabar con el déficit… en 2018. Todo si la demanda crece un 1,4% anual. Como no crezca, vendrán nuevas revisiones. Lo avisé en este mismo medio en 2007, 2008 y 2009.

Porque esto nos lleva a la siguiente fase de riesgo regulatorio:

Hasta ahora los países europeos han buscado lidiar con reducir el aumento de tarifas. Pero eso no es suficiente para mejorar la competitividad de nuestras industrias. Las tarifas van a tener que bajar, se lo aseguro, y lo terminará exigiendo la UE. Por eso nadie en Bruselas se ha lanzado a criticar la retroactividad de las medidas de España. Porque la siguiente ola es forzar las bajadas para competir con EEUU, que tiene unos costes de electricidad medios un 45% inferiores.

Los gobiernos europeos saben que la inseguridad jurídica no ha tenido coste para el estado porque siempre hay alguien dispuesto a aceptar más riesgo por menos rentabilidad. Y en nuestro caso particular, porque la amenaza de no invertir es más bien un alivio cuando superamos las necesidades de 2020. En el ministerio de Industria deben pensar «ojalá». Si no ven que esa inseguridad jurídica tiene un impacto, les dará igual.

¿Y cuando vuelva a crecer la demanda? No se preocupen, que sobra. No es solo eficiencia, sino la desindustrialización que provoca precisamente el coste desorbitado de la energía subvencionada (lean El Depardieu silencioso) y que no vuelve.

Los gobiernos deben entender que la planificación optimista y la sobrecapacidad hunden a los países por sus costes acumulados. Las empresas deben entender que participar de esos efectos llamada tiene un enorme coste a medio plazo –corto incluso-. Si una de las dos partes o juntas lo evitan, ambas ganan.

La energía debe ser barata y abundante. Nada más, y nada menos. No hay costes chocolates del loro, ni estimaciones por si acaso. Como no entendamos esos factores como esenciales, estamos abocados a cambios regulatorios eternos.

 

Me dicen que hay preocupación porque las empresas que han perdido entre un 40% y un 65% de valor en bolsa en los últimos años pueden ser objeto de una OPA. No se preocupen. No solo los compradores están también sufriendo en su situación financiera, sino que hachazo regulatorio tras hachazo, han llevado a este sector a ser inexpugnable. No por su fortaleza y calidad, sino por su debilidad y falta de rentabilidad. Evitemos –todos- la planificación de burbuja y con ella la inseguridad posterior. Buen fin de semana.

Hiper-Regulación: El problema de la banca

29/6/2013 El Confidencial

“The rules enshrined in countless pages behind the Basel Capital Accords did not prevent the crisis… In effect, faith in markets has given way to faith in regulation” – David T Llewellyn

“Vamos a ser los más sanos del cementerio», decía un banquero tras escuchar las conclusiones del acuerdo europeo de esta semana.

Cuento en un capítulo de Nosotros los Mercados que, en medio de la crisis financiera, un banquero francés me comentó lo siguiente: «Al Estado no se le estudia un crédito, se le concede». Por eso no es extraño que, acostumbrados a no sufrir nunca la falta de crédito y disponer siempre de recursos financieros, gran parte de nuestros políticos europeos simplemente no entiendan que la banca no puede soplar y sorber a la vez.  Es decir, reducir deuda –recapitalizarse- y dar crédito a diestro y siniestro mientras, por supuesto, les atiborran de deuda soberana.

Sin embargo, eso es exactamente lo que se le pide al sector financiero. Soplar y sorber.

Esta semana, otra resolución. Unos cientos de páginas más de reglas.

El proceso de cambios regulatorios constantes no fortalece los balances del sector financiero, sino que los debilita. Porque se torpedea el proceso de desinversiones, se introduce incertidumbre, que espanta a la demanda, y se sigue erosionando valor ahondando en la recesión.

Sí, la crisis financiera europea no es una crisis de «poca regulación» ni de sectores privados –un 50% de las entidades financieras europeas eran semi-estatales o controladas por políticos en 2006-. Miles de páginas de regulación publicadas cada año desde la creación de la Unión Europea y la Asociación Bancaria Europea (EBA).

Es una crisis de un modelo económico bancarizado -320% del PIB de la Eurozona- muy intervenido. Excesiva, compleja y burocrática regulación que ha prolongado la agonía del sector durante muchos años, en vez de facilitar las condiciones de mercado para las ampliaciones de capital y ventas de activos necesarios.

A pesar de la regulación más detallada y compleja de la OCDE, entre 2008 y 2011 Europa gastó 4,5 billones (un 37% del PIB de la Unión Europea) en ayudas a instituciones financieras, una gran parte de ellas –las cajas, por ejemplo- públicas y muy supervisadas.

Más regulación no lo va a solucionar.

Es lo que se llama «el problema endógeno» -«endogeneity problem»– (lean el excelente análisis Regulation of European Banks and Business Models del Centre for European Policy Studies). Y es precisamente ese exceso de intervención lo que impide una solución rápida y quirúrgica a las dificultades del sector financiero. La regulación debe ser efectiva y sencilla.

bank regulation

 

Otra patada hacia delante…  El acuerdo del Eurogrupo.

La resolución del Eurogrupo esta semana es otro ejemplo de dicho problema endógeno. Se ha vendido como un éxito, que recupera la solución Chipre que comentaba yo aquí en El precio de la estupidez para la resolución de problemas de capitalización de la banca.

«El triunfo del rescate interno», me decía un analista. No, no lo veo así. Porque no cierra las puertas a la intervención de los estados unilateralmente y además no permite que la banca se adelante y cree sus propios mecanismos de defensa.

Es un acuerdo que debilita, pero no elimina, la necesidad de rescates o de dinero del contribuyente.

¿Por qué?

– Al llevar a cabo constantes revisiones regulatorias –ya van más de veinte en seis años- y crear incertidumbre, el Eurogrupo no ayuda, porque los bancos no pueden llevar a cabo la limpieza de sus balances lo suficientemente rápido.

– Esa zancadilla sin mala intención –nunca la tienen- ocurre a la vez que los estados se endeudan más, tirando del balance de la propia banca, que llega a acumular hasta el 45% de la deuda soberana de cada país. Por ello, el «circulo vicioso» –palabras del BCE, no mías- de riesgo financiero-soberano se dispara.

– Los precios de los activos y de la cartera de créditos se deterioran a la vez que la situación económica empeora por las constantes subidas de impuestos y reducciones de renta disponible, creando un efecto nada sorprendente. La represión financiera empeora la mora en el sector financiero.

– Para evitar ese deterioro, se introducen nuevos tomos de cientos de páginas de regulación que vuelven a retrasar cualquier solución de mercado para la banca.

Hace ya más de seis años que la banca europea tenía que haber reducido su endeudamiento agresivamente. Según BNP, no llega al 30%.

Nuestro ministro, Luis De Guindos, tenía razón al buscar a toda costa que se protegiesen los depósitos de más de 100.000 euros y se evitasen declaraciones maximalistas de solución Chipre. Porque sabe que primero hay que atraer inversión, compradores y depósitos para que la banca pueda aumentar su capitalización y desapalancarse. Hacer lo contrario, poner encima de la mesa el palo antes que la zanahoria, lleva a nuevos shocks.

De hecho, al debilitar a una banca tocada poniendo énfasis en los riesgos para accionistas, bonistas y depositantes, pero sin haber promovido antes la recapitalización y el mecanismo de colchón, se generan aún más probabilidades de rescates con dinero público, porque corren el riesgo de que no haya suficiente dinero privado cuando se necesite, creando el efecto perverso de acelerar lo que el acuerdo busca evitar.

 

Los números son claros. Sin recapitalización y atraer inversión primero, la solución a lo Chipre que defiende el Eurogrupo simplemente es imposible. Porque no hay suficiente dinero entre accionistas, bonistas y depósitos mayores de 100.000 euros en caso de que un gran banco tenga dificultades. Ni de lejos, en una banca endeudada entre 25 y 40 veces.

El sistema bancario europeo tiene un volumen de activos de 26 billones de euros, de los cuales Francia es el mayor (€8,5 billones) y Alemania el segundo (€8 billones), seguido de Italia y España, con 4,1 y 3,5 billones aproximadamente.

Francia es el país donde el sector financiero ocupa mayor peso, tanto comparado con los depósitos que lo soportan, como en relación al PIB.

Y es el sistema bancario de Francia la razón por la que Europa no llega a un acuerdo de solución de mercado, no España –tercer país de Europa donde la banca tiene mayores depósitos con respecto a sus activos-.

¿Por qué? Porque Francia quiere estar en misa y repicando. Mantener el control férreo y estatizado de su sector financiero, no recapitalizarlo con ampliaciones, fusiones o inversión extranjera, y que además se lleve a cabo una unión bancaria en la que los problemas se repartan.  No es el único país que quiere seguir teniendo su sector financiero «atado y controlado» pero, además, con acceso al monedero de los demás. Por eso es imposible la «recapitalización directa».

La banca europea ha sido un arma esencial de los estados para expandir artificialmente las economías más débiles y, como el instrumento ya no les sirve adecuadamente, hoy –sin pretenderlo- lo ponen en peligro sin pensar en las consecuencias. Bueno, aun peor, pensando que no va a pasar nada y que en Bruselas «generan confianza».

La cumbre de esta semana, donde se trató el espinoso asunto de las recapitalizaciones bancarias, ha sido un ejemplo más de desconocimiento absoluto de los mecanismos de riesgo a los que se enfrenta el sistema financiero después de casi seis años de pasos en falso.

– Un desconocimiento preocupante de lo que es el capital de un banco y lo rápidamente que se extingue si no se dan condiciones económicas y de mercado positivas.

– Que a pesar de la crisis de Chipre y su mala resolución, aun piensen que entre bonistas, accionistas y grandes depósitos se cubren las pérdidas.

 

– Pensar que la deuda soberana no sufriría un brutal shock cuando los bancos con problemas tengan que vender sus carteras.

 

Vasos comunicantes

Lo he dicho muchas veces, el sector financiero europeo depende peligrosamente de que la deuda estatal sea segura. Pocos bancos de la Unión Europea sobrevivirían a una quita en la deuda soberana de su país, y el impacto sobre empresas y ciudadanos sería enorme. Sin embargo, la deuda soberana no hace más que crecer en casi todos los países miembros porque se torpedea el crecimiento, el consumo y la inversión con represión financiera.

Permitir el crecimiento y abrir las puertas al capital inversor es la solución de todos estos vasos comunicantes que confluyen en el sector financiero. Atrayendo capital, creando un entorno inversor favorable, con aumento de renta disponible y crecimiento económico, la banca se recapitalizaría, sus activos recobrarían valor, empresas y familias pagarían sus deudas y todo el sistema reduciría su deuda.

Sin embargo, con represión financiera, regulación depredadora e intervencionismo, podemos acordar lo que queramos en otro comité que el agujero de la economía y de los estados endeudados, crecerá, y con ellos el agujero de la banca, en una espiral descendente, The Downward Spiral recordando a Trent Reznor.

Comentaba el lunes en una conferencia que el modelo de absorción de la banca inviable que se está llevando a cabo en España es positivo. Un modelo de reducción del sistema que se llevaría a cabo más rápida y eficientemente si en Europa se preocuparan menos de dar titulares diciendo que los contribuyentes están salvados, porque primero no es cierto y segundo es imposible de conseguir si seguimos creando una Europa intervenida y sin crecimiento.

Europa necesita ser un centro de atracción de capital, no de susto o muerte. La banca tiene una responsabilidad incuestionable en la crisis, pero no se puede desligar el empuje y la intervención de los estados en esa expansión de crédito artificial y excesivo. No lo olvidemos. Son dos caras de la misma moneda. La solución a una década de exceso no se iba a dar en dos años, pero tampoco perpetuemos el problema eternamente.